El dudoso negocio de las computadoras de 100 dólares (las famosas «laptops» de Nicholas Negroponte) ha llegado a Bolivia. La organización sin ánimo de lucro (supuestamente) OLPC (iniciales de Una Laptop Para cada Niño), nacida del famoso Media Lab del Instituto Tecnológico de Massachussets, lugar de trabajo del «gurú» de la tecnología Negroponte, trata desde […]
El dudoso negocio de las computadoras de 100 dólares (las famosas «laptops» de Nicholas Negroponte) ha llegado a Bolivia. La organización sin ánimo de lucro (supuestamente) OLPC (iniciales de Una Laptop Para cada Niño), nacida del famoso Media Lab del Instituto Tecnológico de Massachussets, lugar de trabajo del «gurú» de la tecnología Negroponte, trata desde hace dos años de colocar su negocio multimillonario en diferentes países «pobres» del mundo, como Libia,Tailandia y Ruanda, amén de Brasil y Argentina.
La idea nació en 2005 cuando Negroponte lanzó en el Foro de Davos la idea revolucionaria de destinar 150 millones de «laptops» (computadores personales) para los niños pobres del mundo, a un precio de 100 dólares. Ese era el gancho. ¿Y cómo podían ser tan baratas? Negroponte, aliado con Intel, Brighstar (la compañía del nuevo presidente del club de fútbol Bolívar de La Paz, Marcelo Claure) e IBM (que pone los servidores) reducía costos al eliminar todo lo accesorio. El sistema operativo de su «compu» es de Linux, con procesador AMD, 256Mb de RAM y almacenamiento en memoria «flash» de 512Mb.
Intel se salió del negocio y emprendió el suyo, llamado Grupo Positivo, computadoras baratas, pero aliados con Microsoft. El modelo de la competencia se llama «ClassMate» (a 250 dólares) con procesador de Intel y software de Microsoft.
En este ir y venir, las computadoras de Negroponte-Claure pasaron desde los engañosos 100 dólares a los 188 dólares de la actualidad. Por cierto, la India está freciendo «compus» a diez dólares.
¿Y dónde han vendido hasta ahora Negroponte y Claure sus computadoras? En Perú (250.000) y Uruguay (450.000 «laptops»). En Perú, el negocio se cerró misteriosamente tras la visita de John Negroponte (ver su largo historial negro en wikipedia), subsecretario de Estado de George Bush y viejo militante de la CIA, a Alan García. John Negroponte, con un largo historial de violación de los derechos humanos, es, casualidad, hermano de Nicholas Negroponte, padre de la idea de las computadoras baratas, presidente de OLPC y socio del boliviano Marcelo Claure.
Como en la Bolivia de hoy en día, las presiones de un miembro del gabinete de Bush no iban a conseguir demasiado, Claure se ha convertido en el hombre fuerte de la operación, encargado de convencer a Evo Morales de las buenas intenciones del negocio. Claure, autonombrado copresidente de Bolívar, el equipo de Evo Morales, ofreció, tras reunirse con el presidente en su residencia de San Jorge este viernes 4 de enero, abrir una fábrica de celulares en El Alto a cambio de cerrar el negocio de las computadoras.
¿Y de dónde salió Claure? Marcelo Claure comenzó a hacer plata en Estados Unidos en octubre de 1997 cuando compró una tienda de celulares en Miami y abrió su empresa llamada Brighstar Corporation, la cual tuvo la genial idea de comprar celulares a consorcios como Motorola para luego vender éstos a operadores de celulares en América Latina, acelerando y ahorrando los innumerables trámites (realizados antes por varias empresas y ahora centralizados en Brighstar) que van desde la personalización de cada país, grabar el nombre de la operadora y tematizar los aparatos hasta los trámites de exportación, de almacenaje, transporte, nacionalización del inventario,coordinación de órdenes, monitoreo y entrega de las órdenes a la operadora celular.
Actualmente Claure (con 1.700 empleados en su empresa) sigue distribuyendo celulares pero también los fabrica y su empresa distribuye el 40% de los 80 millones de celulares que se usan en América Latina, llegando a facturar 2.200 millones de dólares al año, siendo la empresa más grande de todo el mundo en este rubro. Por eso, Claure de apenas 37 años y dos metros de altura, ha sido nombrado varias veces empresario hispano del año en Estados Unidos.
Las malas lenguas del fútbol boliviano se acuerdan todavía de Claure pues como gerente de la Federación Boliviana de Fútbol estuvo involucrado en la nunca aclarada malversación por la venta de entradas del Mundial del 94 correspondientes a Bolivia a empresarios coreanos,bajo la presidencia de Guido Loayza, su actual acompañante en Bolívar y ex superintendente de Telecomunicaciones. La falta de transparencia en las sucesivas presidencias de la Federación Boliviana de Fútbol imposibilitaron saber cuanto dinero (se habla de centenares de miles de dólares) se embolsillaron los dirigentes de la época del Mundial de Estados Unidos en 1994 en el negocio de revender entradas a los coreanos, que compartían grupo con Bolivia. Sería bueno que Evo haga sus averiguaciones entre la gente del fútbol que lo acompaña en el gabinete para saber quién es exactamente Claure y su papel en el caso de las entradas revendidas en Estados Unidos.
En Uruguay, primer país que entró en el negocio con un costo de 90 millones de dólares, el primer paquete constó a finales del año pasado de 100.000 computadoras, de las 450.000 pactadas (una para cada niño y niña escolarizado), hasta 2009. Los problemas llegaron ya con la primera experiencia en un pueblito llamado Cardal. ¿Quién forma a los maestros para que enseñen a los niños? ¿Quién resuelve los problemas de conexión a Internet cuando el niño se lleva la «laptop» a casa? ¿No es más idóneo mejorar la educación (leer y escribir comprendiendo) que regalar computadoras que se destinan a jugar? ¿Y la plata para el apoyo técnico? A todos estos problemas, se añade el costo de mantenimiento de estos programas. En el portal uruguayo de la APC (Asociación para el Progreso de las Comunicaciones) el periodista Miguel Peirano realizó en octubre pasado una fuerte crítica a la sostenibilidad del «negocio»: «asumiendo que los costos adicionales (conectividad, servidores, apoyo técnico y didáctico) no superen el 50 por ciento del costo total del hardware final, el estado tendría que destinar al menos 40 millones adicionales hasta el término del período de implementación y más de 20
millones anuales para mantenerlo funcionando, contando el precio del hardware. Dicho de otra manera, se debería dedicar a este proyecto casi el 10% por año,durante dos años, del total del presupuesto destinado por el Estado a la educación».
En Perú, la polémica no se ha quedado corta, incluso Eduardo Villanueva, profesor de Comunicaciones de la Universidad Católica de Lima, ha mantenido durante meses un blog exclusivo para oponerse a la venta de Negroponte-Claure, llamado Adversus OLPC.
Ahora, a falta que el gobierno y Claure expliquen y den detalles del negocio, las preguntas son: ¿está Bolivia en condiciones de aceptar y costear este negocio que aparentemente es magnífico como es reducir la brecha digital entre campo y ciudad? ¿Está siendo nuestro presidente engañado en su buena fe? ¿Porqué en Bolivia el negocio se lo han encargado a Claure y no a Negroponte? ¿Quizás para que la CIA y Bush no salgan en los papeles? ¿Por qué Claure ofrece abrir una fábrica de celulares en El Alto por un valor de tres millones de dólares a cambio de cerrar un negocio, el de las compus, que podría llegar a los 570 millones de dólares si es que se quiere dar un «laptop» a cada uno de los tres millones de niños? ¿Qué dirán los maestros y la propia sociedad que lucha por más items? ¿No tienen las computadoras mágicas muchas similitudes con los espejitos de la colonia? ¿Y los problemas de conectividad, servidores, apoyo técnico y didáctico?
Por cierto, en una nota publicada en The Wall Street Journal, el pasado 24 de noviembre, se reflejaba como el proyecto de OLPC está en crisis ante la competencia de las grandes compañías de la tecnología como Microsoft, aliada con el proyecto de
Intel. La crisis ya tiene un «muerto»: Libia que iba a comprar un millón de computadoras a Negroponte-Claure se ha pasado al proyecto de Intel, la Class-Mate, de las cuales comprará 150.000. ¿Y si Evo le llama a su amigo Gaddafi para averiguar?
En definitiva, algo huele mal y no es en Dinamarca.