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Una mercancía

Coca y cocaína en Bolivia

Fuentes: Rebelión

En las últimas décadas de la historia de Bolivia Evo Morales y el sector cocalero siguieron una lucha en contra de la erradicación de la hoja sagrada de la coca, llevada a cabo por políticas exportadas desde el imperio Yanke, Estados Unidos. A partir de la presidencia del primer indígena, Evo Morales en su mandato […]

En las últimas décadas de la historia de Bolivia Evo Morales y el sector cocalero siguieron una lucha en contra de la erradicación de la hoja sagrada de la coca, llevada a cabo por políticas exportadas desde el imperio Yanke, Estados Unidos. A partir de la presidencia del primer indígena, Evo Morales en su mandato como presidente y llevada la aprobación de la Nueva Constitución Política del Estado Plurinacional en diciembre del año 2009, Bolivia ha establecido proteger a la hoja de Coca originaria y ancestral como patrimonio cultural, recurso natural renovable de la biodiversidad de Bolivia, y como factor de cohesión social reiterando que en su estado natural no es estupefaciente.

El tema del narcotráfico es uno de los mayores problemas que sufren los Estados, por la cual Bolivia no se salva de la misma. Este es un intento de profundizar como la hoja de coca pasa a convertirse en una mercancía para que muchos años después sea objeto de valor de cambio para obtener otras ganancias.

«Lenin y Marx nos recuerdan que el capitalismo es planetario, y que la única manera de superarlo es también planetariamente», «no es la conciencia lo que determina la vida, sino la vida la que determina la conciencia» (Marx, 1974:26-27).

La mercancía como tal son todas las cosas producidas para la venta. En el capitalismo todas las cosas son producidas para vender, la mercancía es un objeto útil y que tiene un valor, si no fuera útil no se produciría. Esa mercancía tiene un valor, sirve para obtener otras cosas, como ser ganancia.

Por eso se dice que las mercancías tienen valor de cambio, para 1545 cuando las clases dominantes de Bolivia inician un ciclo económico que define el modo y la organización de la producción de la nación por casi tres siglos y medio mediante la Mita, la hoja de coca toma un valor de cambio, la coca boliviana se convierte en un excelente negocio para un grupo de terratenientes de origen español.

Antes de que comenzara el capitalismo, las cosas no se producían para vender; por eso no tenían un valor de cambio. Solo eran objetos útiles. Los productos en su mayor parte estaban relacionados a la agricultura y a la ganadería y se consumían sin necesidad de comprarlos, la hoja de coca entra en contacto con la humanidad hace más de 4500 años, en la prehistoria andina donde era el símbolo de lo religioso, de lo social, base medicinal y nutricional de los andes.

En el capitalismo es distinto. Si una cosa no se puede vender, no se produce. No importa cuanta necesidad tenga la población de esa mercancía.

Ya que la condición para que el capitalista obtenga su ganancia es la venta del producto, lo que prevalece es el valor de cambio. Si no hay ganancia, no hay producción, aunque la gente se muera de hambre, aunque existan fábricas sin funcionar, aunque existan desocupados buscando trabajo, aunque se tenga que erradicar la hoja milenaria por supuestas satanizaciones.

En Bolivia el ciclo de la cocaína pudo acumular un capital sorprendentemente grande, una parte de éste sirvió de soporte de la economía del Estado, y la otra parte ingreso al sistema bancario fiscal y privado, a mediados de 1981 empezó a emigrar del país para «esperar» en más de cincuenta bancos de Europa y Estados Unidos.

Que una cosa sea útil es condición necesaria para que sea producida y pueda ser vendida. Por eso los capitalistas están obligados a hacer cosas útiles, no importa el costo social o las repercusiones que puedan pasar, lo esencial es la utilidad de las cosas depende de la cantidad y de la calidad. Los capitalistas, cada vez que pueden alterar el peso de lo que venden, lo hacen; cada vez que pueden alterar la calidad de la materia prima, lo hacen; si pueden engañar sobre la calidad y la cantidad del producto, lo hacen.

Así llevaron el proyecto de la cocaína, dado que ha demostrado una habilidad extraordinaria para acumular capital y para reprimir las manifestaciones del proyecto popular, el último y definitivo enemigo del imperialismo y sus intermediarios.

Por eso es necesario hacer hincapié a las reseñas históricas, para tener un mejor entendimiento y referente de la genealogía y procedimiento que llevo a la hoja de coca a pasar al narcotráfico, Bolivia desde la segunda mitad del siglo XVI, cuando un indígena llamado Huallpa corría tras las huellas de una llama fugitiva y se vio obligado a pasar la noche en un cerro y para no morirse de frío, hizo fuego y la fogata alumbró una hebra blanca y brillante. Descubrió que estaba forrada de plata pura, ¡había descubierto el Cerro Rico de Potosí!

Se desencadenó la avalancha española, con la implementación de la Mita, y se da una exageración a la esclavitud en la explotación a la mano de obra, es por eso que en ese momento el cultivo y el consumo de la hoja de coca crecen aceleradamente a un proceso expansivo. Este aumento en el cultivo y consumo de la coca tuvo que ver con el hecho de que la invasión europea había producido una grave crisis de alimentos, causando privaciones nutricionales en la población indígena.

Para comienzos del siglo XIX en Bolivia se diseña como modo de producción una estructura latifundista (1).

Al imponerse el latifundio en Bolivia como un «modo de producción y mientras las tierras de las comunidades indígenas pasaban gradualmente a una condición de «cautiverio», bajo una tuición de los hacendados, se consolidaban también otras formas de súper-explotación al indígena agricultor. Entre ellas la exigencia de trabajar gratuitamente las tierras del «patrón», y el pongueaje, que era una forma grotesca de servidumbre obligada. Con ese nuevo giro dentro de la secuencia de la explotación del indígena, la producción de la hoja coca se vio notoriamente favorecida, en Coripata (2), se consolidando una red de relaciones comerciales con los magnates mineros, los hacendados yungueños lograron estructurar una organización empresarial dinámica, institucionalizada con el nombre de Propietarios de los Yungas, esto a partir de 1922, bajo la dirección del hacendado Abel Solís y el asesoramiento del magnate José María Gamarra, cobró verdaderamente importancia.

José María Gamarra conocido como «El Rey de la coca» hasta la reforma agraria de 1953, fue en realidad quien dio impulso definitivo a la sociedad de Propietarios de los Yungas, institución que si bien no presidió, siempre fue considerada como propiedad suya.

«A fines de 1967, Ernesto Che Guevara relata que cuando los guerrilleros se instalaron en una finca, en el sudeste del país, para iniciar la campaña de Ñancahuazu, un hacendado de los alrededores pensó que se trataba de un grupo de narcotraficantes de cocaína. Este hombre apellidado Argarañaz, insistía en participar en los beneficios de la supuesta producción de estupefacientes» (3).

El narcotráfico comienza a crecer de manera agigantada, en la dictadura del General Hugo Banzer Suarez, su relación la veremos en tres niveles, «Primero que su responsabilidad como gobernante en la inauguración de la veta blanca en Bolivia la certifica el quiebre histórico de la producción. Hay que añadir los distintos estímulos a través de préstamos desde el Estado a sectores de la burguesía cruceña que se dedicaron al narcotráfico de manera encubierta. Una constante fue la permisividad y la complicidad de los organismos de control con el desarrollo del narcotráfico.

Segundo que el propio Banzer y sus familiares fueron descubiertos en actividades ilícitas vinculadas al tráfico y producción de cocaína.

Tres. Un célebre narco-video en el cual quedan probadas las estrechísimas relaciones entre el «Rey de la Cocaína» Roberto Suárez y ADN, y más el proyecto de crear una economía, en la fase democrática de Banzer, en base a la cocaína y su ingreso al circuito legal. Blanquearla», (Sivak, 2001: 184).

«El 17 de julio de 1980, Luis García Mesa, comandante del ejército, daba un cruento golpe que interrumpió ese caótico proceso democrático. Apoyado por la dictadura militar Argentina, contaban con el asesoramiento de los expertos de la guerra sucia de ese país vecino, sustentando económicamente por una amplia organización de narcotraficantes, de la que formaban parte varios de sus ministros, García Meza se apoderó del poder de una forma sangrienta».

«Visto desde la corta perspectiva del ámbito nacional, el golpe de los narco-dólares como se lo conoció desde el primer momento, aparecía como una tozuda resistencia de la cúpula militar (indudablemente, de su sector más retrogrado), a permitir la restauración de un régimen civil que, por lo demás podía considerarse demasiado agresivo, habida cuenta de la participación, en su esquema de partidos como el Comunista y otros grupos mal vistos por el militarismo», (Peredo, 2008:69).

El Gobierno de García Mesa fue el del Narcotráfico, conocida también como la Narco-dictadura. El narcotráfico comenzó en modo significativo en la década de los años 70 y la institucionalización de su procesamiento con protección oficial se dio precisamente al comienzo de la década de los 80. El más representante Luis Arce Gómez.

El 1 de marzo de 1981, más de 80 millones de norteamericanos fueron conmovidos por el programa televisivo 60 Minutos de la cadena CBS, conducido por el periodista Mike Wallace, que llevaba el título de El Ministro de la Cocaína.

La emisión, en la que participaron miembros de la Drug Enforcement Administration (DEA), el Senador estadounidense Dennis DeConcini, el Fiscal de la Corte de Miami – Florida Scott Miller y otras autoridades judiciales de Norteamérica, se referían a la cocaína de Bolivia y estaba dedicado al Coronel Luis Arce Gómez, entonces Ministro del Interior del gobierno encabezado por el General Luis García Mesa.

A través del programa se fue articulando un resumen de las actividades desarrolladas por el ejército boliviano y por los miembros más destacados de la burguesía boliviana en torno al narcotráfico, y tanto DeConcini como el jefe de la DEA, el Fiscal del Estado de Florida, Scott Miller, y el propio Mike Wallace llegaron a la conclusión de era evidente la participación activa del coronel Luis Arce Gómez en la actividad ilícita.

En 1997, Banzer había cambiado las chaquetas militares por los tajes grises. Pero continuaba en la misma senda que los Estados Unidos. Tomó como propia una idea-fuerza de Washington: muerto el comunismo, el narcotráfico constituía la gran amenaza para Bolivia y para el mundo occidental.

Puso en práctica el «El Plan Dignidad», el proyecto oficial de erradicación de la hoja de coca excedentaria, fue la forma en la que Banzer buscó y consiguió estabilizar su relación con los Estados Unidos.

Como el plan dignidad hecho en Estados Unidos buscaba erradicar a los campesinos, y no sólo los cultivos de coca, Evo Morales encabezó en 1998 una nueva marcha a pie que durante veintitrés días unió El Chapare con La Paz.

De esta manera se puede hacer una pequeña historia breve de lo que paso en Bolivia con respecto a la coca y cocaína ahora en el periodo del Presidente Evo Morales hay una política especial para la protección de la coca, con la aprobación de la Nueva Constitución Política del Estado Plurinacional el año 2009, Bolivia ha establecido proteger a la Coca originaria y ancestral como patrimonio cultural, recurso natural renovable de la biodiversidad de Bolivia, y como factor de cohesión social reiterando que en su estado natural no es estupefaciente.

En este contexto, la nueva Política Nacional de Lucha al Narcotráfico y Revalorización de la Hoja de Coca se basa en cuatro pilares de acción el Desarrollo Integral con Coca, el Control Social, la Prevención y la Interdicción.

Bibliografía

K. Marx, F. Engels: «La Ideología Alemana«, México, 1974

Antonio Peredo Leigue: «Historia de Incapacidades, un intento por entender mi país», Bolivia, 2008

Martín Sivak: «El dictador Elegido, Biografía no autorizada de Hugo Banzer Suárez», Bolivia, 2001

Notas

  • Marx nos enseño que cada sociedad establece su propia manera de organización, es lo que nos caracteriza y al mismo tiempo nos diferencia de otras sociedades, la producción, la distribución de riquezas, tanto materiales como simbólicas. Lo que vendría a ser el modo de producción. Las sociedades capitalistas están organizadas para la máxima obtención de ganancias, y no para satisfacción de las necesidades de toda la población.

  • Coripata, en lengua aimara significa «altura del oro», calificación no desprovista de una buena dosis de paradoja, debido a que esta región nunca descolló por su producción aurífera, pero justificada por su permanente enriquecimiento, gracias al cultivo cocalero

  • El Diario del Che en Bolivia. Ver también: La Película: CHE el Revolucionario de Steven Soderbergh

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