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Bolivia 2009: Crónica de campaña (II)

Cochabamba

Fuentes: Rebelión

La plaza principal de cualquier pueblo o ciudad suele ser expresión más o menos fidedigna de una parte importante de la realidad sociológica del lugar. Un paseo y unos momentos de contemplación pueden servir para activar la «imaginación sociológica», parafraseando a Wright Mills. Si en la plaza central de Santa Cruz, señalábamos que se respiraba […]

La plaza principal de cualquier pueblo o ciudad suele ser expresión más o menos fidedigna de una parte importante de la realidad sociológica del lugar. Un paseo y unos momentos de contemplación pueden servir para activar la «imaginación sociológica», parafraseando a Wright Mills.

Si en la plaza central de Santa Cruz, señalábamos que se respiraba un aire marcadamente conservador e incluso racista, en la plaza de Cochabamba las variables fundamentales son distintas. En esta, la presencia indígena es más notable, además de que la hegemonía política en términos de ocupación del espacio público está bajo el control de los movimientos populares, en contraposición al dominio físico y simbólico de la derecha en la plaza principal de Santa Cruz. En el mismo centro de la plaza, una pancarta con la consigna «¡Sí al proceso de cambio!» capta la atención de los nuevos visitantes. Alrededor de esta, todas las tardes se organizan foros de «debate y formación política», sobre diversos temas de la actualidad boliviana.

Nuestra estancia en la capital de Cochabamba, la aprovechamos para continuar con la secuencia de entrevistas a intelectuales y actores políticos y sociales relevantes del país, con el objetivo de seguir profundizando en las variables fundamentales del proceso de cambio boliviano.

Entre la esperanza y la resignación

Richard Villacorta, es un padre agustino, de sólida formación intelectual y vinculado durante muchos años a las tesis de la teología de la liberación y a las orientaciones pedagógicas de Paulo Freire. Conversamos con él una tarde sobre la actualidad política del país.

Villacorta, sigue esperanzado con la potencialidad del cambio en Bolivia, a pesar de que su análisis sobre el gobierno boliviano y el presidente Morales es sumamente crítico. Nuestro interés fundamental es que realice un balance lo más riguroso posible sobre estos cuatro años de presidencia de Evo.

Para este intelectual agustino, la conquista más importante en estos cuatro años ha sido la victoria electoral del MAS, ya que supone que por primera vez en la historia un partido que formalmente representa los intereses populares triunfa en unos comicios. La victoria del MAS es por tanto la «victoria del pueblo», y mucho más aún, la certeza de que «el pueblo ya no puede ser más manipulado». Otro aspecto positivo que destaca Villacorta es la «presencia física de los pobres» en las instituciones públicas y en otro tipo de espacios donde prácticamente tenían vetada su entrada. Esto supone un paso notable en un largo proceso de «democratización» de los espacios públicos y privados. El indígena comienza a hacerse cada vez más presente y visible y esto supone un cambio indudable.

El tercer elemento que señala es la relevancia internacional que ha logrado Bolivia en estos cuatro años, gracias a la labor del presidente y del equipo del ministerio de relaciones exteriores. La toma de posesión de Evo Morales en enero de 2006 fue vista por millones de personas en todo el mundo y proyectó a Bolivia a la arena internacional como nunca había ocurrido. Villacorta cierra el análisis de los puntos positivos aludiendo a la vigencia de la «esperanza» en el cambio que todavía tienen los sectores populares, lo cual interpela constantemente al actual gobierno para no desviarse ni traicionar el mandato del pueblo.

Sin embargo, el padre agustino también alude a una serie de aspectos negativos que están frenando la potencialidad del cambio. Uno de ellos es la vigencia de la corrupción, como mal endémico enraizado en la cultura política del país y que no está siendo enfrentado con la contundencia necesaria por parte del gobierno. Afirma que lo más grave, no sería la continuidad de esta lacra, sino sobre todo la «naturalización» de su práctica y la «aceptación colectiva» de que es algo «normal» e inevitable. Esto supondría una resignación ante un problema estructural y peor aún, un atentado contra la utopía como posibilidad de transformación social radical.

Otro de los grandes escollos estructurales contra el proceso de cambio, según Villacorta, es la persistencia de la «sociedad mendiga», como variable sociológica fundamental de la historia boliviana. Asegura que «nos hemos acostumbrado sólo a pedir y a dar cada vez menos», y esto bloquea la posibilidad de construir una sociedad basada en el equilibrio del binomio derechos y deberes. A la transferencia de «derechos» a través de los bonos sociales (Juancito Pinto, Dignidad, etc.), el gobierno debería institucionalizar una política de «deberes ciudadanos». Villacorta termina criticando a los grupos de poder del entorno de Evo Morales, algunos de los cuales los considera oportunistas y en absoluto favorables a un proceso de transformación real.

Una visión crítica desde dentro

Conseguimos una entrevista con Rafael Puente, un viejo militante de la izquierda, referente político en Cochabamba y a nivel nacional y hombre de confianza del presidente Evo Morales. Puente fue designado prefecto de Cochabamba por el jefe del Ejecutivo, tras la revocación de Manfred Reyes, aunque renunció al cargo tres meses después. Ha sido también viceministro de interior. Actualmente es vocero presidencial en el departamento y responsable de la Escuela de Formación Política por designación del presidente.

Rafael Puente resume estos cuatro años de gobierno como una combinación de grandes satisfacciones y notables frustraciones, desde su posición de actor relevante y orgánico. Comienza señalando una serie de deficiencias importantes que se han manifestado en estos años. En primer lugar, alude a la «deficiente selección de cargos», lo cual trae como consecuencia graves problemas en términos de gestión pública. En segundo lugar, alerta sobre la excesiva «debilidad» de Morales hacia la «adulación acrítica», lo que ha permitido que se reduzca la presencia de personalidades críticas en el entorno del presidente. En tercer lugar, se queja de la «permanente presión de las organizaciones sociales para acceder a cargos institucionales», a través de la fórmula del cuoteo. Culmina esta parte del análisis señalando que el problema más grave es la vigencia del «Estado patrimonialista», siendo la corrupción una de sus consecuencias más evidentes. Considera que si no se transforma esta concepción del Estado, el proceso de cambio puede fracasar.

Por otro lado, Puente está preocupado por las elecciones regionales y municipales de abril de 2010, ya que en estas presidenciales la victoria está asegurada. Vaticina que se pueden perder varias prefecturas y muchas alcaldías de capitales sino se realiza una buena elección de candidatos. Recuerda que la gestión local de una buena parte de alcaldes masistas ha sido catastrófica y por ello hay que impulsar nuevos liderazgos con cuadros no sólo honestos sino también con buena formación técnica.

Más allá de todas estas críticas, Rafael Puente asegura que este ha sido el gobierno que más logros ha tenido de toda la historia republicana. La nacionalización de los hidrocarburos, la expansión de la cobertura eléctrica, la recuperación y distribución de millones de hectáreas de tierra, la duplicación de la construcción de kilómetros de carreteras por año y la erradicación del analfabetismo, son algunos de los avances más notables del Ejecutivo de Evo Morales.

La inserción de los estratos medios urbanos intelectuales

Adolfo Mendoza es el primer candidato al Senado por el MAS en Cochabamba. Sociólogo, profesor universitario de grado y posgrado, es una clara expresión de la inserción de sectores de la intelectualidad urbana en la estructura directiva del partido del presidente, hasta ahora hegemonizado por sectores campesinos indígenas. El candidato nos concedió una entrevista en un bar del centro de Cochabamba.

En primera instancia, Mendoza enumera los grandes avances que se han efectuado en estos cuatro años de gobierno. Comienza con los logros económicos más significativos: por una parte, la recuperación de los hidrocarburos, con la «nacionalización» del recurso y el aumento exponencial de los ingresos, del «16% al 84%»; por otra parte, la disminución considerable de la deuda externa; a su vez, el incremento notable de las reservas internacionales, hasta casi 10.000 millones de dólares; uno de los mayores índices de crecimiento económico en América Latina, incluso en época de crisis internacional; y el balance positivo en la balanza comercial.

Continúa señalando los logros en política social: la declaración de territorio libre de analfabetismo; la reducción de la tasa de deserción escolar, gracias a la implementación del Bono Juancito Pinto; y la reducción de la tasa de mortalidad materna e infantil, producto del Bono Juana Azurduy. Termina aludiendo a los avances en materia política: la nueva Constitución Política del Estado; la constitucionalización de la reivindicación autonomista; el aumento de la participación ciudadana; y la aplicación de mecanismos de democracia directa.

Tras el balance del periodo de gobierno, solicitamos a Mendoza que identifique los «grandes desafíos» que a partir del 2010 tendrá el nuevo Ejecutivo. Para el futuro senador, uno de los retos fundamentales del próximo periodo será la «generación de un proceso democrático que vaya más allá de los límites de la democracia representativa y procedimental», es decir, la construcción de un nuevo modelo de democracia sustentado en el principio de participación. Otro gran desafío será el impulso del «ejercicio de ciudadanía no sólo en términos individuales sino también colectivos», lo que significa la generación del «nuevo sujeto de la nueva democracia». Por último, es clave la «modificación del patrón de acumulación». Para ello, según Mendoza, hay que combinar tres variables estratégicas: la prioridad de la seguridad y la soberanía alimentaria; el respeto radical al medio ambiente; y el impulso de un nuevo modelo de desarrollo.


Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.