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Comentarios de 20 compañeras y compañeros de Nuestra América al texto sobre Mariano Moreno de Andrés Soliz Rada

Fuentes: Rebelión

PARA CADA LATINOAMERICANO BIEN NACIDO Rafael Alberto Sagárnaga (Bolivia) Seguramente todo latinoamericano bien nacido llega a este mundo con una pulsión innata orientada hacia el «Plan de Operaciones» de Mariano Moreno. Sin embargo, apenas empieza a lactar o caminar ya resulta objeto de la censura y las cadenas impuestas por el quincentenario poder de la […]

PARA CADA LATINOAMERICANO BIEN NACIDO

Rafael Alberto Sagárnaga (Bolivia)

Seguramente todo latinoamericano bien nacido llega a este mundo con una pulsión innata orientada hacia el «Plan de Operaciones» de Mariano Moreno. Sin embargo, apenas empieza a lactar o caminar ya resulta objeto de la censura y las cadenas impuestas por el quincentenario poder de la colonización. En el tiempo serán las dos fuerzas que se disputen la posesión de su alma.

Seguramente la mayoría de los latinoamericanos bien nacidos crecen con sus derechos restringidos y hasta cercenados. Pobres, con hambre y condenados a la explotación y la marginación deben aceptar una educación hueca o alienante. Deben ignorar o satanizar su «Plan de Operaciones» y resignarse. Es el mensaje que mandaron los reyes-banqueros en sus carabelas y lo anclaron con trépanos de minas y subsuelos petroleros.

Pero también es seguro que, de cuando en cuando, ese «Plan de Operaciones» resurgirá en las reflexiones y querrá brotar en cada latinoamericano bien nacido. Dependerá del momento. A veces será una voz más gritándolo junto a una multitud sublevada. Pero a veces será sólo un rebelde escribiendo o hablando a pesar de los poderosos. Para volver a sembrarlo y recordar que el objetivo de la Patria Grande no puede morir. Sin duda, estos son los latinoamericanos mejor nacidos.

 

 

 

 

II

 

PEQUEÑAS NOTAS A UN GRAN TEXTO

 

Dante Gumiel (Bolivia)

 

 

Después del enunciado del «Plan de Operaciones» de Moreno aparece una larga digresión sobre los estados nacionales que llega hasta Pol Pot pasando por la Unión Soviética y los caminos fallidos hacia el socialismo. Me parece que es imposible llegar al socialismo sin la existencia previa de estados nacionales suficientemente poderosos para determinar su propio rumbo. En este aspecto la propia Unión Soviética nació muerta: El trato secreto para la industrialización de la URSS con Inglaterra determinó su retraso tecnológico. Inglaterra le vendió tecnología atrasada por más oro que el peso de sus maquinarias obsoletas. Por otro lado, la interpretación rústica de la «dictadura del proletariado» y la creación artificial del «Partido Comunista» determinaron el alejamiento del pueblo del proceso político que debía haberse desarrollado: Más libertad, más participación popular, más perfeccionamiento democrático, más efervescencia de ideas, más alas para la elevación espiritual. La contradicción llegó a tanto a fines de los años 80 del siglo pasado, que el pueblo de la URSS llamaba a los países capitalistas «El paraíso de los obreros».

 

La excesiva influencia inglesa en América del Sur con sus puntas de lanza en Buenos Aires y Santiago todavía no ha sido ni minimamente contrarrestada. La idea propia del latinoamericano como impotente para pensar por si mismo es la manifestación más visible de la dominación psicológica, económica y espiritual de un amorfo dominador de denominador común europeo. Un ejemplo sacado de las páginas de los periódicos paceños de los últimos días: Luís Fernando Vincenti, Ministro de Hidrocarburos, dice: «Es necesario reestructurar YPFB mediante un estudio de consultoría que nos dirá que se debe hacer» . Los consultores trabajarán en función de los intereses de quien les pague por el costado y no por los intereses nacionales. Esta posición del Ministro Vincenti me lleva a plantear una nueva definición de esclavo: Previamente: La definición y la imagen tradicional emergen del guerrero victorioso frente al guerrero y al pueblo vencido. El esclavo es arrastrado hasta los campos de trabajo de su Nuevo Señor. El Señor puede venderlo en el camino o matarlo o azotarlo como se le antoje. La evolución económica financiera de la humanidad nos lleva a esta nueva definición e imagen del esclavo: «El esclavo es aquella persona que admite a priori que no tiene capacidad para pensar por si mismo y mucho menos su pueblo en ninguno de sus estamentos culturales. El esclavo moderno delega su derecho a pensar a pensadores profesionales mercantiles y obliga a su pueblo a pagar desproporcionadamente por sus malos y contraproducentes servicios. De esta manera asegura la esclavitud económica, financiera y psicológica de su pueblo por varios decenios más por lo menos». El nuevo amo se encarga de la tarea relativamente fácil de mantener inalterable esta situación.

 

La esclavitud económica financiera está asegurada por la caótica organización y la sobreabundancia de organismos internacionales y ONG que tienen atrapados en sus redes a los débiles estados nacionales pobres. El cerco es tan estrecho que casi ningún estado puede escapar a su influencia y sus designios. La única contradicción que se puede aprovechar es la codicia sin límites del capitalismo. Ahora parece verse día a día que EEUU cede ostensiblemente su sitio de primera potencia mundial a la China. El juego inocente se inició después de la muerte de Mao con el ofrecimiento de China de producir bienes de consumo masivo muy baratos y de calidad no rechazable del todo, para los capitalistas americanos. Su venta en el mercado de EEUU produciría grandes ganancias para los patrones principales y algo para los chinos. En este proceso la infraestructura productiva de EEUU se aherrumbró y se desmanteló, en cambio la infraestructura china se fortaleció y se modernizó y además quedó como la única existente en el mundo para las máximas escalas productivas. La compra de Volvo por una empresa china es emblemática: China empieza a cubrir con su manto a los EEUU y a Europa. Políticamente EEUU ha retrocedido desde la Segunda Guerra Mundial. El cabildeo (una forma operativa de la plutocracia) ha suplantado a la democracia tradicional anglosajona.

 

Las ciencias sociales actuales no tienen la capacidad de percibir claramente la existencia y el manipuleo de fuerzas poderosas: Las burocracias (estatales, universitarias, ONG, etc.), los organismos de inteligencia (CIA, KGB, G-6, MOSAD, etc), las trasnacionales de los medicamentos y de los transgénicos, etc. La impunidad es tal que si se trata de fortalecer financieramente una industria se procede a inventar una peste mundial: Ejemplo: La gripe H1N1. Las entelequias como el «Cambio Climático» son comodines ideológicos capaces de llevar al absurdo a media humanidad. La liberación sudamericana puede tomar ímpetu avanzando hacia la investigación y esclarecimiento de estos contradictorios anclajes del espíritu y del entendimiento. Las fuerzas depredativas de la humanidad deben ser desenmascaradas y anuladas. El ideal de Moreno presupone esta condición y esta acción. Entre las fuerzas depredativas se pueden anotar: El sistema financiero especulativo y corrupto, los organismos de inteligencia genocidas, la plutocracia capitalista agresiva que eleva a la guerra como el motor económico de la modernidad, el culteranismo universitario encerrado en si mismo, la religiosidad fanática, la ideologización aracional y acrítica, etc.

 

El Plan Operativo de Moreno debería convertirse en el texto básico de los estudios secundarios y universitarios de UNASUR y de Latinoamérica en general. El paralelo entre Hamilton y Moreno debe desarrollarse con más profundidad. La embestida del imperialismo inglés contra Paraguay debe ser conocida en su total dimensión genocida y destructiva.

 

 

III

 

LAS CUATRO IDEAS FUERZA DEL TEXTO SOBRE MARIANO MORENO

 

Marcelo Gullo (Argentina) 

 

Importa destacar del esplendido estudio de Andrés Soliz Rada sobre «Mariano Moreno y el Capitalismo de Estado», en el cual el gran maestro boliviano se sumerge en el pasado para esclarecer nuestro presente y nuestro futuro, cuatro ideas fuerzas fundamentales.

 

La primera de ellas es que en los últimos 200 años, ningún pueblo se ha librado de la subordinación política y económica sino a través de Estados Nacionales que avanzaron en procesos libertadores. Y, esta aguda observación de Soliz Rada es posible de ser verificada si nos sumergimos en la verdadera historia de la industrialización y el capitalismo. Presupone la afirmación anterior que hay una falsa historia, una historia oficial de la construcción del capitalismo y la industrialización elaborada por las potencias centrales para ser difundida en la periferia del sistema, para que los países periféricos nunca puedan construir su propio capitalismo de estado, paso indispensable para una futura liberación social y la construcción de un nuevo sistema cuya piedra angular sea la justicia social.

 

El estudio serio de la historia demuestra que todos los procesos emancipatorios exitosos fueron fruto de una Insubordinación Fundante, es decir de una insubordinación ideológica contra el orden ideológico establecido por las potencias dominantes y de un adecuado impulso estatal.

 

Es, en este momento, que importa destacar la segunda idea fuerza expuesta por Soliz Rada, la que expresa que la obsesión de las grandes potencias por destruir el capitalismo de Estado en los países atrasados se debe a que éstos, al carecer de burguesías nativas sólidas y de clases sociales estructuradas, solo cuentan con sus Estados nacionales, por débiles que sean, para oponerse a la explotación que sufren.

 

Certera afirmación la de Soliz Rada que, analizando el presente, avanza luego para darnos una tercera idea fuerza: «Hoy la ambición de las grandes potencias imperialistas no pasa exclusivamente por destruir la posibilidad de la construcción de un capitalismo de estado en los estados nación ubicados en la periferia del sistema sino en destruir esos mismos estados nación, haciéndolos explotar desde adentro para que se fragmenten en cientos de pedazos sin destino».

 

Con razón afirma Soliz Rada su cuarta gran idea fuerza la que reza que la prédica ultra indigenista silencia las amenazas geopolíticas de los centros de poder mundial y las compras masivas de tierras en los países periféricos. Es que el ultra indigenismo es la nueva etapa superior del imperialismo. Es la nueva trampa del imperialismo disfrazada de progresismo y defensa de nuestros hermanos que durante siglos han sufrido la injusticia social por el color de su piel. Y, así creyéndose antiimperialistas, muchos líderes políticos y sociales de «Nuestra América», enarbolan las banderas del ultra indigenismo, sin advertir, que ella nos conduce a una nueva fragmentación territorial y que el objetivo imperialista es impedir el nacimiento definitivo de la Gran Nación Latinoamericana con que soñaran Moreno, Monteagudo, Artigas, Belgrano, San Martín y Bolívar.

 

El objetivo imperialista es claro; hacer en Bolivia, Perú y Ecuador, lo mismo que hicieron en Yugoslavia: Fragmentar nuestras débiles repúblicas para crear minúsculos micro estados inviables. Hoy el ultra indigenismo es la nueva ideología dominante, creada, difundida, y financiada desde los centros del poder mundial. Es desde Estados Unidos y Europa que viene la desinteresada ayuda y las solidarias jovencitas rubias encargadas, juntos a ex curas y seminaristas arrepentidos del celibato, de administra la ayuda que generosamente da la fundación Ford y otras benévolas fundaciones bancarias. Es desde los centros del poder mundial que viene el dinero y las ideas. Claro, no es políticamente correcto decirlo.

 

Hemos caído, ingenuamente, en una nueva trampa imperialista. ¿Cómo salir de ella? Es aquí cuando Andrés Soliz Rada rescata, brillantemente, el pensamiento de Mariano Moreno quién, si no hubiera sido asesinado por el imperialismo ingles, hubiera sido el padre fundador de nuestra propia insubordinación fundante. En septiembre de 1810, Moreno sabiamente advertía en las páginas de «La Gazeta»: «El extranjero no viene a nuestro país a trabajar en nuestro bien, sino a sacar cuantas ventajas pueda proporcionarse…miremos sus consejos con la mayor reserva y no incurramos en el error de aquellos pueblos inocentes que se dejaron envolver en cadenas en medio del embelesamiento que les había producido los chiches y abalorios».

 

 

 

 

 

IV

 

EL ESTADO NO ES LA SOLUCION. EL ESTADO ES EL PROBLEMA (Ronald Reagan)

 

 

 

Jhonny Lazo Zubieta (Bolivia)

 

El texto «Mariano Moreno y el Capitalismo de Estado» de Andrés Soliz Rada desnuda nuestra ignorancia, obligando a volver nuestras miradas a los «soldados» e «ideólogos» del ciclo de la independencia. Confieso que desconocía el trabajo intelectual de Mariano Moreno. Su importancia en territorio que ahora es Bolivia. Claro, es imposible que nuestros historiadores «miopes, astigmáticos y daltónicos» realicen una labor investigativa; y, dejen de hacer historia con recortes de periódicos.

 

En este breve escrito voy a destacar del texto de Soliz Rada, la importancia del Estado Nacional. Soliz Rada señala: «… la obsesión de las grandes potencias por destruir el capitalismo de Estado en los países atrasados» [1]. Porque éstos no tienen burguesías en el término exacto del concepto. Por ello nuestro autor enfatiza cimentar «Estados nacionales por débiles que sean» – única manera de oponerse a – «la explotación que sufren» [2].

 

Ignacio Ramonet, confirma el análisis de Soliz Rada, recordando la célebre expresión de Ronald Reagan: «… el estado no es la solución, el estado es el problema» [3]. En este contexto – siguiendo a Ramonet – «… se impone lo global a lo nacional y los mercados al Estado. Esto comporta con frecuencia la ruptura de la cadena de solidaridades en el interior de un país» [4]. El texto de Ramonet es una constante en nuestro país y denunciada permanentemente por Soliz Rada, cuando reclama que «la presencia del Estado en la toma de decisiones sobre recursos estratégicos… aquellos que generan mayores ingresos a un país» [5] debe ser inmodificable. Reclamo acertado frente al desmembramiento del Estado Nacional que impulsa el Movimiento al Socialismo de Evo Morales; que, ladinamente, reclama ser revolucionario socialista, tomando como bandera de lucha la figura de Ernesto Guevara.

 

Para el Che, un proceso revolucionario debe «… tomar medidas concretas para agilizar los aparatos estatales, de tal manera que se establezca un rígido control central que permita tener en las manos la dirección las claves de la economía [6]. Todo lo contrario ocurre en nuestro país: «… el Estado se desploma un poco en todas partes. Se desarrollan zonas donde no existe el derecho; una suerte de entidades caóticas ingobernables al margen de toda legalidad donde se ha recaído en un estado de barbarie. [7] Recordemos los actos de barbarie en la «media luna» y la pasividad cómplice del gobierno.

 

Este es el contexto del texto que preocupa de sobremanera a Soliz Rada y en el cual trabaja insobornablemente, cual Sísifo de la mitología griega. Exigiendo «a los países pobres rescatar, defender e incorporar esos postulados, sin abandonar su lucha por la cohesión de sus formaciones nacionales, a fin de no ser astillados por los poderosos de siempre» [8]. Marcelo Quiroga Santa Cruz, escribía que el intelectual es el ojo de la sociedad. Esto es precisamente Andrés Soliz Rada.

 

 

 

________________________________________

[1] Soliz Rada Andrés: «Mariano Moreno y el Capitalismo de Estado»

[2] Ibíd.

[3] Ramonet, Ignacio, ¿Qué está pasando en el mundo? Abril 8, 2010. En http://www.vtv.gov.ve/

[4] Ramonet Ignacio: Impacto de la globalización en los países en desarrollo. En http://www.servicioskoinonia.org/logos/articulo.php?num=081

[5] Soliz Rada Andrés Mariano Moreno… Ob. cit.

[6] Guevara Ernesto: Contra el burocratismo. Publicado por primera vez en el Nº 18 de Cuba Socialista (feb. 1963). Texto digitalizado cortesía de la Biblioteca de Textos Marxistas.

[7] Ramonet Ignacio: «Impacto de la globalización en los países en desarrollo». En http://www.servicioskoinonia.org/logos/articulo.php?num=081

[8] Soliz Rada Andrés: «Mariano Moreno…» Ob. cit.

 

 

 

 

 

 

 

V

 

 

NUESTRA INDEPENDENCIA TENDRÁ LA CONCEPCIÓN EMANCIPADORA ORIGINAL O NO SERÁ

 

Félix Herrero (Argentina)

 

Soliz Rada, comprometido como pocos en la lucha emancipadora de nuestra América, actualiza en ocasión de los doscientos años de 1809 y 1810, el pensamiento de Moreno, ese gran constructor de la patria común de todos los latinoamericanos, sin hacer distinciones de razas ni de orígenes.

Moreno está entre los grandes pensadores que concibieron y plasmaron con su pensamiento a nuestra Nación latinoamericana, como Simón Rodríguez y otros. Debemos hacerlos conocer cada vez más, porque nuestra independencia tendrá la concepción emancipadora original o no será.

El propio pensamiento moreniano ha sido ocultado por los que quieren mantener a nuestros hombres dominados y desculturalizados, y a nuestros bienes naturales, desapoderados de nuestra Patria común y expropiados por los poderes extranjeros.

Los que expresamos muchas de nuestras ideas a partir del dominio y la renta de nuestras riquezas naturales, como el petróleo crudo, el gas natural y la minería, no dejamos pasar las ocasiones de admirar a Andrés Soliz Rada por el papel protagónico que tuvo en la tercera nacionalización petrogasífera de Bolivia. Era el camino indicado por muchos patriotas, como el propio Mariano Moreno, porteño de Buenos Aires y abogado de Chuquisaca, quien supo escribir en su Plan Revolucionario de Operaciones , sobre la explotación minera de Potosí, ciudad latinoamericana que tenía a mediados del siglo XVII más población que Londres o París.

Decía Moreno, que con el objeto de crear el fondo público patrio,

 

«…se prohíba absolutamente que ningún particular trabaje minas de plata u oro, quedando al arbitrio de beneficiarla y sacar sus tesoros por cuenta de la Nación, y esto por el término de diez años (más o menos) imponiendo pena capital y confiscación de bienes…»

 

¡Cuántos seudopatriotas de hoy se escandalizan de esa firme posición cuando deben comentarla o llevarla a cabo! Este principio moreniano venía a cumplir con el mandato de la Junta de Mayo al encargarle el Plan de Operaciones, pidiendo que en el mismo

 

«…se adoptaran arbitrios para fomentar los fondos públicos… para los gastos de nuestra guerra y demás emprendimientos, como igualmente para la creación de fábricas, ingenios y otras cualesquiera industrias, navegación, agricultura, etc.».

 

 

 

 

 

 

 

VI

 

LA APROPIACION DEL EXCEDENTE MARCA EL DESTINO

 

Cuauhtémoc Velasco Oliva (México)

 

La vigencia histórica del Plan de Operaciones escrito por Mariano Moreno entre el 17 de julio y el 30 de agosto de1810, alcanza hasta nuestros días, nos dice Andrés Soliz Rada. La apropiación del excedente económico producto de actividades estratégicas que generan el mayor ingreso de un país, bien sea por las potencias imperiales o por los estados nacionales marca el destino de nuestras naciones, llevándonos al coloniaje o liberándonos de él, al posibilitar nuestro desarrollo soberano.

 

Un ejemplo dramático de esa verdad nos la proporciona el caso del petróleo y el gas. En los momentos que los países latinoamericanos logran quedarse con los beneficios de la explotación petrolera avanzan económica y socialmente como ocurrió con el México que surgió de la expropiación petrolera Cardenista o como sucede con Bolivia bajo el mandato de Evo Morales, que logró revertir los términos de los contratos firmados con empresas trasnacionales para que su país pudiera sextuplicar su participación en la renta petrolera.

 

El Plan de Operaciones deja en claro que la condición necesaria para que esa disyuntiva se resuelva a favor de nuestros países requiere de gobiernos inspirados en una visión nacionalista capaz de impulsar un capitalismo de estado opuesto al coloniaje, con la determinación de capturar el excedente económico y reinvertirlo de manera soberana y planificada, para dejar de ser «herramientas de dominación sobre pueblos empobrecidos » y convertirse en «instrumentos defensores para detener el oprobio».

 

De acuerdo con la experiencia histórica, el capitalismo de estado constituye la única vía para romper el tutelaje de las grandes potencias, por lo que la mejor manera de celebrar el bicentenario de la revolución de mayo y de nuestra independencia como naciones, nos obliga a rescatar el pensamiento de Mariano Moreno y a subrayar que la defensa del petróleo y de la soberanía en México, en Bolivia y en América Latina solo es posible desde una posición nacionalista y a la vez latinoamericanista.

 

 

VII

 

 

EL VERDADERO CENTRO DE GRAVEDAD

 

Osvaldo Calello (Argentina)

 

 

El texto de Andrés Soliz Rada tiene el gran mérito de poner en su verdadero centro de gravedad, el problema de la revolución en los países atrasados y dependientes. Es sólo a través de una firme centralización estatal que resulta posible la realización de las tareas nacionales y democráticas que abran el camino de la transición hacia el socialismo. Ciertamente, la construcción de la democracia y la autodeterminación están estrechamente entrelazadas. Por lo demás, la historia del siglo XX ha demostrado, en correspondencia con el atraso de los países dependientes y la naturaleza de las tareas a desarrollar, que fueron las formas del capitalismo de Estado las que terminaron imponiéndose como una vía obligada de transición.

 

El artículo es excelente en otro aspecto clave. Su perspectiva de la historia latinoamericana, a la luz de las tareas nacionales, antioligárquicas y democráticas y de la lucha de los patriotas que las llevaron adelante, dilucida aspectos fundamentales de este inconcluso presente.

 

 

 

VIII

 

 

 

UNA FORMA VIBRANTE DE CONECTAR EL BICENTENARIO CON LAS TAREAS QUE HOY NOS TOCA RESOLVER

 

Carlos Rodrigo Zapata C. (Bolivia)

 

En el Bicentenario de su independencia, América Latina empieza a mirarse a través del tiempo y a evaluar y valorar sus gestas, sus luchas, sus encuentros y desencuentros. Es como si hubiera llegado el momento de escrutar nuestra realidad sin ambages, identificar con precisión de geómetras los avances que hemos tenido y los instrumentos que los han hecho posibles, así como las causas y razones que explican los retrocesos o estancamientos que hemos sufrido. Es como si el tiempo del ensayo y error debiera ceder paso al tiempo de guiarse por leyes del movimiento latinoamericano más ciertas, más predecibles, más ajustadas a los factores y condiciones predominantes en nuestras latitudes. Sólo así podremos imprimir mayor eficacia a nuestras acciones, pues de otro modo, seguir improvisando o repitiendo viejos y cansinos esquemas, sólo nos pueden conducir de derrota en derrota, como si un destino manifiestamente esquivo fuera todo nuestro porvenir. En este marco se inscribe la reflexión de Andrés Solíz Rada (ASR), en su permanente afán por ponernos en contacto con nuestras raíces y reconocer las formas de lucha más eficaces para nuestros propósitos y anhelos.

 

Dos postulados lo animan en esta tarea: por un lado, el convencimiento que «los pueblos que pierden sus Estados nacionales retroceden a la condición de colonias» y, por otro, «l a coordinación de políticas de Estados nacionales defensivos» es condición ineludible para » zafarse de la opresión colonial o imperialista o debilitar su sumisión», dos requisitos indispensables y complementarios para que los pueblos no sean avasallados por los poderes imperiales. Justamente en la gesta emancipadora desarrollada en las Provincias Unidas de La Plata hace dos siglos encuentra ASR, en torno a la figura de Mariano Moreno, una fuente de inspiración y una ocasión para reflexionar sobre todo ello. En particular se centra en uno de los escritos de Moreno, «el Plan Revolucionario de Operaciones», que ayuda a conocer y comprender la función esencial que asumió la Junta de Buenos Aires en su misión de contribuir a asegurar su propia independencia y la de las naciones vecinas.

 

Moreno esquematiza las líneas de acción que debe seguir la Junta de Buenos Aires para fortalecer su propio proceso de independencia y las formas de apoyar a los vecinos. El análisis del mencionado documento muestra la importancia de los postulados señalados por ASR, aunque también los costos que menciona Moreno para «cimentar la nueva república», entre los que cabe destacar premios a patriotas, severos castigos a adversarios, «arroyos de sangre», el rigor y el castigo, etc.

 

Más allá de ello, la pregunta acerca de la forma y la manera en que deben consolidarse los procesos de emancipación y liberación nacionales es una cuestión esencial, ya que los países periféricos, semicoloniales, en proceso de estructuración y de superación de sus archipiélagos de localismos, no tienen amplios grados de libertad para explorar diversos senderos, sin sufrir graves retrocesos. En este marco puede advertirse la preocupación de ASR por abandonar determinados senderos que han mostrado sus fortalezas en el pasado, pese -agrego yo- a las debilidades que suelen acompañarles. La frase de Sergio Almaráz, «la historia no es un escaparate», nos recuerda que no hay procesos puros ni tampoco tiendas donde uno se compra procesos al gusto y se deja los que perturban. Ello significa que ni los viejos ni los nuevos procesos seguirán una trayectoria libre de desviaciones e interferencias, por lo que debemos ser extremadamente cautos a la hora de elegir rumbos, pues en cada recodo del camino pueden encontrarse amenazas y tentaciones mil, que apunten a quebrar sus eslabones más débiles o a desviarlos por enmarañados senderos.

 

Por lo señalado podemos decir que sacar a la luz del día el escrito de Moreno es una forma vibrante de conectar el Bicentenario de la gesta emancipadora argentina con las tareas que hoy mismo nos toca absolver y resolver con la responsabilidad histórica que nos compete y la certidumbre de legarnos un futuro cada vez más próspero y promisorio.

 

 

 

 

 

IX

 

SE TRATA DE SUPERAR EL CARÁCTER EXCLUYENTE DE LA INDEPENDENCIA CON LOS INDIOS, CON LOS POBRES, CON LAS MUJERES

 

Sara Beatriz Guardia (Perú)

 

La independencia de América Latina es un proceso difícil y complejo que se inicia en 1780 con la insurrección de Tupac Amaru y concluye en 1824 con la Batalla de Ayacucho, cuando se puso fin al dominio español. Estudiar este proceso no solo es una tarea que le compete a lo historiadores, sino que debe formar parte del quehacer de nuestros intelectuales y ojala de nuestros políticos. Se trata de una reflexión tendiente a comprender – y superar – el carácter excluyente de la independencia: con los indios, con los pobres, con las mujeres.

 

Y esto es lo que hace precisamente Andrés Soliz Rada con su estupendo trabajo: «Mariano Moreno y el Capitalismo de Estado. Homenaje al bicentenario de la Revolución del 25 de mayo de 1810». Trascender el dato e introducir un elemento clave para el desarrollo de nuestros países: entender y proyectar los elementos estructurales de la vigencia de la Revolución de mayo en el contexto del «Plan de Operaciones», de Mariano Moreno, en relación a la formación y cimientos del capitalismo de Estado en América Latina. Importante y trascendental reflexión a inicios del siglo XXI cuando e l modelo neoliberal con el que se pretendió encarar la crisis mediante una política de ajuste diseñada de acuerdo con las exigencias de la comunidad financiera internacional, y del Fondo Monetario Internacional, se ha implantado en el marco de modos de producción desarticulados, sin reforma del Estado, desempleo, analfabetismo y pobreza. Agregándose hechos de suma gravedad, como el incremento del narcotráfico y la violencia social .

 

X

 

RIO URUGUAY ES UN NOMBRE INDIGENA

 

Ramiro Chimurris (Uruguay)

 

Quisiera realizar solo algún comentario muy subjetivo como «artiguista». Quizás debamos conocer más la figura (obra y praxis) para reivindicar la figura de José Artigas. Sería muy importante. Algunos textos de autores argentinos, y pocos historiadores uruguayos, lo han hecho en su justa medida, con la única excepción de Gonzalo Abella.

 

Un término que no me parece correcto es la «Banda oriental del Río de La Plata». Si bien geográficamente sería banda oriental del río Uruguay y Río de la Plata, ya que al desembocar el Rio Paraná, se ensancha el río Uruguay y se transforma éste último en río de la Plata. Es un nombre impuesto por el conquistador. Río Uruguay es un nombre indígena (río de los pájaros pintados).

 

 

XI

 

EL ENDOGENISMO ES UNA SOLUCION DIGNA Y POSIBLE

 

Rodolfo Becerra de la Roca (Bolivia)

 

La historia colonial y de la Guerra de la Independencia se ofrece fascinante, porque son periodos que se han escrito sin tocar sus diversas facetas. El ensayo de Andrés Solíz Rada, acucioso investigador, sobre Mariano Moreno y el Capitalismo de Estado, escudriña el planteamiento económico de la Primera Junta de Gobierno de Buenos Aires, a través del Plan de Operaciones propuesto por Mariano Moreno, que postula la intervención del Estado en la economía, en aquellos años primeros del nacimiento de los Estados sudamericanos del Siglo XIX, mostrándonos que se adelantó a notables economistas como Federico List, Adam Smith, Marx y otros; plan que, como nos describe el autor, se asienta en el esfuerzo propio para desarrollar los mecanismos de desarrollo y que se ha seguido en todos los países emergentes como el Uruguay, Paraguay, Chile, Perú y Bolivia.

 

Los actores principales de la época justamente con Moreno, Castelli y Monteagudo, siguieron aquella doctrina, avanzando por estos lineamientos coincidentemente, porque todos ellos estaban imbuidos de las inquietudes y conocimientos adquiridos en la celebérrima Universidad de San Franixco Xavier de Chuquisaca. El sesudo estudio hace surgir la importancia que tuvo la Universidad de la ciudad letrada, en la divulgación de los ideales libertarios inspirados en los enciclopedistas y la Revolución Francesa. Nos sugiere principalmente que los Estados débiles deben fortalecerse con la unidad y el esfuerzo nacional, el endogenismo que es una solución digna y posible.

 

 

XII

 

DEBERIA ANALIZARSE EL PAPEL DE CHINA EN AFRICA

 

Miguel Lamas (Argentina)

 

Comentarios críticos:

 

1) Me parece de conjunto una brillante exposición, de consecuente nacionalismo antiimperialista (es mi interpretación, claro). Y algunas diferencias que tengo personalmente, no empañan mi valoración de este aporte.

 

2) Es reveladora la parte que enfoca las relaciones entre los jacobinos de la revolución de mayo y la «cuestión indígena» en Bolivia. Esa relación, que hace a una historia de hermandad en la lucha por construir la patria grande, fue ocultada por los historiadores oficiales de ambos países por razones obvias. Recientemente cuando Evo Morales y Cristina Fernández inauguraron el gasoducto Juana Azurduy, se utilizó el nombre de la guerrillera patriota para ocultar la entrega a la Repsol. ¡Que ironía! Tampoco Evo mencionó, que yo sepa, la proclama de Castelli de liberación de los indígenas.

 

3) En cualquier enfrentamiento entre nación oprimida y nación opresora, un revolucionario socialista tiene que estar con la nación oprimida, aun cuando la gobierne un megalómano borracho como Galtieri. Por eso nuestra corriente internacional fue un solo puño para defender a Argentina contra la «democrática» Gran Bretaña de la Thatcher (hubiera dado lo mismo en esta caso que hubiera sido el Partido Laborista como en la invasión a Irak o Afganistán) en la guerra del Atlántico Sur. Pero también es cierto que estas alianzas amplias de clases, que incluyen a parte de la burguesía duran poco, que los nacionalismos basados en alianza con la burguesía, terminan en una capitulación total. Por eso la necesidad de independencia política de los trabajadores que plantea ya la III Internacional.

 

4) La noción de la III Internacional de la «contradicción principal» entre colonias e imperialismo fue superada por la historia y el propio Trotsky es el que la cambia en su análisis de la revolución China. La revolución china tuvo rasgos de capitalismo de Estado, pero en primer lugar fue una alianza de clases de los campesinos más explotados que barrieron a los terratenientes y también a la burguesía. El «nacionalista» Kuomingtan fue el baluarte de la reacción pro imperialista yanqui. La revolución china siguió en ese sentido, pese a las concepciones etapistas de Mao, el camino de la revolución permanente. Y ahora, creo que en China, lo que está ocurriendo es la vuelta al capitalismo dominado por transnacionales, es decir a una nueva semicolonización. Creo que hay que advertirlo, porque la China actual es considerada como «modelo» por el castrismo y el chavismo que alaban incluso a sus transnacionales, como alaban a Brasil. La parte que se habla de China debería incluirse en el análisis sobre todo a partir del papel de China en África.

 

5) El propio gobierno de Evo fue presa de esta contradicción. En su afán de congraciarse con la burguesía «nacional» supuesto sujeto del «capitalismo andino amazónico», terminó capitulando ante la oligarquía de la Media Luna y al imperialismo. Es cierto que su «indigenismo» es una ideología burguesa que termina sirviendo al imperio por la vía de la fragmentación nacional. Pero creo que el problema de fondo es que no hay clases nacionales, que no sean los más oprimidos trabajadores de la ciudad y el campo, que puedan aspirar y luchar consecuentemente por una real liberación nacional y que esa lucha se va a combinar de forma natural con el proceso revolucionario socialista, como ocurriera en Cuba.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

XIII

 

MARIANO MORENO, UN PATRIOTA AMERICANO

 

José Ignacio Jiménez (Colombia)

 

El Bicentenario de la Revolución de Mayo en las Provincias Unidas del Río de La Plata será objeto de recuerdo y homenajes por parte de gobiernos y pueblos de América el 25 de mayo de 2010. Ocasión propicia para reflexionar sobre el acontecimiento histórico y su devenir a lo largo de dos siglos.

 

Ha sido precisamente este motivo para que Andrés Soliz Rada produzca su ensayo sobre la importancia del pensamiento liberador del patriota americano Mariano Moreno, cuya propuesta pragmática «Plan de Operaciones», debía iniciar la construcción de América como nuestra Patria Grande. Este momento histórico, que nos corresponde vivir para la conmemoración, debiera convocarnos a los descendientes de aquella Revolución y examinar la profundidad, calidad y validez de sus ideas.

 

El Estado Nación, el capitalismo de Estado y una burguesía nacional son, a juicio de Andrés, tres elementos fundamentales para la construcción de esa Patria Grande que todavía anhelamos y cuya existencia ha sido frustrada por sucesivos imperialismos, bajo cuya dominación, América (del Centro, Caribe y del Sur) se ha mantenido desintegrada política, económica, social e institucionalmente, fragmentada en multitud de Estados nacionales sometidos al colonialismo externo e interno.

 

Las revoluciones actuales en países del subcontinente buscan con desesperación la recuperación de la soberanía sobre los recursos naturales; la apropiación de los ingresos que genere su aprovechamiento mediante intervención del Estado nacional para beneficio de poblaciones empobrecidas; y la supresión de privilegios de toda índole creadas a favor de burguesías entregadas a la hegemonía de un Poder Mundial espurio.

 

Sin embargo, no se reconoce aún la importancia de contar con un proyecto de la magnitud soñada por Mariano Moreno para alcanzar una Patria Grande libre, igualitaria, soberana y poderosa en el contexto de un mundo agobiado por los abusos de un sistema social construido sobre miserias y tragedias sin parangón en la historia de la humanidad.

 

 

XIV

 

 

 

LA VIGENCIA DE MARIANO MORENO

 

Oscar Paz Rada (Bolivia)

 

El rescate de Mariano Moreno que hace Andrés Soliz Rada nos permite ver con claridad meridiana que el otrora pensador de San Francisco Xavier, con su posición defensora de un capitalismo de Estado, con visión propia, como elemento primario para avanzar hacia la independencia económica y política de los países de la Patria Grande, hoy más que nunca cobra vigencia en la lucha que los países oprimidos deben enarbolar contra toda forma de imperialismo.

 

En momentos en que, en la actualidad, se plantea un reacomodo de posiciones en el ajedrez estratégico mundial y donde la América Latina esta despertando hacia una nueva emancipación conducida por diferentes lideres nacionales de cada uno de los países, la luz de Mariano Moreno se hace indispensable para alumbrar el adecuado camino a seguir, que es el del fortalecimiento de los Estados Nacionales y la conformación de núcleos regionales capaces de enfrentar a las potencias económicas extranjeras imperialistas, que hoy se presentan con trajes camaleónicos difíciles de descifrar, que inclusive se encuentran bordeando nuestras fronteras.

 

Soliz ejemplifica claramente como la semilla de Mariano Moreno fue sembrada en la América morena a través de los luchadores por la patria grande y la igualdad de los pueblos como San Martín, Bolívar, Santa Cruz, Artigas, Belzu, Toro, Busch, Perón y Villarroel, así como Lázaro Cárdenas, Fidel Castro, Omar Torrijos, a través de diversas acciones, dignas ahora de ser imitadas.

 

 

 

 

XV

UN DEBATE DE INNEGABLE ACTUALIDAD

 

Rafael Archondo (Bolivia)

 

 

A decir de Andrés Soliz Rada, el prócer Mariano Moreno habría sido quien puso los cimientos teóricos del capitalismo de Estado en estas tierras. No es poco lo revelado por Soliz si contabilizamos los 200 años de antigüedad de la idea. Y vaya que fue precoz el debate en nuestra América. Un siglo más tarde, en la Rusia bolchevique, Lenin y Bujarin polemizaban sobre asuntos similares y continuaban abriendo brecha en la gran discusión acerca de cómo un país sin aparente porvenir industrial podría acariciar la prosperidad de la vieja Europa o la joven Norteamérica.

 

¿Qué debemos entender por capitalismo de Estado?, ¿un capitalismo sin capitalistas, es decir, regentado por autoridades políticas?, ¿un capitalismo subvencionado por el Estado, pero al mando de sus habituales gerentes?, ¿la recaudación estatal del excedente capitalista para reinvertirlo en el desarrollo nacional?

 

Soliz parece insinuar varias cosas a la vez y es gracias a ello que abre otra vez el debate en albores del siglo XXI. Por un lado, queda claro que se trata de un modelo de acumulación moderno y anti-colonial, orientado a promover el gran salto del país hacia una era de soberanía económica. Por otra parte, también queda claro que el capitalismo de Estado reemplaza al capitalismo al mando de la burguesía. Es entonces un sustituto indispensable en países donde la élite económica ha sido incapaz de capitanear las grandes transformaciones traídas por la modernidad. Dado que esta clase social es débil, entonces llega el Estado y le arrebata el liderazgo.

 

¿Semejante cambio de timonel implica la liquidación de la burguesía? Aquel no parece ser el plan de Moreno y tampoco de Soliz. El énfasis parece puesto en la urgencia de frenar la hemorragia de recursos que va de la periferia del mundo hacia el centro hegemónico. El capitalismo de Estado le pondría fin entonces al esquema colonial de saqueo, sin por ello eliminar a la incipiente burguesía nacional, cuyo concurso parece valioso, siempre y cuando aporte a la edificación la soberanía económica. Dicho de otro modo, el capitalismo de Estado que Bolivia necesitaría es uno con capitalistas, pero sobre todo con un Estado central capaz de cambiar las reglas del juego a fin de que la nación se potencie y dé paso a una reinversión de la riqueza en beneficio de sus habitantes. El cambio es cualitativo. Un capitalismo que aprovecha las ventajas acumulativas del esquema, pero que reorienta las ganancias desde una prioridad nacional, ya es algo sustancialmente nuevo.

 

Sin embargo el reto del siglo XXI consiste tal vez en no repetir el principal error del capitalismo de Estado construido en Europa del Este o China: organizar una clase estatal ampliamente beneficiada por el excedente e incapaz de luchar frontalmente contra el atraso nacional.

 

Quizás un rasgo de la actualidad sirva como vacuna. Hoy ya nada puede hacerse sin rendir culto a la democracia, ingrediente ausente en los capitalismos estatales del pasado. Es probable que la prueba de legitimidad a la que se somete periódicamente el Estado de hoy, ayude a que el capitalismo que impulsa, tenga que contar con la vigilancia y el severo escrutinio de todos y todas. Habrá que pensarlo.

 

 

 

 

 

 

 

 

XVI

LAS IDEAS ESTRATEGICA DE MARIANO MORENO SIGUEN VIGENTES

 

Víctor Hugo Saiz (Argentina)

 

Andrés Solíz Rada, con su prosa sencilla y directa, despojada de todo énfasis que no sea el de plantear la centralidad del tema que aborda, nos entrega hoy, un importante y significativo ensayo sobre temas de palpitante actualidad en el proceso de liberación nacional y social de nuestros pueblos. Une los grandes lineamientos de los padres fundadores y de su programa histórico, aún irrealizado, junto a una descripción del estado de correlación de fuerzas a nivel mundial, en la actualidad. Y subraya la unidad inescindible, entre una y otro período histórico de las luchas en el pasado, con los ineludibles temas del presente.

 

Las ideas estratégicas expuestas por Moreno, en su Plan de Operaciones, en su centralidad, siguen vigentes, porque aún permanecen sin resolver, los grandes temas planteados tan tempranamente, en los momentos inaugurales de nuestra patria común latinoamericana: la dependencia colonial entonces, semicolonial hoy, que aún agobian a nuestros países en la dependencia y subordinación, causa de nuestro atraso, por la continuidad de la alianza de las oligarquías locales – minorías parásitas, improductivas, de insaciables apetencias sólo rentísticas- reaccionarias al modo de nuevos encomenderos- y el poder mundial de las trasnacionales- versión moderna de los traficantes de esclavos, en la época de explotación depredadora del imperialismo; la necesidad de lograr nuestra plena y definitiva independencia económica y soberanía política, la integración territorial, racial y cultural, mediante la necesaria unidad de nuestros pueblos.

 

La histórica tarea emprendida entonces, terminó en frustración. Con la muerte trágica de sus principales protagonistas. Moreno y Monteagudo asesinados, y Castelli, el orador de mayo, simbólicamente acallado por un cáncer a la garganta. Murillo ejecutado como antes Tupac Amaru y Lautaro. O Belgrano muerto cuando el país se desangraba en la anarquía disolvente, por el brutal accionar unitario de los rivadavianos, expresión anticipada, del neoliberalismo oligárquico actual. En la época de Evo Morales, Hugo Chávez, Rafael Correa, Lula Da Silva o Cristina Fernández, a distintos ritmos, producto del desarrollo desigual y combinado, que nos fue impuesto, han reemprendido aquél camino.

 

La fuerzas sociales que fundamentan nuestros objetivos, como ayer, son las mismas, los millones de humillados y vilipendiados de nuestra patria, los expoliados de la tierra, por un régimen capitalista genocida y depredador. La bandera de la justicia social, se encarna hoy en la lucha por el socialismo, como culminación de la liberación nacional y social de la patria. Un socialismo que reniegue de las pestilencias del burocratismo autoritario, hacia un comunitarismo solidario, en lucha por horizontes de crecientes libertades. Soliz Rada, con su breve y brillante aporte, prueba que la tea que Murillo encendió nadie pudo apagarla. Más, hoy ilumina con tanto brillo como entonces. Bien vale, pues, retomar la tarea de nuestros padres fundadores, con el portaestandarte de su ideario

 

 

XVII

 

REPENSAR LOS PROCESOS REVOLUCIONARIOS

 

Tania Ricaldi (Bolivia)

 

En el año del bicentenario de la Revolución del 25 de mayo de 1810 resulta obligatoria la mirada retrospectiva a la historia de nuestra América Latina y de Bolivia, que nos permita entender los procesos del pasado pero con una visión de futuro. El protagonismo de figuras como Mariano Moreno «el sabiecito del sur», nos impulsa a una lectura crítica al proceso de liberación y configuración de los espacios y Estados nacionales.

 

El presente artículo sin duda es muy inspirador al respecto, ya que a partir de la reflexión en torno a este proceso histórico aborda el análisis del capitalismo de Estado del siglo XX, que de hecho se constituye, en el caso de la región, en una estrategia que ha definido la configuración socio-política de América Latina; estrategia que se traduce en el fortalecimiento del Estado-Nación ante la ausencia de una burguesía nacional, y que define el rol protagónico del Estado en la sociedad y economía nacionales, así como las relaciones de poder económico y político internas; aspecto que marca una ruptura importante en el colonialismo regional a nivel político; no obstante, a nivel económico se mantienen las debilidades y subordinaciones a centros de poder, debido a la desarticulación productiva entre las economías de enclave y el resto de las actividades económicas, que va impedir que los excedentes económicos de estos enclaves puedan generar una dinámica productiva nacional para el desarrollo económico.

 

En el marco de estos acontecimientos el capitalismo de Estado ha seguido un proceso evolutivo interesante en el caso de Bolivia, ya que a partir de 1952, con la Revolución Nacional, se va consolidar el rol protagónico del Estado en el quehacer nacional, el cual ha tenido un punto de quiebre en 1985, pero no obstante a partir del 2006, este va a tener un nuevo impulso, con el proceso de nacionalización de los hidrocarburos que marcaría una nueva etapa en el proceso de recuperación de sectores estratégicos y la captación del excedente económico por parte del Estado, una simbiosis que define la convivencia entre la economía de Estado y la economía de mercado, pero que deja pendiente la interrogante en torno al tipo de Estado, nuevo y distinto, que requieren las sociedades para configurar los procesos de transformación.

 

Por consiguiente, el tema hoy parece transcurrir por la necesidad de generar un debate, que como lo haría Mariano Moreno en su tiempo, nos lleve a repensar los procesos revolucionarios, desde los diferentes ámbitos del quehacer nacional, a partir de la difusión de los principios democráticos, la superación de estructuras coloniales y el reconocimiento de la necesaria participación de la sociedad. Estos aspectos son determinantes en la posibilidad de refundar los Estados y marcan la vigencia del pensamiento político de Mariano Moreno en el contexto regional.

 

En ese sentido, los períodos de crisis, de desfases pueden determinar puntos de quiebre para la reconfiguración de nuestras sociedades; si hacemos está lectura desde la crisis ambiental, la crisis climática, esta es parte del proceso, debido a que puede constituirse en el factor que desate la construcción de un nuevo modelo civilizatorio, el riesgo está en no saber hacer las lecturas correctas, no tomar las decisiones responsables y no llevar adelante las acciones y políticas «revolucionarias» necesarias.

 

 

XVIII

 

LA CONCIENCIA NACIONAL VUELVE POR SUS FUEROS

 

Mauricio Marcelo Mayer (Argentina)

 

 

 

Sorprende gratamente el trabajo de Andrés Soliz Rada, que toma como excusa a Mariano Moreno para abordar la problemática de los países oprimidos.

En verdad la sorpresa se transforma en emoción para el lector, ya que el autor logra trasmitir su convicción imperturbable acerca de una transformación necesaria de la relación histórica de los países oprimidos respecto de sus opresores.

 

Sin embargo, la conciencia dominante de las clases dirigentes en Latinoamérica en los últimos treinta años puede sintetizarse en una crónica de recetas producidas en las grandes usinas trasnacionales que luego de ser aplicadas conducen a una nueva frustración. A pesar de la negación y resistencia que oponen las clases ilustradas latinoamericanas articuladas al viejo orden, la conciencia nacional vuelve por sus fueros.

 

De cara al Bicentenario del proceso convulsivo que recorrió la América morena hacia los albores del S. XIX, es preciso señalar lo que aún está vivo de él. La Revolución si bien liquidó los lazos de opresión impuestos por la corona española, a su vez no logró cristalizar su propio programa revolucionario encarnado por nuestros héroes, Artigas, Morazán, San Martín y Bolívar. Programa que proclamaba la emergencia de una gran nación con todos los territorios y pueblos al sur del Río Bravo hasta el Estrecho de Magallanes, fundado en la unidad material y espiritual de los mismos en base a un territorio legado, a compartir una lengua común y la religión cristiana.

 

Ese destino de nación continental libre y próspera como soñaron los libertadores quedó tronchado por el accionar de la potencia hegemónica de ése momento, que fue Inglaterra, que por medio de su diestra diplomacia nos balcanizó reduciéndonos a republiquetas estériles, verdaderos enclaves coloniales sirvientes del nuevo amo. El Atlántico nos inscribió azarosamente en la historia universal y luego nos castró. Tal como decía Arturo Jauretche, sigue vigente la historia de «no cambiar de collar sino dejar de ser perros».

 

En éste sentido, el trabajo de Soliz Rada no solo se inscribe en la mejor tradición del pensamiento nacional, revolucionario y latinoamericanista sino también trasmite un ánimo militante, esto es, la pasión por la causa de la emancipación de nuestros pueblos.

 

 

XIX

 

ESTAMOS VOLVIENDO A UNA ETAPA DE LA REVOLUCION MUNDIAL

 

Leopoldo Markus (Argentina)

 

 

Andrès Soliz Rada (ASR) escribe un notable documento sobre el Capitalismo de Estado, tomando como punto de partida el Plan de Operaciones de Mariano Moreno, pieza por demás ponderable del númen de la Revolución de Mayo, escrita por pedido de la Primera Junta de Gobierno.

 

Bien señala ASR que el libro de Moreno se anticipó en muchos años a la obra sobre el proteccionismo, de Federico List y al Programa de la Internacional Comunista de 1921, escrito por Lenìn. Este último trabajo, establecía que la contradicción fundamental en las colonias y semicolonias es la distinción entre naciones opresoras y naciones oprimidas y que para zafar de la opresión colonial o imperialista, los pueblos deben avanzar en su proceso de liberación por medio de la construcción de Estado Nacionales. Los ejemplos que expone Andrés en la primer parte del trabajo, son numerosos y por demás elocuentes.

 

En la segunda parte, Soliz expone las condiciones históricas en que Moreno escribió el Plan de Operaciones y analiza las circunstancias del proceso en el siglo XIX y en el siglo XX, y particularmente el papel del Capitalismo de Estado del modelo endógeno en el Paraguay de Gaspar Rodríguez de Francia y sus continuadores, Carlos Antonio y su hijo, el Mariscal Solano López, desde 1814 hasta 1870, donde existió un país de América Latina industrializado, sin hambre, con un Estado y FFAA poderosas, solo basado en sus propios recursos. La misma existencia de ese ejemplo, hizo a la decisión de la burguesía colonialista inglesa de aplastar a sangre y fuego la experiencia paraguaya, con la llamada Guerra de la Triple Alianza, con la intervención de los esclavistas brasileros y los mitristas porteños, en una guerra «por encargo».

 

Los ejemplos de Andrés son por demás elocuentes, en cuanto a que el proceso de acumulación primitiva del capital en una semicolonia, solo puede tener éxito a largo plazo, si el Estado empresario sustituye a las burguesías medrosas y cobardes en dicha tarea. En rigor de verdad, tal enunciado es una consecuencia directa de la Teoría de la Revolución Permanente, que elaborara León Trotsky como corolario de la experiencia de la primera Revolución Rusa de 1905 y que expresa en los libros 1905 y Resultados y Pespectivas. Bien señala Andrès «…

 

El capitalismo de Estado es, para los países pobres, una transición al socialismo, cuyos rasgos concretos no es posible precisar todavía por la alienación a la que nos someten los poderosos del planeta. La montaña imperialista no nos deja ver el horizonte …». Creo que los dos ejemplos más atinentes son el de la Revolución Rusa y su Gosplan y el programa del Gobierno Peronista de la República Argentina, en su primera administración, entre 1946 y 1955, y con su 1er. y 2º Plan Quinquenal. Dos ejemplos de fines similares, pero llevados por gobiernos con diferentes direcciones políticas. En el primer caso, los bolcheviques (Lenìn y Trotsky) ejercieron la dictadura revolucionaria en un país profundamente atrasado social y económicamente, en nombre del proletariado. En el caso del Peronismo, la dictadura revolucionaria, lo hace el Bonapartista Gral. Juan Perón, como jefe militar burgués del Frente Unico Antiimperialista y basado en un amplio colchón de masas. Este ultimo caso es similar al proceso mexicano, llevado adelante en la década del 30 del siglo XX, por el Gral. Lázaro Cárdenas.

 

Solo me permito observar al trabajo de Soliz, dos elementos a saber. El primero es la afirmación de Soliz – mi juicio errada-, en el sentido de que la URSS y los paìses de Europa Oriental, se sometieron al capital imperialista en la década del 90 y restauraron la explotación asalariada, en virtud de la asfixia económica. Entiendo que ello no es así y creo que la matriz es eminentemente política. En el año 2005, el Partido Socialista de Izquierda Nacional (PSIN), 2ª época, señaló que «… Lo que indudablemente viabilizó al modelo restaurador desde el punto de vista internacional, fue la última traición de la burocracia estalinista, que, conforme al pronóstico formulado por León Trotsky en su obra «La Revolución Traicionada», luego de administrar el Estado Soviético durante casi setenta años -en nombre de un proletariado, al que traicionaron en numerosas ocasiones-, decidieron restaurar la propiedad privada y transformarse en una burguesía que explote mano de obra asalariada.

 

La existencia de la URSS y del bloque socialista, aún con una burocracia totalmente corrompida, dispuesta a traicionar las revoluciones de los países periféricos, negociando las mismas con las burguesías metropolitanas, significaba un freno objetivo -tanto político, como diplomático y militar- a la política de saqueo del imperialismo mundial . Ese fue uno de los motivos -tal vez el más importante- por el cual las direcciones bonapartistas de los movimientos nacionales que emergieron triunfantes después de la II guerra imperialista (Peronismo, nasserismo árabe, MNR boliviano, APRA de Perú, Partido del Congreso de la India, Partido Comunista Chino, etc, etc, etc), que luego de suceder a sus fundadores (Perón, Nasser, Sukarno, Nehru, Mao Tsé Tung), renunciaron a los programas y procesos de Liberación Nacional, arriaron sus banderas nacionalistas y antiimperialistas y aceptaron ser correas de transmisión del capital imperialista y la usura internacional, a partir de la década del 90 del siglo XX…» [1] .

 

El otro elemento que creo que cabria agregar es que en las actuales condiciones mundiales, de descomposición acelerada del capitalismo metropolitano, expresadas por el estallido del sistema financiero internacional, a partir del 2008, prepara las condiciones sociales y políticas mundiales, que vincularán las cuestiones nacionales de la periferia capitalista, con la Revolución Socialista. Y ese mismo fenómeno, sin cuestión nacional, debe acelerar esa misma Revolución Socialista en los países más atrasados del propio mundo metropolitano, si vemos lo que está pasando en Grecia y probablemente en España y otros estados europeos. La principal dificultad política, sigue siendo el estalinismo, con sus aparatos sindicales y políticos de carácter socialdemócrata, que tienden a sofocar y asfixiar el proceso de autoconciencia de las masas y a negar que las contradicciones nacionales y de clase, solo pueden ser resueltas con el uso de la violencia revolucionaria y no por medios reformistas de los parlamentos burgueses.

 

Pero está claro, que sin una dictadura revolucionaria, conducida por una suerte de nuevos jacobinos del siglo XXI que puedan asegurar triunfalmente el proceso social, las burguesías metropolitanas pudrían sostenerse con sangrientas represiones, para apoyarse mutuamente. Me parece que estamos volviendo a una nueva etapa de la Revolución Mundial, en la que esperamos poder intervenir triunfalmente.

 

 

XX

 

¡OTRA VEZ LOS BOLIVIANOS!

Néstor Gorojovsky (Argentina) Permítasenos empezar por tres párrafos apodícticos. Luego se irá viendo hacia dónde nos llevan. Uno. La consolidación definitiva de la unidad sudamericana, escalón inmediato de la reunificación nacional de la Patria Grande, depende la fusión de los movimientos nacionales argentino y brasileño, pero su *perdurable posibilidad* depende del destino de Bolivia. Dos. No hay reunificación sin industrialización. Pero a su vez esa industrialización depende de la existencia de un nexo boliviano entre el Pacífico y el Atlántico. «Boliviano» es, más que nunca, sinónimo de «Bolivariano», y ello en un sentido infinitamente más profundo que el ya profundo que adquiere en la sigla ALBA. Tres. Bolivia es la pieza organizadora y la sutura estructural entre el Cono Sur, la Sudamérica Andina y la Amazonia. Una estrategia de unificación americana debe consolidar definitivamente la sutura transformándola en una potencia industrial continental, para lo cual el territorio boliviano, amén de la centralidad geopolítica, cuenta con todos los elementos requeridos, entre los cuales ocupa el primer lugar la laboriosa productividad y creatividad de sus habitantes. Buscando sustento teórico a estas afirmaciones tan taxativas, me he topado con compatriotas del amado Alto Perú que me han enriquecido al modo habitual en que los bolivianos nos enriquecen a los argentinos: casi sin pedir nada a cambio, con silenciosa y amable cortesía, enseñándonos a trabajar dura y enjundiosamente con miras que parecen inalcanzables solo porque, cuando pensamos nuestro destino histórico, padecemos de miopía infusa. Vaya alguien a negar que el imperialismo opera ocupando nuestros cerebros… Fue en el curso de ese trabajo que tuve por vez primera trato personal con Andrés Soliz Rada, quien por supuesto era para mí, como para toda la generación de jóvenes militantes que nos incorporamos a la Izquierda Nacional después del Cordobazo, una especie de héroe homérico en el corazón altiplánico del Sur. Tras conversar el asunto, Andrés me hizo una recomendación particularmente valiosa: que leyera el libro de Gabriel René Moreno sobre el Alto Perú de los últimos días de colonia española. Texto fundante, algunas de cuyas páginas deberían ser de lectura obligatoria en la República Argentina. Puede verse allí que nada hubo de casual en el hecho de que tanto el Presidente de la Junta de Buenos Aires como el Secretario de ese «Primer Gobierno Patrio», como la conocemos en la Argentina, fueran altoperuanos o tuvieran íntimos lazos con la tierra de Túpac Katari. A Mariano Moreno se lo conoce, en la historia argentina, como el autor del «Plan de Operaciones» o la «Representación de los Hacendados». Mero defensor judicial del interés librecambista, según la interesada opinión mitrista que apoya su figura en el segundo documento, aparece como un gran político jacobino, de ambición revolucionaria y vuelo continental, cuando se lo observa a través del primero (que, a diferencia del anterior, fue una comunicación secreta trazando las líneas maestras de una política de Estado). Pero aún esta visión, tras leer el libro de Gabriel René Moreno, termina quedando corta. Visto desde allí, el Plan de Operaciones no surge de una adaptación directa de las corrientes profundas del mejor liberalismo nacional y patriótico de España a las condiciones del Río de la Plata. No arriba su inspiración por el puerto, sino por el camino real. No viene en la bodega de ningún barco de ultramar sino en el interior de una carreta que atravesó los interminables llanos argentinos aportando a Buenos Aires carga que antes había bajado la Quebrada a lomo de mula. El Plan es, cuando se lo mira a través de René Moreno, un producto boliviano, más específicamente de Charcas. En la Argentina se minimiza adrede el peso de la Universidad de Chuquisaca, y en especial de la Academia Carolina, en la formación de la generación revolucionaria de 1810. Pero ese peso es abrumador. Todo el pensamiento político de Moreno, que fragua en el Plan, está forjado en esa casa de altos estudios. Moreno hasta vino casado desde el Alto Perú. Su relación con lo que hoy se conoce como Bolivia era por lo menos tan intensa como la del Presidente de la Junta, Cornelio Saavedra el de Tupiza. Y ambos, si uno se inspira en el libro de René Moreno compartían el recelo altoperuano por la ciudad puerto y la caterva de contrabandistas (futuro azote disgregador del Virreinato tras la Emancipación) que constituían su «gente decente». No solo la Corona desconfiaba de la actitud de esa clase alta ante una eventual agresión británica, y por eso había planeado, no sin sabiduría conservadora, que en caso de producirse una invasión el Virrey debía retroceder hasta Córdoba para encontrar mayor fervor nacional. También desconfiaban los altoperuanos entre los cuales se formó Mariano Moreno. El extraordinario regalo que recibirá del Alto Perú el Cabildo de Buenos Aires tras reconquistar la ciudad es tan producto de la admiración como de la agradable sorpresa. Es que Buenos Aires -y en esto se equivocaban tanto la Corona como los sectores acomodados del Alto Perú, acostumbrados a la ceguera en cuanto al pueblo humilde donde anida el verdadero sentimiento de Patria- tenía algo más que mercachifles y contrabandistas. Había en la ciudad una masa popular que sostenía los mismos sentimientos patrióticos, de Patria Grande, del interior que se expresaba en el Alto Perú, y compartía sus intereses estratégicos. Fue esa masa la que, levantada en armas inicialmente por un funcionario colonial, conformó la base de acción de la Reconquista primero y de la Emancipación, después, ya bajo la inspiración jacobina liderada por Moreno. Y el Plan, ese plan cuya dimensión desmenuza magníficamente Andrés en este texto (que estamos publicando en el número de mayo de 2010 de la revista Política), es ante todo un plan nacional y un plan revolucionario. Un plan revolucionario de operaciones, efectivamente, pero que representa en cierto modo -y esto es lo que se deduce cuando se termina de leer el texto de René Moreno- la propuesta altoperuana para las provincias del Sur. Tensando un poco, pero muy poco, el sentido de las palabras, podemos decir los argentinos que en cierto modo la Revolución de Mayo fue un golpe altoperuano en el Puerto de Buenos Aires, un intento de ese núcleo dinámico del Virreinato por asegurar que la cipayería portuaria y contrabandista se mantuviera alejada del poder. La victoria final del contragolpe porteñista fue, en el fondo, la derrota más dura del campo americano. Y de esa derrota seguimos tratando, todos, de levantarnos. Solo en ese contexto se puede evaluar seriamente la importancia de este texto de Andrés Soliz Rada. Andrés nos presenta el «Mariano moreno boliviano» que es, por eso mismo, el más americano y más argentino de los Morenos posibles. Su énfasis en la constitución de Estados nacionales como camino exclusivo para la liberación y reunificación de los latinoamericanos tiene múltiple valor. Los morenistas que condujeron las expediciones revolucionarias al Alto Perú entendían perfectamente la relación entre su lucha y la de las poblaciones indígenas aplastadas de la actual Bolivia. Oportunísimo es el rescate que hace Andrés Soliz del verdadero sentido de esa relación, en tiempos en los que se tiende a descartar muchas veces la raíz hispanocriolla y popular de nuestra América para sustituirla por ideologías «indigenistas» que meten a los revolucionarios morenistas en la misma bolsa de los encomenderos y dueños de minas, enemigos comunes del indio boliviano. Y al hacerlo rinde (de allí eso de «otra vez los bolivianos» con que provocativamente titulo estos párrafos) un enorme servicio a la causa nacional americana. Porque si Bolivia es la pieza de integración geopolítica del Norte y del Sur de Sudamérica, entonces está en interés de todos impedir su pulverización «plurinacional». El texto de Soliz Rada, en el cual vibran algunos de los temas cruciales de la actualidad política de Bolivia, ofrece una alternativa a cierta concepción del país a menudo estrecha, en el fondo tribalista y hasta heredera de las tesis iluministas del buen salvaje, plena de peligros desde su comprometido punto de vista. La necesaria reivindicación e incluso exaltación de la condición humana, la dignidad personal, la diversidad cultural, el derecho político y la integración social plena de los bolivianos de raíz aborigen pasa, como lo demuestra Andrés en estas páginas dedicadas al Mariano Moreno que brota de Chuquisaca, por la fusión nacional de todos los bolivianos, cualesquiera sean sus orígenes. *La igualdad es condición previa y fundante de la diversidad*. Y la igualdad solo es concebible entendiendo la cuestión nacional *boliviana*, como lo hicieron los verdaderos creadores de un Alto Perú moderno, esos guerrilleros jacobinos que dieron su vida por ella, como igualdad superadora, nueva creación que eche raíces hacia el futuro y no hacia un pasado muchas veces mítico. Andrés Soliz recuerda a los olvidadizos que esa fusión ya estaba presente en las luchas de la Emancipación. Allí combatían en igualdad todos los hijos del Alto Perú y las diferencias de casta se iban diluyendo. El solvente era nada menos que su propia sangre, mezclada pertinazmente en infinidad de combates contra ese «vil invasor» de que habla la Marcha Patriótica sudamericana (devenida luego Himno Argentino). Y la matriz era el pensamiento revolucionario e igualitario que las tropas enviadas por Mariano Moreno *devolvían* (no imponían) al Alto Perú. De esta visión altoperuana de Mariano Moreno que nos da Andrés Soliz, además, se desprende, aunque no explícitamente, la visión contrapuesta: el congelamiento opresivo de la estructura social de la recién nacida República Bolívar a manos de los mismos encomenderos que, hasta el minuto anterior a la liberación por Sucre, habían echado su suerte en el carro de los absolutistas (antimorenistas). Y de ese congelamiento, no de otro lado, brotan todas las infamias y exacciones que han sufrido los indígenas bolivianos. Hoy como en tiempos de Mariano Moreno, el gran hijo de Chuquisaca, la reconstrucción de América Latina exige la consolidación del Estado boliviano y no su debilitamiento. Juana Azurduy, Padilla, Murillo, el Moto Méndez, Warnes, Muñecas, Monteagudo, Arenales, el mismísimo Güemes, son tan hijos de Bolivia como de la Argentina. Bien lo sabían los indios de Oriente que, a la muerte del general Arenales (que ni siquiera era americano, porque había nacido en España), se repartieron como reliquias sus restos para venerarlas cada uno en su población. Reivindicar esa historia es el inmenso mérito de este escrito de Andrés Soliz. En sus páginas, Mariano Moreno asume la figura de un verdadero producto del Alto Perú, con toda la carga de radicalismo social y pasión nacional que brotaba de las hirvientes calderas universitarias que dieron vida a lo mejor de la Generación de Mayo. Reiteramos entonces: ¡Otra vez los bolivianos, esta vez a través de Soliz Rada, nos enseñan a defender la Patria Grande!

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 



[1] LA IZQUIERDA NACIONAL HABLA AL PUEBLO ARGENTINO. Declaración de la 1ª Reunión Nacional del Partido Socialista de Izquierda Nacional (PSIN, 2ª época). Buenos Aires, 20 de agosto de 2005