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Bolivia tras las elecciones

¿Cómo impacta el ascenso de la derecha en la causa palestina?

Fuentes: Rebelión

Una sorpresa política con ecos diplomáticos

En octubre de 2025, Bolivia sorprendió al mundo al elegir a Rodrigo Paz, candidato de centro-derecha del Partido Demócrata Cristiano de Bolivia (PDC), como nuevo presidente del país, poniendo fin a casi dos décadas de gobierno de izquierda encabezado por el Movimiento al Socialismo (MAS).

La sorpresa no fue solo interna, sino también diplomática: Israel se apresuró a felicitar oficialmente al presidente electo, apenas horas después del anuncio de los resultados. El gesto fue interpretado como un intento de abrir “una nueva página” en las relaciones bilaterales, tras la ruptura de relaciones diplomáticas por parte de Bolivia en 2023, en protesta por la guerra israelí contra Gaza.

El hecho no fue menor: marcó el comienzo de una nueva etapa en el equilibrio político de América del Sur respecto a la causa palestina, donde la ideología interna y las alianzas externas se entrelazan en una ecuación de gran sensibilidad.

Del legado socialista a los signos de cambio

Durante décadas, Bolivia fue uno de los pilares de la solidaridad latinoamericana con Palestina. Bajo el gobierno del presidente izquierdista Evo Morales, La Paz rompió relaciones con Israel en 2009 como protesta por la operación Plomo Fundido, y repitió el gesto en noviembre de 2023, acusando a Israel de cometer “crímenes de lesa humanidad” en Gaza.

Bolivia también elevó su voz en los foros internacionales: presentó una nota ante la Corte Internacional de Justicia, calificando la ocupación israelí de “ilegal”, convirtiéndose así en uno de los países más comprometidos con la causa palestina en el continente.

Esa postura consolidó a Bolivia como símbolo de la conciencia de izquierda latinoamericana, solidaria con Palestina no solo por razones políticas, sino también como parte de su discurso antiimperialista y antidependencia frente a Occidente.

Rodrigo Paz y la nueva derecha: pragmatismo sin ideología

La llegada de Rodrigo Paz al poder reconfigura el tablero político. Proveniente de un entorno demócrata cristiano de centro-derecha, Paz no pertenece a la escuela del socialismo revolucionario, sino a un proyecto reformista y económico, que enarbola el lema “capitalismo para todos” y apuesta por una apertura internacional.

En su programa electoral, Paz se centró en “reinsertar a Bolivia en el mundo”, haciendo de la mejora de las relaciones exteriores una piedra angular de su política.

A diferencia de sus antecesores, no parece dispuesto a convertir la política exterior en un instrumento ideológico, sino en una herramienta pragmática para atraer inversiones y fortalecer los vínculos con Occidente — incluido Israel.

Desde esa perspectiva, la rápida felicitación israelí puede interpretarse como una prueba temprana de las intenciones del nuevo presidente y una oportunidad para Israel de recuperar presencia diplomática en América del Sur tras años de aislamiento en la región.

Lo que cambia en La Paz con Paz

1. Reposicionamiento diplomático

Con la llegada de Rodrigo Paz, Bolivia podría pasar de ser una voz crítica y combativa contra Israel a una posición más equilibrada o neutral.

El Partido Demócrata Cristiano no tiene un legado ideológico antiisraelí, y su programa se enfoca principalmente en la economía, no en el conflicto palestino-israelí.

Por ello, es probable que se inicien pasos rápidos hacia la reanudación de contactos diplomáticos o comerciales con Israel, como parte de la prometida apertura internacional.

2. El aprovechamiento israelí del cambio

La felicitación israelí no fue un gesto protocolar. El comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel habló de “abrir una nueva página y fortalecer la cooperación”, una señal de intención política anticipada.

Israel comprende que la victoria de Paz puede significar una reducción de la voz boliviana crítica en los organismos internacionales, y lo percibe como una oportunidad para ampliar su influencia económica y diplomática en la región.

3. Resistencia interna

A pesar de este nuevo rumbo, el gobierno de Paz enfrentará resistencia interna significativa.

La sociedad boliviana mantiene una profunda simpatía por la causa palestina. Movimientos sociales, corrientes de izquierda y representantes de los pueblos originarios consideran Palestina como parte de la identidad de lucha nacional.

Por eso, Paz probablemente adopte un discurso doble: promoverá una apertura pragmática al exterior, mientras mantiene un tono simbólico de solidaridad con Palestina en el ámbito público, para evitar conflictos internos.

4. Efectos regionales

Si Bolivia cambia su postura, podría representar un retroceso en el bloque latinoamericano de apoyo a Palestina, especialmente ante las posiciones fluctuantes de Brasil y Argentina.

Aunque algunos gobiernos de izquierda, como los de Chile y Colombia, mantienen un discurso solidario, una Bolivia más neutral debilitaría el equilibrio regional que hasta ahora favorecía a los palestinos en los foros internacionales.

Impactos sobre la causa palestina

Desde una perspectiva palestina, el ascenso de Paz representa un cambio cualitativo importante. Bolivia fue uno de los pocos países que utilizó su influencia en la ONU y en la Corte Internacional de Justicia para defender los derechos palestinos.

La ausencia de esa voz dejará un vacío diplomático en América Latina, una región que históricamente ofreció respaldo político y moral a la causa palestina.

Sin embargo, no se prevé una ruptura total. Paz entiende que un alejamiento brusco de la postura solidaria podría costarle apoyo político interno, por lo que probablemente opte por una transición lenta y pragmática, equilibrando un apoyo simbólico a Palestina con una normalización gradual de vínculos con Israel.

Conclusión: entre principios e intereses

Bolivia se encuentra hoy en una encrucijada: entre un legado de izquierda combativa, que la convirtió en una voz firme a favor de Palestina, y una nueva visión de derecha, que busca reinsertarse en Occidente y abrirse a Israel.

El cambio en La Paz no es solo retórico, sino un reflejo de una transformación más profunda en las prioridades del Estado: del idealismo al pragmatismo, de la solidaridad moral a la diplomacia económica.

Para Palestina, la batalla ya no se libra únicamente en el terreno de Medio Oriente, sino también en el de la política latinoamericana, donde cada elección y cada gesto diplomático pueden reconfigurar el mapa global del apoyo internacional.

La pregunta clave sigue abierta: ¿Mantendrá Bolivia sus raíces solidarias, o la apertura hacia Israel marcará el inicio de una nueva era de pragmatismo latinoamericano, redefiniendo el significado de “estar del lado de Palestina”?

Dr. Rasem Bisharat – Doctor en Estudios de Asia Occidental y especialista en asuntos latinoamericanos

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.