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Sobre la propuesta del “Vivir Bien” y YPFB

¿Cómo puede YPFB y el proyecto nacional avanzar si no superamos verdaderamente e individualmente el modelo colonizador?

Fuentes: Rebelión

La propuesta de una «Bolivia Digna para Vivir Bien» liderizada por el Presidente Evo Morales Ayma debe ir intrínsecamente unida a un modelo de sistema productivo nacional coherente con la misma. El Vivir Bien basado en el equilibrio y complementación con el entorno natural y social no puede sostenerse en el sistema productivo que nuestro […]

La propuesta de una «Bolivia Digna para Vivir Bien» liderizada por el Presidente Evo Morales Ayma debe ir intrínsecamente unida a un modelo de sistema productivo nacional coherente con la misma. El Vivir Bien basado en el equilibrio y complementación con el entorno natural y social no puede sostenerse en el sistema productivo que nuestro país ha heredado del neoliberalismo, debido a que éste propone que a mayor consumo energético, mejor calidad de vida, a costa del abuso de la madre tierra, de la profundización de la hecatombe social y la violencia.

 

En tanto Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos es el principal motor económico del sistema productivo de nuestro país y considerando que con la liberalización de la economía no ha quedado casi nada de la gran empresa que fue en su momento, su refundación es importante para dinamizar el sector productivo nacional. En ese sentido, la empresa petrolera nacional debe tomar riendas en el desenvolvimiento de las actividades de exploración, explotación e industrialización, siempre y cuando éstas sean impulsadas de forma complementaria con el medioambiente.

 

Vale la pena resaltar el hecho de que la presidencia ejecutiva de YPFB, en manos de Santos Ramírez, impulsa una renovada fuerza para hacer lo que otras gestiones no pudieron: que YPFB retome su rol protagónico como empresa nacional, para permitir, precisamente, la soberanía del país. Esto es urgente dado el modelo financiero global en desgaste progresivo y profundo, así como el contexto de lucha inter-imperialista cada vez más agudo, violento y timador en sus intenciones de acaparar tierra, territorio y recursos naturales. Bolivia es un país geopolíticamente estratégico para la guerra interimperial, entre otros motivos, por su posesión de importantes recursos naturalesi que son vistos por el capitalismo internacional como una reserva estratégica a futuro inmediato y mediato. En este contexto, una Bolivia débil, sin aparato productivo fuerte y dependiente de la mera venta de materia prima es ideal para los intereses internacionales en pugna. Por lo tanto, es indispensable superar la falta de inversión y visión nacional para fortalecer a YPFB y detonar, a partir de ella, el desarrollo productivo del país para garantizar mayor independencia ante las crisis financieras globales, así como ante las crisis alimentaria y energética. Un país sin su sector productivo interno desarrollado y potencializado no presenta posibilidades de autonomía e independencia en sus decisiones; mucho menos, entonces, tiene probabilidades de descolonización.

 

El emprendimiento requerido para transformar la empresa YPFB residual (porque ya nada queda de lo que fue) es complejo y duro, pero necesariamente debe verter para lograr torcer a favor del proyecto nacional las relaciones y negociaciones con las empresas subsidiarias (Andina, Transredes, Chaco, CLHB, etc.) y sus casas matrices: British Petroleum (Inglaterra), PETROBRAS (Brasil), REPSOL (Argentina-España), etc., que atentan cotidianamente contra la construcción de una empresa sólida y fomentan el divisionismo regional interno. No podemos obviar que los intereses internacionales desesperados por los recursos energéticos jamás dejarán de intentar aplazar nuestra nueva visión de país.

 

Un medio importante para superar la crisis de YPFB radica en resolver la falta de personal nuevo, tanto administrativo como técnico, que provenga de las bases sociales y que tenga la capacidad de generar y aplicar propuestas de cambio. Parte del problema institucional de nuestra casa matriz petrolera deriva del colonialismo histórico que ha hecho de la administración estatal una actividad burocrática y alejada de la realidad social, cultural y ambiental del país. Tenemos que los actores que componen la administración del Estado carecen de formación ideológica y práctica para enfrentar las exigencias de cambio paradigmático que surgen de los crecientes problemas sociales y económicos. La falta de gente nueva, calificada y formada para llevar adelante un cambio estructural y sistémico del Estado es preocupante. Y más aún debemos decir que gran parte de la gente que compone el aparato estatal boliviano no se ha desprendido de las recetas liberales que hoy en día truncan el proceso de industrialización y el proceso de descolonización que una vez puesto en marcha permitirá la consolidación de la propuesta del Vivir Bien.

 

Otra complicación de considerable importancia e íntimamente relacionada a la falta de personal capacitado, es la denominada «fuga de cerebros» que consiste en que el personal que se capacita en YPFB migra en cuanto pueda a otras instituciones del rubro que ofrecen mejores condiciones salariales.

 

En conclusión, la capacitación de gente nueva y con línea ideológica es imprescindible y urgente de realizarse siempre y cuando sea en conjunto con políticas orientadas a garantizar la permanencia del personal capacitado en YPFB. Sólo de este modo se podrá dar continuidad a la construcción de una empresa nacional sólida y eficiente.

 

Asimismo, es oportuno que YPFB establezca sociedades estratégicas, pero los que verdaderamente apoyamos y queremos que el proceso de cambio sea profundo y quiebre con los paradigmas anteriores, sabemos que si bien para avanzar dentro de la nacionalización los socios estratégicos -las intenciones de inversión de GAZPROM (Rusia), CNPCI (China) y el gobierno Iraní evidencian la posibilidad de establecer sociedades interesantes- son importantes, no dejan de ser empresarios que responden a sus propios intereses y que no comparten los lineamientos de nuestra revolución orientada a solucionar los problemas de Bolivia. Para tomar de los socios aquello que permita la soberanía de nuestro país, debemos observar la historia y de ésta aprender que las recetas liberales promovidas por países y empresas jamás funcionarán para los países en desarrollo y, de hecho, ni siquiera fueron practicadas por los países imperialistas, quienes fueron los que se preocuparon más por proteger su economía estatal.

 

El modelo neoliberal ha sido construido para, precisamente, evitar el desarrollo de aquellos países que según el Ordenamiento Mundial han sido considerados como meros proveedores de materia prima, mano de obra barata, tierra y territorio. Para estos fines, el neoliberalismo promovió un accionar uniforme para todos los países en desarrollo, basado en la obligación de privatizar las industrias estatales (muchas veces a precios regalados), mantener un bajo nivel inflacionario (para no reinvertir en nuevos motores económicos), reducir la burocracia estatal (para no dar trabajos), estabilizar el presupuesto (a través de la conservación intacta de excedentes para promover la inmovilización económica), liberalizar el comercio, construir mecanismos jurídicos para que la inversión extranjera se libere de cualquier tipo de control estatal, y privatizar los fondos de pensiones (agudizando la inestabilidad de la población retirada).

 

En este sentido, una economía incipiente que quiere traer réditos a futuro para su población no puede creer ciegamente en las reglas hechas para impedir su autodeterminación.

 

Crear mecanismos que conlleven a una mayor autodeterminación nacional, hoy por hoy está en nuestras manos como nunca antes y es una exigencia imperante. Nuestras reservas internacionalesii, que han crecido considerablemente en la etapa inicial del modelo neo-estatal que estamos viviendo, deberían ser el capital inicial para construir nación poniendo énfasis en la capacitación y formación de nuevos actores concientes de que el modelo global actual, su filosofía, su ideología y su propuesta económica no nos ha dado más que lo contrario de lo que prometió. Es menester conocer a fondo el modelo global que ha promovido y promueve un sistema violento que ahonda las diferencias sociales y hace hincapié en la dicotomización social, fragmentando todo sentimiento que rescate un verdadero cambio.

 

En este sentido, pensamos que una vía para proyectar una verdadera autodeterminación nacional es que YPFB pueda acceder a los 7.5 mil millones de dólares que tiene Bolivia como reservas internacionales, las que, no olvidemos, han sido el resultado de una política que ha manado de la insurgencia de los movimientos sociales del país en contra del modelo de economía liberal. El acceso a estas reservas es crucial para auspiciar de manera soberana fondos económicos para la industrialización y el verdadero desarrollo del país que, en caso de darse, suministrará mayores réditos económicos y mejores posibilidades existenciales para Vivir Bien.

 

La propuesta liberal (manejada hasta ahora por tecnócratas y economistas liberales) de mantener las reservas internacionales intactas, ganando intereses ínfimos para paliar cualquier crisis menor, no tomó en cuenta que la crisis económica que estamos viviendo a nivel mundial es profunda y que dejar nuestras reservas internacionales a expensas de tal inestabilidad financiera es un peligro. Aparte de que en el ínterin nuestro país obtiene préstamos para inversión pública de fuentes externas a mayores intereses y con requisitos que restringen las posibilidades de hacer del país el espacio de ejercicio de la soberanía, la independencia, la autonomía y la autodeterminación.

 

¿Y qué pasa si algo le ocurre a esas reservas internacionales por el estado actual de las finanzas internacionales? ¿Qué ocurriría si las reservas internacionales se pierden en el juego especulativo del capitalismo global? ¿Qué actitud debería, en ese caso, tomar el pueblo?

 

Las recetas económicas liberales alegan que la inversión de capital propio es altamente riesgosa, siendo más oportuno optar por créditos extranjeros. Esta concepción surge de la desconfianza que tienen los liberales en la administración estatal. Como veremos más adelante, la experiencia de muchos países ha demostrado el éxito de la verdadera reinversión estatal, poniendo en jaque todo el paradigma neoliberal del cual es tan difícil desprendernos. Así, es más contradictorio todavía que, a pesar de tanta crítica a este modelo que el gobierno ha lanzado, se siga amparando en algunas de sus recetas.

 

Otro tema que demuestra que existen fuerzas internas dentro de nuestro gobierno que evitan romper el paradigma liberal de economía es nuestro bajo déficit fiscal. Tomando en cuenta que la correlación entre el déficit fiscal y la promoción del aparto productivo es directamente proporcional, el reducido déficit fiscal es pauta de que no estamos creciendo y que la promoción de motores económicos en términos reales es prácticamente inexistente. La decisión de no reinvertir capital propio -lo que implicaría un crecimiento del déficit fiscal del menos del 1% actual a un rango entre 4 y 9%- por no romper con los lineamientos liberales retarda, sin duda, el fortalecimiento de nuestro aparato productivo y, por lo tanto, el desenvolvimiento de posibilidades de autodeterminación y soberanía de nuestro país. Estas acciones no pueden ser tomadas como parte de la nueva visión de país porque son anti-revolucionarias.

 

Vale la pena entonces traer a colación la experiencia de algunas naciones ricas en recursos fósiles (Irán, Noruega) que han logrado generar medios adecuados para encarar el contexto neo-neoliberal y re-colonial que se viene gestando de manera cada vez más virulenta y violenta. Estas naciones, a través de políticas de valorización y capacitación de trabajadores, técnicos y profesionales propios, además formados bajo el paraguas del modelo estatal, llegaron a consagrar modelos de administración eficientes, tanto así que el 90% de las reservas internacionales de hidrocarburos están en manos de empresas nacionales de petróleo. Este hecho contradice al neoliberalismo económico de administración que alega que el Estado debe desaparecer por su pésima e ineficiente administración. La realidad actual demuestra la falsedad de este discurso, ya que las empresas nacionales de petróleo son las que solventan gran parte de las necesidades energéticas del mundo. ¿Qué diría ahora Ronald Reagan, quien sostuvo en 1981: «El Estado no es la solución, es el problema»? Quizá esta frase fue la más claramente expresiva de lo que significó el neoliberalismo para la industria petrolera; en el caso nacional la frase se refleja en la actual YPFB, que pasó de ser el motor productivo de Bolivia a un botín político de sueldos y la triste fuente de esperanzas truncadas del pueblo boliviano.

 

Volviendo a las experiencias de administración estatal, tenemos que a partir de los precios altos actuales del petróleo y sus derivados se han desenvuelto iniciativas nacionales, como la de la venezolana PDVSA, de invertir en los eslabones más rentables de la industria petrolera y no así únicamente en la provisión de petróleo. Esta iniciativa ha desencadenado una multitud de inversiones estatales en el sector hidrocarburífero en países del hemisferio sur para aminorar los costos de provisión y transporte. Entre éstas tenemos, por ejemplo, a PETROCARIBE -que es un esfuerzo de Venezuela con otros Estados del Caribe- que pretende instalar puntos de refinación en ciertos lugares estratégicos de lugares caribeños. Venezuela también está emprendiendo otros proyectos conjuntos con Ecuador, Brasil, Argentina y nuestro país a través de PETROANDINA. El punto central a considerar de estos emprendimientos es que han logrado que los eslabones más rentables que anteriormente se encontraban en las manos de grandes monopolios petroleros extranjeros pasen a manos de naciones del hemisferio sur.

 

Se trata de grandes logros si consideramos que anteriormente Venezuela no disponía de la capacidad de refinación comparable a su capacidad de extracción de petróleo, por lo que para procesar su crudo utilizaba parte de sus réditos petroleros en mejorar la capacidad de las refinerías instaladas en Estados Unidos. Vale decir, generaba una mínima ganancia por la venta de materia prima y el grueso del valor comercial que se obtiene de la refinación pasaba a manos de la oligarquía corrupta venezolana y a la infraestructura de refinación estadounidense. El reducido Estado venezolano no tenía ninguna capacidad de control del proceso más importante: la refinación. Es este el resultado de la política de liberalización.

 

Otro caso ilustrativo es el iraní. Hoy en día Irán cuenta con una de las mejores tecnologías en cuanto a la cadena hidrocarburífera y, a partir de los ingresos de su industria petrolera, ha desarrollado excelentes sistemas de salud, educación, infraestructura y motores de diversificación económica. Vale la pena resaltar que todo esto ha sido posible aun habiendo enfrentado una guerra auspiciada por Estados Unidos y operada por Irak -la «Guerra de los 7 años»- que destruyó casi en su totalidad la infraestructura petrolera y vial del país.

 

Los pilares del desarrollo de la industria iraní de petróleo post «Guerra de 7 años» con Irak tuvo por objeto:

 

    1. Expandir la industria petroquímica, en luz del valor agregado de productos petroleros con tratamiento petroquímico en el mercado global, y requerimientos domésticos de las industrias DOWNSTREAMiii.

    2. Dar prioridad a extender la red de gas a centros industriales, termoeléctricos y áreas residenciales.

    3. Inversiones en el sector UPSTREAMiv de la industria ejecutando proyectos de exploración, potenciando las reservas y otorgando mayor peso nacional dentro del contexto energético global.

    4. Lograr un rol activo en la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y otras organizaciones internacionales para estabilizar el mercado mundial.

    5. Asegurar los recursos necesarios requeridos para el desarrollo de proyectos mediante contratos con modalidad de BUY-BACKv, mecanismo práctico para la implementación de proyectos de desarrollo, poniendo énfasis en la utilización de experticia doméstica y potenciales de inversión, así como también la transferencia de tecnología.

 

Estas experiencias denotan y connotan que hay que romper con el paradigma liberal, que en este momento enfrenta una crisis que está haciendo colapsar todo el sistema financiero global y cuya dimensión está siendo disimulada por toda una campaña mediática que trata de encubrir la profundidad de la crisis económica global. Claro está que el paquete de salvataje de 900 mil millones de dólares, impulsado por el Ministro de Finanzas de EE.UU., Paulson, otros 500 mil millones de la Reserva Federal de EE.UU. y tantos otros paquetes financieros promovidos por todo el mundo, tienen como finalidad socializar la deuda para que el pueblo norteamericano la pague de sus impuestos a costa de perder sus casas y así se alivie, aunque sea de manera momentánea, las burbujas financieras que seguirán apareciendo y que llevan desgracia a las economías pequeñas y hambre a millones de personas.

 

En este contexto, cuán equivocados estamos si no asumimos esta realidad e impedimos que unos cuantos individuos que están más cerca de nosotros de lo debido sean los que marcan los lineamientos a seguir e imposibilitan la verdadera formulación necesaria de un Estado apto para enfrentar la problemática global ambiental, económica y social del presente y futuro. El desenvolvimiento a nivel mundial de un nuevo tipo de estatismo ya se ha dado en varios países, los estados están volviendo a inmiscuirse con mayor fuerza dentro la economía global. En este escenario, ¿dónde nos encontramos nosotros? Pensábamos, hace unos años, que nos habíamos adelantado a la crisis global al, supuestamente, haber entrado a nueva etapa estatista, cuando en realidad seguimos en una etapa liberal liderizada por algunos individuos que, sabemos, corroen el proceso; se trata de un «secreto» a voces.

 

De sueños de auto-cambio

 

No es inútil soñar y sentir, porque el sueño y el sentimiento son realidades materiales que promueven cambios. Así, soñamos con que el proceso de cambio que lleva adelante el Presidente Evo Morales se respalde cada vez más en mujeres y hombres complementarios con él y su visión, que sienten por la patria y no por sus meros intereses.

 

Siendo que el proceso de cambio que poco a poco se intenta instaurar en Bolivia es parte sustancial de la esperanza del pueblo boliviano, entendido éste como el conjunto de mujeres y hombres que hemos sentido las consecuencias del sistema dicotómico que ahonda las diferencias sociales-económicas y que nos hemos opuesto sentidamente -no sólo discursivamente- a este sistema, es fundamental también disponernos a la autocrítica para romper en nosotros mismos esos antagonismos y enfrentar con valentía la realidad que muy feamente se refleja en nuestras pupilas -espejos de nuestra alma y del alma del mundo entero-. El proceso de cambio pasa por gente que está en el poder y no cree en él más que para satisfacer sus propios intereses egoístas basados en la supervivencia de la escisión social, vale decir, en la permanencia de las diferencias desequilibradas de clases sociales, de culturas y de seres humanos, naturales y cósmicos. Si no perduraran estas disparidades, ¿cómo solventarían estas personas sus insuflados deseos elitistas y discriminadores de poder? Muy fácilmente se llenan la boca de nobles discursos interculturales, pero a la hora de complementarse no flaquean en desvalorizar al otro para cobardemente sentirse «algo», porque a su identidad, evidentemente, ya han renunciado.

 

Si bien esta gente campea en las diferentes instituciones de gobierno no vale la pena desesperarse y perder esa esperanza que sostiene al pueblo. Lo oportuno es fortalecer a aquellos que sí defienden el cambio, a aquellos que no buscan puestos en el gobierno para engordarse de poder y de dinero, sino que buscan el cambio tanto en sí mismos como en toda la sociedad, sea ésta humana, natural o cósmica, sin discriminación alguna. Y de esta gente existen varios.

 

En tanto el cambio estructural de un país se cimienta en seres humanos que lo llevan adelante, y considerando que cada ser humano contiene en sí mismo el sistema, entonces es menester combinar e intracombinar el auto-cambio del sistema en cada ser humano y el cambio de la estructura social, económica y política del país. En este sentido, se necesitan seres humanos autocríticos dispuestos a asumir que la colonización debe ser destruida en cada uno de nosotros y no creer, colonizadamente, que el «otro» es el colonizado mientras que uno es el descolonizador. Descolonizar una institución pasa por descolonizar a la gente que la maneja.

 

 

 

 

i Entre los recursos estratégicos de Bolivia tenemos al litio. Vale la pena anotar que el 70% de las reservas mundiales del mismo se encuentran en la zona intersalar de nuestro país.

ii Las reservas internacionales en los gobiernos anteriores no sobrepasaban los mil millones de dólares. Hoy en día oscilan entre 7 y 7.5 mil millones de dólares.

iii Se refiere a todos los procesos hidrocarburíferos posteriores a la explotación.

iv Se refiere a toda la parte de exploración y explotación de la cadena hidrocarburífera.

v Modalidad de contrato por la cual las empresas internacionales invierten y que consiste en lo siguiente: cuando empieza la producción del campo, el contrato es entregado a Nacional Iranian Oil Company (NIOC) o sus subsidiarias. La empresa internacional recibe sus costos de exploración y explotación más un margen de ganancia previamente acordado, sí y sólo si el campo produce como se esperaba y los precios internacionales están altos.