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Comunicación indígena y campesina protagonista en los procesos de transformación

Fuentes: Rebelión

Sistemas comunicacionales radiales y audiovisuales en manos de hombres y mujeres indígenas y campesinos controlando todos sus procesos, desde la idea y el guión hasta la emisión en la televisión pública o las radios, pasando por el rodaje y la producción. Y todo ello desde una visión y determinación colectiva, comunitaria. Donde no hay directores […]

Sistemas comunicacionales radiales y audiovisuales en manos de hombres y mujeres indígenas y campesinos controlando todos sus procesos, desde la idea y el guión hasta la emisión en la televisión pública o las radios, pasando por el rodaje y la producción. Y todo ello desde una visión y determinación colectiva, comunitaria. Donde no hay directores ni venta del producto a las salas de cine; pero hay decisión política de empoderarse en el uso y control de los medios de comunicación al servicio de los procesos propios.

Lo resumido más arriba es el proceso que se desarrolla en Bolivia durante los últimos más de quince años a cargo de las organizaciones indígenas originarias y campesinas de ese país. Proceso que hoy se ha convertido en una referencia comunicacional nacional e internacional por su amplio desarrollo e importantes resultados, pero especialmente por su característica principal que es la visión y práctica comunitaria. Proceso que desde sus inicios ha partido del respeto al protagonismo de las organizaciones como sujetos políticos y desde el convencimiento de que, no solo es posible, sino que debe de ser una apuesta política apoyar procesos verdaderamente transformadores y emancipadores frente a la injusta realidad social, económica, cultural y política que hoy vivimos la mayoría de pueblos y personas en este planeta.

Sería el año 1995 cuando se inician los primeros pasos en esa idea de un trabajo que permita el empoderamiento indígena y campesino del medio audiovisual para poner éste al servicio de sus procesos sociales, culturales pero también económicos y políticos. Así nació el inicialmente denominado Plan Nacional de Comunicación Indígena y que hoy constituye ya el Sistema Plurinacional de Comunicación Indígena Originario Campesino de Bolivia. Dicho Plan se estructuraría en base a tres pilares básicos que hoy en día siguen establecidos como tales. La formación técnica en el conocimiento y control de los medios (guionización, luz, sonido, cámara, producción…); la producción de materiales audiovisuales (videos, televisión y radio) centrados en el abanico de tipos más amplio posible (ficciones, videoclips, documentales culturales o reivindicativos…), y la difusión de los mismos en comunidades y centros urbanos. Pero lo importante es que los protagonistas de estos pilares serán hombres y mujeres elegidos en sus comunidades y organizaciones de base y quienes definan necesidades, orientaciones y materiales a realizar. Incluso los guiones escritos de forma colectiva incluyen en muchos casos a las propias comunidades, demostrando que se puede hacer comunicación de otra forma diferente a la dominante, presa del mercado, el consumo y los lineamientos de determinados grupos de poder.

Las difusiones se llevarán adelante, en primera instancia en las comunidades. Por una parte, prima la determinación de devolver los productos a sus verdaderos protagonistas. Por otra parte, la opción de trabajo en las comunidades indígenas y campesinas busca generar procesos participativos de reflexión y debate en torno a problemáticas variadas: pérdidas de elementos culturales, indefensión ante la discriminación y el racismo o, formación para la participación en los procesos de estos pueblos frente al estado neoliberal. Así como, posteriormente, en el fortalecimiento del proceso de transformación que vive el país para la construcción del nuevo estado plurinacional, de nuevos modelos económicos y de relacionamientos en la diversidad y todos ellos bajo el paraguas que constituye el paradigma del Buen Vivir como alternativa civilizatoria.

Esas difusiones y procesos de reflexión se fueron extendiendo igualmente por los centros urbanos, visibilizando en éstos lo que ocurría en las comunidades y las alternativas que desde allí también se generaban. El nivel máximo de este pilar, posiblemente se articula en la consecución, a partir de los años 2002-2003 de un espacio en la televisión pública, a través del programa «Entre culturas». Con alcance para todo el país y sin permitir injerencias en la definición de la programación, esta será la primera vez en la historia del país que los pueblos indígenas y campesinos tienen un espacio propio a este nivel. Posteriormente, durante el periodo de la Asamblea Constituyente (2006-2007), se logra emitir un segundo programa («Bolivia Constituyente») en directo y semanal, siendo el único programa televisivo que hizo un seguimiento pormenorizado y continuo de los trabajos y problemas de este importante periodo reciente que debatía la nueva constitución política del estado plurinacional.

También fue a partir de 2001 que se empezaron a dar los primeros pasos en un cuarto y decisivo pilar de este proceso. Se trataba de la formación política y social que debía complementar la recibida por tantos comunicadores y comunicadoras formadas desde el inicio del proceso. Recordamos que no se trataba de hacer videos (a estas alturas también radio) por una cuestión artística o mercantil, sino al servicio de los procesos indígenas y campesinos, por lo tanto las organizaciones nacionales vieron inmediatamente la necesidad de esta formación política complementaria. Hasta tal punto que desde los primeros talleres de trabajo en derechos, género, procesos sociales, etc. incluyeron dirigentes de diferentes niveles de las propias organizaciones y toda la formación se orientó pensando en la posibilidad de alcanzar en algún momento una Asamblea Constituyente y cómo se construiría una propuesta propia de las organizaciones sociales.

En la totalidad de las formaciones se dio prioridad no solo a la formación en derechos o comunicación, sino también a que éstas debían incluir un análisis desde la perspectiva de género para visibilizar la discriminación y vulneración de derechos que enfrentan las mujeres indígenas y campesinas. Al fin y al cabo si el objetivo es ir construyendo un sistema político y social diferente, más justo y equitativo, éste no podrá ser realidad sin abordar no solo la necesidad de la descolonización sino también la de la despatriarcalización. Hoy este cuarto pilar confluye, en una escuela de formación permanente y reglada de la que en 2014 saldrá la segunda promoción de dirigentes y comunicadores y comunicadoras indígenas, en la que, posteriormente, las personas formadas asumen la obligación de multiplicar sus conocimientos en sus territorios y organizaciones. Desde los inicios del proceso comunicacional y formativo, muchas de las personas que han estado inmersas en los mismos, posteriormente, han fortalecido a las propias organizaciones indígenas y campesinas y han tomado parte activa en la constituyente o en el legislativo así como en muchas otras estructuras del nuevo estado plurinacional. Todo ello, además de seguir reforzando el propio proceso comunicacional.

En este amplio contexto, a la hora de hacer una revisión de los frutos alcanzados en estos más de 15 años de proceso comunicacional hay cierta dificultad para destacar los más importantes, pero por citar algunos de éstos:

  • Gran e importante producción de materiales comunicacionales hechos y orientados desde la cosmovisión y planteamientos políticos indígenas y campesinos.

  • Incidencia en la sociedad desde espacios de difusión, divulgación y debate en radio y televisión.

  • Puesta en marcha de sistemas regionales de comunicación, manejados y dirigidos por equipos indígenas.

  • Proceso de capacitación que derivó hacia un importante proceso de formación en derechos, género y comunicación de comunicadores y comunicadoras así como de dirigentes. Con una amplia posterior proyección hacia y en las comunidades, organizaciones e instancias del estado plurinacional.

  • Aporte a la creación y sostenimiento del Pacto de Unidad de las cinco confederaciones indígenas y campesinas, pilares del proceso constituyente.

  • Proyección hacia otros países y organizaciones indígenas del continente, dando apoyo formativo y fortaleciendo la comunicación indígena en el continente.

  • En suma, apropiación y empoderamiento de los pueblos indígenas y campesinos de Bolivia de los medios comunicacionales al servicio de sus procesos.

Toda la experiencia comunicacional y formativa acumulada a lo largo de este tiempo de más de quince años permite hoy afirmar que se ha operado un proceso permanente de apropiación social y política de los espacios y medios comunicativos y político sociales. Y son las organizaciones indígenas y campesinas las que protagonizan este empoderamiento, para el fortalecimiento de sus identidades diversas y como sujetos emancipadores en el marco de construcción de un país diferente, transformado social, cultural, económica y políticamente hacia modelos más justos y equitativos.

Jesus González Pazos. Miembro de Mugarik Gabe

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.