¿Qué se puede y se debe esperar de los Grupos de Usuarios de Software Libre? Lo mismo que se debe esperar de cualquier organización de base comunitaria: la atención solidaria de los problemas de esa comunidad. En nuestro caso, problemas que tienen que ver con tecnología de información. La acción de […]
¿Qué se puede y se debe esperar de los Grupos de Usuarios de Software Libre? Lo mismo que se debe esperar de cualquier organización de base comunitaria: la atención solidaria de los problemas de esa comunidad. En nuestro caso, problemas que tienen que ver con tecnología de información. La acción de los grupos de usuarios de Software Libre, sin embargo, es particularmente importante y trascendental porque se enfrentan a formas bien establecidas de hacer negocios, diseñadas para mantener ciertas formas de dependencia tecnológica y favorecer monopolios del conocimiento. Esto explica, además, que ese accionar no sea nada fácil y que, a menos que se planteen una estrategía sistemática y sostenible, los grupos de usuarios terminarán diluyéndose en un mercado habituado a las soluciones tradicionales: tome el teléfono y disque el 0500 del HelpDesk en Miami.
En Venezuela, los grupos de usuarios tenemos, desde Diciembre de 2004, una extraordinaria ventaja formal: el decreto 3390, que sanciona el uso «prioritario» de SL en la administración pública nacional. El decreto estableció un lapso de 2 años para la adopción de SL «a partir del momento en el que se publiquen los planes de migración». Pueden Uds imaginar cómo se interpretó esa orden. Una manera de saberlo es preguntarse ¿Cuántos usuarios de SL hay en Venezuela?. Es muy difícil decirlo con precisión, pero ciertamente no son los 2 y pico de millones de empleados públicos que tiene el país quienes, desde luego, caen directamente bajo el mandato del decreto.
Para saber la respuesta a esa pregunta hace falta un método indirecto: «por sus obras los conocereís». Dos organizaciones nacionales, no gubernamentales, pero con apoyo del Estado, se abrogan la representación de los Grupos de Usuarios de SL del país: Solve1 y Glove2. Ambas evidencian un claro perfil técnico entre sus miembros y una gran inquietud política, especialmente en la primera. Solve está asociada a la organización de los Foros Mundiales de Conocimiento Libre que ya van en la 5ta edición, con un firme apoyo del Gobierno. La guerra de las distros fue, al menos por un tiempo, uno de los temas más debatidos en sus listas3. Glove, por su parte, confedera a 24 grupos de usuarios distribuidos por todo el país y ha organizado en tres ocasiones (va para la cuarta), un evento itinerante: El Congreso Nacional de Software Libre4. Las estadísticas del CNSL5 son interesantes: en el 2005, recorrió 9 ciudades, en 9 estados, durante mes y medio y convocó a unas 1500 personas. En el 2006, recorrió 13 ciudades en 13 estados y reunió a unas 3000 personas, con 3 meses de actividades itinerantes. Y en el 2007, alcanzó nuevamente a 13 ciudades/estados durante tres meses, con una asistencia total de unas 4000 personas. Sin embargo, una mirada cuidadosa sobre una de esas sedes, la de Mérida, cuenta una historia diferente: El Congreso en Mérida pasó de una asistencia de casi 400 personas (en el 2005), a cerca de 200 personas (en el 2006, en la misma sede) y a 130 en el 2007. Ese descenso en la asistencia, (que también lo han sufrido otros eventos de SL en la ciudad) podría deberse a que se está aumentando el nivel de especialización y se está convirtiendo en un evento en el que se encuentran los colegas a discutir variantes más elaboradas del problema que nos anima. Eso suele ocurrir en las comunidades científicas y tecnológicas. Ciertamente, se pudo observar mucha más familiaridad entre los participantes (y ponentes) este año.
Nuestra impresión, sin embargo, es que «el problema de SL» sigue siendo grande, se resiste a ser conquistado y no lo vamos a conquistar con eventos de ese tipo solamente: Tenemos muchos menos usuarios de los que podríamos tener, aún sin mencionar que es política pública nacional ( ¿ Cuanto representan 4000 personas en un universo de 2 millones?). Y no son los aspectos técnicos los que parecen obstaculizar el progreso. Pareciera tratarse, antes, de barreras de tipo político y cultural. La comunidad actual, ese colectivo que debiera llamarse mejor los servidores de la comunidad, tiene que explorar variantes en la estrategia de comunicación, pues esa tendencia a superespecializarse (y concentrarse en menos personas) no es buena para nadie.
Tenemos que llegar hasta los verdaderos usuarios y enseñarles a resolver sus problemas con estas tecnologías. ¿ Cuantos usuarios de SL hay en los centros comerciales de su ciudad?6. ¿ Cuantos usuarios de SL entre los usuarios de Movilnet?.
En ese trabajo de transmisión de conocimiento uno esperaría que los profesores tengamos mucho que decir (y hacer). Uno de mis mejores estudiantes de matemática este semestre, tomó como proyecto final investigar la respuesta a la pregunta ¿ Cuántos usuarios de Software Libre hay entre los profesores de nuestra Universidad?. Era un trabajo no obligatorio, pero conociendo al candidato pensé que lo haría sin dificultad. Me sorprendí cuando no lo entregó y, durante la revisión, vino a verme con una cara muy triste.
Me contó de las peripecias tratando de llegar a un estimado. Para comenzar, hizo lo que uno debe hacer para resolver esos problemas. Se armó de una definición de «usuario de software libre»: cualquier persona que, a sabiendas o no, emplea algún sistema de software libre (En nuestra Universidad 90% de los sistemas académicos centrales funcionan con Software Libre7). Con esa definición en mente, habló, para comenzar, con uno de nuestros expertos en Linux, profesor también, y moderador de una lista de correo comunitaria. Este profesor le dijo que el estimaba muy pocos usuarios entre los profesores y que la lista en cuestión tiene unas 70 direcciones inscritas (la población profesoral es de mas de 3000 personas). Le dijo, como se supone que debe decir un administrador, que lamentablemente no podía darle la lista de los usuarios. Se suele asumir que quien tenga esa lista podría usarla para distribuir el odioso spam (correo basura o mensajes no deseados). Claro que no tenía que entregarle la lista de emails. Una inspección a los nombres de los inscritos es perfectamente inofensiva y habría sido muy útil. Al joven estudiante se le ocurrió enviar un mensaje a la lista, a la que no está suscrito, con lo cual su mensaje se quedó esperando la aprobación del moderador. Es decir, todo terminó con una falla técnica.
Aún sin desanimarse, el joven estudiante fue a hablar con otro joven líder de uno de los grupos de usuarios que se promocionan en la Universidad. La respuesta fue casi idéntica a la del primer profesor y su mensaje a la correspondiente lista también se quedó frío.
A continuación fue a hablar con otro profesor, de la Facultad de Ciencias, defensor público del Software Libre. Este profesor tampoco pudo darle ningún dato de la comunidad y se limitó a señalar que en su facultad serían unos 2 o 3 usuarios. Por último, el estudiante ya muy desanimado, contactó a un profesor de la Facultad de Ingenieria, otro defensor público del Software Libre, quien tampoco pudo darle ninguna figura precisa y quien se limitó a decir que «yo respondo por mí mismo».
El joven amigo no logró hacer su proyecto de curso, pero nos ha dado un relato muy claro de la muy nociva actitud que se observa en ciertas comunidades de usuarios de Software Libre. ¿ Creen Uds que con eso, llámese falta de diligencia, desdén o actitud arrogante, podremos desafiar aquellas formas económicas establecidas que mencionamos al principio?
Uno de los logros inmediatos, no necesariamente muy visible, del movimiento global por el Software Libre, ha sido una solución efectiva a el problema de formación tecnológica selectiva, continua y a la medida. Cómo señalan estudios muy serios8, muchas personas se convierten en usuarios de Software Libre motivados por el deseo de aprender, a su ritmo y a su medida, sobre las tecnologías de la información. Se crean así, comunidades de aprendizaje en las que el conocimiento, a todo nivel, fluye libremente, favorecido por proyectos puntuales de desarrollo y por un nuevo tipo de contrato social que rige entre usuarios y desarrolladores de las tecnologías libres: acceso libre al conocimiento.
Esos esfuerzos, sin embargo, se ve limitados entre nosotros por la escasa disponibilidad de sistemas y servicios de soporte a los nuevos usuarios, limitados a su vez por la gran dispersión de los expertos locales que no cuentan con demasiados estímulos para ofrecer la dedicación necesaria para atender a los usuarios.
Es por esto que creemos nuestro objetivo en el corto plazo debe ser crear un sistema de ayuda para una comunidad de usuarios de tecnologías de la información, basado en contribuciones voluntarias, solidarias, pero sistemáticamente premiadas en y por la misma comunidad. Esto es un sistema descentralizado, sostenible y en perfecta sintonía con los usuarios reales, a fin de cuentas, la verdadera razón de ser de la tecnología. Lo llamamos CULTOS: Comunidad de Usuarios Libres y Tecnologías Solidarias. Un título ambigüo, nos han señalado y con razón, puesto que el adjetivo libres parece en el sitio equivocado. Ese arrebato lingüístico, sin embargo, nos parece fundamental para enfatizar que la libertad es para los usuarios. No es por máquinas o abstracciones que debemos preocuparnos. Nuestro objetivo es servir a las personas.
Copyright © 2007. Jacinto Dávila. El autor se reserva el derecho llamarse autor de este texto y asume la responsabilidad por sus opiniones. El texto puede ser distribuido sin ninguna otra restricción implícita o explícita.
Notas
2 http://www.glove.org.ve/grupos
3http://solve.net.ve/pipermail
5Tomadas del informe general de actividades, presentado en Septiembre de 2007 por GNU/Linux Organizado en Venezuela Sitio Web: http://www.glove.org.ve –
6http://nux.ula.ve/components
7http://nux.ula.ve/documentos
8 UNU-MERIT. Economic impact of open source software on innovation and the competitiveness of the information and communication technologies (ict) sector in the eu. Technical report, UNU-MERIT, 2006.