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Entrevista con Alejandro López y Raúl Godoy, máximos dirigentes en Neuquén en su vuelta a la fábrica

«Con Zanón recuperamos un bastión que debe ser imitado»

Fuentes: Rebelión

 Quizás hace más de 40 años no sucedía en el país, cuando Agustín Tosco era líder de Luz y Fuerza en Córdoba o René Salamanca, secretario general del SITRAC SITRAM en la misma provincia, trabajaba en la planta Santa Isabel de IKA Renault. Pero esta semana sucedió en Neuquén: a pocos días de haber logrado […]

 Quizás hace más de 40 años no sucedía en el país, cuando Agustín Tosco era líder de Luz y Fuerza en Córdoba o René Salamanca, secretario general del SITRAC SITRAM en la misma provincia, trabajaba en la planta Santa Isabel de IKA Renault. Pero esta semana sucedió en Neuquén: a pocos días de haber logrado la expropiación de la fábrica Zanon, los dos máximos dirigentes de esa lucha que duró nueve años volvieron a la línea de producción junto a sus 450 compañeros. Un hecho que ellos mismos se sorprenden que sea noticia «porque es lo que siempre dijimos y lo que teníamos que hacer». Alejandro López y Raúl Godoy, secretarios general y adjunto salientes del Sindicato de Obreros y Empleados Ceramistas de Neuquén, hablaron desde la línea de producción con Rebelión sobre como ven el ahora y el futuro de la fábrica de porcelanato más grande de América Latina, en manos de los trabajadores.

 – ¿Cómo vivieron la vuelta a la fábrica?

 Alejandro López: Fue muy impresionante. El volver al lugar original donde empezamos a organizarnos, donde empezamos a sacar los primeros números del control obrero parcial, allá por 1998, cuando éramos delegados, y ahí nos dimos cuenta de cómo y cuánto nos estaba explotando la familia Zanon. Fue en el sector del esmalte, adonde volví esta semana. Y los compañeros y compañeras se arriman y les parece muy bien que hayamos dado este paso. Esto es importante no solo para nosotros, para la gestión obrera, sino para todo el movimiento obrero que tiene a sus dirigentes tan desprestigiados. En la lucha sindical, los burócratas nos han acostumbrado que nunca vuelven a su sector de trabajo. Aquí estamos demostrando que cuando los trabajadores confían en su propia fuerza y se tiene un método de trabajo, las cosas se pueden hacer diferentes.

 Raúl Godoy: Para nosotros es emocionante volver. Volver y tener el respeto y el reconocimiento de cada uno de los compañeros. Uno comprueba que estamos intactos como aquellos días o incluso mucho mejor por la fraternidad que logramos entre nosotros. Después de tantos años de pelea, yo creo que estamos recargados y estas cosas a nosotros nos ayuda muchísimo porque esta vuelta no significa para nada entrar a la pasividad sino que es un doble desafío para volver a militar desde la máquina en la fábrica. Yo creo que entramos con muchísima más responsabilidad que cuando asumimos como delegados. Tenemos más responsabilidad que antes.

– ¿Dónde estaban cada uno de ustedes hace diez años atrás?

 AL: A mi me tocaba trabajar en esta misma línea de esmaltado, pero con otra cabeza. En aquel momento, la prioridad como esmaltador y después como delegado, era tratar de cuidar a los compañeros, pelear por las condiciones de seguridad y por un salario justo. Hoy, diez años después, tenemos otros objetivos. Si bien hoy se recuperó una interna y también un sindicato, se puso la fábrica bajo control obrero y se logró la expropiación, que es un paso enorme que dimos, empieza a madurar la necesidad de discutir el futuro en nuestras manos. Ya no nos conformamos con una fábrica bajo control obrero ya que mientras haya compañeros explotados en cada una de las fábricas, como está pasando en Terrabusi (Kraft Foods) o en tantos otros rincones donde hay cientos de trabajadores precarizados y en negro, la lucha para nada ha terminado.

 RG: Yo estaba en las cargadoras, un sector que la patronal luego fue abandonando y que no se pudo poner en marcha porque es la parte más vieja de la fábrica. Pero siempre dependía de la línea de producción. Por eso ahora volví a la línea 13, como decorador, retomando algunas cosas y aprendiendo nuevas porque han cambiado muchas modalidades en todo este tiempo. Y está bueno porque esto de trabajar sin ningún tipo de presión, al ser colectivo y con mucha colaboración, se trabaja de otra manera. Da alegría trabajar en estas condiciones.

– ¿Qué cosas todavía no se han logrado en Zanon? ¿Y hasta qué cosas consideran criticables del proyecto que ustedes empezaron?

 RG: En primer lugar, a los obreros y obreras de Zanon más no se les puede pedir por el sacrificio que han hecho, adentro y afuera, para mantener esta fábrica en marcha. Pero todo lo que le falta a Zanon es lo que nos falta hacer con el conjunto de los trabajadores. Porque no puede haber una fábrica que ande bien cuando hay millones de desocupados y cuando hay una crisis económica internacional impresionante que nos golpea a todos. Yo creo que con Zanon recuperamos un bastión. Armamos y cavamos una trinchera y lo transformamos en un lugar donde organizarnos. Zanon es una palanca. Y es un laboratorio para que muchos compañeros entiendan, en cada uno de los lugares donde estén, que son ellos los que mueven el país. Son ellos los que tienen el poder de pararlo cuando quieran y son ellos los que tienen el poder de transformar mañana a esta sociedad. Yo creo que materias por aprobar nos faltan muchas. Nosotros estamos rindiendo una en estos días (ríe). Por eso nuestra vuelta es mostrar que todos los podemos hacer, que todos podemos y tenemos que militar y tomar el destino en nuestras manos. Así que lo que nos falta es tener un avance en conjunto con los trabajadores. Por eso pensamos en un proyecto político y también discutimos si debemos entrar o no en una central de trabajadores pero para dar pelea con nuestro programa. Porque opinamos que no está todo bien.

 AL: Mirando un poco para atrás, nos parece que tendríamos que dar a conocer más el control obrero. Es fundamental que los trabajadores manejemos la economía, que hagamos los números, que tengamos los medios de producción en nuestras manos. Esta conquista nos hizo conocer lo que es trabajar con libertad, con responsabilidad, poner una fábrica al servicio de la comunidad. Porque, como siempre decimos: acá no solamente se fabrican pisos y revestimientos, sino que lo más importante que se fabrica acá es solidaridad de clase. Así que dar a conocer esto es por ahí una tarea pendiente. Y en medio de esta crisis, con lo que pasó con nosotros está claro lo que hay que hacer: fábrica que cierra es fábrica que tiene que quedar en manos de los trabajadores. Y cuando un patrón se le ocurre despedir a miles de trabajadores, hay una solución mucho más sencilla: en vez que se vayan miles de trabajadores a la calle, hay unos solo que se tiene que ir, que es el patrón. Por eso lo que nosotros hicimos no solo hay que darlo a conocer sino que hay que llevarlo a la práctica. Cuando los trabajadores entendamos eso en nuestras cabezas, después ya no tendremos fronteras. No tendremos límites.

– El día que se dio el recambio en la conducción del sindicato, hablaste que lo más difícil era la discusión interna, con los pibes y pibas nuevas. ¿Cómo lo ves?

AL: Ese también es un trabajo que nosotros venimos a hacer acá adentro.A tratar de hablar mucho con los compañeros, explicando que no alcanza con que la fábrica produzca el cien por cien, sino que la pelea es política. La combinación de lucha y trabajo la tenemos que hacer todos los días. Sobre todo porque hay una generación nueva de compañeros que se han sumado después del 8 de abril (del 2003), o sea que no sufrió las cinco órdenes de desalojo. No vivió de manera directa los cinco meses que estuvimos en la carpa frente a la fábrica. No sufrió la persecución, el procesamiento que hemos tenido, las amenazas de muerte. Entonces es necesario que intercambiemos experiencias entre todos, como lo hicimos al principio de todo esto. Porque en el ’98 nosotros, que éramos más jóvenes, pudimos mezclarnos con los más viejos… Ahora hay otro recambio generacional en Zanon bajo control obrero. Por eso es interesante el desafío que no solo se está dando acá (en Zanon) sino también en las otras tres fábricas ceramistas de Neuquén.

 – En todo este proceso ustedes siempre insistieron que no podían avanzar sin el apoyo de la gente. ¿Hoy de qué depende que la fábrica siga avanzando y creciendo?

RG: De la lucha del conjunto de los trabajadores y de la comunidad, como siempre. Nosotros no tenemos la expectativa que vamos a ser una cooperativa exitosa que va a comercializar buenos productos, comprando y vendiendo, porque somos concientes que estamos en un sistema capitalista que está en ruinas y que merece perecer. Ya no tiene más que ofrecer salvo miseria al conjunto de la humanidad. Por eso nosotros somos apenas un grano de arena en todo este proceso. ¿Y de qué depende nuestro avance? De que avancen otros trabajadores. Si acá sigue habiendo crisis económica con miles de despedidos, la gente no va a comer cerámicos sino que lo que va a precisar es la comida. Y está bien. Por eso, si no peleamos en conjunto con los barrios donde todos los inviernos tenemos la triste estadística de pibes que se mueren por las pésimas condiciones, esta fábrica no tiene futuro si no peleamos con toda esa gente. Por eso nuestro futuro lo vemos ligado ahí: a la gente que pelea por vivienda, por trabajo. Nosotros de alguna manera volvemos a la fábrica, esperando vientos mejores, pero siempre sabiendo por qué luchamos. No hay salida individual, de ninguna manera. Ni una sola fábrica ni una sola región. Por eso hoy hay compañeros de Zanon que están en Terrabusi y también en Italia. Esta es una fábrica de obreros militantes y eso nos enorgullece.

– ¿Zanon se puede repetir? ¿La idea de ustedes es que cada fábrica recuperada o cada fábrica en crisis pueda hacer lo mismo que ustedes?

AL: Hoy Zanon dio sus resultados y sin lugar a dudas que con la expropiación dimos un paso enorme. Pero creemos que a corto plazo Zanon va a ser inspirador en cierta manera y eso está bueno. Porque allí los trabajadores vamos a estar mejor y esa es la idea fundamental: vivir mejor y dignamente. En aquel momento, hace casi diez años fue condiciones de seguridad, salario, ropa. Hoy queremos seguir estando mejor todavía pero con objetivos más grandes: que no haya más represión, que no haya más dictaduras. Para que los trabajadores de aquí, de Zanon, de Neuquén, de la Patagonia, como los trabajadores de Estados Unidos, los de Francia, Alemania, el pueblo hondureño, todos los trabajadores debemos estar mejor. Para eso se requiere mucha organización y la discusión profunda sobre una lucha de clases. Allí está nuestra fortaleza: nos referenciamos con nuestros compañeros de clase pero sabemos que tenemos un enemigo a combatir. O son ellos o somos nosotros. Así que el resultado está abierto pero la lucha va a continuar.

RG: Humildemente, quiero decir que Zanon se debe tomar no solamente en el sentido de una gestión obrera sino que se debe tomar desde el punto de vista de la organización. Se debe tomar como una lucha no corporativa y la idea de que para luchar en conjunto con otros trabajadores hay que tomar las demandas de los demás, no esperar simplemente que te apoyen. Zanon se debe repetir porque tiene que haber militancia obrera. Zanon es una necesidad hoy para millones de trabajadores ante la crisis porque nos van a echar como perros de vuelta. Por eso: aprópiense de la experiencia que humildemente queremos aportar desde Neuquén porque es una necesidad. No somos una alternativa. Nuestra lucha es una necesidad que se repita en todos lados.