En el Movimiento al Socialismo (MAS), de Evo Morales, pugnan dos corrientes ideológicas: Por una parte, se hallan los que hablan de antiimperialismo, industrialización, defensa de las nacionalizaciones, modernización de la educación, desarrollo tecnológico, revolución en la justicia y unidad de América Latina. Los de la corriente opuesta no hablan, pero actúan con eficacia. Lograron, […]
En el Movimiento al Socialismo (MAS), de Evo Morales, pugnan dos corrientes ideológicas: Por una parte, se hallan los que hablan de antiimperialismo, industrialización, defensa de las nacionalizaciones, modernización de la educación, desarrollo tecnológico, revolución en la justicia y unidad de América Latina. Los de la corriente opuesta no hablan, pero actúan con eficacia.
Lograron, en los inicios del régimen, que se suscribiera, con la intervención de George Soros, el contrato de Mina «San Cristóbal», en Potosí, base de una política minera que determina que las transnacionales del sector se lleven al año 3.000 millones de dólares y dejen para Bolivia 150 millones. Consiguieron que Bolivia envíe soldados a Haití y el Congo, bajo el mando de Washington, lo que continúa ocurriendo hasta el presente.
La histórica nacionalización de los hidrocarburos, del 01-05-06, quedará muy debilitada si en la próxima visita de Evo a Ollanta Humala, Perú (alineado en la Alianza para el Pacífico) y Bolivia acuerdan exportar gas a mercados de ultramar, lo que sólo puede lograrse si las compañías controlan en el país la totalidad de las reservas, como pretendía el ex presidente Jorge Quiroga Ramírez.
La nueva versión del proyecto Pacific LNG es incompatible con la propuesta energética del Programa de Gobierno del MAS (2015-2020), de utilizar coordinadamente, al servicio del modelo endógeno, la energía de termoeléctricas e hidroeléctricas, además de energía eólica, geotérmica y atómica para fines pacíficos.
El MAS no podrá conciliar por mucho tiempo la defensa del interés nacional con préstamos de nuestra Reservas Internacionales Netas (RIN) a bancos de EEUU y Europa Occidental, a intereses del 0.2 y el 05 % anual. Esa corriente ha conseguido que Bolivia emita bonos soberanos, por alrededor de 1.000 millones de dólares, a favor de Bancos coludidos con los paraísos fiscales, los fondos buitres y los agentes nativos del capital financiero internacional. ¿La experiencia argentina no servirá de nada?
El vicepresidente Álvaro García Linera ha denunciado la ingerencia de IBIS (nombre de la ONG) Dinamarca, en la política interna del país. ¿Cómo explicar que ahora el MAS se ufane de haber recibido «sólo» 125 mil dólares de un partido político danés, cuyo nombre no se acordaba la vicepresidenta de la cámara de Senadores, Nélida Sifuentes, a tiempo de brindar la información? («Página 7», 29-05-14). ¿El MAS no debería ser el centinela del proceso de cambio, en lugar de recibir dinero del poder transnacional?
Evo no ha vuelto a mencionar, felizmente, la arbitraria inclusión de 36 naciones indígenas en la Nueva Constitución boliviana. Álvaro, en cambio, todavía hace referencias nostálgicas al tema. Sin embargo, el MAS requiere de los pueblos indígenas, a fin de resistir, junto al resto del país, la avasallante incursión de los grandes soyeros, aliados a Monsanto, la Banca privada y sus socios locales para imponer el uso de transgénicos sin limite alguno.
La oposición política está fracturada y agónica. Creyó que era posible derrotar al MAS para sólo después construir un proyecto alternativo. Por esta razón, la suerte del país depende del triunfo de una de las tendencias del MAS. La ceguera opositora le impide observar las pugnas en el oficialismo y lograr que ellas se definan en beneficio de un proyecto liberador.
Esa oposición sólo lamenta que en Bolivia no exista un Estado de Derecho, como si el Estado de Derecho fuera una entelequia y no una construcción dinámica, atravesada, en nuestro país, por los riesgos que sufrió la integridad nacional por la prédica separatista de la «Nación Camba» y la disgregación de Bolivia que buscaba Felipe Quispe.
Esos críticos hablan de «recuperar el Estado de Derecho», como si este hubiera existido en tiempos es los que los hermanos Sánchez de Lozada ocupaban, simultáneamente, la Presidencia del país y la Contraloría General de la República. ¿Ese es el «Estado de Derecho que debemos recuperar?
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