La Asamblea Constituyente de Bolivia seguirá cerrada por lo menos hasta el 22 de octubre, en espera del resultado de negociaciones políticas para resolver conflictos que la tienen paralizada desde hace más de un mes, informaron el martes líderes del foro. El vicepresidente de la Asamblea, Roberto Aguilar, dijo a reporteros que la mesa directiva […]
La Asamblea Constituyente de Bolivia seguirá cerrada por lo menos hasta el 22 de octubre, en espera del resultado de negociaciones políticas para resolver conflictos que la tienen paralizada desde hace más de un mes, informaron el martes líderes del foro.
El vicepresidente de la Asamblea, Roberto Aguilar, dijo a reporteros que la mesa directiva acordó el lunes prolongar la suspensión de sesiones plenarias con objeto de «dar más tiempo a la búsqueda de consensos en el comité de concertación» creado por los partidos representados en la Constituyente.
Con la ampliación del receso, a la Asamblea le quedarán sólo 37 días hábiles hasta el 14 de diciembre, fecha en que por mandato legal debe concluir la aprobación de la nueva carta fundamental boliviana, una de las promesas centrales del presidente Evo Morales.
El lunes concluyó un receso de un mes de la Asamblea, decretado por la mesa directiva luego de tres semanas de paralización forzada por un conflicto en torno a una propuesta de traslado de la sede del Gobierno nacional.
La ciudad sureña de Sucre, que tiene título legal de capital de Bolivia aunque en los hechos alberga sólo al Poder Judicial y a la temporal Asamblea Constituyente, reclama ser sede también de los poderes Ejecutivo y Legislativo que funcionan en La Paz.
«El llamado tema de la capitalidad plena es uno de los asuntos sobre los que se negocia en el comité político y esperamos que se logre un acuerdo para destrabar la Asamblea,» agregó Aguilar.
Román Loayza, dirigente campesino y líder de la bancada oficialista en la Asamblea, reconoció que «el tiempo puede resultar escaso, pero todo depende de los acuerdos.»
El opositor centrista Angel Villacorta advirtió a su turno que podría ser «humana y legalmente casi imposible» que la nueva constitución esté lista en diciembre.
Para buscar acuerdo sobre el tema de la capital y sobre asuntos polémicos como la futura organización del Gobierno y los regímenes económico y de uso de la tierra, la mayoría de los partidos que integran la Asamblea negocian desde hace dos semanas en un comité de concertación.
La mayoría oficialista y los partidos opositores representados en ese comité suman más de los dos tercios necesarios para aprobar el nuevo texto constitucional, pese al auto marginamiento de la alianza derechista Podemos, la principal fuerza opositora.
El vicepresidente Alvaro García, quien coordina la negociación política, dijo el martes que el diálogo «está avanzando de modo sostenido hacia un gran acuerdo» y llamó a Podemos, agrupación liderada por el ex presidente Jorge Quiroga, a «sumarse en vez de bloquear el esfuerzo de concertación.»
La reforma estructural de Bolivia, con una constitución que dé más poder a los indígenas y consolide la nacionalización de la economía, fue una de las banderas de las movilizaciones sociales que entre el 2003 y el 2005 provocaron la caída de dos gobiernos y terminaron encumbrando a Morales en el poder.