Los cambios legales que se están aprobando en México para permitir a las Fuerzas Armadas realizar tareas de seguridad pública hasta 2028, se deben principalmente a una razón: la persistencia del clima de violencia heredado en el país, agravado por la crisis económica mundial.
Se trata de una medida estatal que busca dar respuesta a la enérgica demanda popular de “paz y seguridad”.
Es por esto que una medida tan importante y excepcional, para atender un problema tan crítico y complejo, merece sin duda, más tiempo para nutrirse de un debate público, antes de ser aprobada en los órganos del Estado.
Cuando una medida es polémica, es necesario abrir el debate y tomar decisiones firmes pero bien meditadas, por más urgente que sea la situación. Sin duda alguna estamos frente a una medida polémica, porque quienes hoy son gobierno, ayer fueron parte de movilizaciones sociales que exigían el regreso de los militares a sus cuarteles.
Hay muchas razones para afirmar que nuestro país necesita un debate amplio para poder decidir el rumbo y la estrategia de seguridad nacional. A lo largo y ancho del país, desde el sureste mexicano hasta los pueblos norteños colindantes con Estados Unidos, habitan pueblos y gente digna que hoy día posee un conocimiento invaluable sobre cómo enfrentar y poner un alto a la violencia.
Se trata de pueblos que han logrado sacar al crimen organizado de sus comunidades con éxito, como Cherán; que han logrado proteger bosques y selvas frente a la ambición de la tala ilegal y armada, como Milpa Alta; se trata de mujeres y hombres que se han hecho expertos en la búsqueda de desaparecidas y culpables de asesinatos, son campesinos e indígenas que ahora mismo defienden con sus dientes los pocos ríos y manantiales que quedan en el país, como los Yaquis y los Mayas. Toda esta gente está dando su vida en la primera línea por la seguridad del país y está luchando frente a grupos criminales fuertemente armados.
No podemos tomar medidas de seguridad sin tomar en cuenta a todas estas personas, sería un despropósito. ¿Cuáles han sido sus estrategias más exitosas?, ¿Qué necesitan para poder seguir fortaleciéndose?, ¿Qué opinión tienen del papel de las Fuerzas Armadas en la seguridad del país? Hay tanto que aprender de quienes tanto saben de seguridad, paz y violencia en este país. No olvidemos que en México, la seguridad se garantiza también gracias a la organización popular de las comunidades, los ejidos y las colonias. No podemos seguir negando este reconocimiento a un sin fin de héroes anónimos.
Bajo el gobierno de López Obrador se ha difundido un nuevo paradigma de seguridad, en donde el bienestar social y económico aparece como un factor fundamental para garantizar la paz. Sin duda se trata de un avance importante de la conciencia social, que además provino de intensos debates que tuvo la sociedad mexicana, sobre todo durante los dos pasados sexenios en donde la estrategia de seguridad se basó principalmente en el uso de la fuerza policiaca y militar del Estado. En este periodo surgieron importantes movimientos sociales por la paz y en contra de la militarización, se escribieron muchos libros sobre el tema, y en las universidades se realizaron miles de foros para reflexionar sobre alternativas a la militarización. Lo que hoy ya es un gobierno encabezado por López Obrador, ayer era una fuerza social más en las calles, que se nutrió de todo este debate abierto y democrático sobre la seguridad y la paz. Estos debates deben seguir proliferando y nutriendo la toma de decisiones, mil cabezas piensan mejor que una.
¿Quién nos asegura que las fuerzas militares respetarán la vida y nuestros derechos? Si algo aprendimos como sociedad mexicana en los debates sobre la militarización es que el Ejército, por naturaleza, está hecho para acciones de gran fuerza y entrenado para enfrentar a grupos armados. Y si algo nos ha mostrado la realidad, es que cuando el Ejército realiza actividades de seguridad pública es cuando aumentan los “daños colaterales” y todo se vuelve un espiral de violencia. Muchas muertas y muchos muertos nos costó aprender todo esto. ¿Por qué razón todo será diferente ahora?
Pareciera que cuando los grupos criminales azotan con violencia a la población, no hay otra opción que sacar a las Fuerzas Armadas a las calles. Sea un gobierno de izquierda, centro o derecha, el Estado como institución histórica, ofrece la misma medicina a todos por igual. Pareciera que es un mal inevitable, una amarga medicina, ¿pero quién dijo que es la única opción?, es la única opción que ofrece el Estado y la sociedad capitalista, pero si logramos ver más allá del Estado y el capitalismo, ahí en donde nace la autogestión y la dignidad de los pueblos, podremos ver muchas más opciones menos dolorosas y más dignas para alcanzar nuestra anhelada paz como pueblo.
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