La producción y reproducción de la cultura del consumo en el mundo y en México genera graves problemas de salud. La comida basura que el mundo capitalista produce no sólo para la acumulación de capital sino como forma de dominación y control, manifiesta hasta qué grado de sumisión nos encontramos. La dominación se manifiesta, como […]
La producción y reproducción de la cultura del consumo en el mundo y en México genera graves problemas de salud. La comida basura que el mundo capitalista produce no sólo para la acumulación de capital sino como forma de dominación y control, manifiesta hasta qué grado de sumisión nos encontramos. La dominación se manifiesta, como un punto fundamental, en el control de los gustos. Las grandes empresas trasnacionales productoras de comida saben que el gusto es muy medio que debe ser muy bien estudiado. Para eso utilizan a sus intelectuales orgánicos: los psicólogos y los llamados científicos de la comunicación. Los cuales construyen una imagen para inducir a que la población tenga una idea del producto (o comida basura) y pueda acercarse a observarla y consumirla. La especie humana es por esencia una especie que consume con el fin de guardar o acumular las energías necesarias para sus actividades diarias. Es uno de los principales hábitos que la comida basura producida por el capitalismo se ha podido infiltrar y ha beneficiado el proceso de acumulación de las grandes trasnacionales o incluso empresas medianas y pequeñas. Nuestro paladar, manipulado por los medios ideológicos dominantes-conservadores, ha aceptado con gusto la comida basura que pasamos por él. Incluso comida que no podría considerarse basura sino parte de una dieta «sana», podría tener una forma de control social. La producción de comida que en México se ofrece en tiendas «naturistas» tiene el mismo fin. Sólo que está maquillada para aparentar lo que han llamado comida «sana», pero que en el fondo es otro producto de consumo que no soluciona los problemas ocasionadas por las enfermedades que ha generado la comida basura. Lo que ha creado es otra relación social que impulsa el proceso de acumulación.
No obstante que no es posible sin la utilización de otro de los intelectuales orgánicos que trabajan para introducir la comida basura a comunidades o pueblos en donde antes no la conocían: los antropólogos. Siguiendo el proceso de extensión y profundización del consumo que beneficia el proceso de acumulación capitalista, las empresas contratan regularmente a antropólogos para realizar estudios de caso, la realización de encuestas, entre otras cosas para conocer a los pueblos, comunidades o colonias urbanas. Es decir, generan las condiciones para favorecer la introducción de comida basura. No obstante que los antropólogos, en nuestros días, no solo se dedican a estas actividades. Existen muchas otras que apoyan a las empresas para «solucionar» sus problemas. Aunque también están involucrados en la planificación política y cultural de las potencias mundiales imperialistas.
El consumo de Coca Cola, en menor medida Pepsi Cola, el tabaco (diferentes marcas de cigarros), el café (la marca más consumida Nescafé), entre otros, son parte del consumo diario en México, que ha sido muy importante para el control social. La relación entre la conciencia social y el hábito de consumo es muy cercana. Por eso el hábito de consumo chatarra frena también la concientización social, porque mantiene controlado uno de los organismos importantes para la vida humana. México, históricamente, es un país en donde la población tiende a movilizarse con gran fuerza cuando hay algo que la afecta, pero al mismo tiempo vive relaciones de control que la inmovilizan. Si en nuestro días México se mantenido al margen de la miseria, es porque la comida basura como arma de los grupos dominantes ha sido efectiva.