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Copyleft es socialismo

Fuentes: Rebelión

El pasado día dos de diciembre se publicó en rebelión.org el artículo «Ni copyright ni copyleft, socialismo» escrito por Pascual Serrano. El texto ha suscitado un vivo debate en la Red, en algunos foros se ha intentado equiparar la opinión vertida con una pretendida postura oficial de algún sector de la izquierda y/o con la […]

El pasado día dos de diciembre se publicó en rebelión.org el artículo «Ni copyright ni copyleft, socialismo» escrito por Pascual Serrano. El texto ha suscitado un vivo debate en la Red, en algunos foros se ha intentado equiparar la opinión vertida con una pretendida postura oficial de algún sector de la izquierda y/o con la de la publicación rebelión.org, la cual no publica editoriales, este artículo así como el anterior no obedecen a ningún pronunciamiento formal de rebelión.org.

El artículo de Pascual Serrano es una reflexión con un exceso de subjetivismo. Parte de un hecho propio y concreto como ha sido la sugerencia de la edición de un libro bajo una licencia tipo «Copyleft» o «Creative Commons«. A raíz de esta sugerencia el autor muestra, sobre todo, sus propias contradicciones. Es fácil imaginar lo que escribiría un joven sin trabajo sobre el copyright: No tengo trabajo ni dinero, si quiero tener acceso a la cultura es mediante el copyleft o la copia no autorizada. Incluso podemos empatizar con el dueño de una editora o discográfica: Invierto mi capital y mi trabajo y tengo derecho a percibir remuneración por ello…

Un tema de la importancia económica de la propiedad intelectual no se debería analizar simplemente dando voz a los afectados, cada uno defiende legítimamente sus intereses. Desde la izquierda transformadora y socialista se tienen que proponer soluciones que aseguren, de una parte, unos ingresos dignos a los creadores y, de otra, que el conocimiento sea libre.

El autor diría que en el texto ya aporta la solución: el socialismo, seguidamente también se plantea la principal objeción a su tesis: «¿y mientras llega el socialismo qué?«. El artículo propone «estudiar mecanismos que logren sustituir a grandes distribuidoras y editoriales. Y siempre, recordar las obligaciones de los estados, quienes deben garantizar el libre acceso a la cultura y la subsistencia de quienes la producen», lo que no deja de ser una propuesta vaga y voluntarista sin que se detallen acciones concretas. Las licencias Copyleft y Creative Commons sí que son una una realidad tangible.

Hay muchas cuestiones que no pueden esperar al advenimiento del socialismo, la destrucción del medio ambiente, las desigualdades de género o las barreras al conocimiento libre son problemas que nos afectan directamente y cuya solución no pueden esperar. Este es otro error del autor, muy extendido entre las personas que conformamos la izquierda. El socialismo en muchas ocasiones se percibe como una meta, sin embargo, debería entenderse el socialismo como un camino a recorrer, como un medio, no como un fin. En mi opinión, el movimiento en favor del conocimiento libre ha creado espacios socialistas en esta sociedad capitalista, al igual que en Cuba coexisten reductos de mercado. El capitalismo y el socialismo no son dos espacios cerrados y separados de los que se pasa de uno a otro como si fuera de una habitación a otra, la realidad es mucho más compleja.

El trabajo de la Free Software Fundation debería conocerse mejor y más profundamente por la izquierda socialista. Es admirable la manera en que la licencia «copyleft» se «aprovecha» o se «sirve» de la dura legislación sobre patentes y propiedad intelectual para lograr que sea público, libre e inajenable el trabajo así licenciado, el valor de esta iniciativa de Ricard Stallman todavía no ha sido valorado en su justa medida. No sólo se trata de asegurar la «libre distribución» del programa, sino de la posibilidad de mejorarlo, siempre con un efecto «contagio», de manera que el programa que utilice parte de un código «copyleft» tendrá que publicarse y distribuirse con esta licencia, asegurándose que, el capital así formado, sea patrimonio de la humanidad

El éxito incontestable de Gnu/Linux es suficiente para entender que el «copyleft» funciona y que tiene sus efectos son más beneficiosos cuanto más pobre sea la economía nacional. Hoy se puede acceder a la llamada sociedad de la información sin necesidad de utilizar programas propietarios y, por tanto, sin tener que pagar patentes. Gnu/Linux es socialismo hoy.

Es verdad que Linux está siendo utilizado por grandes empresas (IBM, Novell…) pero ello permite que los desarrolladores de código tengan buenos sueldos por su trabajo. Y aquí volvemos a otro gran error, que sea libre no significa que sea gratis. Una empresa o administración pública encarga un programa a un desarrollador y que sea bajo la licencia GPL (licencia libre). Al programador se le pagará por su programa, lo que ocurre es que ese fruto del trabajo no se «pierde» mediante su privatización sino que se permitirá su posterior desarrollo y mejora por otros trabajadores consiguiendo, así, un desarrollo mayor y más rápido del software libre.

El éxito de la GPL no tardó en propagarse a otros ámbitos culturales: la escritura, la música… Y es verdad, que el modelo anterior tiene mayores, o al menos diferentes, dificultades en el supuesto que trataba el artículo original: la edición de un libro. Mientras que como hemos visto la producción de software libre es algo ya normal y habitual en el mundo de las tecnologías (hasta Microsoft ha liberado programas) no es fácil publicar un libro bajo cualquiera de las modalidades de la Creative Commons. La precariedad de la gran mayoría de los escritores les impide negociar ningún aspecto del contrato que les presentan las editoriales, son afortunados por el simple hecho de que les publiquen. Pero las clausulas son tan leoninas que, aún cuando el libro no este comercializado, los autores no pueden reclamar su publicación o distribución por otros medios.

Frente a la situación de la mayoría de escritores, existen aquellos que han tenido éxito, bien por méritos propios, bien por una buena campaña publicitaria, en estos casos, el problema es otro, ya no son trabajadores, los escritores o músicos de éxito se convierten en capitalistas rentistas: una composición musical como «La Macarena» puede asegurar unos ingresos vitalicios. Las licencias Copyleft o Creative Commons pueden evitar esos abusos. Pero si eso se queda ahí, si no forma parte de una lucha política más amplia y coordinada, como advierte Belén Gopegui, estas iniciativas se pueden quedar en un parche, una especie de «0,7%» de los autores, mientras las empresas editoriales siguen obteniendo grandes beneficios.

El artículo de Pascual Serrano peca de hacer un análisis prematuro y urgente, el «copyleft» es un fenómeno recién llegado, en pocos años ha triunfado en el campo de las tecnologías de la información, en otros ámbitos es un todavía más temprano, pero ya existe prensa que se vende con licencia Creative Commons (por ej. el períodico Diagonal o 20 mínutos), es factible que en un futuro próximo sea posible que el escritor reciba remuneración por su trabajo y se distribuya sin el típico «copyright». Sólo mediante la generosidad de todos nosotros será posible la transformación hacia el socialismo.


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