Nadie lo invitó a nuestras casas, a ser parte de nuestra vida, pero es ahora amo y señor de todo o pretende serlo, al cambiar nuestro mundo imperfecto lleno de injusticias, hambruna, pobreza, inseguridad pública, por su mundo, uno también en parte como el nuestro lleno de muerte y horror, pero el suyo no distingue buenos de malos, blancos de negros, ricos de pobres, solo llega se aloja como gran huésped en nuestros pulmones y cuerpos y, destruye todo a su paso.
De nada nos ha servido supuestamente desarrollar tanta tecnología y ciencia, incluso para poner hombres en la luna y artefactos en otros planetas buscando vida parecida a la nuestra, agua, tierra, oxigeno, si éste último por ejemplo es el que les falta a miles de enfermos de Covid19, que ven pasar sus días muy tristes y terribles, ante la falta de apoyos gubernamentales que solo otorgan los gobiernos de bienestar en el mundo, que son pocos. Y México no está en ellos independientemente del argumento pasado de que nos dejaron un estado y país destrozado, pero que camina lento esperando sea a la prosperidad.
A seis meses quince días de la aparición del “señor de la muerte Covid19”, hay 12 millones de contagios en el mundo y más de medio millón de fallecidos, algo así como 61 mil contagios por día, 2564 cada hora, 42 cada minuto, casi uno cada segundo y, 2564 muertos por día, 106 cada hora, 2 muertos casi cada minuto. En México a los mismos 195 días de aparecido covid19, tenemos 275 mil casos de contagios, algo así como 1410 por día, 58 por hora, uno casi cada segundo, mientras que fallecidos tenemos 32 700 muertes; 167 por día, 6 muertos cada hora, 3 muertos cada media hora.
Nuestros ojos han visto la tragedia en el mundo por redes y es devastador ver como la gente muere en condiciones terribles, en el caso de los atendidos, pero se habla de un sub registro superior a muertos y contaminados lo que causa certeza en las gentes ante el poco o nulo actuar de los gobiernos que se dicen democráticos, cambiando recetas a cada rato sobre covid19, diciendo una cosa los presidentes de los países y otras sus subalternos. México no escapa a ello, El prestigiado Lopez Gatell cada día pierde credibilidad ante la gente al grado que al parecer sus conferencias que no inmunizan a nadie, se harán semanalmente y no diarias, porque ya no hay nada nuevo que anunciar. Más que “la siguiente gráfica, la siguiente grafica etc, al grado que hemos aprendido a contar muertos y no esperanzas de vida”.
Me parece que la estrategia es equivocada, porque ya nadie sabe que va a pasar, puesto que hasta las fases de la pandemia pasaron a mejor vida y hoy hablamos de semáforos “descompuestos”, que nadie entiende o sabe interpretar. Es cierto que en México millones de personas irresponsables no hacen nada porque la pandemia no se siga extendiendo más, pero tampoco hay sanciones administrativas que no castigos para ellos, Como si cada quien se mandará en una sociedad en la que aspiramos a vivir jurídicamente civilizados. Me parece que la suspensión de garantías que nunca llegó por ley pero si de facto, ordenada por cada gobernante estatal o municipal como le diera a entender su raciocinio, trasladada al cierre de playas, ríos y parques entre otros, no fue suficiente, como tampoco el apoyo gubernamental que permitió la gente saliera –la sensata- a trabajar para subsistir, porque también hubo el ciudadano o joven que salía por salir a nada y a todo, a jugarse la vida contra la muerte, sabedor que su rival covid19, es más poderoso que nosotros.
Muchos mexicanos estamos molestos con los actuares oficiales, pero también con los civiles, agraviados, ofendidos, en la lucha contra la muerte, la primer línea de nuestro ejército, es decir los doctores (hombres y mujeres) han caído asesinados por una invisible bala compuesta de proteína y lípido, más mortal que la que dispara un Barret. A los médicos del mundo y México mi reconocimiento total, al igual que todo el personal médico que con ellos lucha y siguen luchando a pesar de saber el peligro.
Hay miles de vidas humanas que se han salvado, y eso es divido. Pero debemos seguir trabajando todos juntos para ver otra vez la vida como era. A pesar de la tragedia debemos revertirla, porque podemos aprender a vivir con el maldito, pero debemos ser más inteligentes que él. Por ello debemos como ciudadanos y gobiernos buscar urgentemente vacunas, remedios, soluciones, sin descansar, sin flaquear, porque estamos en guerra y no lo hemos querido aceptar. Esas serán las próximas participaciones de un servidor, proponer estrategias, buscar armas y elementos para vencer al bicho, que aunque vida de por vida entre nosotros deberá ser, por primera vez sí, domado. Actuemos.
Rafael Marín Marín es presidente del Colegio de Profesionales y Técnicos de Veracruz, COLPROTVER y, Delegado en Veracruz del Instituto Nacional para la Celebración del Día del Abogado. INCDA.