Muchos cristianos son perseguidos, e incluso fueron asesinados, por denunciar aquellas políticas que son contrarias al Evangelio. Creciente marginación y exclusión social A lo largo de la historia los dirigentes argentinos, lejos de favorecer la promoción humana de sus compatriotas mas necesitados, acrecentaron la exclusión social de millones de personas que buscando escapar de la […]
Muchos cristianos son perseguidos, e incluso fueron asesinados, por denunciar aquellas políticas que son contrarias al Evangelio.
Creciente marginación y exclusión social
A lo largo de la historia los dirigentes argentinos, lejos de favorecer la promoción humana de sus compatriotas mas necesitados, acrecentaron la exclusión social de millones de personas que buscando escapar de la pobreza iniciaron un incesante peregrinar hacia la provincia de Buenos Aires pero solo, mal que bien, recibieron las migajas del banquete de la gran ciudad.
En efecto, según las estimaciones de diferentes organizaciones sociales, actualmente existen en la Argentina 13 millones de pobres y 5 millones de indigentes; nueve millones y medio de niños tienen sus necesidades básicas insatisfechas; más de un millón de chicos y adolescentes trabajen en el campo en condiciones de esclavitud; y más de mil personas murieron en manos del aparato represivo del estado argentino durante los últimos seis años.
Por estas razones, desde el Movimiento Nacional de los Chicos del Pueblo se sostiene que los gobiernos argentinos son productores de soledades y de hambres eternas porque en nuestro país no faltan ni alimentos, ni platos, ni madres, ni médicos, ni maestros, faltan en cambio la voluntad política, la imaginación institucional, la comprensión cultural y las ganas de construir una sociedad de semejantes que asegure a cada niño argentino las oportunidades vitales para que se desarrolle saludable y pueda crecer con dignidad.
Mártires y luchadores cristianos.
En el contexto anteriormente descrito, y a lo largo de las últimas décadas, muchos cristianos realizaron una opción preferencial por los pobres ya que entendieron que, como lo había planteado el Episcopado Argentino a mediados del siglo pasado, entre el derecho a la propiedad privada y el derecho a la vida digna del hombre, el segundo es más fundamental y por ende debe tener precedencia en caso de conflicto.
Así, por ejemplo, Monseñor Enrique Angelelli puso su vida al servicio de los mas necesitados apoyando diferentes reclamos obreros ya que creía que los cristianos no pueden declamar que existe hambre en el mundo… que hay hermanos que no tienen techo… sino que hay que buscar darles el techo, el pan, el trabajo, la salud, la cultura, hacerlo un ser humano como Dios manda… y esto no es subversión… aunque afecte a algunos intereses. Esta actitud no fue comprendida por los integrantes de la derecha argentina que, por tener el corazón atado a muchas cosas no eran aptos para luchar y construir una sociedad pacificada y pacificante, asesinaron a Angelelli el 4 de agosto de 1976.
Un hecho similar aconteció con el Padre Mugica quién sostenía que el Socialismo era la ideología que mejor se adaptaba al Evangelio y, por su estrecha relación con sectores de izquierda, fue asesinado el 11 de mayo de 1974 por paramilitares que no comprendían que un cura afirmara que encontramos en América Latina una situación de violencia institucionalizada… es la violencia del hambre… frente a esta situación existen dos alternativas igualmente válidas: la de la no violencia en la línea de Luther King o la de la violencia en la línea de Camilo Torres… Tenemos mucho miedo a la violencia por una actitud individualista nos escandalizamos porque alguien puso una bomba en la casa de un oligarca, pero no nos escandalizamos de que todos los días en las villas miserias o en el interior del país mueran niños.
Actualmente el sacerdote claretiano Jesús Olmedo, creyendo que la iglesia debe ofrecer una función critico liberadora de la sociedad a partir de la denuncia profética de las injusticias y desenmascarar los resortes legitimadores de todos los sistemas injustos, participa en marchas, huelgas de hambre y crucifixiones «simbólicas» que frecuentemente realizan en el norte argentino aquellos que solo tienen hambre y desolación. Sin embargo el gobierno argentino parece darle poca importancia a las mencionadas manifestaciones populares ya que, como tiempo atrás denunció el mismo Olmedo, los habitantes del lugar le enviaron a Cristina Kirchner cartas planteándole la situación terrible en la que viven pero nunca recibieron respuesta, por eso sería mejor que la presidenta se fije menos en su vestimenta y mas en los que están descamisados.
También en nuestros días el Equipo de Sacerdotes para las Villas de Emergencia, sintiendo la llamada evangélica de acompañar a aquellas personas que se encuentran en el infierno de la droga, entiende que la droga está despenalizada de hecho… la vida para los jóvenes de nuestros barrios se fue tornando cada vez más difícil… la despenalización de hecho generó inseguridad social -que tiene su raíz- en la insolidaridad social… Frente a esta problemática los integrantes del citado equipo plantean que no hay que ser ingenuos y hay que tomar conciencia de que hay que realizar un trabajo de prevención sistemático y a largo plazo para intentar frenar la destrucción que pasó como un ciclón por las familias y generó situaciones infrahumanas aprovechadas a su vez, por los gananciosos distribuidores de droga.
Por último, y en el transcurso de los últimos años, en el sur de la Provincia de Buenos Aires existe un grupo de claretianos que trabajan junto con diferentes organizaciones sociales procurando que las personas que viven en los asentamientos de la zona puedan tener los títulos de propiedad de los territorios que habitan; tengan libre acceso al agua potable; y, además, intervienen en diferentes espacios de diálogo, contención y resolución de conflictos familiares que en ocasiones, al entremezclarse con problemas de adicción y alcoholismo, concluyen violentamente.
Desafortunadamente no todos los cristianos argentinos continúan estos ejemplos ya que, muchos de ellos, parecen creer que la religión en nada se vincula con la problemática por la que atraviesan sus compatriotas y por tal motivo, como lo sostuvo el padre Carlos Mugica, puede decirse que son cristianos muertos… creen que recibieron la comunión y no se dan cuenta de lo que eso quiere decir: común unión… van a recibir la comunión y son racistas, o sectarios, o explotadores que oprimen a su hermano, San Pablo dice que ingieren el cuerpo del Señor indignamente; se tragan y beben su propia condenación.
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(*) Este texto ha sido publicado originalmente en la edición número 260 de la Revista Alandar.