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Cristina Kirchner, en el banquillo, brinda una clase práctica de lawfare

Fuentes: Rebelión

«Lo que estamos viendo hoy aquí es una clase práctica de lawfare (guerra jurídica) en Argentina, llevada a cabo por los integrantes del tribunal que se habilitó para perseguir a líderes políticos y que fue un plan ideado por el gobierno saliente por conducto de organismos como la Oficina Anticorrupción y la Unidad de Información […]

«Lo que estamos viendo hoy aquí es una clase práctica de lawfare (guerra jurídica) en Argentina, llevada a cabo por los integrantes del tribunal que se habilitó para perseguir a líderes políticos y que fue un plan ideado por el gobierno saliente por conducto de organismos como la Oficina Anticorrupción y la Unidad de Información Financiera», sostuvo , desde el banquillo de acusados la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner.

A solo ocho días de asumir como vicepresidenta, Cristina Kirchner declaró ante los jueces Rodrigo Giménez Uriburu, Jorge Gorini y Andrés Basso. «Soy jefa de cuatro asociaciones ilícitas, creo que no tuve tiempo para gobernar porque me la pasaba montando asociaciones ilícitas, dos de carácter familiar, dos de carácter público empresarial», sostuvo irónicamene.

Si bien la población en general -y pese a los esfuerzos de la prensa hegemónica- ha asumido que ha sido todo una farsa, durante varios años el macrismo logró imponer en sectores altos y medios de la ciudadanía el imaginario de que la expresidenta era más que deshonesta, mafiosa y ladrona. La campaña por redes sociales se hizo sobre «la yegua» y «la chorra» (ladrona), pero la realidad fue mostrando el armado de la farsa judicial montada para desprestigiar totalmente no solo a Cristrina sino al progresismo.

Alberto Fernández, presidente electo, señaló que «lo que vi ayer fue un acto de defensa maravilloso, impecable. Uno de los mejores alegatos defensistas que vi en mi vida, que dejó a los jueces mudos. No era una mujer furibunda, era una mujer que se estaba defendiendo».

Sobre la causa Vialidad, consideró que involucrar a Cristina «es vergonzoso (…) es no tener idea de cómo funciona el Estado, es no tener idea de cómo se resuelven y ejecutan las obras públicas. Técnicamente es un disparate todo lo que han hecho con Cristina».

 

Cuando la expresidenta subió al banquillo de los acusados, sacó una carpeta con numerosos papeles y expedientes. Apoyada por jurisprudencia, fallos anteriores y cifras exactas, ejerció su defensa por casi cuatro horas, con un aleegato netamente político, en el que argumentó por qué afirma que ella, sus hijos y el fallecido expresidente Néstor Kirchner fueron y son víctimas del lawfare,.

Recorrió los argumentos jurídicos con los que rebatió los puntos centrales de la acusación. Con potencia política, argumental y de coyuntura sus palabras, con tono vehemente, mirando a los ojos y por momentos señalando a jueces, fiscales y querellantes, Cristina acusó a un sector de la Justicia Federal de haber sido «el auxilio invaluable» del gobierno de Mauricio Macri, para ejecutar el lawfare y la persecución política de dirigentes, ex funcionarios y empresarios.

Recordó que fue por orden de un juez que su mandato tuvo que terminar un día antes de los establecido. «Me tuve que ir el 9 de diciembre a las 12 de la noche, como Cenicienta. Después la prensa decía, Cristina no quiso entregarle los atributos al nuevo Presidente». Y elevando el tono de voz expresó: «¡No me dejaron! ¡Yo quería ir a la Asamblea Legislativa!». Esa fue, dijo, la primera evidencia del inicio del lawfare.

Denunció lo que sufrieron «Máximo y Florencia, sólo por ser hijos de Néstor y Cristina». Recordó que en estos tiempos la despojaron de todos sus inmuebles, sus alquileres «no percibimos nada, (el juez Claudio) Bonadío nos impidió tener a mí y a mis hijos tarjeta de crédito, esto sucede en la República Argentina. Ahí están los inmuebles abandonados y deteriorados».

Cristina afirmó que este juicio por obra pública en la provincia de Santa Cruz (donde Kirchner fue gobernador) «está montado sobre la hipótesis de que Néstor Kirchner fue presidente para crear una asociación ilícita con un empresario de la construcción de Río Gallegos» para venir a Buenos Aires a «saquear las arcas del Estado».

La ex mandataria afirmó que fue violado el ejercicio de su defensa durante el proceso: «Nos encontramos con el rechazo de todos y cada uno de los recursos y planteos, tanto en la instrucción como en la oralidad», dijo. Y denunció que ninguna de las medidas de prueba solicitadas por su abogado Carlos Beraldi para rebatir las acusaciones fueron aceptadas.

Luego hizo referencia al accionar de los organismos que dependen del Ejecutivo y son querellantes en las diferentes causas judiciales. Al finalizar su exposición, la aún legisladora afirmó que los jueces ya tienen la «condena escrita» y habló de que hay magistrados «a la carta del gobierno; a mí me absolvió la historia, a ellos los va a condenar».

Cristina Kirchner recordó que las esuchas ilegales de las que fue víctima junto a su ex secretario Oscar Parrilli salieron de la Dajudeco, órgano creado durante el actual Gobierno para administrar las intervenciones telefónicas, bajo la responsabilidad de Martín Irurzun. «Irurzun te escucha e Irurzun te mete preso», sintetizó.

Al leer el inciso 8 del articulo 75 de la Constitución, recordó que las leyes de Presupuesto deben ser aprobadas por ambas Cámaras y que el máximo responsable de las partidas de dinero es el jefe de Gabinete. Señaló que ningún jefe de Gabinete de entonces fue llamado a declarar en la causa. «Van a tener un problema, porque si lo citan a quien fue el Jefe de Gabinete de 2003 a 2008, van a tener que citar al Presidente», dijo, lo que generó un murmullo entre los presentes.

Y señalando una vez más a los jueces, les dijo: «Y hay programas de televisión que anuncian, cual circo, la difusión de esas conversaciones, sin que a nadie de esta casa se le mueva un pelo, cuando son ustedes los responsables de las escuchas. «Si esto no es lawfare, ¿¡qué es?!», gritó

¿Se termina la persecución?

Cristina declaró en un forzado juicio oral, en lo que se consideró el último acto de persecución política del gobierno neoliberal de Mauricio Macri, a una semana de la toma de posesión de las nuevas autoridades.

Fernández de Kirchner solicitó nuevamente que fuera televisado su descargo ante el Tribunal Oral Federal número dos, pero se prohibió la presencia de canales televisivos, mientras en las redes y en las calles cercanas a los tribunales los seguidores de la ex mandataria llevaban carteles con la frase: «queremos escuchar a Cristina».

La ex mandataria sostuvo que «la articulación de los medios de comunicación hegemónicos y el aparato judicial con el objetivo de demonizar y destruir a los líderes de los gobiernos populares y democráticos, se ha transformado en un plan sistemático».

Esta causa por la que se le juzga está a punto de caer por ausencia de pruebas, y porque se comprobó la falsedad de la pericia solicitada por el juez Carlos Bonadío, el perseguidor a tiempo completo de la ex mandataria.

Fernández dio una conferencia magistral sobre el tema de las violaciones constitucionales y otras que se han sucedido durante el gobierno de Mauricio Macri. Preguntó a los jueces: «¿no les parece de trascendencia pública que la vicepresidenta electa esté aquí sentada, acusada de integrar un asociación ilícita?» 

Algunas frases

«Este tribunal seguramente tiene la condena escrita. No me interesa. A mí me absolvió la historia». «Había que condenar a un gobierno, el de Néstor Kirchner, que desendeudó el país. Había que traer de vuelta al FMI y para traer el Fondo había que convencer que el que los desendeudó era un chorro y vino a saquear el país».

«El hecho de que una persona sea amigo y tenga empresas no es delito. Si no, ¿cómo lo llamarían al amigo del alma del presidente que se quedó con las empresas energéticas que saquearon los bolsillos de los argentinos?».

«Siempre pasan estas cosas en la Argentina contra los peronistas. En el pasado y en estos cuatro años. Ahora, si no sos peronista pero sos multimillonario se presume honesto».

«Nunca vi que le allanaran la casa a De la Rua o Sturzenegger para ver qué había pasado con el megacanje. Siempre le digo a (mi hija) Florencia: ‘Imagínate si Perón y Evita hubieran tenido hijos». Es el único consuelo que puedo darle después de todo lo que le han hecho’.

«El gobierno que se va tenía una mesa judicial donde decidía todo. Hasta decidía quién iba preso, quién no iba preso, qué empresario había que apretar para sacarle la empresa. Todo este plan fue ideado para una feroz e inédita persecución. El gobierno utilizó la Oficina Anticorrupción y la UIF para impulsar las causas judiciales».

«Siempre asistí a las indagatorias. No fue la misma actitud de todos los de este edificio que después de acusar a medio mundo tardó ocho meses, nueves meses, para ser indagado de cosas gravísimas».

Tras finalizar su exposición la expresidenta se levantó y fue interrumpida pro el presidente del tribunal para preguntarle si pensaba responder preguntas. «¿Preguntas? Preguntas van a tener que responder ustedes, no yo», concluyó.

Rubén Armendáriz. Periodista y politólogo, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)

http://estrategia.la/2019/12/03/cristina-kirchner-en-el-banquillo-brinda-una-clase-practica-de-lawfare/