Desde el inicio del conflicto agropecuario, Federación Agraria Argentina había jugado un papel fuertemente contradictorio, no sólo respecto de los objetivos específicos de la Comisión de Enlace en la que participa, sino respecto de su propia historia como entidad que aglutina a los pequeños y medianos productores. En el balance, el resultado fue una combinación […]
Desde el inicio del conflicto agropecuario, Federación Agraria Argentina había jugado un papel fuertemente contradictorio, no sólo respecto de los objetivos específicos de la Comisión de Enlace en la que participa, sino respecto de su propia historia como entidad que aglutina a los pequeños y medianos productores. En el balance, el resultado fue una combinación un tanto esquizofrénica de discurso radicalizado pro reforma agraria y praxis reaccionaria de corte neoconservador.
Pero pocas veces esto resultó tan claro como ahora.
La semana pasada, el titular de Federación Agraria participó de las Jornadas de Reflexión hacia el II Congreso de Uso y Tenencia de la Tierra». En las jornadas, muchos productores y referentes de movimientos campesinos pudieron escuchar, visiblemente azorados, el siguiente balance:
«En estos dos días dimos un paso más en nuestra lucha por una reforma agraria integral que tenga su base en un profundo desarrollo del campesinado y garantice el destino de pequeños y medianos productores, para que tanto en las ciudades como en los pueblos del interior no siga habiendo gente sin tierra.»
Más adelante, el propio titular de FAA agregó:
«Estas son las banderas fundacionales para FAA desde la huelga con la que nacimos en Alcorta en 1912, y que siguen siendo hoy nuestra prioridad. Para avanzar en ese camino, necesitamos una nueva ley de arrendamientos, una política de colonización en el interior, una ley que ponga freno a la extranjerización de la tierra y un plan de arraigo que les dé posibilidades a los jóvenes, entre otros instrumentos.»
Eso sí, no vaya a ser que alguien lo lleve a la práctica. Porque, ante el anuncio del gobierno en el sentido de que dará tratamiento al proyecto de ley de arrendamientos que ha presentado el diputado del SI, Eduardo Macaluse, la primera voz opositora fue… la de Federación Agraria. La entidad, al tiempo que reafirmaba su postura en favor de una nueva ley de arrendamientos -hace un tiempo largo que sus dirigentes vienen bregando en este sentido-, se distanció de la «oportunidad» en que se avanza con el proyecto, y cuestionó las intenciones políticas de fondo:
«No quedan dudas de que este repentino interés por la regulación de los contratos de arrendamiento forma parte de una operación política de menor cuantía como es la división de la Mesa de Enlace»
Algo similar había ocurrido con el proyecto oficial, también basado en el trabajo de Macaluse, de habilitar una Junta de Granos.
En definitiva, entre la asociación estratégica con sus pares de la Mesa de Enlace y sus federados principios, Buzzi ha elegido según sus intereses objetivos. Y ha elegido, una vez más, a la Mesa de Enlace. Mientras tanto, el país se encamina hacia un nuevo lockout agropecuario. La pinza asoma, una vez más.