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El Prefecto se va por querer hacer de Cochabamba la quinta rueda del separatismo

Cuando la Sociedad Civil corrigió esa anomalía llamada Manfred Reyes Villa

Fuentes: Datos & Análisis

La gran pacificadora que alzó su voz durante el Referéndum Revocatorio del 10 de agosto fue la Sociedad Civil, que en Bolivia está alcanzando dimensiones históricas inéditas al haberse desarrollado en el fragor de las reivindicaciones indígenas y las ondas autonomistas. Manfred Reyes Villa se convirtió en una peligrosa anomalía dentro este proceso al no […]

La gran pacificadora que alzó su voz durante el Referéndum Revocatorio del 10 de agosto fue la Sociedad Civil, que en Bolivia está alcanzando dimensiones históricas inéditas al haberse desarrollado en el fragor de las reivindicaciones indígenas y las ondas autonomistas. Manfred Reyes Villa se convirtió en una peligrosa anomalía dentro este proceso al no asumir un planteamiento de autonomía integradora ante el país buscando reconducir el proceso constituyente, y prefirió adscribirse a la autonomía separatista de la «media luna», lo cual provocó la justa ira de los cochabambinos. Por eso se le revocó su mandato con claridad meridiana.

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Jorge Komadina y Fernando Mayorga, dos de los sociólogos más importantes de la intelectualidad cochabambina, protagonizaron el pasado lunes, en el programa «Que no me pierda» que conduce Mauricio Méndez, un muy lúcido contrapunto que tuvo amplia repercusión local, pues ambos académicos mostraron la calidad de sus análisis esclareciendo lo sucedido en Cochabamba el domingo de votación con la contundente revocatoria para el que fue prefecto Manfred Reyes Villa.

Komadina justificó la pertinencia histórica de un Referéndum atacado con el estigma de «ilegal» e «innecesario» por políticos reaccionarios como el concejal banzerista Gonzalo Lema (quien se puso al lado de Reyes Villa en vísperas del Referéndum). Precisó el sociólogo que no necesariamente este Referéndum es solución a los complejos problemas estructurales que emergen del proceso de cambio impulsado por el presidente Evo Morales; pero es la salida idónea a una crisis de la coyuntura que traía tempestades ahora conjuradas.

«Hay que entender el Referéndum Revocatorio no como una solución sino como una salida a una coyuntura que estaba a punto de explotar por sus cerrazones. Los bolivianos estamos acostumbrados a buscar y encontrar salidas cuando las cosas parecen perdidas, y en este caso se ha abierto una salida para conectar una coyuntura con otra; eso es lo que nos da el Referéndum Revocatorio: una nueva coyuntura donde las posibilidades del diálogo se han fortalecido; y es por ello que este Referéndum valió la pena», sostuvo Jorge Komadina.

En efecto, la revocatoria con que la multitud indígena, campesina y popular de las 16 provincias de Cochabamba expulsó a Reyes Villa del gobierno departamental, responde a esa necesidad de aliviar las tensiones que se expresaron sangrientamente el 11 de enero del 2007, y que permanecían latentes a medida que el Prefecto opositor convertía a Cochabamba en la quinta rueda de la «media luna» y su plan separatista alentado y financiado por USAID, la CAINCO y los capitales trasnacionales afincados en Santa Cruz.

El ex Prefecto ignoró deliberadamente todo intento por hacer de Cochabamba el centro nacional de una necesaria redefinición del proceso autonómico para reconducir el proceso constituyente; muy mal asesorado, no quiso asumir un planteamiento de autonomía integradora y se sumó inconsultamente a la autonomía separatista de los cruceños, provocando la justa ira de los cochabambinos.

En este caso, sostiene Komadina, «no había otra salida que la revocatoria al Prefecto». Efectivamente el voto ciudadano, mayoritariamente indígena y campesino en el Departamento de Cochabamba, resolvió la extrema incompatibilidad política entre Reyes Villa y Evo Morales apartando del escenario a uno de los actores más irreconciliables con este proceso.

«Lo que pasa es que Manfred Reyes Villa era una absoluta anomalía en Cochabamba» -afirma Jorge Komadina-. «Una anomalía en el sentido de que ocupaba un espacio de poder y un territorio dominantemente masista, ajeno a él».

El académico insinuó que Reyes Villa se favoreció accidentalmente del error que cometió el MAS en el 2005 al postular para Prefecto de Cochabamba a un pésimo candidato como fue el inefable Jorge Alvarado.

Su majestad la Sociedad Civil

Por su parte el doctor en ciencias políticas Fernando Mayorga, a la sazón Director del Centro de Estudios Superiores Universitarios (CESU) de la UMSS, destacó la trascendencia histórica del Referéndum Revocatorio por la elevada calidad política de unos resultados gestados más por la Sociedad Civil que por la sociedad política.

«Recordemos que en los días previos al 10 de agosto el país atravesaba un clima convulsivo, con carreteras bloqueadas en todo el país, la COB atrincherada en su pelea por la Ley de Pensiones, huelgas de hambre de distintos sectores sociales reclamando atención del Gobierno, y las muertes en Caihuasi que hacían temer soluciones por el desastre» -observó Mayorga-. «Pero llegó el domingo y como por arte de magia las aguas no sólo se calmaron, sino que de las urnas surgió una perspectiva política sorprendentemente alentadora. Se expresó la Sociedad Civil definiendo una vez más con su voto cruzado la necesidad del consenso entre aquellos que, a pesar de sus profundas discrepancias políticas e ideológicas, tienen en común el respaldo de los electores casi en las mismas proporciones».

Según Mayorga, la Sociedad Civil boliviana, mediante la votación del pasado domingo, ha entregado en bandeja de plata al presidente Evo Morales y a los cuatro prefectos autonómicos de la «media luna» el bálsamo para dialogar con toda legitimidad. Se trata, sostiene el académico, de legitimidades mutuas que solamente la Sociedad Civil sería capaz de generar.

Acaso sin proponérselo política e ideológicamente, pero por el peso de su rigor analítico, Fernando Mayorga coincidió plenamente con la visión zapatista que enaltece el rol de la Sociedad Civil en los procesos de radicalización democrática como el que se vive actualmente en Bolivia.

El subcomandante insurgente Marcos proclama constantemente su «fe en la Sociedad Civil», atribuyéndole a esta fuerza motriz de la historia la calidad de un ser colectivo vivo, inteligente y sentimental. Por ejemplo, en 1999, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN, cuyos fusiles aspiran a ser innecesarios) promovió un debate sobre los derechos indígenas através de un programa radial denominado Doña Soci, por eso de «doña Sociedad Civil» a la que el Subcomandante alude siempre con íntima familiaridad.

La Sociedad Civil, «esa masa informe que no responde a una organización política en términos clásicos», además de ser la fuente originaria de las corrientes de reforma ética y moral como definió Gramsci en su teoría del Bloque Histórico, existe como tal cuando logra construirse ese sentimiento de que «la gente participa ‘con’ y no ‘detrás de'», según el concepto zapatista que es esencialmente anti-partidocrático.

Fue ésta la Sociedad Civil -pacificando a Bolivia y refabricando consensos- a la cual Fernando Mayorga visualizó durante el Referéndum Revocatorio del 10 de agosto.

Ahora sí, se puede decir que en el país de los aymaras, quechuas y guaraníes emerge una nueva hegemonía democrática donde también «los otros» pueden caber en armonía y diálogo sin necesariamente regirse por un pensamiento único. Así piensa la Sociedad Civil boliviana, y es lo que Manfred Reyes Villa y sus anómalos «asesores» se obstinaron en no aceptar, aferrados en cuerpo y alma a un nefasto pasado de corrupción y saqueo neoliberal.

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