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La crisis del PJ en la situación política argentina y el asesinato de Martín Cisneros

Cuando todos los caminos conducen a Roma

Fuentes: Rebelión

Desde que asumió el gobierno de Kirchner, los argentinos nos encontramos ante la disyuntiva de creer o avanzar. «Avanzar» significaba seguir adelante con las acciones que la propia población estaba llevando adelante desde el 19 y 20 de diciembre con el esfuerzo que eso conllevaba. «Creer» era volver a pensar que existía una persona, que […]

Desde que asumió el gobierno de Kirchner, los argentinos nos encontramos ante la disyuntiva de creer o avanzar. «Avanzar» significaba seguir adelante con las acciones que la propia población estaba llevando adelante desde el 19 y 20 de diciembre con el esfuerzo que eso conllevaba. «Creer» era volver a pensar que existía una persona, que aunque surgiera de lo viejo, vendría a sacar al país de la ruina y entonces, nuestros problemas se verían solucionados en el desarrollo de un país en serio.

Hace ya unas semanas nos venimos desayunando con lo que la prensa llama «la toma de las comisarías». Nuevamente los medios de in-comunicación de masas se encargan de dejar en claro que su juego es un juego preciso, calculado, in disimulado, hipócrita e interesado: como en la dictadura, el problema no son los desaparecidos sino los subversivos; como en los noventa, el problema no son los desocupados sino los inútiles; hoy de nuevo, el problema no son los asesinatos impunes realizados en Belgrano, en la Boca o en San Justo por «las policías del gatillo fácil». Hoy como ayer, para estos empresarios comunicativos de la tragedia del país, el problema son los maltratos a las comisarías. Con este mensaje, se intenta tapar el hecho de que las policías argentinas, son parte de una red de crimen organizado que es la principal causa de inseguridad y violencia de nuestro país. Claro, como todo crimen organizado, la policía tiene sus socios en un poder político y económico, porque sino le hubiese sido imposible armar esa red de desarmaderos de auto partes, narcotraficantes, contrabandistas y asesinos, verdad que todos los medios tratan de diluir.

¿Pero cuando hablamos de poder político, de quién hablamos?. Con poder de financiamiento privado y estatal, capaz de hacer lobby ante los organismos internacionales existen 3 grupos. El primero es el grupo que encabeza el presidente Kirchner desde la Casa Rosada. El segundo, es un grupo más viejo, más asentado territorialmente, que dirige las intendencias más poderosas a nivel económico de todo el país. Ese sector es conocido como el Duhaldismo en referencia a su líder, Eduardo Duhalde, más conocido por la fundición de la provincia de Buenos Aires y ser el responsable político entre otros, del asesinato de Kosteki y Santillán. El tercero podría denominarse como el sector de derecha que intentan encarnar Macri, López Murphy, De la Sota y Sobich.

Es de conocimiento público, la pelea casi mediática que vienen llevando a cabo Kirchner y Duhalde. Casi mediática, porque hace unos meses, todos fuimos testigos de la interna del PJ en Parque Norte. Vimos como Duhaldistas y Kirchneristas se medían mutuamente mediante agresiones, para tener más en claro hasta donde se podía tirar de la cuerda, hasta donde llegaba ese pacto que Duhalde y Kirchner sellaron para derrotar a Menem. La cuenta pendiente que sigue definiendo esta relación es la realidad de que aún hoy, ambos personajes de la vieja política, se siguen necesitando mutuamente. Kirchner necesita al PJ para poder llevar adelante los planes del Fondo, y el PJ necesita a Kirchner para poder lavarse la cara ante la sociedad y así poder salir de esa cepillada que significo el 19 y 20 de diciembre para los partidos tradicionales.

Pero eso sí, nuestro irritable presidente contestó a ese encuentro de manera clara. A través de Luis D´Elia, organizó un Congreso fundamentalmente de piqueteros para generar el aparato político puro del presidente Kirchner en la provincia de Buenos Aires.

D´Elia se había metido en la interna del PJ. Se alineó con el Presidente para disputarle el poder al mismo hombre que no le permitió a Menem, a Pierri ni a nadie entrar en su provincia. Eduardo Duhalde, el mismo que generó un aparato político tan mafioso como duro, capaz de echar de la provincia a Cafiero.

En 1988 la interna del PJ se definía entre Menem y Cafiero para ver quién sería el candidato a presidente. Cafiero era entonces gobernador de la provincia de Bs.As. No cualquiera era capaz de desarrollar un maquinaria política de guerra, capaz de arrancarle el poder a uno de los hombres que más conoce los tejes y manejes del poder y de la política tradicional como Antonio Cafiero. Gracias al armado de Duhalde en provincia Menem fue en 1989 electo presidente de la Nación.

Con estos hechos, y como parte de su trayectoria, la masacre del puente Pueyrredón, sus sospechosas declaraciones en el crimen del periodista Cabezas, en los narcopolicías, su dirección de la policía bonaerense como tantas otras cosas que podemos recordar, nos hacemos la pregunta casi deducida de un axioma de terror: ¿quién creería que Duhalde no respondería nada a la conformación de un bloque contrario políticamente, nada más ni nada menos que en su mismísimo Buenos Aires querido? 

Hace unas semanas que también los Argentinos nos enteramos del asesinato del militante social Martín Cisneros. Cisneros era miembro de la FTV, grupo piquetero que conduce Luis D´Elia. Fue asesinado en el momento en que su líder político, el presidente K estaba en China. Alguien podría leer este hecho casi como un mensaje mafioso. No te descuides, no vayas, porque te contesto.

Hace más de un año que gobierna el presidente Kirchner. La brecha entre ricos y pobres aumentó de un 30 a un 50%. La desocupación a llegado a niveles altísimos. Argentina es uno de los poquísimos países del mundo en que  no se cuenta como desocupado a quien recibe una asistencia por desempleo. Es decir, que si se sumara al numero de desocupados a quienes reciben planes trabajar se agrandaría el número en 2 MILLONES DE PERSONAS. Al mismo tiempo los medios y los grandes grupos  de poder están pidiendo represión, cárcel y en los casos más livianos frenar la protesta social. Cualquiera podría pensar, que en este contexto de crisis social, de hambre y de desocupación la respuesta no es reprimir. Pero su lógica es la contraría. Kirchner logro desde que asumió elevar su popularidad al 90%. Pero hoy, y en base a su incapacidad y falta de voluntad por generar cambios profundos, la mayoría de las encuestas hablan de un tibio 60 o en el mejor de los casos el 65%. Entonces, esos grupos de poder estarán diciendo: Si no reprime ahora, ya no podrá reprimir. La gran mayoría de los grupos de poder, incluido los EE.UU. y los sectores Europeos apuestan firmemente al gobierno de Kirchner, porque saben que ya no les queda mucho recambio. Pero ese apoyo no es para que la población no muera de hambre. Es el apoyo que tiene un capataz del patrón de estancia para que los peones trabajen sin protestar. Estos grupos o patrones de estancia, le están diciendo al gobierno reprimí ahora, YA!!!, porque sí seguís estirando esto de ponerle freno a los piqueteros, después va a ser demasiado tarde. Si no reprimís ahora, cuando vas a reprimir?

Claro, De la Rua declaró el Estado de Sitio y fue su última medida. Duhalde asesinó a Kosteki y a Santillán y tuvo que llamar a elecciones asegurando que no sería candidato.

Es por esto, centralmente, que el gobierno no quiere reprimir. Ya ha quedado claro, que con la represión no se soluciona ningún problema social porque la primera represión es el hambre. Y no hay represión más dura que esa. Por eso no se solucionada nada con reprimir. A lo sumo, una represión le quitaría a este gobierno su única carta ante la población: una gestión de la continuidad que se quiere mostrar como distinta, una agonía interminable de lo viejo que se quiere presentar como un parto de lo nuevo. Farsantes, genuflexos, reptiles… quieren que la población argentina entre en un enfrentamiento de mafias en donde al final del túnel solo sigue habitando el espanto naturalizado, el olor a muerte, el todo tiene su momento, el imperio asesino del niño, el país hecho una inmensa ruina de financistas o de sojeros, pero en ambos casos, un país que para las generaciones presentes y futuras, seguirá siendo un gigante productor de miseria y barbarie. Sabemos, que de la interna del PJ no sale nada bueno. Nunca en la historia Argentina ha surgido algo de la interna del PJ que beneficie a la población. De la interna del PJ no salen hijos distintos. Hoy, lamentablemente, su impotencia es la impotencia de los argentinos. Entre estos dos caminos de una misma ruta, quizás debamos pensar en inventar un nuevo camino y dejar que a los viejos se los lleve el tiempo. Quizás, lo nuevo, lo distinto, nuestro país soñado y merecido, solo dependa de nosotros. Por eso, quizás Roma no sea nuestra última estación.

05-07-2004