Pide a la Unión Europea respeto al proceso de transformaciones económicas, sociales y culturales que experimenta Bolivia desde 2006
El Presidente de Bolivia, Evo Morales, fue ayer el protagonista en el Hotel Intercontinental de Madrid de los desayunos informativos que organiza periódicamente la agencia de noticias Europa Press. En su discurso, recorrió sus cuatro años de gestión y ha expuesto las hondas transformaciones económicas, sociales y culturales que tiene lugar en su país: «El proceso que vivimos en Bolivia es una revolución democrática, es una liberación social, cultural y económica con el MAS-IPSP a la cabeza, un partido gestado desde los sectores más abandonados, el movimiento campesino indígena, el más olvidado, el más excluido y en algunas épocas incluso condenado al exterminio por el colonialismo europeo».
Este proceso de transformaciones forma parte, aseguró, de la rebelión del movimiento indígena en América Latina, que conoció su punto de inflexión en 1992, con la campaña de respuesta a la conmemoración por parte de algunos sectores del quinto centenario del inicio del colonialismo europeo en este continente. «Decidimos pasar de la resistencia a la toma del poder político y económico para resolver esas profundas diferencias que tiene el movimiento popular, el movimiento indígena con Occidente.»
El Presidente boliviano recordó a su audiencia, entre la que se encontraban empresarios españoles, diputados socialistas, de IU y del PNV, el coordinador general de IU, Cayo Lara, la senadora colombiana Piedad Córdoba o el dirigente socialista Pedro Zerolo, que, mientras en Europa las revoluciones se han llevado a cabo recurriendo a la violencia política, «en Bolivia no usamos balas, las sustituimos por el voto, por la conciencia del pueblo boliviano para hacer grandes transformaciones». Y recordó que el MAS-IPSP había ganado seis elecciones de manera consecutiva desde la histórica victoria de 2005, «tres de ellas con más del 50% de los votos y las otras tres con más del 60%» y que ello es mérito, más que de su partido o de él mismo, «de la conciencia del gran pueblo boliviano».
Evo Morales dedicó una buena parte de su intervención a explicar su política económica, que ha renunciado, con éxito, a los dogmas neoliberales. Entre los logros de su gestión, está el aumento de un 40% del salario de los trabajadores desde 2006 (frente a la reducción de un 60% del sueldo de los miembros del Gobierno) o la histórica nacionalización de los hidrocarburos aprobada el Primero de Mayo de 2006. Esta medida permite hoy que la mayor parte de los beneficios de su explotación ya no quede en manos de las compañías transnacionales, sino que contribuye de manera importante al desarrollo del país y a las arcas públicas, puesto que por primera vez en 2009 Bolivia tuvo un superávit fiscal y las reservas internacionales del país han pasado de 1.700 millones de dólares en 2005 a los actuales 8.000 millones de dólares.
También incidió en las relevantes medidas de carácter social que su Gobierno ha impulsado para los sectores sociales tradicionalmente «más abandonados»: los niños y los ancianos, y destacó la creación del Banco de Desarrollo Productivo, que entrega créditos sin intereses a los pequeños productores de maíz, arroz, soja… que incluso pueden hacer frente al crédito pagando con los productos que cultivan. Sin los expertos del Fondo Monetario Internacional, que asesoraban a los anteriores gobiernos bolivianos en la adopción de las políticas neoliberales, «con nuestro equipo, debatiendo en reuniones que tienen un carácter horizontal, logramos en 2009 uno de los mejores índices de crecimiento económico de América Latina y una inflación inferior al 1%».
Evo Morales se refirió a la oposición a su Gobierno, que en 2006, cuando asumió la Presidencia de la República, le despreció y le auguraba un fracaso rápido y rotundo, y que a partir de 2007 recurrió a la conspiración golpista y al intento de división del país, con apoyos de algunos sectores conservadores europeos (entre ellos el Partido Popular español a través de una fundación próxima, precisó a preguntas de los periodistas) y una especial responsabilidad del entonces embajador de Estados Unidos.
«En tres meses de 2008 se decidió el destino del país: en agosto, tuvo lugar el referéndum revocatorio, que ganamos con el 67% de los votos; en septiembre, se produjo el intento de golpe de Estado, en el que ni la Policía Nacional ni las Fuerzas Armadas participaron; y en octubre de 2008, hubo una gran marcha de un millón de personas del MAS y la Central Obrera Boliviana que exigió al Congreso la aprobación de una ley para consultar al pueblo sobre la nueva Constitución, que fue aprobada con más del 60% de los votos y define a Bolivia como un Estado Plurinacional.» «Aprendí que cuando uno siente por su pueblo y su patria, se puede cambiar la historia democráticamente» aseguró el Presidente Evo Morales.
Con firmeza, añadió que hoy en Bolivia existe «una derecha sepultada que se infiltra en los movimientos sociales para plantear demandas exageradas» con el objetivo de promover movilizaciones contra el Gobierno y pidió a la Unión Europea, que se precia de tradición democrática y de apego a los derechos humanos, que respete la evolución de su país y las profundas transformaciones que tienen lugar de manera democrática.
Antes de concluir su discurso y dar paso al turno de preguntas, Evo Morales se refirió a la situación de los inmigrantes bolivianos en España y defendió que no pueden ser expulsados, como no lo fueron los europeos que hasta hace poco tiempo migraban a América Latina.
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