Un proyecto desarrollado por la Universidad de Arizona permite localizar y rastrear la actividad de potenciales delincuentes en la Red. La Red se ha convertido en un vehículo de comunicación utilizado por algunos terroristas y delincuentes, que se amparan en el anonimato para planificar impunemente sus actividades. Sin embargo, escribir en Internet de manera anónima […]
Un proyecto desarrollado por la Universidad de Arizona permite localizar y rastrear la actividad de potenciales delincuentes en la Red.
El Laboratorio de Inteligencia Artificial de la Universidad de Arizona está desarrollando el proyecto Dark Web, que cuenta con la financiación de la National Science Foundation y otras agencias federales. Su objetivo es recolectar y analizar todo el contenido publicado en la Red que pudiera estar vinculado con acciones terroristas. Una de sus herramientas, el programa Writeprint, permite identificar y rastrear a un usuario a partir de su forma de escribir.
Writeprint está programado para estudiar cientos de características lingüísticas, estructurales y semánticas incluidas en un texto publicado en Internet. Sus creadores aseguran que posee una fiabilidad del 95% a la hora de atribuir diferentes textos a un mismo autor. A partir de ahí, Dark Web es capaz de seguir las evolución en el tiempo de una persona para comprobar si sus opiniones se van radicalizando, y avisa cuando un sospechoso está creando contenido nuevo.
El programa también analiza qué tipo de personas son más susceptibles de ser reclutadas en grupos extremistas, y qué mensajes o lenguajes son más efectivos a la hora de movilizar seguidores.
Dark Web utiliza sofisticadas herramientas de búsqueda para rastrear en lugares donde potenciales delincuentes pueden esconder sus mensajes, como foros o listas de discusión. Éstos esconden a menudo trampas y virus para no ser lovcalizados, por lo que los investigadores deben estar constantemente alerta ante este tipo de amenazas.
El grupo de investigación de la Universidad de Arizona ha utilizado este procedimiento para peinar más de 900.000 páginas de contenido islamista. Se calcula que actualmente hay unas 5.000 webs creadas y mantenidas por grupos terroristas internacionales, entre ellos Al-Qaeda, insurgentes iraquíes o células extremistas europeas. Muchas de ellas están escritas en diferentes idiomas y muestran una apariencia de normalidad.
Dark Web ya está produciendo sus primeros resultados: recientemente ha completado un estudio sobre instrucciones y vídeos para fabricar artefactos explosivos. Una vez analizado por donde circula esta información y desde qué puntos se descarga, las autoridades pueden intervenir.