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De AMLO y la elección presidencial

Fuentes: Rebelión

Con el propósito de hacer un ejercicio sobre los resultados de la elección presidencial en México presento las siguientes consideraciones a modo muy general. Si bien pudieran caer en el simplismo, no por ello nos impiden una visión general de la situación de nuestro país en esta materia, ni reflexionar al respecto. De los antecedentes […]

Con el propósito de hacer un ejercicio sobre los resultados de la elección presidencial en México presento las siguientes consideraciones a modo muy general. Si bien pudieran caer en el simplismo, no por ello nos impiden una visión general de la situación de nuestro país en esta materia, ni reflexionar al respecto.

De los antecedentes

La violación a la Constitución y a las leyes antes, durante y después de la elección presidencial ha sido escandalosa y hasta ahora, impune:

1) Durante seis años, Enrique Peña Nieto fue promocionado y financiado, por Televisa, demás medios de comunicación y sus voceros, por poderosos empresarios nacionales e internacionales y por el PRI que se ha mantenido en el poder, para imponerlo como Presidente de la República 2012-2018 y para que vele por sus intereses.

2) Las encuestadoras falsearon información y publicaron una diferencia entre dieciséis y veinte puntos en la intención de voto entre EPN y AMLO desde principios del año como una herramienta de propaganda que engañara a los mexicanos y mexicanas sobre una supuesta preferencia electoral y que se justificara el premeditado «triunfo» de EPN. La falsedad de esa abrumadora ventaja se comprueba con los seis puntos de diferencia que acusa el conteo del IFE y que aún éstos son dudosos porque se han encontrado miles y miles de irregularidades en el cotejo de las actas de las casillas y las cifras que reporta el IFE que consisten en darle más votos a EPN de los que tuvo, menos a AMLO y cantidades que sobrepasan el 100% de los votos que cada casilla legalmente debía contener.

3) Una masiva compra de votos a través de dinero en efectivo, tarjetas electrónicas, enseres domésticos y otros regalos se ha ido comprobando con miles de documentos y denuncias.

4) Existen testimonios de coerción de patrones públicos y privados que amenazaron a sus empleados con el despido si no votaban por EPN y pruebas de que dinero del erario público fue utilizado por autoridades y gobernadores priístas para financiar la campaña de EPN.

5) El rebase de los topes de campaña son tan evidentes que un ciudadano común que ande por las calles y vea la televisión puede comprobarlo con una simple suma.

6) El IFE ha permanecido pasivo ante todos estos delitos, como servil aliado del poder ha presentado la tesis indefendible de una elección limpia y si bien ha aparentado investigar algunas irregularidades, lo cierto es que continúa dándole validez y argumenta que las impugnaciones deberán presentarse ante el Tribunal Federal Electoral. Por ello las acusaciones de haberse escogido a sus integrantes a modo para llevar a cabo el fraude y el soborno a los mismos es perfectamente creíble. Así sucedió en el fraude de 2006 y es probable que el TRIFE se comporte de la misma manera que lo hizo en aquel momento: reconocer irregularidades y, a pesar de ello, validar la elección.

7) Las autoridades electorales, el presidente espurio Felipe Calderón e incluso los gobiernos de derecha de otros países (Rajoy, Obama y Santos por delante, seguidos por la UE) dieron por legítimo el «triunfo» de EPN y lo felicitaron aún antes de que se terminara el conteo oficial de los votos. Después, ante las declaraciones del Estado Mexicano en la prensa internacional sobre el supuesto presidente electo, apuraron a que lo hicieran los demás presidentes.

De los resultados

a) De los casi 78 millones de electores del padrón, veintiocho millones y medio no votó, es decir, aproximadamente una tercera parte no participó en elegir al gobernante de la nación para los próximos seis años; la mayoría se consideran equivocadamente «apolíticos», cuando su política es someterse o adaptarse con indiferencia a quien sea que tome el poder, y una minoría adopta esta estéril vía como expresión de «protesta». Esta porción ya excluye a una parte aproximada de quienes no pudieron votar por diversas razones de fuerza mayor o ajenas a su deseo.

b) Más (no sabríamos cuántos) de quince y medio millones optaron por el cambio, pero a grosso modo y de manera subjetiva calculo que sólo la mitad lo hizo realmente consciente de la importancia que esta elección tiene para México, de lo que implica dentro del marco nacional e internacional como propuesta de gobierno y por una verdadera preocupación y amor por la patria. Dentro de la otra mitad estarían quienes lo hacen sólo por un interés partidista, por oportunismo, o bien, queriendo genuinamente un cambio debido a que están hartos de la pobreza, la falta de empleo y la mortandad que ha provocado la administración prianista, pero su elección no surge de una conciencia o de una formación política real y profunda sino que transitan por esa vía sin bases para concluir que podrían sostenerse en ella una vez que pasara la elección;

c) Doce y medio millones optaron por el PAN, un partido de derecha y mojigato que ha probado su incapacidad, su hipocresía y su falta de interés por los problemas más graves del país sumiendo a México en una mayor pobreza, en un baño de sangre y vendiendo sus recursos al mejor postor.

d) Dudosos, dieciocho y medio millones votaron por el PRI; según las investigaciones que hasta la fecha se han llevado a cabo sobre la compra de votos, cinco millones vendieron su voto ya sea por pobreza, ignorancia o corrupción. Los otros trece y medio millones que lo hicieren de manera voluntaria son aún súbditos de una dictadura que durante setenta años ha conservado a México en la pobreza, en la ignorancia, en la corrupción y como patio trasero de nuestros vecinos del norte.

e) Poco más de un millón votaron por el PANAL, partido cuya lidereza se ha distinguido por su inmoralidad y corrupción y cuyo candidato esgrimió, irresponsablemente, propuestas fascistas y neoliberales que llevarían a México a un mayor desastre y a su desaparición como país independiente.

f) Poco más de un millón anuló voluntariamente su voto, «protestaron», dejándole al poder oligárquico un mayor margen de maniobra a favor de su candidato.

En términos especulativos, podríamos decir que, luego entonces, un 33% de la población es pasiva y deja que el poder fáctico decida el gobierno que habrá de tener, el 45% es ignorante y/o corrupto, el 10% podría estar apenas adquiriendo cierta conciencia y que sólo alrededor de otro 10% podría considerarse verdaderamente progresista.

A grosso modo, qué nos arrojarían estas hipotéticas mentalidades:

1) Que el poder de Televisa y el dominio mediático con sus múltiples técnicas psicológicas alcanzaron el éxito al menos sobre el 80% de la población para continuar con un sistema corrupto y depredador dentro del cual pueden imponer al títere de su elección para que beneficie a la oligarquía de la cual forman parte y a las transnacionales.

2) Que de manera fraudulenta ganó el neoliberalismo a partir de la pobreza, la ignorancia, la falsedad y la corrupción que lo nutren y que de éstas, una, otra o todas al mismo tiempo son características inherentes a una mayoría de la población. En México el índice de pobreza sobrepasa el 50% y la pobreza extrema alcanza a 15 millones de mexicanos y mexicanas.

3) Que México, como la mayoría de los países, está gobernado por una oligarquía local monopólica apoyada por una internacional representada en las transnacionales y que dados los resultados impuestos, éstas pueden continuar saqueando al país y empobreciendo cada vez más a los mexicanos y mexicanas de manera aparentemente «democrática».

De la reacción

Como nunca antes, las manifestaciones en contra de EPN se dieron en diversos eventos. De manera espontánea, o al menos sin que hubiera una trayectoria previa conocida, surge el movimiento #132 de jóvenes que se oponen y protestan denunciando el engaño de los medios y la imposición que se pretende con EPN.

Hasta la fecha el Movimiento Progresista, los #132 y otras varias organizaciones han realizado marchas, mítines y concentraciones en contra de este nuevo fraude electoral. Es, como se dijo, quizás alrededor de un 20%, que en mayor o menor grado tienen conciencia de lo que está sucediendo en nuestro país, es el que se mantiene activo para que no se lleve a cabo este enorme agravio a la patria.

La pregunta sería si esta parte de la población mexicana, calculada a muy grosso modo, va a lograr revertir la situación, cuando el adversario es tan poderoso económicamente, cuando cuenta con el ejército, cuando la pobreza, la ignorancia y la corrupción tienen un índice tan alto en nuestro país, cuando el imperio estadounidense y la derecha internacional van a apoyar el fraude con todo, cuando el conocimiento, la conciencia y los valores morales sólo alcanza, cuando mucho, a una quinta parte de la población.

Las oligarquías, la derecha nacional e internacional y sus medios masivos de comunicación están intensamente activos en todos los países aplicando recetas si no novedosas, al menos específicas y diversas para cada país: invasiones, intervenciones, mentiras mediáticas, golpes de estado, imposición de presidentes, creación de matrices de opinión perversas, etcétera para mantener un sistema socioeconómico salvaje. Los medios realizan montajes y difunden falsedades por todo el orbe a tal grado que hasta los propios movimientos de izquierda alimentados por esas fuentes se forman criterios ideológicos equivocados y apreciaciones aberrantes sobre sus pares de lucha. Parte de la gente que se considera de «izquierda» está también sumida en la ignorancia y opina de tal forma que pareciera que sus fuentes son los medios de la gusanera de Miami como el Nuevo Herald o del fascismo español como El País. Buena parte de los comentarios y de las diatribas entre los seguidores de AMLO y los de la derecha que aparecen en la red dan cuenta de que algunos de los primeros se encuentran casi al mismo nivel de ignorancia que sus adversarios, no tienen argumentos y sólo son capaces de intercambiar insultos y obscenidades.

La derecha nacional e internacional sabe que la fracción más poderosa y consciente en México es el Movimiento Regeneración Nacional que dirige AMLO, que sus seguidores tienen un mayor conocimiento de los verdaderos problemas del país y del mundo porque a eso se han dedicado en la última década y que él es el único líder que tiene un amplio poder de convocatoria. Por ello, todas sus baterías se están utilizando para atacarlo a él personalmente. La idea de quitarle la cabeza al movimiento más sólido y más amplia y la consigna de «divide y vencerás», las ejercen con la anuencia inconsciente de los movimientos que se deslindan de AMLO creyendo que ello los hace independientes del desprestigiado partidismo y que su lucha popular y democrática puede prescindir de un líder, sin contemplar que en el proceso de cambio de México aún estamos en una etapa en la que se requiere de un líder, de elecciones (para poder acceder a una democracia participativa) y de que van a pasar muchos años para que surja otro dirigente que medianamente pueda equipararse a AMLO, con todos los defectos que éste pudiese tener. Por ejemplo, quienes piensan en Ebrard como alternativa demuestran su desconocimiento político y su debilidad ideológica. Ejemplo del ataque mediático a AMLO lo tenemos hoy en El País, vocero de la derecha española, quien cuestiona su liderazgo, amén de muchos otros voceros incluso dentro de los propios partidos que dizque lo apoyaban que a diario lo enjuician, la misma historia del 2006, los traidores y los oportunistas de siempre. La propaganda en contra de AMLO será cada vez más sofisticada para anular su influencia y liderazgo, y la población, ignorante en su mayoría, no se da cuenta de que está siendo manipulada para que finalmente y porque no hay de otra, EPN sea investido como presidente, igual que se hizo en 2006 con FCH, y para que AMLO aparezca como un loco o un enfermo de poder, o, en el mejor de los casos, como un idealista que hizo buena campaña pero que «no le alcanzaron los votos» y que «no lo quiere reconocer».

La derecha sabe también que de las organizaciones democráticas que se han deslindado de AMLO, unas están en pañales, de manera que pueden irse manipulando con un engañoso «apoyo», con sobornos, y a través del constante machaqueo de mentiras y omisiones de los medios de comunicación para que entren al redil, y otras que aún llevando una profunda resistencia y una larga y cruenta lucha detrás son susceptibles de ser reprimidas brutalmente sin que el resto de la población intervenga significativamente para defenderlas o unirse a su causa.

Las estrategias de los emporios comunicacionales, la corrupción, el egoísmo, la ignorancia, el cansancio y la represión dentro de la mentalidad capitalista, de la que todos en mayor o menor grado adolecemos, van a influir para que toda esta lucha vaya diluyéndose poco a poco y vaya sumiendo a la población mexicana en una depresión autómata que permita finalmente que aquélla se someta a la imposición de EPN, al saqueo y a la venta de la patria.

¿O será que el espíritu de supervivencia, patriotismo y dignidad renazcan y que todas las organizaciones en lucha se unan, respetando diferencias, al Movimiento Regeneración Nacional, el único que tiene un líder, para lograr una unidad que pueda vencer a ese Goliat que nos acosa y pretende asesinarnos? Ojalá así sea, ojalá que existan otras fuerzas que por ignorancia o por influencia mediática no haya tomado en consideración en esta reflexión porque el tiempo se agota. Lo que toma para que otro movimiento nacional con líder pueda democratizar, rescatar y mantener a nuestro país independiente no está a nuestro alcance ni a mediano plazo. Más aún, quizás tendremos que sufrir una desestabilización social o una lucha sangrienta de lo cual se aprovecharían los poderosos países capitalistas que para salir de sus crisis, saquearán a un México caótico y débil, al menos mientras acaban con la humanidad. Claro, que esto último está por verse porque una Sudamérica conciente, unida y combativa está recuperando su independencia y alzándose como defensora del planeta, de la libertad, la igualdad, la justicia y la paz. Sin embargo, México, tan lejos de ésta y tan cerca del imperio, es presa fácil para que el buitre imperial que nos ha esclavizado por siglos nos degluta. «Sólo el pueblo, («el pueblo organizado», AMLO dixit) salva al pueblo». Ahora se va a demostrar de qué está hecho el pueblo de México, si es cierto que aún mantiene su reserva moral, su memoria, su dignidad y su espíritu combativo o si la pobreza, la ignorancia y la corrupción que el PRI ha sembrado por todos los rincones de la república ya han acabado con éstos.

Quizás a pesar de todo, aún se pueda ser optimista, el verdadero revolucionario no pierde la fe nunca porque cree fervientemente en el ser humano y en sus valores, pero también es cierto que la victoria de los movimientos sociales que luchan por la reivindicación del ser humano dependen de las condiciones objetivas y subjetivas. ¿Estarán éstas ya presentes en el proceso histórico de México? ¿Habrá despertado el espíritu de Juárez, Zapata, Bolívar, Martí y tantos otros o será la avaricia y la barbarie fascista lo que habrá tomado fuerza para seguir colonizando y sometiendo a los pueblos de Latinoamérica y el mundo? Como quiera que sea aquí nadie se rinde porque la lucha no debe detenerse ni dar un solo paso atrás. Sobre la victoria, más temprano que tarde lo sabremos.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.