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De camino a las elecciones

Fuentes: La Jornada

Señalemos cuatro acontecimientos de los últimos días que tienen importancia en el camino de las elecciones el 1º de julio. Primero: uno de ellos es el significativo traslado de ex-militantes del PAN y del PRD a la nómina de apoyo a la candidatura de Enrique Peña Nieto, dando la clara impresión de que este candidato […]

Señalemos cuatro acontecimientos de los últimos días que tienen importancia en el camino de las elecciones el 1º de julio.

Primero: uno de ellos es el significativo traslado de ex-militantes del PAN y del PRD a la nómina de apoyo a la candidatura de Enrique Peña Nieto, dando la clara impresión de que este candidato está dispuesto a recibir casi a cualquier desertor de otras filas. Su campaña se ha convertido entonces en un verdadero sumidero de los despojos de la política mexicana, lo cual no le otorga ningún valor o prestigio a la candidatura de EPN. Pero así son las cosas y así lo ha querido él, reflejando la verdadera esencia del régimen que impondría de llegar a la presidencia.

A la candidatura de Peña Nieto se sumaron recientemente personajes de negro prestigio como Manuel Espino Barrientos, quien fue expulsado del PAN y que mantiene una controversia sobre tal decisión ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Pero sobre todo Manuel Espino se distingue por estar a la derecha de la derecha del PAN, y por formar parte de esa agrupación profascista denominada El Yunque. Estos son los «rescates» de Peña Nieto de las sobras de otros partidos para venir a apoyarlo.

La presencia de Rosario Robles al lado de Peña Nieto simplemente ha sido calificada por quienes la conocen como el resultado normal de un cambio ideológico hacia la derecha, coherente con lo que ha exhibido como nuevo estilo de vida.

Y, por supuesto, el escándalo (para el panismo) de Vicente Fox proclamando ruidosamente su preferencia por el candidato del PRI, línea de frivolidad que no sorprende a nadie y que también resulta coherente con su odio irracional hacia Andrés Manuel López Obrador (Vicente Fox, el inventor hace seis años del desafuero, que tuvo que tragarse pero que ensució las elecciones del 2006, hasta el punto que fue una de las condiciones políticas del fraude electoral).

Resulta realmente vergonzoso que este sea el «nuevo» PRI que recibe con bombos y platillos a tales desechos de la política mexicana.

Segundo: Desde luego, el escándalo, no la sorpresa, de las revelaciones del The Guardian (confirmadas por el propio periódico británico, uno de los más prestigiosos a nivel mundial) en el sentido de documentación abundante acerca de un acuerdo entre Televisa y el Gobierno del Estado de México, presidido entonces por Enrique Peña Nieto, en que la televisora y ese gobierno se proponen desprestigiar a Andrés Manuel López Obrador, en la elección presidencial de 2006, pero que todo indicaría sigue vigente ya que las baterías publicitarias de la empresa siguen apuntando diariamente a una crítica de López Obrador sesgada y obviamente con el propósito de incidir de manera negativa para el candidato de las izquierdas, en la elección de 2012.

Tales documentos habrían sido sustraídos por empleados de algún nivel en Televisa y entregados a Jo Tuckman, la autora del artículo publicado por The Guardian, y cuya validez ha sido confirmada por el periódico británico y por la autora. La validez de los documentos habría sido confirmada además por otros empleados de Televisa y porque un análisis de los hechos ocurridos efectivamente, de entonces a hoy, confirmarían plenamente la vigencia del artículo publicado por el periódico británico.

Tercero: La presencia de Andrés Manuel López Obrador en el programa Tercer Grado resultó digamos favorable al candidato de las izquierdas. Después de un inicio relativamente rígido y con poca movilidad en los argumentos (la idea, no equivocada, de un grupo de poder económico y político compacto en México -una oligarquía- capaz de tomar decisiones fundamentales para el país, que por cierto se repite en prácticamente todos los países que se han sumado activamente al Consenso de Washington -como México- de donde arrancan esencialmente las prácticas del neoliberalismo económico. Como sabemos, una variedad de autores de prestigio mundial han bautizado al neoliberalismo «como una fábrica de pobres», o como un sistema que «favorece la acumulación de riqueza en unas cuantas manos a costa del empobrecimiento de las grandes mayorías»).

López Obrador terminó su intervención explicando su idea de la reconciliación nacional (naturalmente, sin renunciar a los principios de la izquierda), que pareció ser aceptada por sus interlocutores, al menos no contestada directamente. Por supuesto que algunos de sus interlocutores continuaron refiriéndose a eventos del pasado (como las «ligas» de Bejarano, sobre lo cual AMLO precisó que estuvo en la cárcel un tiempo y que hace 7 años o más que no tiene ningún contacto con él).

Muchas personas sintieron que, en materia de colaboradores, López Obrador no hiciera referencia a su punto más fuerte: la calidad de su eventual gabinete de Secretarios de Estado, que tirios y troyanos han calificado como formado por personalidades de indudable prestigio.

Cuarto: la popularidad creciente del movimiento estudiantil «Yo Soy 132» lo ha convertido, si no en factótum de la próxima elección presidencial, sí en un factor importante de la misma. De hecho, las revelaciones actuales de The Guardian vendrían simplemente a confirmar la denuncia básica de este movimiento en el sentido de que publicitariamente habría un enorme desequilibrio en la propaganda y comentarios (de Televisa y TV Azteca) sobre la elección, muy parcialmente en favor de Enrique Peña Nieto y en contra de Andrés Manuel López Obrador. El periódico británico simplemente habría explicado el motivo en una transacción muy jugosa por la cual el gobierno del Estado de México habría entregado a Televisa (directamente o a través de alguna triangulación) la cantidad de 346 millones 326 mil 750 pesos.

Por lo demás, el movimiento «Yo Soy 132» convocó a otro debate presidencial, a través de Internet, que ha sido aceptado por Andrés Manuel López Obrador, Josefina Vázquez Mota y Gabriel Quadri, pero que fue rechazado o declinado por Enrique Peña Nieto alegando que no había condiciones propias de equidad en tal confrontación. Se sabe que el cuadro interno de sus asesores, después de largas discusiones, decidieron que era «menos malo» rechazar que aceptar esa invitación par asistir a la confrontación por vía electrónica.

Otros naturalmente alegan una falla lamentable del equipo Peña Nieto, que será entendida como un grave desaire al movimiento estudiantil y en general a los jóvenes mexicanos que, por lo demás, representan un contingente nada despreciable desde el punto de vista cuantitativo en lo electoral.

 

 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.