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La reanimación creciente de la crueldad

De la ficción a la realidad en los juegos del hambre

Fuentes: Rebelión

Concentración de poder y venalidad

Los viajes al exterior del Presidente Milei evocan una danza de sorpresas, como si su agenda estuviera despojada del latido de los acontecimientos locales. Desde que asumió el poder, Milei se ha convertido en el mandatario argentino con más incursiones internacionales en un periodo tan breve, sembrando dudas sobre la pertinencia y los beneficios de estas travesías para la política exterior argentina. Estados Unidos lo ha recibido en múltiples ocasiones: asistió a la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) en Washington, se fundió en un abrazo con Trump, fue a Miami para recibir la distinción, creada a su medida, de la organización Jabad Lubavitch como “embajador internacional de la luz” y a Texas para encontrarse con Elon Musk en la fábrica de Tesla, con quien también se reunió en Los Ángeles durante la conferencia global de inversores del Instituto Milken, cuyo líder fue sentenciado a diez años de prisión, de los que cumplió solo dos pagando una multa de 600 millones de dólares. En Israel, lloró ante el Muro de los Lamentos y proclamó la decisión de trasladar la embajada argentina a Jerusalén, reforzando la adhesión al sionismo colonizador. En el Vaticano, participó en la canonización de Mama Antula y se entrevistó con el Papa Francisco, además de mantener un encuentro con la neofascista Giorgia Meloni. En España, se hizo presente en la cumbre del partido de ultraderecha Vox. El único viaje al que podría atribuírsele un carácter más estrictamente diplomático porque asisten algunos otros primeros mandatarios es el Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, en el que, como ya comenté oportunamente, leyó una pieza disparatada con advertencias del carácter colectivista que tiene y tuvo el mundo occidental, incluyendo al neoliberalismo.

A pesar de su crítica mordaz hacia los privilegios de la «casta política» y su promesa de desmantelarla, Milei, después de unos primeros gestos de austeridad utilizando vuelos comerciales, comenzó a desplazarse en el fastuoso avión presidencial, incrementando progresivamente el número de integrantes en su delegación. Los gastos de estos viajes se calculan en más de medio millón de dólares por cada uno, contrastando con su retórica de austeridad. Al partir a su último periplo dejó una crisis a sus espaldas. Al regresar, después de una pasada por el acto de asunción de Bukele en El Salvador -un líder con cuya política de mano dura y orden represivo encontrará exclusiva resonancia- se encontró con otra. Al marcharse, echó al jefe de Gabinete, Nicolás Posse y al jefe de los servicios de inteligencia, Silvestre Sívori. Guillermo Francos, actual ministro del Interior, asumió el rol de jefe de Gabinete sin dejar su ministerio de origen, mientras que la inteligencia pasó a depender directamente de la presidencia. Las razones de las eyecciones permanecen en el misterio, pero puede comenzar a hipotetizarse que Milei busca concentrar poder directo, o a través de un círculo cada vez más reducido de colaboradores. Su entorno se estrecha cada vez más. No solo se observa en el caso singular de un jefe de Gabinete que simultáneamente retiene su cartera ministerial, sino también en sus primeras medidas, como la creación del Ministerio de Capital Humano. Este superministerio absorbe áreas previamente gestionadas por carteras independientes, incluyendo las funciones y responsabilidades que antes correspondían a los ministerios de Salud, Educación, Trabajo y Desarrollo Social. Al retornar, Milei se enfrentó a una enorme crisis precisamente en este superministerio, específicamente en el área de Acción Social, destinada a la asistencia de los más desfavorecidos.

Hacia fin de mayo el dirigente Juan Grabois -quien compitió en la interna con Massa, oponente de Milei en el balotaje- denunció la existencia de seis mil toneladas de alimentos almacenados en galpones del gobierno, destinados a ser distribuidos en comedores y merenderos. Dos días después, la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, desmiente la retención deliberada de alimentos y afirma que los productos están destinados a catástrofes climáticas e imprevistos. Sin embargo, esta excusa se desmoronó rápidamente, ya que se descubrió que dichos alimentos habían sido comprados durante la presidencia anterior y estaban destinados expresamente a comedores comunitarios, habiéndose previsto otros mecanismos y recursos para emergencias. Al día siguiente, el juez federal Sebastián Casanello ordenó la distribución inmediata de estos alimentos debido a la falta de justificación para su retención prolongada. El ministerio apeló la decisión del juez, argumentando que necesitaban más tiempo para organizar una distribución adecuada. Entretanto, un allanamiento en los galpones confirmó la existencia de más de seis mil toneladas de alimentos, encontrándose productos con fechas próximas de vencimiento.

El escándalo creció cuando la investigación reveló la compleja relación entre el Ministerio de Capital Humano y la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI). Este organismo internacional, creado en 1949, tiene como misión “promover la cooperación entre los países iberoamericanos en los campos de la educación, la ciencia y la cultura”. Sin embargo, su rol en este contexto dista mucho de sus objetivos declarados, como programas de alfabetización, formación docente y preservación del patrimonio cultural, según se explicita en su página web. En lugar de eso, la OEI actuó como intermediaria en la contratación de personal para el ministerio. Firmó un convenio para la prestación de servicios de personal transitorio y la adquisición de alimentos destinados a mejorar la calidad nutricional de familias en situación de vulnerabilidad. Este arreglo tenía un propósito claro: simular una reducción de personal en línea con la austeridad proclamada, eludiendo así los controles administrativos. Más grave aún, esta intermediación facilitó pagos irregulares y sobresueldos para funcionarios y altos cargos, desvirtuando por completo los principios de transparencia y eficiencia que ellos mismos sostienen que deberían regir la administración pública.

El acusado de estas maniobras y de no informar adecuadamente sobre los alimentos próximos a vencerse fue Pablo de la Torre. Tras destituirlo, el gobierno adoptó una postura pública de “limpiar” la administración de malos manejos. En un movimiento que parecía ser un gesto de transparencia y justicia, presentó una denuncia penal contra él en la Oficina Anticorrupción, acusándolo de malversación de recursos públicos. Finalmente, sin posibilidad alguna de ocultamiento, los alimentos almacenados serán distribuidos según un plan detallado y urgente ordenado por la Justicia. Este plan considera el tipo, la cantidad y las fechas de vencimiento de los alimentos, así como los grupos de destino. Debe ejecutarse de inmediato para asegurar que los productos lleguen a los comedores y merenderos comunitarios sin más demoras. La logística de la distribución será gestionada por el Ejército Argentino en sus camiones, aunque al momento de escribir estas líneas no está claro cómo llegarán a los comedores populares. Al mismo tiempo, Milei anuncia el veto de una nueva fórmula de ajuste de jubilaciones y pensiones que beneficiaría algo más a la también castigada franja etaria mayor, votada en la cámara de diputados.

Según el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (ODSA-UCA), el indicador de pobreza en la Argentina habría llegado en el primer trimestre de 2024 al 55,5% de la población (contra el 44,7% del tercer trimestre de 2023) y la indigencia pasó del 9,6% al 17,5% en el mismo período. En tanto que la inseguridad alimentaria total para áreas urbanas relevadas alcanza al 24,7% de las personas, al 20,8% de los hogares y al 32,2% de los niños, niñas y adolescentes, donde la inseguridad alimentaria severa se ubica en 9,9%, 12,7% y 16,5%, respectivamente.

Con la excusa de que hay algunos comedores con irregularidades o corrupción, se desconoce a la totalidad, del mismo modo que con las organizaciones sociales que participan mitigando la penuria a la que está sometida una proporción colosal de la población. “Los datos numéricos, sin embargo, apenas vislumbran la acritud del sufrimiento por la crueldad del ensañamiento con nada ficcionales ´juegos del hambre´. Bajo la coartada de caracterizar globalmente a las organizaciones sociales como burocracias parasitarias que se sustentan con la pobreza y promueven la vagancia, se ha suspendido la entrega de alimentos a los comedores comunitarios barriales”. El fragmento citado no describe este escándalo, sino que pertenece a un artículo en estas mismas páginas de quien suscribe (C&C 23/2/24). La delectación por la crueldad y la utilización de las eventuales excepciones como generalización, ya se avizoraban desde el inicio de la gestión actual. Es un peldaño más en el ascenso de la barbarie. Carezco de toda capacidad predictiva, sino que estos “descubrimientos” solo son ratificaciones.

No puedo dejar de asociar esta realidad a la trilogía de libros de Suzanne Collins (también llevada a la pantalla) que describe una distopía futurista en la que la arquitectura político-económica está dividida entre una rica élite concentradora del poder llamada Capitolio y 12 distritos caracterizados por la miseria y la marginación, donde el hambre, como una herramienta de control sobre los distritos a los que somete, deriva hacia un ritual macabro, televisando el juego donde niños y niñas escogidos que deben enfrentarse hasta que quede solo un sobreviviente. Es la arena en la que se metaforiza la lucha por la supervivencia cotidiana en los distritos y el mundo salvaje de la lucha no solo de clases sino también entre las propias víctimas.

En la distopía real de estos juegos del hambre presente, los niños no juegan, solo sufren la más cruel mortificación.

Emilio Cafassi (Profesor Titular e Investigador de la Universidad de Buenos Aires).

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.