!Si les muestran una pala salen corriendo! (Aníbal Fernández dixit.) El ministro Aníbal Fernández -que como buen duhaldista debe saber mucho de palas- dio la voz de orden y comenzó el repliegue del gobierno hacia la derecha. Kirchner había sido siempre la izquierda de Duhalde, de allí las fuertes limitaciones de su proyecto, que no […]
!Si les muestran una pala salen corriendo! (Aníbal Fernández dixit.)
El ministro Aníbal Fernández -que como buen duhaldista debe saber mucho de palas- dio la voz de orden y comenzó el repliegue del gobierno hacia la derecha. Kirchner había sido siempre la izquierda de Duhalde, de allí las fuertes limitaciones de su proyecto, que no puede romper los moldes impuestos por el capitalismo colonial post dictadura.
Advertimos reiteradamente que si el gobierno no avanzaba en lo económico sobre el poder real, el poder real avanzaría sobre sus políticas institucionales y de derechos humanos. Los hechos posteriores al asesinato del Oso Cisneros -precedidos por el de la militante de la CTA de Rosario Sandra Cabrera- que incluyen la correcta reacción de D’Elía al tomar la comisaría señalando con claridad meridiana a los responsables del asesinato de La Boca, provocaron un electro shock en el gobierno en particular en su ala duhaldista-cavallista es decir en los Fernández, que señalaron -enfrentando abiertamente al Presidente con el apoyo de los Duhalde, del inefable Felipe y del duhaldista-P2 Mauricio Macri y su Armada Brancaleone fascista metropolitana-, que hasta allí se había llegado y que había que reprimir al movimiento iniciado en diciembre de 2001.
En realidad esa había sido la aspiración de máxima del duhaldismo, desde que la conspiración orquestada para acabar con Cavallo en diciembre se les fuera de las manos por el no calculado protagonismo popular y terminara casi arrasando todo el poder colonial construido con paciencia por Martínez de Hoz, Sorrouille, el Infame Traidor a la Patria refugiado en Chile, Cavallo (el otro I. T. a la P., escondido en Harvard), Machinea, De la Rúa, Rodríguez, Chucho Álvarez, el CEMA y demás agentes coloniales. Desde ese momento el Pacto de Olivos II (Alfonsín-Duhalde-Rucucu-Clarín y la nueva burguesía colonial) intentaron pasar por las armas al poderoso -pero sin síntesis política ni orgánica- movimiento popular emergido de una nueva rebelión histórica del pueblo argentino. Así lo intentaron en la infame provocación del Puente Pueyrredón de junio de 2002, asesinando impunemente a los mártires Kostecky y Santillán, en la increíble represión de los trabajadores de Brukman a días de entregar el gobierno a Kirchner y lo reclaman de viva voz por medio del fascista Ingeniero Blumberg, quien utiliza descaradamente -al mejor estilo de Carlos Saúl I- con fines políticos el asesinato de su hijo a manos de una oscura conspiración con inocultables responsabilidades y complicidades policiales.
Duhalde entre la DEA, el Vaticano y la limosna…
Para el duhaldismo, una fuerza nacida al calor de la destrucción de la estructura industrial de la nación y de la provincia de Buenos Aires -el corazón de la gran industria argentina entre 1940 a 1976- en particular y de la consiguiente descomposición estructural, psicológica, social, individual y familiar de la clase obrera industrial, a la cual el desempleo obligado y buscado por el poder económico ya le ha mutilado dos generaciones de obreros industriales bonaerenses, produciendo -en honor a la histórica dignidad y capacidad de lucha de nuestro pueblo- la aparición del movimiento piquetero, de las fábricas recuperadas y las asambleas populares, fueron una verdadera maldición. Una fuerza de carácter mafioso y criminal como el duhaldismo, que basa su poder real en la confluencia del delito organizado, la policía como órgano de control social, generador, director y recaudador del delito en la Provincia, con la droga como principal elemento de producción financiera y estructura política -‘El PJ bonaerense es la droga’, dijo alguna vez el padre Luis Farinello(1)-, con el control de la prostitución -de allí su feroz oposición a su legalización- el juego, el control del reciclado de los cartoneros y toda actividad imarginal o vinculada a los pobres que se precie, como base de una estructura política corrupta y delincuencial hasta los tuétanos, de la cual participan también el radicalismo provincial, el riquismo, los restos del Frepaso -es bueno recordar los 40 millones de pesos-dólares escurridos por las manos pequeñas del frepasista Alejandro Mosquera en la Legislatura Provincial- y otros sectores afines al Pacto de Olivos I y II, con las consabidas vinculaciones del matrimonio Duhalde con la Iglesia -no hay que olvidar que Duhalde llega al Frejuli en 1973 de la mano de la Democracia Cristiana.
En este marco la fuerza del duhaldismo, basada en el brutal aparato de coerción social construido desde los tiempos de la dictadura en la provincia -la provincia de los nazis Saint Jean, Camps, Verplaetsen, Omar Riveros, Von Vernick y demás genocidas- con la policía de gatillo fácil, el avasallamiento de todos los derechos sociales, un sistema electoral corrupto con fuertes elementos de ilegitimidad y clientelista hasta lo indecible, con el empuje masivo de población a la miseria más abyecta, la carencia casi total de derechos ciudadanos directos que se observa en la Provincia de Buenos Aires desde 1975-76, con las cárceles más atroces del mundo, según denuncian los organismos internacionales de derechos humanos, unido al mayor aparato de ‘seguridad privada’ -para los ricos y absolutamente fuera de derecho- más importante del país, permitieron construir un poderoso aparato basado en el clientelismo, la represión, la explotación política de la pobreza y el más brutal de los autoritarismos con la exclusión como política social central.
Buenos Aires amarga… y autoritaria
Para que no queden dudas la Provincia de Buenos Aires -embrión de un poderoso poder fascsita real que amenaza a toda la sociedad argentina- es en donde se sitúa el brutal tajo social que divide a la nación, es decir la divisoria entre lo que tienen mucho -demasiado y malhabido- y los que no tienen nada, luego de treinta de años de ‘experimento neoliberal’, como gustan llamar algunos economistas. Es en la Provincia de Buenos Aires donde se encuentran esas verdaderas afrentas a la dignidad humana y nacional llamadas countries, barrios cerrados o barrios privados y demás exposiciones pornográficas de la riqueza malhabida a costa del hambre y la miseria del 52% de los argentinos. Verdaderos centros de generación de una cultura de exclusión, elitista -al mejor estilo rivadaviano de las constituciones de 1819 y 1826- autoritaria, exclusionista y de desprecio por el trabajo genuino y la integración nacional y social. El peligro que amenaza a nuestra nación no proviene por cierto, de los pobres y carenciados que se sublevaron contra el destino de exterminio al que los destinaba la clase dominante. No, el peligro para la Argentina proviene de la propagación o preeminencia por la fuerza, de ese sector social portador de una ideología nazi (pero heredada de época colonial) de exclusión y de superiodidad social-racial. Ese mismo sector a quien Juan José Hernández Arregui definiera de una vez y para siempre como ‘esa clase abyecta e infecunda que siempre que el pueblo comió vio demagogia’.
No casualmente la región del país donde habitan sus nuevos dueños, la zona Norte del Conurbano -San Isidro, Escobar, Pilar, san Fernando, San Miguel, etc- son gobernados por representantes directos de ese nuevo intento de poder nazi discriminatorio sobre los pobres y que alientan los planteos de superiodidad de clase-racial del Ingeniero Bumberg. No hay que olvidar que ese sector social dueño de los countries y barrios privados es el nuevo dueño de país -Goyo Pérez Companc vive en el Escobar de Patti- hacia él se dirijieron los incríbles recursos de los treinta años de financierización del capital inaugurado en abril de 1976. Según denunciara el sociólogo Artemio López(2) 31 millones de argentinos de los estratos medios y bajos transfirieron a la cúpula social conformada sólo por 2.5 millones de personas, la friolera de 27.4 mil millones de dólares por año, es decir 274 mil millones en diez años o increíbles 540.000 millones en veinte años, cifra que la empobrecida laboriosa población mayoritaria argentina ofrendó a nuestros Barones financieros parasitarios y autoritarios.
Esta transferencia sienta las bases materiales de un nuevo modelo político-económico y social obligadamente autoritario, señalando -casi a la manera de las revoluciones francesa o rusa- quienes están de un lado y quienes del otro: 31 millones de argentinos están de un lado, 2.5 millones están del otro en el medio quedan muy pocos. Como decía Perón: ‘Existe el pueblo y existe la oligarquía’. El problema para el campo popular es poder trasformar en política esa ecuación económica-social. Pero también marca la desesperación -y la peligrosidad- de la derecha que se sabe más minoritaria e ilegitima que nunca en la historia argentina y por eso proclama abiertamente por boca de Blumberg, Macri y demás demiurgos de la muerte, el exterminio de los pobres, retomando el bárbaro mandato sarmientino: ‘La clase decente forma la democracia, ella gobierna y ella legisla.(…) Cuando decimos pueblo entendemos los notables, activos, inteligentes: clase gobernante. Somos gentes decentes. Patricios a cuya clase pertenecemos nosotros, pues, no ha de verse en nuestra Cámara, ni gauchos, ni negro, ni pobres. Somos la gente decente, es decir patriota. (…) las masas populares cuando llegan al poder establecen la igualdad por las patas, el cordel nivelador se pone a la altura de la plebe y !ay de las que lo excedan de una línea! El ejercicio de la soberanía popular traería como consecuencia la elevación de un caudillo, que representa en todos sus instintos la mayoría numérica en despecho de la minoría ilustrada.(…) Ud., (carta a Mitre. AJL) ha de tener la gloria de establecer en toda la República el predominio de la clase culta, anulando el levantamiento de las masas(…) puede declarar el plan definitivo: asegurar los principales puntos de la República con batallones de línea, o lo que es lo mismo, apoyar a las clases cultas con soldados contra el levantamiento del pais salvaje’.(3)
Los piqueteros, la dignidad de la nación…
La aparición y consolidación a posteriori de diciembre de 2001 -en realidad su origen se remonta a 1994 cuando la devastación menemista comenzaba a recorrer la nación- del potente movimiento piquetero basado en los pobres del conurbano, es una expresión directa de la clase obrera desempleada a la fuerza, por una política de desindustrialización, como base para una estrategia de revanchismo social aplicada por Martínez de Hoz, Sorrouille y Cavallo, que buscaron -y lograron- la destrucción física de la clase trabajadora, que apelando a su experiencia histórica de casi 100 años de lucha enfrentó el destino de muerte por inanición o por portación de pobreza a que la destinaba el poder económico. Esta masa enorme, laboriosa y digna es sometida al gatillo fácil, la tortura, el SIDA en las cárceles, la muerte por hambre, para ser eliminada como población sobrante absoluta para el modelo económico pergeñado por la burguesía colonial emergida de la derrota nacional-popular de 1976.
Pese a las cifras personales del ministro Lavagna, en la Argentina de hoy, el 50% de la población vive bajo el nivel de pobreza es decir casi 20 millones de argentinos; entre 4 y 6.5 millones de argentinos son indigentes y 4.5 millones eatán desempleados -a menos que se quiera contar como empleados a los 2.2 millones de argentinos que cobran el minúsculo plan Jefes y Jefas. Plan, que por otra parte fue obtenido por la rebelión popular de diciembre con sus 35 muertos y los posteriores como Kosteky y Santillán. Plan, que de ninguna manera estaba en los ‘planes’ del poder económico, tal como expresan en los medios sus representantes más deslenguados: ‘que es eso de pagarles por no trabajar, sino tienen trabajo que se mueran de hambre’. Lo grave es que Doña Rosa, que es parte de los 31 millones que transfieren su ingreso a los 2.5 millones oligárquicos lo crea. Porque hay otra cifra más terible que Lavagna también oculta: desde 1990 en la Argentina se siguen muriendo 100 argentinos por día por hambre: 55 niños, 35 adultos y 15 ancianos, es decir la escalofriante cifra de 450.000 personas muertas de hambre entre 1990 y 2003. Un verdadero genocidio social que empalidece el realizado por el terrorismo de Estado, con sus 30.000 detenidos-desparecidos. Sin embargo el gobierno actual está integrado por muchos antiguos compañeros de militancia de los años ’70 cuando luchamos por una vida más digna para las mayorías.
Sorprendentemente pese a ganar sueldos de 5.000, 10.000, 20000 pesos mensuales o aun mayores -y disponer de todas esas comodidades que otorga el poder- ninguno de ellos dedica un solo día, o una semana a resolver personalmente -al estilo de Evita por ejemplo- el brutal drama de la pobreza extrema que se observa por ejemplo, en las calles de Buenos Aires: Peor aun, pasan por arriba de los pobres, caminan al lado de las ancianas y los niños que duermen y viven en los umbrales y miran para otro lado. No hacen nada para evitar esa nueva moda fascista que invade a los dueños de confiterías y bares de impedir a los pobres acercarse a sus puertas, impidiéndoles ir al baño o pedir limonsa en sus mesas. Por supuesto no cumplen una ordenanza muncipal que los obliga a que sus baños sean públicos, pero en la Argentina de hoy las leyes no existen para los pobres. Medidas tan simples como obligar al Subterráneo de Buenos Aires a funcionar toda la noche -que además de crear trabajo genuino- extendería el horario comercial y sobre todo permitiría a los miles de pobres que viven a la intemperie dormir en un lugar protegido, sin ningún costo para el gobierno y sus cuentas ante el FMI. Pareciera que el poder económico en la Argentina corrompe hasta el alma. Resolver la pobreza en nuestro país que produce 100 millones de Tn de alimentos para sólo 38 millones de habitantes, no es un ya problema económico, es un problema político y ético y marca a fuego las limitaciones del equipo de gobierno. El movimiento piquetero y por ende el movimiento social que lo acompaña -empresas recuperadas, movimientos sociales reivindicativos, todas la minorías, etc.- y por ende el movimiento político popular que podría engendrar, es la mayor pesadilla para el poder económico en la Argentina. Destruirlo, ilegitimarlo, aislarlo y masacrarlo es la mayor aspiración de esta burguesía criminal y antinacional hasta el hartazgo.
El nazi Blumberg
La propuesta de Blumberg es clara: a los pobres: tiros, picana y si se puede vuelos de la muerte. Ya lo había anticipado en 1990 Bruno Orsi -Presidente por entonces de la multinacional Techint- cuando Cavallo expuso el plan de las privatizaciones: ‘este plan es bárbaro, pero tiene un problema, sólo caben en él 6 millones de argentinos. ¿Está la clase política dispuesta a hacer lo que hay que hacer con el resto?’. El Infame Traidor a la Patria escondido en Chile estaba dispuesto, el imbécil Rosado que llegó a la Rosada -de la mano de la genialidad de Chucho Álvarez- también, ni que hablar de Rucucu, pero el pueblo se sublevó para impedirlo. Nadie puede ignorar que sin la rebelión de diciembre el país marchaba a la dolarización -es decir a su desaparición como economía autónoma aunque colonial- a la entrega de territorio por deuda y al apaleamiento y represión militar-policial de los pobres. El pueblo lo impidió, pero no pudo generar el nuevo movimiento histórico que retomara la bandera de la Patria Justa, Libre, Soberana y Socialista, al menos por ahora.
Carlos Saúl I ya no sirve para esto, el refugio de esta política es el duhaldismo. De allí que el recostamiento de Kirchner sobre Duhalde implique que su gobierno se aparte de ser el resultado intermedio de la rebelión popular abierta y pase a transformarse en su enterrador. Si es que el pueblo lo permite claro está. Hasta ahora no han podido, pero cuentan a su favor con la incapacidad del campo popular para generar una nueva alianza política expresada tácitamente en las cientos de líneas y grupos y los miles de participantes en el acto de repudio al asesinato del Oso Cisneros, que muestra la potencialidad del campo popular, pero que aun no puede expresarse políticamente en una fuerza nueva, su aparición puede ser cuestión de tiempo o no. De ello dependerá que el poder colonial y criminal -de los Macri, los Roggio, los Fortabat, los Pérez Companc, los Grobokopatel, los Pagani, AAPRESID, Repsol, Telefónica, el FMI, etc- cuya expresión hoy es Blumberg-Macri-López Murphy, pueda ajustar cuentas con el movimiento popular como lo desea.
Que Blumberg sea agitado como un espantajo andrajoso -y cada vez con menos cuidado de aparecer en su esencia fascista- en el momento en que comienza a debatirse el salario mínimo luego de casi treinta años de ajuste conrta él, no es casual. Los medios -órgano político principal del poder colonial, a los cuales el gobierno ni siquiera hace cosquillas- han decidido que el debate y el consenso en la Argentina sea el terror, el pavor de la multitud de la clase media y no el debate del ingreso. La burguesía colonial no quiere de ninguna manera la recreación del mercado interno y por ende la recuperación de la industria y el pleno empleo, pues ello implicaría la recuperación númerica de la clase trabajadora. No lo quiere, le teme por sobre todo a la historia de la clase obrera argentina, pese al cadáver maloliente que hoy es la CGT y lo timorata que ha sido la CTA. Sin embargo está la historia y ellos lo saben. No quieren la reindustrialización de la Argentina por eso expanden el monocultivo de soja transgénica, desarrollando un modelo exportador de commodities agropecuarios y petroleros con ningún valor agregado, teniendo más de 150 mil millones de dólares fuera del páis e invirtiendo fuera de él como por ejemplo en la industria brasileña ya que el 65% de los automóviles argentinos son brasileños. ¿Se enterarán de esto los Kirchner que quieren reiventar una burguesía nacional subsidiando a esta burguesía colonial a costa del pueblo argentino? ¿O Harán como Perón que creó una burguesía nacional a partir del momento que el Estado nacional tomó el control de los sectores básicos de la economía?
Béliz te extrañamos…
La salida de Béliz -más allá de sus vinculaciones con el Opus Dei, y el pasado franquista de Quantín- y la entrega del poder represivo al duhaldismo en la mano de Don Aníbal y el impresentable Iribarren -acompañados por un hombre del espúreo PJ santafesino en Justicia- marcó el retorno de la represión y las detenciones de militantes realizadas por increíbles grupos parapoliciales de civil -con la clara intención de hacernos recordar al terror de la dictadura- ya insinuada cuando los incidentes en la Legislatura, marcando una tendencia hacia la represión contra el movimiento popular y una señal hacia el establishment, respecto que no se va a avanzar más allá de lo declamatorio en la salida del modelo.
Sin sueldos y jubilaciones mínimos que orillen los 1000$ mensuales, sin la recuperación para el pueblo y el Estado nacional de los miles de millones robados por las AFJP, sin tocar las empresas privatizadas y su renta colonial, sin aumentar de manera sustancial la base monetaria (menos del 11% del PBI) sin una política decidida de reindustrialización y por ende de salarios dignos y empleo digno en lugar del trabajo basura actual -entre el que se destaca el impulso a los microemprendiemientos que sólo provocarán mas miseria y frustración cuando la mayoría caiga y que generan más trabajo negro- sin un cambio de la política impositiva a favor del consumo y de los pobres, sin una política que cese el endeudamiento externo y los intentos por volver a la política de control financiero a travéz de las metas de inflación, queda claro que el modelo colonial impuesto a picana, vuelos nocturnos, golpe hiperinflacionario decretos de necesidad y urgencia y sesiones infames del parlamento para aprobar leyes lesivas del interés nacional, no será tocado.
Kirchner parece haber decidido que los intentos de cambio llegaron a su fin. El campo popular debe reagruparse e intentar la creación histórica de un nuevo movimiento nacional. La situación está cambiando y es necesario actuar en consecuencia. Los sectores del campo popular que se subieron al gobierno deberán reflexionar sobre cuánto se parecen Kirchner y Chávez o tal vez mejor aun, cuánto se diferencian Kirchner y Perón. Perón es cierto, terminó su vida gobernando con una política recostada a la derecha, pero su ministro de economía -hasta el último día- fue el más izquierdista de la historia argentina: Don José Gelbard. Kirchner por el contrario gobierna recostado con un discurso de izquierda pero con una política económica claramente de derecha y colonial. Como dirían los franceses !viva la diferencia!.
Notas
(1) Luis Farinello, Mesa Redonda con el futuro presidente Kirchner en el sindicato de Farmacia de Buenos Aires. Setiembre -02
(2) Artemio López: Clarín 30-1-02.
(3) Domingo Faustino Sarmiento. Citado Por carlos Paz en Poder negocios y Corrupción en lso Tiempos de Rivadavia. BA. Edic. De Alejandría 2000
01-09-04