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De morales mediáticas y amanuenses varios

Fuentes: Rebelión

1.- La derecha intenta resucitar. Sus frentes, abandonados. Sus pequeñas fragmentaciones se odian: Podemos se desarma en cuatro o cinco ramas. Los cívicos no se hablan con los podemistas. Los podemistas no se hablan entre ellos. La derecha prefectural-cívica ni siquiera visita en la cárcel de San Pedro a su viejo camarada, Leopoldo, «el señor […]

1.- La derecha intenta resucitar. Sus frentes, abandonados. Sus pequeñas fragmentaciones se odian: Podemos se desarma en cuatro o cinco ramas. Los cívicos no se hablan con los podemistas. Los podemistas no se hablan entre ellos. La derecha prefectural-cívica ni siquiera visita en la cárcel de San Pedro a su viejo camarada, Leopoldo, «el señor matanza», que diría Manu Chao. Ha pasado un mes del acuerdo congresal que frenó la violencia tan deseada por unos pocos y deciden lanzar su campaña por el No. Los periódicos abren sus ediciones dominicales a cinco columnas. Otra derrota más y venceremos, piensan. Intentan reagruparse. Buscan nuevas banderas pero no encuentran un carajo. Tienen que luchar en cancha ajena y no saben ni siquiera quien es el técnico y menos quiénes son los once jugadores. Tienen por delante una buena temporada para jugar de visitante. Y lo saben. La cancha ha sido rayada por la plebe y el apoyo popular y masivo al proceso de cambio. Apostaron por la ola de violencia y la desestabilización. La estrategia del desgaste no funcionó o no tuvieron la paciencia necesaria. ¿Porqué la derecha es siempre tan impaciente? Incluso arriesgaron con una masacre de campesinos en Pando, su «territorio comanche».

2.- La oposición de centro derecha intenta volver a recobrar vida, pero no pasa naranjas. La llamada del empresario cementero Doria Medina -dueño también (en franquicia) de los Burger King- a conformar un frente común de la derecha (como aquel de la Guerra Civil española) ha fracasado. Son pocos y mal avenidos. El intento de vuelta a la palestra del ex presidente Carlos Mesa, para reescribir la historia, es eso, un intento.

Dicen que vuelve el MNR con mujer al frente, dicen que vuelven los miristas, incluso dicen que vuelve ADN, el viejo partido del ¿añorado? General. Dicen que todos vuelven cuando todos sabemos que se fueron hace rato, sepultados por la historia y su vertiginoso capricho azuzado por la potencia plebeya.

3.- Y como todavía están aturdidos en la lona, como boxeador mareado, recurren a sus medios de comunicación para que hagan lo que siempre han hecho: ser actores políticos intentando empujar proyectos muertos y colaborando en el desgaste de Evo. Primero se escudaron en la recesión económica del neoliberalismo asesino y sus apocalípticas consecuencias sobre la economía boliviana y «sus gestores de quinta». Pero se cansaron de las subidas y bajadas del pollo. Ahora dieron otro paso más audaz y temerario: «intentar» involucrar con pinzas y mala leche al presidente en un caso de supuesto contrabando, investigado actualmente por la Fiscalía de Pando y por una comisión parlamentaria. Primero fueron a por Quintana, el ogro, y luego apuntaron más alto, al presidente. Si Evo cae en un caso de corrupción, ¿cuántos puntos subirá el No? Las encuestas ya están preparadas.

Y los «periodistas que solo buscan la verdad» (¿cuál verdad será?) fallaron: Evo ayudó a contrabandistas. Antes era narco, luego asesino, más tarde comunista, analfabeto siempre, prepotente, dictador, «Evo cabrón, Linera maricón»… ahora también es contrabandista. Esos periodistas que se acostaron con el gonismo, con el mirismo, con el adenismo, con la mega y todas sus primas, ahora hablan de «verdad», de «atropellos», de «humillaciones»… Pero todos los conocemos, sabemos de donde vienen, a quienes adulaban, con quiénes chupaban y a quiénes obedecían, cambiando titulares y enfoques. Decía Jacobo Timerman, artífice de la mejor época del diario argentino «La Opinión», que «es necesario a buenos periodistas de izquierda para hacer un buen diario de derecha».. Y todavía tiene razón pues las redacciones están repletas de compañeros de base de izquierdas, que cuando no son censurados abiertamente, se autocensura por miedo al despido. Aunque a veces siempre hay algún colega que reclama a viva voz que boten de una vez a todos los rojos, zurdos, izquierdosos o masistas. «A todos estos hay que despedirlos de una vez, total hay miles de changos salidos de las universidades que pueden sustituirlos». ¿Te acuerdas Moralitos?

4.- Sólo dos preguntas, una felicitación y una duda: ¿porqué la prensa ha perdido todo el prestigio que se ganó luchando contra las dictaduras? Y dos: ¿Porqué ni dios les hace caso ahora a los medios, desde las televisiones a los periódicos? Es decir, ¿han pensado, colegas, que hace rato perdimos también (a parte de prestigio) cualquier capacidad de influencia en la sociedad que supuestamente nos debemos? Es decir, se dan cuenta que cuanto más joden, más sube el porcentaje electoral de Evo? Y una felicitación sentida: consiguieron suavizar en el nuevo texto constitucional cualquier tipo de regulación pública para frenar sus continuos atropellos. Con la falsa «autorregulación», a seguir jodiendo, sin contrapeso ni contrapoder que moleste. Inaudito.

5.- El quid de la cuestión reside en la hipocresía. En nuestro país, todavía es un sacrilegio y una falta de respeto decirle a un periódico de derechas que es un periódico de derechas. ¿Cómo pues? «Nosotros sólo buscamos la verdad», repiten mecánicamente. En otros países con ligeros grados menores de hipocresía, la prensa se identifica en un espacio político e ideológico, abiertamente desde sus editoriales. En Bolivia, todos somos vírgenes o nos hacemos. Pero las caretas se cayeron hace rato. ¿Por qué algunos marchan y paran para protestar ahora? ¿Cuándo lo hicieron para exigir mínimas y dignas condiciones laborales? ¿Cuándo levantaron la voz para detener despidos injustos y políticos? ¿Cuándo pararon quince minutos para exigir el bono de lactancia o los aportes a la Caja que los empresarios casi nunca pagan? ¿Hasta cuando vamos a organizar fiestas para ayudar a compañeros que se mueren en los hospitales? Basta de hipocresías, colegas amanuenses. Y para acabar una ironía del tamaño del Hernando Siles: ¿hasta cuando el gobierno va a sustentar económicamente a través de las toneladas de publicidad a los medios que constantemente humillan, mienten y manipulan, faltando el respeto a lectores, oyentes y telespectadores?

Post-scriptum: este periodista de izquierdas se pregunta: ¿quién se está quedando con mi plata? ¿Esa que dicen que cobramos todos los «masistas»? Y un saludo fraternal al amigo y compañero, poeta y periodista Raphael Ramírez, «justo» y no «pecador».