1. ¿Cómo influirán en México o en el mundo las elecciones que se realizarán en Francia entre unos días, así como las que se hacen en España, Japón o los Estados Unidos? La realidad es que muy poco, casi nada. Los cambios en esos países no se definen por el partido o los políticos que […]
1. ¿Cómo influirán en México o en el mundo las elecciones que se realizarán en Francia entre unos días, así como las que se hacen en España, Japón o los Estados Unidos? La realidad es que muy poco, casi nada. Los cambios en esos países no se definen por el partido o los políticos que llegan al gobierno sino por el grupo financiero trasnacional que mantiene el poder real en cada país. Por el contrario, en las naciones con economías pequeñas, escasamente abiertas, donde los grupos financieros internacionales aún no son fuertes, la clase política todavía mantiene una enorme presencia y los procesos electorales pueden ser definitorios. En tanto en México aún se mantienen diferencias notables entre los proyectos de izquierda, derecha y centro, en los países altamente desarrollados los partidos -a pesar de mantener sus nombres- tienen programas y discursos casi idénticos
2. Basta con observar l as diferentes campañas presidenciales en Francia que terminaron el viernes en las que el candidato conservador Nicolas Sarkozy aún lideraba las preferencias electorales para la primera vuelta de los comicios. Al parecer, su probable rival para la segunda ronda electoral sería la socialista Segolene Royal, que aspira a convertirse en la primera presidenta del país. Sarkozy, al igual que la canciller alemana Angela Merkel, es visto como un candidato que respalda a Estados Unidos. Un dúo así a cargo del poder en París y Berlín marcaría un cambio con respecto a la era de Chirac y el ex canciller alemán Gerhard Schroeder, de relaciones más frías con Washington, especialmente por las diferencias por la guerra en Irak. Por su parte la socialista Royal es respaldada por el presidente socialista español Zapatero; pero también hay otros candidatos de izquierda y de derecha.
3 . Recuerdo que en su libro, Historia y enajenación -uno de los estudios más importantes de los años sesenta- André Gorz analizó las condiciones de desarrollo de los países capitalista y de qué manera el proletariado se había sido integrado a la sociedad industrial y al juego de la «democracia». Pero Gorz no era el único, estaba también Marcuse con su libro El hombre unidimensional, Sastre o Merleau-Ponty y muchos de los que teorizaban en los Cuadernos Pasado y Presente que publicaba Siglo XXI en Argentina. Al intervenir en la polémica chino-soviética Gorz asentaba la idea de que en esa disputa ideológica los chinos encabezaban con posiciones radicales a todos aquellos países que sufrían miseria, hambre y explotación, mientras los soviéticos eran apoyados por los partidos de países desarrollados, «democráticos», que podían esperar hasta las «calendas griegas».
4. En Francia y los demás países europeos, así como en los Estados Unidos y Canadá, dado que son países con altos niveles de desarrollo y con ingresos per cápita muy superiores a los de las naciones de África, Asia y América Latina -como diría Gorz- los problemas de miseria y hambre no están a la orden del día; aunque nadie puede negar que un alto porcentaje de la población aún los sufre. Las campañas políticas de los candidatos -de izquierda, centro o derecha- no difieren mucho en planteamientos y ofertas, aunque tampoco en sus programas. Los partidos han conservado sus nombres de «socialista», «comunista», «popular», ´»demócrata», «cristiano», sin embargo cada uno ha gobernado de acuerdo con los intereses de los poderosos grupos financieros empresariales y transnacionales que son quienes se encargan de financiar todas las campañas políticas y hacer negocios.
5. Ex alumnos de la universidad, confundidos con esto de «gobernantes y candidatos socialistas y de derecha» en Francia, me han preguntado si son realmente socialistas. Mi respuesta fue que para comprender el problema se requería una larga explicación que podría iniciarse por entender qué es el socialismo, «los socialismos» y la llamada democracia. Que en realidad se requería de un curso enriquecido por muchas lecturas entre las que tendrían que estar marxistas, anarquistas, weberianos, russelianos, bobbianos y otros. Pero como ese curso no estaba planteado bastaba con unas horas de charlas para obtener algunas ideas y tratar de resolver algunas preguntas. ¿Es la democracia el gobierno del pueblo o una forma de gobierno del sistema burgués? ¿Es el socialismo un sistema para la socialización de la riqueza o un poder en beneficio de una burocracia política?
6. Durante décadas, por lo menos desde que finalizó la segunda guerra en 1945, el mundo fue dividido por los discursos de los políticos en países «democráticos» y países «socialistas». Ni Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Alemania, México, eran países democráticos, pero tampoco la Unión Soviética, China, Yugoslavia o Polonia eran socialistas. Fueron simples denominaciones con los que fueron bautizados esos países inscribiendo en sus documentos oficiales tales calificativos. En los primeros países los ricos empresarios y el gobierno organizaban elecciones fraudulentas para legitimar su dominación y la miseria de las masas del pueblo y en los llamados países socialistas, en nombre de «la dictadura del proletariado», una poderosa burocracia de partido no socializaba nada, instalaba un poderoso poder estatal y continuaba aplicando vicios perniciosos del capitalismo.
7. Así como teóricos destacados como Duverger siempre tuvieron dificultades para comprender con profundidad al sistema político mexicano, también desde la complejidad mexicana los intelectuales del país tuvieron obstáculos para comprender lo que pasaba en otras latitudes. Al desenvolverse nuestra nación con un «sistema de economía mixta», con inversión de capital privado y estatal, nacional y extranjero, así como con un gobierno centrista que durante muchas décadas logró moverse hábilmente, y hasta manipular a la izquierda y la derecha, todo pareció confuso. El gobierno al no romper con Cuba en 1963, al mantener el IMSS y a defender los libros de texto gratuito, logró el apoyo de la izquierda; por otro lado, al apoyar al los empresarios, al proteger al clero y resguardar a los terratenientes, recibió siempre el apoyo de la derecha. El centrismo político de los gobiernos del PRI, le dio mucha solidez.
8. Ante las acusaciones de la izquierda y la derecha, el gobierno mexicano siempre negó ser un país capitalista pero también ser un país socialista. Hubo incluso uno (López Mateos) que llegó a definir a su gobierno como «de izquierda, pero dentro de la Constitución» y otro más, el de Salinas al decir que su gobierno era «un liberalismo social». Siempre se jugó con las palabras para tratar de esconder la indiscutible realidad: que el gobierno mexicano siempre estuvo a servicio del capitalismo nacional y extranjero y que las poquísimas manifestaciones de política internacional o nacional que buscaban favorecer a los sectores mayoritarios sólo fueron estrategias para engañar a una izquierda amaestrada desesperada por acomodarse en alguna fracción de poder. ¿De qué gobierno socialista, de derecha, democrático, se puede hablar en países como Francia, los Estados Unidos y México?