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Bibliotecas digitales y las disputas por su gestión

¿De quién es este libro?

Fuentes: Diagonal

Democratizar el conocimiento. Abrir las puertas mejor cerradas de los catálogos bibliográficos. Y todo en un clic. Ésa es la promesa de las bibliotecas digitales que se ‘construyen’ hoy. A la cabeza de la digitalización del patrimonio cultural de las bibliotecas, Google y la Unión Europea. La pregunta surge sola: ¿quién debe gestionar este proceso? […]

Democratizar el conocimiento. Abrir las puertas mejor cerradas de los catálogos bibliográficos. Y todo en un clic. Ésa es la promesa de las bibliotecas digitales que se ‘construyen’ hoy. A la cabeza de la digitalización del patrimonio cultural de las bibliotecas, Google y la Unión Europea. La pregunta surge sola: ¿quién debe gestionar este proceso?

La sociedad del conocimiento, la que todo lo busca por Internet, quiere acabar con las expediciones entre estanterías, los carnés de socios que nunca se encuentran cuando se necesitan y las malas pulgas de (no todos) los bibliotecarios. Las bibliotecas digitales han dejado de ser una promesa más de la era cibernética para convertirse en realidad con polémica incluida: ¿quién debe gestionar en Internet el patrimonio cultural que almacenan las bibliotecas? ¿Entidades públicas o entidades privadas? El dilema tiene nombres propios: la compañía estadounidense Google y la Unión Europea (UE), que lideran las dos grandes iniciativas de digitalización.

El primero en abrir fuego fue el buscador Google, que en 2004 se puso el mundo por montera y anunció la creación de un proyecto para bibliotecas dentro de ‘Google Books’. Firmaron acuerdos con gigantes bibliotecarios como la Universidad de Oxford o la biblioteca pública de Nueva York y anunciaron que, en seis años, los internautas podrían acceder gratuitamente a unos 15 millones de libros. Ahí es nada.

Susan Wojcicki, vicepresidenta de gestión de producto de Google, explica cuál es el papel del proyecto dentro de los filantrópicos objetivos de la compañía: «Búsqueda de Libros de Google forma parte de nuestros esfuerzos para ayudar a organizar la información mundial. Al hacer posible la búsqueda de millones de libros que existen en el mundo actualmente, esperamos expandir las fronteras del conocimiento humano». Ambiciosos planes en los que algunos vieron el peligro del monopolio. Uno de los primeros en poner los puntos sobre las íes, fue el presidente de la Biblioteca Nacional de Francia, Jean-Noël Jeanneney. «Es imprudente dejar que Google organice solo la información mundial», explicaba en 2005. En sus declaraciones subyacía su preocupación por preservar la diversidad cultural.

Europa, a la carga

Dicho y hecho. La Unión Europea trabaja en un proyecto público que recoge los esfuerzos de digitalización que están realizando los países miembros, entre ellos, el Estado español. Pero las cosas de palacio van despacio. La Comisión Europea incluso ha publicado una nueva recomendación -a modo de tirón de orejas- para que los países aúnen esfuerzos en el proyecto. En 2008, los catálogos de las 19 bibliotecas nacionales de la UE deberían estar ya disponibles para uso de cualquier internauta ‘de pro’. Y con la iniciativa pública, llegó la pregunta: ¿Y quién se queda mi libro? Los dadivosos directores de Google contraatacan con un proceso de expansión hacia otras lenguas que tiene como primer aliado a la mismísima biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid (UCM).

Ambas instituciones firmaron un acuerdo el pasado mes de septiembre para digitalizar todo su catálogo libre de derechos de autor. Eso son muchos libros, no en vano la UCM reúne el segundo fondo bibliotecario español, después de la Biblioteca Nacional, incluida en el proyecto europeo. Otro goloso compañero de viaje es la Biblioteca Miguel de Cervantes, la mayor colección en Internet de las letras hispánicas, que gestiona una fundación, patroneada por la Universidad de Alicante y el Banco Santander. Su director, Luis Rodríguez, se declara defensor del proyecto de la UE. «Nuestro proyecto, gratuito y de acceso libre, siempre ha mostrado su apoyo a la iniciativa europea. Es más, aportamos nuestra experiencia como modelo de digitalización de las letras hispánicas para su consecución», señala.

Los derechos de autor son el principal escollo a la democratización digital. ¿Cómo digitalizar aquellos libros que todavía pueden generar beneficios económicos para sus creadores? La Comisión Europea trabaja con los editores de los países miembros para garantizar el cobro de los derechos. Mientras, Google tiene soluciones para todo. Su herramienta, según explican, publica fragmentos de las obras protegidas y ofrece enlaces a bibliotecas o librerías donde hacerse con el ejemplar concreto. Todo ello, aseguran, sin sacar a cambio ningún beneficio. Al menos, directo. El idílico diseño del buscador tiene ya, sin embargo detractores y demandas. Entre ellas, una que les imputa la reproducción de obras del grupo francés La Martinière, que guardaba la biblioteca de la Universidad de Michigan. Todo está en el aire, hasta los libros.

Los ‘ciberlibros’, el negocio

Google vio el negocio de las bibliotecas digitales antes que nadie. Su proyecto Google Books incluye un programa de afilización para editoriales que les permite utilizar el buscador como anzuelo de lectores. Cuelgan las primeras páginas y, si quieres leer más, lo compras. Pero la industria de la información no piensa dejar al buscador con todo el pastel. La organización Open Content Alliance surge como rival con respaldo de Microsoft y Yahoo. Además, el señor Gates tiene lista su propia herramienta, la Live Book Search. Se estima que hay más de 3.200 millones de libros en bibliotecas. Y todos caben en Internet.

UNA HISTORIA DE BIBLIOTECAS

2004

Google lanza al mercado su proyecto para bibliotecas. Aseguran que, en seis años, tendrán 15 millones de libros listos para leer a través de Internet. Según los portavoces de la compañía, Google «siempre intenta aumentar el contenido para dar valor añadido a los usuarios».

2005

La Unión Europea decide impulsar su propio proyecto de biblioteca digital, que promete digitalizar las bibliotecas nacionales europeas en 2008. El proyecto avanza a paso de tortuga. Tanto, que la Comisión ha llamado la atención a los países miembros.

2007 Y…

Microsoft está involucrado en el proyecto ‘Open Content Alliance’, declara la guerra a Google y libera su programa de digitalización Book Live Search. Tiene ya firmado un acuerdo para digitalizar (que no colgar) los fondos de la biblioteca pública británica.