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DEA expulsada de Bolivia por golpista

Fuentes: AIN

Simplemente las agencias de inteligencia norteamericana han recibido un nuevo golpe en América Latina cuando Evo Morales decidió que se acabó la DEA en Bolivia. DEA es la sigla en inglés de la Drug Enforcement Agency, o, traduciéndola literalmente, Agencia para la Aplicación de la Ley de Drogas. Pero los hechos acontecidos durante este año […]

Simplemente las agencias de inteligencia norteamericana han recibido un nuevo golpe en América Latina cuando Evo Morales decidió que se acabó la DEA en Bolivia. DEA es la sigla en inglés de la Drug Enforcement Agency, o, traduciéndola literalmente, Agencia para la Aplicación de la Ley de Drogas. Pero los hechos acontecidos durante este año en América Latina revelan que el nombre del organismo no se ajusta totalmente a la realidad, porque su actividad real cruza las fronteras nominales y se introduce en la acción delictiva política. El presidente Evo Morales decidió el sábado pasado suspender indefinidamente el trabajo de la DEA en Bolivia porque estaba metida hasta el cuello en actividades de conspiración antigubernamental.

Ya se dispuso la salida de sus agentes de la nación altiplánica. Morales hizo hincapié en el espionaje político de los agentes de norteamericanos, financiamiento de grupos delincuenciales para que atenten contra la vida de las autoridades, realicen sabotajes e incluso participaron en el intento de golpe civil de septiembre pasado que culminó con la masacre de Pando. Meses antes, los propios campesinos del trópico se habían encargado de expulsar de sus predios a la USAID, que se suponía iba a ayudar a proyectos de desarrollo, pero prefirió la rama del espionaje y la conspiración contra el gobierno que promueve el cambio del país para bien de los bolivianos. La DEA no se ha dedicado mucho, al parecer, a la lucha contra el tráfico de drogas. Incluso ha sido acusada de comerciar con ellas. El 25 de enero de este año, el presidente nicaragüense Daniel Ortega también anunció que revisaría los acuerdos con la DEA, porque los países del sur son víctimas del consumo de drogas de Estados Unidos. Expresó que «prácticamente nos están ocupando» y reveló que, cuando llegó al gobierno meses antes, detectó que la DEA imponía un sistema de espionaje telefónico en Nicaragua, con una inversión de más de dos millones de dólares. El siete de agosto pasado el presidente Hugo Chávez anunció el rompimiento de los acuerdos con la DEA por apoyar el narcotráfico y «hacer inteligencia contra el gobierno».

Estados Unidos, a las claras, ha convertido a la DEA en una simple agencia de espionaje para el exterior, en instrumento de conspiración contra los gobiernos que no le convienen y en centros de espionaje de los demás. Lo único que no hace ninguno de estos organismos es perseguir el tráfico de estupefacientes dentro del territorio de Estados Unidos, posiblemente porque están penetrados por las mafias narcotraficantes o formen parte de ellas. Igual ocurre con la CIA. Los gobiernos del continente con relaciones de trabajo con las agencias de inteligencia norteamericanas no deben olvidar las denuncias hechas por Ecuador de que en Washington conocían el ataque contra el campamento guerrillero de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia. El golpe recibido por la DEA en Bolivia es más que merecido. Posiblemente no sea el último, porque Washington no va a desistir.