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Del oro y la plata al gas: Sembrando agujeros

Fuentes: Rebelión

La nacionalización de los hidrocarburos en Bolivia ha servido para desatar los demonios colonialistas que alberga este país, pasen los siglos que pasen. Todos los políticos que han salido a los medios, no importa de que partido (lo único que varía es el grado de desverguenza) se muestran hoy escandalizados por la medida tomada por […]

La nacionalización de los hidrocarburos en Bolivia ha servido para desatar los demonios colonialistas que alberga este país, pasen los siglos que pasen. Todos los políticos que han salido a los medios, no importa de que partido (lo único que varía es el grado de desverguenza) se muestran hoy escandalizados por la medida tomada por Evo Morales. El más suave le critica por «no haber consultado antes con las petroleras afectadas». Ya sucedió cuando ganó las elecciones, que un gracioso de una emisora de radio le llamó para felicitarle haciéndose pasar por José Luis Rodríguez Zapatero. Los demás no le dieron mayor importancia a la «broma». Todos (políticos y medios) parecen estar de acuerdo en que un indígena solo puede ser elegido en un país «bananero» al que se le puede tratar como a la criada de la casa, vale decir, de las multinacionales del gas y petróleo. En esta ocasión vuelven a reafirmar su deriva chulesca y colonial.

En un informe de Diarios de Urgencia (Resumen latinoamericano) dedicado especialmente al evento, se afirma que «Después de la privatización de los hidrocarburos, ejecutivos de la petrolera Repsol se ufanaban al decir que por cada dólar invertido en Bolivia, las petroleras obtenían 10.» Si eso no es saqueo, no se como se le puede llamar. Y el que se queja de que Morales no consultó a las petroleras se coloca en la misma situación del que exige que se consulte con él antes de echar de casa a un ladrón que ha entrado en ella y va cargado con el botín.

Pasan los siglos y los ciclos de explotación se repiten. Si hace 400 años eran galeones cargados de oro y plata que arribaban a Europa desde las Américas, hoy son los petroleros y gaseoductos y las transacciones de divisas que atraviesan el charco en cuestión de segundos superando con creces el valor que los galeones encerraban. Y cuando se haya esquilmado la fuente de riqueza, ahí se quedan los agujeros…y a por otra. Y si entonces esa riqueza la dilapidaban las casas reales y los que pululaban alrededor, hoy la dilapidan de la misma manera los ejecutivos de turno y los que a su alrededor se encargan de ocultar los aspectos mas descarnados de la rapiña y el saqueo y revestir las empresas de un barniz de respetabilidad. Y los expoliados, los que han visto las tierras donde nacieron esquilmadas y arrasadas y sus comunidades diezmadas por el hambre y las enfermedades siguen repitiendo el ciclo infernal generación tras generación, siglo tras siglo.

Poco importa que entonces fuesen reinados absolutistas y hoy sean gobiernos de partidos que se alternan en el poder poniéndose a si mismos nombres rimbombantes que aparentan mantener una lucha de ideas entre ellos. Llegado un momento como este se caen las máscaras y aparece en todos por igual el racismo y la prepotencia de los que se consideran «civilizados» sobre los que ellos mismos condenaron desde hace siglos a ser pobres y analfabetos y a caminar semidesnudos, ahora ya no por costumbre y tradición, sino por necesidad.

No se en que vendrá a dar todo esto, ni quien reirá al final, pero el evento lo celebré con una botella de vino bueno que guardaba para las grandes ocasiones. Ese placer nadie me lo puede quitar.