Casi la mitad de las personas que viven con el virus del sida en el mundo son mujeres. Sin embargo, hay muy poca investigación sobre sus necesidades médicas específicas, señalaron hoy en esta ciudad activistas y expertos en salud, en una conferencia internacional sobre la pandemia. «Hay aproximadamente 40 millones de personas contagiadas con el […]
Casi la mitad de las personas que viven con el virus del sida en el mundo son mujeres. Sin embargo, hay muy poca investigación sobre sus necesidades médicas específicas, señalaron hoy en esta ciudad activistas y expertos en salud, en una conferencia internacional sobre la pandemia.
«Hay aproximadamente 40 millones de personas contagiadas con el VIH en todo el mundo, y 17 millones 700 mil son mujeres, pero la investigación, las políticas y los esfuerzos preventivos siguen sin centrarse en sus necesidades», dijo Françoise Barre-Sinoussi, directora del Departamento de Virología del Instituto Pasteur, de París, donde fue descubierto el virus de inmunodeficiencia que causa el mal.
En la actualidad, 76 por ciento de todas las mujeres seropositivas vive en Africa subsahariana. Un estimado 30 por ciento de adultos con VIH en Asia y 51 por ciento en el Caribe son mujeres. El sida es la principal causa de muerte de mujeres afroamericanas de entre 25 y 34 años en Estados Unidos, según varias agencias de la Organización de las Naciones Unidas.
Por todo ello, en la cuarta conferencia de la Sociedad Internacional del Sida (IAS, por sus siglas en inglés) se reclamó un amplio plan de investigación del VIH/sida que se centre en la salud de las mujeres.
La conferencia anual analiza el desarrollo de la prevención biomédica, el tratamiento y las prácticas clíni- cas, además de que explora los avances científicos que pueden contribuir a dar respuesta global al sida.
La ciencia es clara: la transmisión del VIH del hombre a la mujer es más eficiente que de la mujer al hombre, dado que ellas tienen una superficie mucosa más grande en la que pueden ocurrir microlesiones por las que el virus puede entrar más fácilmente al flujo sanguíneo.
Las mujeres son más susceptibles a las enfermedades de transmisión sexual que los hombres, lo que aumenta las posibilidades de infectarse con el virus del sida. En general, este tipo de contagios no se detectan a tiempo y no se tratan, señalan científicos.
Al tener relaciones sexuales heterosexuales sin protección, las mujeres tienen ocho veces más posibilidades de infectarse con el VIH, según Barre-Sinoussi.
Hay estudios insignificantes sobre el impacto de varias drogas antisida en el cuerpo de las mujeres. «No existe algo así como una medicación que sirva para todos», sostuvo Sharon Walmsley, profesora de medicina de la Universidad de Toronto.
«La medicación contra el VIH puede afectar a las mujeres de forma diferente que a los hombres», añadió. Las reacciones al tratamiento son diferentes de acuerdo al tamaño del cuerpo, al contenido de grasa y a las hormonas.
Walmsley dijo que las seropositivas en edad de dar a luz necesitan medicación apropiada para el embarazo, dado que más de la mitad de éstos no son planificados.
«Cuando me diagnosticaron por primera vez, me señalaron que el VIH era una sentencia de muerte y que no sobreviviría a la Navidad», dijo Sarah W., una mujer seropositiva. «Eso fue hace 22 años. Desde entonces, di a luz a dos niños sanos».
«Con el tratamiento adecuado, es posible que una mujer seropositiva dé a luz a un niño sano con terapia antirretroviral, pero eso requiere de diálogo honesto y abierto entre las mujeres y sus médicos», agregó Sarah.
Según el Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, muchas mujeres se enteran de que están contagiadas cuando quedan embarazadas.
Hay otros asuntos pendientes. Algunos estudios demostraron que las mujeres seropositivas tienen un mayor riesgo de depresión que los hombres. Esta muchas veces es consecuencia de los efectos secundarios del tratamiento, lo que rápidamente lleva a un declive de la salud.
Jacqueline Gahagan, profesora de la Universidad de Dalhousie, en Halifax, Canadá, sostuvo que el sida es «una crisis sanitaria global femenina que merece una respuesta sanitaria global femenina».
Los derechos y la salud de las mujeres estuvieron durante décadas relegados en la investigación científica y social. En 2004, por primera vez Onusida estableció estadísticas sobre mujeres. Pero inclusive hoy todavía no existen datos globales del número de féminas bajo tratamiento.
El sida fue reconocido en un principio como una enfermedad de hombres jóvenes y homosexuales en Estados Unidos, en 1981. Lo que no se divulgó mucho es que, dos meses después de que se informara sobre los casos detectados en hombres, los médicos identificaron el mismo síndrome en una mujer.