El papel del Tribunal Constitucional, la Asamblea Constituyente, la aprobación de la nueva Constitución, las autonomías departamentales y el Estatuto Autonómico propuesto en Santa Cruz, la nacionalización de los hidrocarburos, la legislación internacional sobre el cultivo de coca, son algunos temas desarrollados en la reciente obra de Mauricio Ochoa Urioste, presentada inicialmente en el Centro […]
El papel del Tribunal Constitucional, la Asamblea Constituyente, la aprobación de la nueva Constitución, las autonomías departamentales y el Estatuto Autonómico propuesto en Santa Cruz, la nacionalización de los hidrocarburos, la legislación internacional sobre el cultivo de coca, son algunos temas desarrollados en la reciente obra de Mauricio Ochoa Urioste, presentada inicialmente en el Centro Cultural Floreal Gorini de la ciudad de Buenos Aires, y próximamente, el día 13 de marzo de 2008, en la Casa de la Cultura «Franz Tamayo», de la ciudad de La Paz.
Mauricio Ochoa Urioste es licenciado en derecho y abogado. Presidente de la Asociación Boliviana de Juristas (ABJ). Candidato al título de doctor en derecho en la Universidad de Valencia. Autor de más de 50 artículos y ensayos sobre la realidad política y legal en Bolivia, algunos de los cuáles fueron traducidos al italiano, inglés, catalán y otras lenguas. Colaborador habitual de numerosos medios alternativos: Rebelión y La Haine (España), Bolpress y Econoticias (Bolivia), Argenpress (Argentina), entre otros.
Ochoa Urioste, un intelectual crítico, despierta un inusitado interés al lector en el momento de cuestionar con audacia asuntos sustanciales de la vida política boliviana reciente. «La presentación del Estatuto Autonómico Departamental aprobado en Santa Cruz de la Sierra copia textualmente párrafos enteros del preámbulo del Estatuto Autonómico de la provincia española de Cataluña, y se denunció públicamente que su principal proyectista Juan Carlos Urenda Díaz – recibió «financiamiento» de Estados Unidos para dicho propósito. ¿Cuál es el contenido de este proyecto normativo?. ¿Cuáles son los agentes encubiertos detrás de las autonomías departamentales impulsadas por los sectores conservadores de la sociedad boliviana?». Luego, al referirse al Tribunal Constitucional, Ochoa Urioste argumenta: «Entre 1934 y 1935 destacados expertos en derecho constitucional como Huber, Forsthoff, Koellreuther y Hans Frank – éste último jefe de la Asociación de Abogados Nazis – se encargaron de formular inventadas doctrinas para sostener y ampliar el poder político de Adolf Hitler. El Tribunal Constitucional de Bolivia (TC), incorporado en la reforma constitucional del primer gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada ¿tuvo desde sus inicios el propósito encubierto de proteger los intereses de ciertas fuerzas políticas y grupos de poder económico?».
Ochoa manifiesta que «Derecho, Poder y Justicia» no es propiamente un libro académico de derecho o de ciencia política. «Es, más propiamente, un libro de artículos y ensayos políticos y jurídicos relacionados con la historia boliviana más reciente». Y luego reflexiona: «El derecho y la administración de justicia desde sus orígenes se relacionaron con el ejercicio del poder. Así, Karl Marx decía en el Dieciocho de Brumario que «cada artículo de la Constitución contiene, en efecto, su propia antítesis, su propia cámara alta y su propia cámara baja» al referirse al relativo alcance de las libertades consagradas en la Constitución francesa de 1848. Sea el derecho una superestructura, un instrumento de dominación de las clases subalternas, o una simple manifestación de la voluntad legislativa, su ligazón con el poder ha sido universalmente reconocido. La administración de justicia fue concebida desde el tiempo de los sofistas como la transfiguración de las leyes al servicio de la clase dominante. Este resultado tiene que ver con los orígenes del gremio judicial: es gente comúnmente educada entre la burguesía, encapsulada en cierta rigidez de pautas y cánones de pensamiento; el derecho para ellos es la expresión de la voluntad popular – aún cuando se conoce que una gran parte de los instrumentos jurídicos fueron promulgados en gobiernos dictatoriales -. Dentro del pensamiento liberal clásico, Montesquieu sublima el rol de los jueces cuando les identifica como «la bouche qui prononce les paroles de la loi»: el juez no es el ser robinsoniano que lucha a capa y espada en defensa del orden, sino la encarnación de la ley misma.
Para el autor de «Derecho, Poder y Justicia», en épocas de cambio social y revolución el derecho es un obstáculo. En efecto, Novoa Monreal tituló así a uno de sus más célebres libros, y asumió el esfuerzo personal de estudiar la historia de la propiedad privada, pues a partir de ella, podía comprenderse mejor la realidad de su tiempo y las limitaciones formales para llevar a cabo transformaciones de gran envergadura, como la nacionalización del cobre en Chile. En este debate sobre el derecho y las posibilidades reales de cambio social es de primordial importancia entender que siendo el derecho un instrumento de dominación y expresión del poder, es posible reducir sus manifestaciones más perniciosas mediante el uso alternativo del derecho. La voz «uso alternativo del diritto» fue asimilada en la república italiana de la década de 1970 como aquélla manifestación jurisprudencial favorable a los sectores más vulnerables de la sociedad; por lo tanto, es abiertamente contrapuesta a la «línea jurisprudencial dominante», aquélla de las élites de poder, que en los sistemas económicos capitalistas, y con mayor acento en los países que aplicaron el neoliberalismo a finales del siglo XX – particularmente en los países semi- coloniales -, han reducido la idea de la independencia de poderes a un eufemismo carente de reales significaciones.
Así, el presente libro intenta reconstruir facetas de los últimos acontecimientos a partir de esta íntima relación tripartita. Cierto es que no se trata de esbozar los temas fundamentales desde una óptica historicista; sino, por el contrario, desde un «enfoque inductivo». Carlos Montenegro en su célebre obra «Nacionalismo y coloniaje» decía que fueron tres los principales mitos a cuya advocación encomendó su suerte la oligarquía decimonónica boliviana: el mito de la libertad, el del sufragio y el de la ley. En exteriorizar críticamente algunos matices de este último sujeto durante el neoliberalismo de la década de 1990 y principios del presente siglo radica, justamente, este esfuerzo. El conocimiento de las fuentes formales del derecho y los intereses encubiertos escondidos tras la promulgación de normas jurídicas y sentencias de ciertos tribunales de justicia son la «piedra del iceberg» para comprender en qué medida el derecho, la justicia y el poder se confunden.
Aunque, por otra parte, a veces Ochoa apela a la mera denuncia y el análisis del «poder en cuanto poder» para develar los intereses encubiertos de los grupos de poder político y económico. En estos otros ensayos y artículos radica una posición que va más allá de lo teorético, y que tiene como misión principal desmitificar ciertas divagaciones comunes en nuestro acervo.
«Derecho, Poder y Justicia» es una obra esencial para comprender la historia boliviana más reciente, y puede encontrarse en las principales librerías y puestos de periódicos de Bolivia, y en el extranjero, a través de pedidos especiales al siguiente correo electrónico: [email protected]