Aunque el derrame de la presa de jales de la mina La Trinidad, propiedad de la compañía canadiense Fortuna Silver Mines ha disminuido, sobre el cauce del río El Coyote la contaminación se ha esparcido en tierras de cultivo, en un abrevadero y en una zona de recarga de acuíferos, donde se encuentra el principal […]
Aunque el derrame de la presa de jales de la mina La Trinidad, propiedad de la compañía canadiense Fortuna Silver Mines ha disminuido, sobre el cauce del río El Coyote la contaminación se ha esparcido en tierras de cultivo, en un abrevadero y en una zona de recarga de acuíferos, donde se encuentra el principal pozo de agua potable que abastece a esta comunidad zapoteca de los Valles Centrales.
Los Valles Centrales es una región geográfica y cultural del centro del estado de Oaxaca, en el sur de México, conformado por tres valles fluviales localizados entre el Nudo Mixteco, la Sierra Juárez y la Sierra Madre del Sur.
La Fortuna Silver Mines admitió que las fuertes lluvias de los últimos días causaron un desbordamiento en un estanque de contingencia de la instalación de relaves de pila seca de la mina La Trinidad, ubicada en San José del Progreso, que terminó en el río El Coyote, en territorio de Magdalena Ocotlán.
En un comunicado, fechado en Vancouver, la empresa informó que en la madrugada del pasado lunes 8 de octubre, una lluvia anormalmente alta causó el derramamiento del estanque de emergencia, donde se recoge el agua de un sistema de zanja de la instalación de pila seca diseñada para capturar y gestionar el agua de lluvia.
Los relaves son un conjunto de desechos tóxicos de procesos mineros de la concentración de minerales, usualmente constituido por una mezcla de rocas molidas, agua y minerales de ganga, aunque también se encuentran bajas concentraciones de metales pesados, tales como cobre, plomo, mercurio y metaloides como el arsénico
Desde entonces el fuerte olor a azufre que ronda por la corriente de agua color blanca, procedente de San José del Progreso, donde se encuentra el yacimiento de oro y plata en explotación, y las manchas dejadas en la tierra, en los sedimentos y en la hierba, hacen suponer a los pobladores que su territorio se ha infestado de químicas tóxicos.
Ante esto, como una medida emergente para atender esta eventualidad, la autoridad municipal decidió suspender temporalmente el suministro de agua potable y pidió a los habitantes no consumir el líquido, mientras se conoce el tipo de sustancias derramadas de la presa de jales.
El río El Coyote constituye la principal fuente de recarga de los mantos acuíferos del paraje La Ciénega, donde se localiza el pozo de agua para uso humano, a no más de cinco metros de distancia.
«La mayor preocupación que tenemos, es que esa agua sucia está escurriendo hacia el subsuelo y se esté contaminando nuestro pozo», afirmó el síndico municipal, Tomás Valentín Sánchez Cosme.
De afectarse el pozo, esta comunidad zapoteca se quedaría sin agua potable, porque carecen de cualquier otra posibilidad de abastecimiento. «Es el agua que consumimos todos los habitantes, la que usamos para tomar, para la comida y para bañarnos. Si ya no sirve el pozo, ¿qué vamos a hacer?», cuestionó.
Aunque la contaminación del río El Coyote también afectará al ganado que llegan a beber agua en los pequeños retenes hechos en su cauce y a las tierras agrícolas cercanas. «Muchos campesinos llegan acá a pastorear y dar agua a su ganado. Seguramente, si beben esa agua contaminada y comen el pasto manchado de ese polvo, se podrían hasta morir», señaló.
Sin embargo, la contaminación más evidente se dio en la olla de agua o represa construida en el paraje La Estación, donde se capta el agua de lluvia para ganado y riego, por su cercanía con la presa de jales. «Para eso se hizo, pero toda el agua está contaminada, toda el agua está blanca, llena de esos desperdicios», agregó.
Por eso, la incertidumbre crece en la población porque desconoce a ciencia cierta qué tipo de sustancias se derramaron de la presa de jales de la minera canadiense, a pesar del llamado hecho a la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa).
«Estamos inquietos, intranquilos, queremos saber qué desperdicios tiró la mina al río. Ya se avisó a la Profepa para que realice un análisis del agua, se conozca el grado de contaminación y así sepamos hasta dónde nos llegará a perjudicar, pero no nos hacen caso, acá no se han presentado», apuntó.
Por estar asentadas aguas abajo del río El Coyote, la contaminación y sus efectos, también se cree que se están presentando en comunidades aledañas, que utilizan su agua para el campo. «Ojalá, también en San Matías Chilazoa, San Pedro Apóstol, San Felipe Apóstol y Tejas de Morelos no estén utilizando el agua contaminada para la agricultura o el ganado.
Otros testimonios
La compañía dijo que notificó el desbordamiento a funcionarios de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), el día del incidente, y actualmente, trabaja con autoridades federales, estatales y locales, mientras se realizan inspecciones en sus instalaciones.
La PROFEPA emitió un comunicado de prensa a través de su portal, en donde indica que el escurrimiento es de 4 kilómetros de largo y existen «impregnaciones sobre suelo natural en los márgenes del arroyo», sin embargo afirmó que no existen riesgos.
Ante la desatención y el desinterés de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), los propios pobladores se dieron a la tarea de tomar muestras del agua del río El Coyote, para que quedara como evidencia de un eventual análisis de la calidad del líquido.
«La guardé para que después no vayan a decir que no es cierto, aquí está como prueba de todo lo que nos echaron de la mina cuando hacen el lavado del metal. Queremos que la analicen y nos digan cuál es el peligro, porque vivimos del campo y del poco ganado que tenemos»: Francisco Rosario Valencia, campesino.
«Es una lástima el abrevadero, que está aquí en el paraje La Estación; ahora que llovió, todos los desperdicios de la presa de jales se vinieron para acá. El agua, está blanca, huele feo, como a azufre. Se está secando y ya empieza a filtrarse a los pozos. Por eso, se dio la alerta a los habitantes, para que tengan precaución y no tomen el agua, ni traigan a sus animales, porque seguramente está contaminada con sustancias químicas de la mina»: Gisela Patricia Vásquez Méndez.
«Desde el lunes pasado, cuando se descubrió la contaminación, se suspendió la distribución del pozo de La Ciénega y se pidió a la población dejar temporalmente de consumir y utilizar el agua para la preparación de los alimentos, por cuestiones de seguridad y de salud. Con esto, la gente está comprando agua de garrafón, pues no hay otra alternativa. El uso del agua para bañarse queda en la decisión propia. Una vez que se sepan los resultados del análisis del agua, se decidirá qué hacer»: Julio César Aquino Martínez, tesorero del Comité de Agua Potable.
La empresa canadiense Fortuna Silver Mines opera la mina La Trinidad, localizada en San José del Progreso, a través de una de sus filiales, la Compañía Minera Cuzcatlán S.A. de C.V.
Por medio de diferentes concesiones, la transnacional, con sede en Vancouver, controla cerca de 80 mil hectáreas pertenecientes a 35 municipios de los valles centrales de Oaxaca. En el 2013, expandió la capacidad de almacenamiento de su presa de jales y así tendrá dos millones 306 mil 752 metros cúbicos, lo que equivale a dos mil 306 millones, 752 mil litros de contaminantes almacenados.
A pesar de la existencia de comunidades opositoras en el estado de Oaxaca -hasta agosto de 2018- la Fortuna Silver Mines (FSM) removió 3 mil toneladas de tierra y roca por día, para triturarla y extraer oro y plata.
En 2017 FSM ganó en esa entidad alrededor de 124 millones de dólares por concepto de plata y casi 73 millones de dólares por obtención de Oro. Se trata de un aproximado de 200 millones de dólares, de acuerdo a sus propios informes.
(Con información y fotos de NVI -Noticias, Vos e Imagen de Oaxaca- y Regeneración Radio, ciudad de México)
Fuente: http://americaxxi.com.ve/index.php/news-item/derrame-minero-en-oaxaca-alarma-a-poblaciones-rurales/#