Desde que la alianza neoliberal Cambiemos asumió el gobierno argentino en diciembre del 2015 se produjeron drásticos recortes presupuestarios en todas las áreas relacionadas con la Ciencia y la Tecnología (CyT), con el consiguiente desmantelamiento de las empresas estatales de tecnología nuclear, espacial, agraria, industrial, entre otras, sustituyendo el conocimiento estratégico soberano por contratos con […]
Desde que la alianza neoliberal Cambiemos asumió el gobierno argentino en diciembre del 2015 se produjeron drásticos recortes presupuestarios en todas las áreas relacionadas con la Ciencia y la Tecnología (CyT), con el consiguiente desmantelamiento de las empresas estatales de tecnología nuclear, espacial, agraria, industrial, entre otras, sustituyendo el conocimiento estratégico soberano por contratos con empresas estadounidenses e israelíes.
Dos ideas justifican esos recortes. La primera afirma que no se puede gastar más de lo que se recauda (déficit fiscal), y la segunda es el reclamo de la eficiencia (salarios muy altos, investigaciones innecesarias, etc.).
En el eje de la eficiencia se encuadran todas las políticas de reducción de presupuestos, algunos presupuestos directos, otros a través de Ministerios u otras dependencias del Estado. Dentro de las empresas estatales de tecnología o dependientes del Estado más afectadas podemos encontrar a INVAP S.E. (Investigación Aplicada, Sociedad del Estado), dedicada al diseño y construcción de plantas, equipamientos y dispositivos en áreas de alta complejidad como energía nuclear, tecnología espacial, tecnología industrial y equipamiento médico y científico.
También a ARSAT (Argentina Satelital), brinda servicios de telecomunicaciones a través de infraestructuras terrestres, aéreas y espaciales; YPF (Yacimientos Petrolíferos Fiscales), Aerolíneas Argentinas; Planta de Agua Pesada de Arroyito, que sirve a la moderación y refrigeración de reactores; NASA (Nucleoeléctrica Argentina), operadora de las centrales nucleares del país y el Astillero Río Santiago, uno de los más grandes de la región, cuyos trabajadores fueron duramente reprimidos y criminalizados.
La lista continúa. Podríamos sumar las instituciones con dependencia más directa del Estado: la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE), la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), el Instituto Nacional de Tecnología Agraria (INTA), e incluso la Comisión Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (Conicet) ), y el conjunto de las 56 Universidades Nacionales.
El ajuste económico sólo ha servido para subordinar y despotenciar todas las áreas que plantean o trabajan en pos de un país con soberanía tecnológica.
Un ejemplo claro se da en el marco del Plan Nuclear Argentino, donde se tomó la decisión política de cancelar la construcción de la cuarta central nuclear de tecnología Candú de uranio natural que contaba con un 70% de desarrollo local y embarcarse en un contrato «llave en mano» con China para la instalación en 2022 de la quinta central nuclear de uranio enriquecido, tecnología no dominada aún por Argentina. (1)
Otro ejemplo concreto del ajuste, es la situación que atraviesa la CONAE, que ahora pasó a depender del Ministerio de Ciencia y Tecnología, cuando antes lo era directamente de la Presidencia nacional, por lo que en la actualidad tiene menos márgenes de maniobra y con un presupuesto aún más acotado por el paso de ministerio a secretaría de Estado de dicha área.
A todo ello, se suma un impase del Plan Satelital, dado que en 2016 ya empezaba a caminar la construcción del satélite ARSAT-3. El plan original proyectaba la construcción de ocho satélites. Los dos últimos en desarrollarse deberían lanzarse para reemplazar a ARSAT 1 y 2al final de su vida útil. Además se canceló el plan de la Televisión Digital Abierta, que llevaba la posibilidad de acceso a la información y recreación a todo el país, utilizando los dos satélites de construcción nacional que ya se encuentran en órbita.
En este marco, se presenta una delicada situación para la empresa INVAP, que no está exenta de estos recortes y del nuevo direccionamiento de la política de gobierno. Ya desde el 2015 la empresa esperaba respuestas claras respecto a los proyectos que tendrían continuidad y aquellos que dejarían de ser prioridad.
En julio de este año, con la visita del presidente Mauricio Macri a Bariloche, se abrió un nuevo capítulo de esta situación. Lo que venía siendo una incertidumbre pasó a ser realidad.
El presidente expresó: «Los contratos que tenía la Nación en INVAP eran de la época de la magia y la plata no está«(2). El diario Clarín, entre otros, publicó oportunamente que habría una cancelación masiva de contratos de la empresa estatal dispuesto por el Ejecutivo Nacional del orden de 1.000 millones de dólares.
El 25 de julio, esta empresa de relevancia internacional comunicó oficialmente su situación. Entre otros conceptos y números, señaló: «cuenta con un saldo de ejecución de contratos confirmados de más de 800 millones de dólares, de los cuales dos tercios corresponden a contratos de exportación. Algunos de los contratos firmados con el Estado Nacional se encuentran en estado de revisión, pero esta situación no afecta al backlog (trabajos confirmados pendientes de ejecución)» (2).
Un compromiso oficial entre el ejecutivo nacional, INVAP, y el gobierno de la provincia de Río Negro, propietaria de la empresa, acordó el adelanto de lo adeudado por el Estado a la empresa y los 15 contratos que «siguen» en ejecución por 300 millones de dólares, blanqueando un recorte de más de 500 millones al conjunto de proyectos que la empresa tenía en investigación y desarrollo para el Estado argentino y para el país.
Muchos proyectos que generan condiciones de soberanía tecnológica han sido abiertamente cancelados. Algunos de esos son:
– TRONADOR II, es un lanzador para poner en órbita satélites propios, y cuya capacidad de construcción se adquirió gracias a los desarrollos de los satélites de telecomunicaciones ARSAT-1 y ARSAT-2. Durante la gestión del Ministerio de Planificación, CONAE formuló el desarrollo íntegramente nacional y las pruebas de lanzamiento de 3 a 6 prototipos experimentales para el perfeccionamiento del vehículo Tronador II, a los efectos de concluir el modelo tecnológico para que a partir de 2016 pudieran efectuarse los primeros lanzamientos con satélites de observación de la Tierra de hasta 250 kilogramos.
Pero desde la asunción de Macri, este proyecto fue privado de presupuesto. Cabe mencionar que se encontraba trabajando una importante dotación de empleados de INVAP en él, dedicándose al diseño y la construcción de la plataforma de lanzamiento del cohete. (3)
– SARE, microsatélites de hasta 250 kilogramos para la observación de la Tierra. Se preveía que el Tronador II los pusiera en órbita. Los lanzamientos se habían planificado efectuarlos desde la base Puerto Belgrano en Bahía Blanca. La ingeniería, construcción e integración estaba a cargo de INVAP. A pesar de los muchos trabajadores involucrados de la empresa estatal, el macrismo le retiró el presupuesto. (3)
– ARSAT-3, el tercero de la serie, y cuya construcción debía comenzar en 2016, fue discontinuado por el régimen neoliberal al privárselo de presupuesto. Fue una poda de 250 millones de dólares. INVAP ya había destinado una cantidad considerable de trabajadores en esta iniciativa. (3)
– SARA (Sistema Aéreo Robótico Argentino), creado en noviembre de 2010 por el Ministerio de Defensa, con la misión de dotarse de aeronaves no tripuladas para la defensa y control del espacio aéreo. Se encomendó entonces a INVAP la responsabilidad del diseño y la gestión del SARA, así como también la integración del sistema completo, la definición de los ensayos de validación y verificación, procesos en los cuales intervienen empresas nacionales de tecnología -principalmente PyMEs organizadas en una red de más de 40 subcontratistas-, encargadas de la fabricación de componentes y la provisión de subsistemas.
El proyecto, que asignó a la Fábrica Argentina de Aviones (FADEA) la fabricación de las aeronaves, incluía avanzar con otros modelos de complejidad creciente que permitieran arribar a un primer prototipo operativo. El SARA fue cancelado e INVAP sustituida por una empresa de tecnología israelí. Lo mismo sucedió con FADEA. (3)
Disputa por el dominio del conocimiento y la técnica
En estos casi tres años de gobierno de la Alianza Cambiemos se ha visto un progresivo desmantelamiento de todos los sectores productivos del país. Dentro de estos, las áreas científico-tecnológicas, siempre vinculadas a la promoción del Estado, no fueron la excepción.
Por el desmantelamiento no solo se ven afectadas las grandes empresas de desarrollo tecnológico, como es el caso de INVAP, sino que, indirectamente, muchas PyMES que realizaban trabajos para esas mismas empresas están viendo un horizonte de quiebra o cierre. En INVAP todavía no ha iniciado la ola de despidos masivos, pero la mayoría de las empresas satélites, que generan mano de obra, dejaron de recibir trabajos de esta sociedad del Estado.
La misma situación se ha generado en todas las ramas tecnológicas debido a la apertura de las importaciones a productos de origen extranjeros, pero principalmente por la falta de trabajo genuino. Asimismo se observa una apertura a la industria y productos de Israel y Estados Unidos imponiendo sus tecnologías, presentando un claro acuerdo de cooperación entre Argentina y esos dos países.
El acuerdo con el Fondo Monetario Internacional profundiza este camino y seguramente presentará una nueva etapa de conflicto, tanto para INVAP S.E como para el sector tecnológico en general, donde aparecerá de manera ociosa mano de obra muy calificada.
Cualquier país que realmente apueste a un desarrollo de tecnologías soberanas debe invertir en Investigación, Desarrollo e Innovación (I+D+I), ya que si no estas industrias no se desarrollan ni se potencian. Eso es así en Argentina, en la región y en el mal denominado «primer mundo»; y si no observemos quiénes y cuánto invierten en función de su PBI (4).
En un mundo globalizado, donde la disputa principal es el conocimiento estratégico, perder el manejo de este tipo de tecnología y desarrollo tecnológicos, presenta una realidad en la cual cada vez Argentina será más dependientes. Mientras, los cambios reales en las sociedades están en la disputa por el conocimiento y el dominio de la técnica.
Notas:
(3) http://www.oetec.org/nota.php?
(4) https://es.unesco.org/node/
* Observatorio de Ciencia y Tecnología, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE-FILA).