¿Cómo explicar los datos de la realidad boliviana respecto a la pobreza y la desigualdad? ¿Cuál la causa de la pobreza de una inmensa mayoría y la abismal desigualdad entre clases? ¿se reflexiona al respecto? Se podría responder afirmativamente, abundan investigaciones, ensayos y opiniones especializadas al respecto, aunque una mayoría refiere a aspectos parciales de […]
¿Cómo explicar los datos de la realidad boliviana respecto a la pobreza y la desigualdad? ¿Cuál la causa de la pobreza de una inmensa mayoría y la abismal desigualdad entre clases? ¿se reflexiona al respecto? Se podría responder afirmativamente, abundan investigaciones, ensayos y opiniones especializadas al respecto, aunque una mayoría refiere a aspectos parciales de esta realidad, ya sea lo político, lo social o económico, en cambio, los enfoques holistas son los menos, esa es la razón que trabajos de investigación con una mirada desde la economía política para explicar lo sucedido en Octubre buscando sus causas estructurales resulte llamativo, es la impresión inicial que genera la propuesta del profesos Roberto Laserna, investigador del CERES, en dos artículos publicados en el semanario Pulso(21-5-04 y 4-6-04) titulados «la crisis de Octubre y el fracaso del ch’enko»y «El modelo no funciona», fruto de sus investigaciones y reflexiones que desarrolla una tesis que explicaría el por qué de nuestra pobreza y desigualdad: No es que el modelo no funciona, lo que no le permite funcionar es el ch’enko estructural que caracteriza nuestra economía.
Reclamando para si una mirada «objetiva» y con «perspectiva histórica» afirma que nuestros problemas no obedecen a causas externas (FMI) ni al 21060 y termina proponiendo un debate para esclarecer las opciones frente a los problemas que atravesamos. Su diagnóstico final es que el país se ha instalado una sensación de crisis terminal.
Hace poco declaró Rodrigo rato (Clarín 26-9-04), director del Fondo Monetario Internacional, «No somos el gobierno económico del mundo, cada país tiene su gobierno«, a tono con la posición de Laserna en sentido que las causas de la crisis de nuestro país o de cualquier otro, son internas exclusivamente, que el Fondo no tiene nada que ver. James Adams, otro funcionario de menor rango de este organismo anuncia que el FMI ha cambiado su enfoque de financiamiento del ajuste por financiamiento para apoyo a políticas de desarrollo (Bolpress 23-9-04) y argumenta «que las reformas (‘sugeridas’ por el FMI) no deben aplicarse sin realizar consultas con los interesados y conocer más profundamente sus repercusiones sociales y ambientales«. Dejando de lado por ahora estas aparentes contradicciones entre personeros del FMI, considero que hay un trasfondo común en ellas, una defensa de la ortodoxia fondomonetarista de inspiración neoliberal que subsiste, lo podemos argumentar a partir de la tesis de laserna.
La tesis del ch’enko estructural
Ch’enko es un vocablo quechua-aymara que se traduce comúnmente como desordenado, mezclado o lioso, Laserna lo usa en un sentido más denso, para tomar distancia de la noción «abigarrado» de cuño zabaletiano, por supuesto que no se trata de una mera distinción idiomática fruto de un desborde indigenista, es para distinguir su enfoque estructural respecto a otros y particularmente del marxismo. El ch’enko estructural, para el autor, es «una economía que es estructuralmente heterogénea en sus formas de producir, consumir e intercambiar, coexistiendo en ella diversos modos de producción, como solía decirse, o superponiendo diversos tiempos históricos», esta conceptualización le permite dividir la economía boliviana en tres sectores o «economías»: Tradicional, Familiar y mercantil, de este modo cada una de éstas economías representa un «tiempo histórico» o «modo de producción» con sus propias lógicas, que coexisten, se cruzan pero que reproducen sus propias formas. La consecuencia estructural de este hecho es que no hay homogeneidad productiva, no somos una economía mercantil capitalista, salvo un pequeño sector de la economía. Una segunda consecuencia, importante, es que no hay mercado interno pese a estar ligados a un mercado internacional capitalista.
Es una contradicción real estar imbricados al capitalismo mundial y carecer de un mercado interno. Una forma de resolver esta contradicción en la teoría es olvidando que el desarrollo del capitalismo no es otra cosa que el desarrollo de sus contradicciones, la desigualdad de sus clases sociales, lo que Marx denominó pauperización. Lo que sucede en Bolivia, pensamos nosotros, responde a esta lógica, solo que toma dimensiones descomunales llevando al límite la pauperización. De modo que la falta de un mercado interno y una plena articulación con el mercado mundial responde a que Bolivia es un país capitalista, dependiente, pero capitalista. Pero, el debate que propone Laserna no es éste, el de la formación social de Bolivia históricamente determinada. Su mirada, no obstante reclamarse histórica, es bastante corta y el objetivo sesgado ¿Por qué no funciona el modelo? Se pierde objetividad sesgando un análisis a solamente por qué no se articula el mercado interno y no cómo lo determinan sus vínculos comerciales y financieros con el mundo.
La Ideología y la política interpretan y manejan los datos
«los datos desafían la ideología» dice el profesor Laserna, como si los números fueran entes con vida propia, analizando datos sobre la pobreza, pero, ¿Por qué la pobreza y no otro indicador? y ¿ A qué obedece la llamativa y marcada distinción entre pobreza e ingreso?.
La razón para esto es que el Banco mundial y los operadores de políticas sociales usan los datos sobre la pobreza fruto de una decisión política y con base ideológica neoliberal. En su manejo agravan la subestimación del volumen de la pobreza, para justificar políticas de focalización. Las «políticas condicionan las mediciones»i, como se encargan de demostrar investigaciones acerca del accionar del Banco Mundial, los datos se ajustan hasta debajo de modo que parezca «razonable » y «políticamente aceptable», esto se comprueba con los siguientes datos:
AGENCIA | %ii |
Banco Mundial | 25,2 |
CEPAL | 45,7 |
PNUD | 61,8 |
El cuadro presenta los cálculos del Banco Mundial, de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) durante el año 1990, acerca de la pobreza en América Latina y el Caribe. Basta ver la enorme disparidad que hay en sus estimaciones acerca de un mismo fenómeno, la pobreza.
Para sustentar la tesis de «a mayor apertura y modernización mayores son los ingresos y menores la pobreza». El profesor Laserna efectúa una lectura de los datos de la encuesta MECOVI que lo resumimos en el siguiente cuadro:
Población | Ingresos | Pobreza | Coeficiente GINI | |
% | (en $US) | % | % | |
1. Economía natural | 40 | 76 | 87 | 0,67 |
2. » mercantil | 25 | 491 | 35 | 0,47 |
3. » familiar | 36 | 299 | 55 |
promedio latinoamericano 0,49
Debidamente aclarado que no hay indagar por el fracaso del modelo, si no por qué el modelo no funciona, además de recomendarnos volver a los enfoques desarrollistas de los 60, trata de demostrar empíricamente qué la verdadera explicación de la pobreza no es la desigualdad sino la pobreza que tiene como fondo estructural esa falta de adaptación a la modernización, dice: El primer sector se orientaría más a minimizar los riesgos que a maximizar los beneficios, afecta al 40 % de la población y sus ingresos son en promedio 76 dólares. En este sector el 87 % son pobres., En el sector denominado mercantil que se organiza para maximizar las utilidades, estaría un 25 % de la población, sus ingresos promediarían 491 dólares y sólo el 35 % de pobres, finalmente, el sector de economía familiar, ligado a la economía mercantil pero sobre la base de una organización familiar abarca al 36 % de la población, un ingreso de 299 dólares y 55 % de pobres. Así se demostraría cómo a mayor modernidad menor es la pobreza y viceversa.
Lo curioso surge cuando para apoyar sus argumentaciones acude a Marx, esos datos no le sorprenderían, dice el autor, ya que él habría sostenido siempre «que el capitalismo desarrollaba las fuerzas productivas de una manera tal que proporcionaba incluso a sus trabajadores un nivel de vida muy superior al de otras formas de producción que él consideraba, justamente, por eso, inferiores. Eso no le impidió denunciar la explotación del trabajador, pero nunca lo confundió con la pobreza«. Si bien no sorprende que un economista cite a Marx para dar fundamento a una opinión, lo llamativo es que se busque convertir a Marx en un determinista mecánico. Hay por lo menos un par de razones por las cuáles Marx rechazaría con ironía el razonamiento. La primera: una razón histórica, los datos cuantitativos por si solos no dicen nada si no se explícita claramente qué clases sociales y su ubicación histórica y la segunda de orden metodológica, Marx no era positivista
Obvio, no explica nada acerca de por qué los pobres. No podría decirlo, porque los puros datos o la economía pura, abstrayendo la historia y las clases sociales, aún matizada con sofisticados datos no puede sustituir a la economía política como ciencia social.
La tesis básica del neoliberalismo es que el libre mercado es el principal y eficaz asignador de recursos. En base a esta idea básica el Banco Mundial y el FMI definen sus políticas que serian básicamente: Fomento al crecimiento económico para fomentar la tasa de ganancia del sector privado y contención del gasto público. De lo que se trata es eliminar las restricciones al crecimiento ¿Por qué la pobreza y no la desigualdad?
La pobreza permite políticas focalizadas en clave de mercado, la desigualdad cuestiona el rol del mercado como asignador de recursos y su racionalidad. Es partir de esta lógica que se puede entender el porque del enfásis de Laserna en distinguir pobreza de desigualdad.
Dado el individualismo metodológico del autor que siguiendo un postulado neoclásico que reza que la «política esta más allá de la economía positiva», un enfoque desde la economía política resultaba provocador y llamativo, pero solo eso, ya que concluida una lectura atenta de dichos artículos podemos constatar que solo tenemos más de lo mismo, ya ni siquiera ideología sino dogma. Partir de que el modelo no existe porque no funciona, refiriéndose implícitamente al modelo neoliberal, para luego afirmar que lo que no permite funcionar al «modelo», es el Ch’enko estructural de nuestra economía es, por decir lo menos, una tautología.
En lo que coincidimos con Laserna es que Bolivia vive efectivamente una crisis terminal y cuando propone opciones es cuando se manifiesta plenamente sus prejuicios ideológicos y políticos y sus adversarios de clase: El comunitarismo (volveremos sobre el tema).
Notas
i Escurra, Ana Maria, «¿qué es el neoliberalismo?», Ideas – 1998, Bs. As.
ii Ibid