Se trata de Eduardo Jorge Vior, quien trabajó para el dictador argentino Eduardo Massera en el diario Convicción. Actualmente trabaja como profesor en la Universidad Federal de la Integración Latinoamericana (UNILA), que funciona en el Parque Tecnológico de Itaipú (PTI), Foz de Iguazú, dictando materias relacionadas a los Derechos Humanos. Lo llamativo del caso es […]
Se trata de Eduardo Jorge Vior, quien trabajó para el dictador argentino Eduardo Massera en el diario Convicción. Actualmente trabaja como profesor en la Universidad Federal de la Integración Latinoamericana (UNILA), que funciona en el Parque Tecnológico de Itaipú (PTI), Foz de Iguazú, dictando materias relacionadas a los Derechos Humanos.
Lo llamativo del caso es que el denunciado es el único profesor no brasilero nombrado por concurso sin que las autoridades de la universidad indagaran en los antecedentes del colaboracionista de la última dictadura militar argentina, quien fue llevado a juicio académico en su país en 2010.
Durante la XX Cumbre Social del MERCOSUR llevada a cabo el mes de diciembre pasado, Vior fue detectado por organizaciones sociales argentinas que participaron de ese encuentro regional, quienes solicitaron a los organizadores el inmediato retiro de este individuo de un panel sobre la temática de «Migraciones y Derechos Humanos» [1] coordinado precisamente por Vior, ante la perplejidad e indignación de los presentes.
Pero no es la primera vez que Vior intenta infiltrarse en una universidad borrando su pasado: en enero de 2010 un grupo de docentes de la Universidad Nacional de Río Negro (sur de Argentina) pidió al vicerrector Roberto Martínez que se inicie el procedimiento de juicio académico contra el profesor Eduardo Vior, luego de conocer a través de una información periodística publicada por el portal Rio Negro online que el profesional escribió durante cuatro años para el diario «Convicción» perteneciente al sangriento genocida y ex jefe de la Armada durante la última dictadura militar, Emilio Eduardo Massera.
A mediados de 1978 Massera, integrante de la Junta Militar en representación de la Marina, lanzó el matutino Convicción , que editaría 20.000 ejemplares diarios durante cinco años (hasta fines de 1983) con tres supuestos propósitos: «lavar» las manos ensangrentadas de Massera , unificar a las Fuerzas Armadas de cara a una futura amnistía y armar un clima propicio para el proyecto político del denominado «Almirante Cero».
Vior, tras escribir durante dos años para el matutino golpista permaneció en Alemania desde 1980 hasta el 2004 realizando estudios en Educación vinculados con Derechos Humanos en el Instituto de Ciencia Política de la Universidad de Magdeburg, al mismo tiempo, continuaría colaborando por otros dos años más desde el exterior y hasta el cierre del periódico. En su curriculum vitae el denunciado omite su actividad como redactor.
Pasado los años y al regresar a la Argentina en 2004, se incorporó como docente en la Universidad Nacional de la Matanza, de donde fue obligado a renunciar por una presunta extorsión para apoderarse de un programa de investigación docente a cambio de conseguir fondos universidades alemanas.
En 2009 ingresa a la Universidad Nacional de Rio Negro, donde es enjuiciado académicamente al ser identificado como colaboracionista del represor Massera. . También se desempeñó como docente en la Universidad del Nordeste. En su cínica carrera por los derechos humanos logra ingresar además en el espacio político de intelectuales argentinos «Carta Abierta», de donde fue rápidamente expulsado.
Juicio académico en la Universidad Nacional de Río Negro
La presentación contó con las firmas de Nilo Fulvi, Marcelo Torph, Miguel Ciliberto, María Esperanza Casullo y Mariana Rulli -directora y subdirectora de la maestría en políticas públicas-, Juan Pablo Bohoslavsky -director de la maestría en Derecho Administrativo Global-, Raúl Aragón y Ricardo Tappatá -director de la carrera de Administración-, entre otros.
Señalaron que Vior «trabajó hasta 1982 para el diario Convicción. Los resultados de la inspección de la Comisión de la OEA fueron de público conocimiento mucho antes. Ese informe relataba las atrocidades que ocurrían precisamente en la ESMA, que funcionaba en la misma órbita que el diario Convicción».
En la misiva presentada los solicitantes pidieron también que se investigue si el docente incurrió en los delitos de sedición y de apología del crimen, y expresan que «lo que Eduardo Vior hizo durante la dictadura y cómo hoy él mismo lo intenta legitimar con argumentos históricos y políticos, son contradictorios con los valores que una Universidad Nacional debe promover: la democracia y los derechos humanos son valores supremos».
Recordaron que el diario Convicción «utilizó trabajo esclavo de la ESMA, lugar donde se han cometido las peores atrocidades durante la dictadura.»
Vior había argumentado «que necesitaba mantener a su familia aunque los solicitantes del juicio académico en 2010 se interrogaron ¿por qué motivo continuó siendo columnista por dos años más desde Alemania cuando ya contaba con una beca?». También consignaron que «en el descargo que presentó ante la universidad esgrime un argumento, distinto, aun más grave que el precitado.
Sostiene que contribuyó en el diario en virtud de una decisión consciente y deliberada: es decir que, «colaborar con ese diario pro-genocida fue una decisión voluntaria, libre y sostenida en el tiempo» concluyo el tribunal académico.
[1] http://blog.planalto.gov.br/wp-content/uploads/2010/12/C%C3%BApula-Social-do-Mercosul-vers%C3%A3o-DEFINITIVA.pdf
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.