Detrás de los adictos a las drogas en Estados Unidos están nuestros muertos, está nuestro dolor y sufrimiento y también el de los inmigrantes, afirmó el poeta mexicano Javier Sicilia. Sicilia, líder del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, cruzó el domingo la frontera norte para iniciar una caravana por 27 ciudades estadounidenses […]
Detrás de los adictos a las drogas en Estados Unidos están nuestros muertos, está nuestro dolor y sufrimiento y también el de los inmigrantes, afirmó el poeta mexicano Javier Sicilia.
Sicilia, líder del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, cruzó el domingo la frontera norte para iniciar una caravana por 27 ciudades estadounidenses donde hará un llamado sobre la violencia en México.
Salió desde Tijuana, en Baja California, rumbo a San Diego y en declaraciones exclusivas a Prensa Latina poco antes de partir expresó: «…seguiremos por toda la zona fronteriza. Subiremos por la costa este estadounidense y llegaremos a Washington en un mes, el 12 de septiembre».
La Caravana por la Paz la integran desde acá 70 personas apoyadas por muchas organizaciones mexicanas y en el grupo figuran 40 víctimas, precisó Sicilia, cuyo hijo fue asesinado junto a otros jóvenes en marzo de 2011 por el crimen organizado en Temixco, Morelos.
Dijo que más de 100 organizaciones en Estados Unidos los están aguardando y harán su contribución en los lugares que visitarán y otras muchas los van a acompañar en el resto del camino.
Comentó que en todo el trayecto pronunciarán discursos, se acercarán a los ciudadanos, a las comunidades latinas y afroamericanas para tratar de hacer conciencia acerca de este grave problema dentro del pueblo estadounidense y sus políticos en un momento muy especial que es el proceso electoral.
Sicilia destacó que ignora cuántas personas se les podrán unir en el trayecto, ni lo que ocurrirá el 12 de septiembre cuando arriben a Washington, pero «lo que importa es el mensaje, la verdad, es la dignidad con la que vamos».
«Nuestra intención es construir la paz porque está rota, construir la justicia a través de uno de los grandes ejercicios democráticos: el diálogo, y expresar la palabra de la verdad nos puede llevar a la justicia», añadió.
Insistió en que la raíz del problema de la violencia en México se halla en que Estados Unidos es el principal consumidor de drogas y a la vez el principal abastecedor de armas a los cárteles del narcotráfico.
Advirtió que hay una responsabilidad de Estados Unidos que tenemos que poner en la mesa de discusión y en la conciencia de los ciudadanos y de sus políticos.
El también escritor y ensayista, expresó que la lógica del Plan Mérida está equivocada porque no se puede combatir la droga por medio de la violencia. «Enfocar el fenómeno de manera bélica es gravísimo», enfatizó.
Señaló que el asunto de las drogas no es un tema de seguridad nacional, sino de salud, por lo tanto el dinero que utiliza el gobierno procedente de Washington para esta lucha antinarcóticos está llevando al desastre a la nación.
Ese dinero lo necesitaríamos para reconstruir el tejido social, rehacer las instituciones que están muy corrompidas en América Latina, en México particularmente. Lo necesitamos para construir la paz y no la guerra, indicó.
De forma paradójica la industria de las armas- que sí es un asunto de seguridad nacional, argumentó- permite que en Estados Unidos se encuentren legalizadas y no solo eso, sino que están vendiendo armas ilegales de exterminio a los cárteles mexicanos.
Así que esta es una guerra perversa, una guerra que tenemos que detener, y de la misma manera en que nos la han impuesto, tenemos que preguntarle ahora qué van a hacer para lograr la paz, porque detrás de sus adictos están nuestros muertos, está nuestro dolor y sufrimiento y también el de los inmigrantes, apuntó.
El autor de novelas como El reflejo de lo oscuro (1998) y El fondo de la noche (2012), así como del análisis político Estamos hasta la madre (2011) y el poemario Tríptico del Desierto (2009), entre otras obras, heredó su vocación literaria de su padre, quien fue poeta.
Fue él, dijo, quien le enseñó tres cosas «el amor por la poesía, el amor por Cristo y el evangelio, y el buen humor».
Confesó que dejó la poesía desde la muerte de su hijo, o sea, «escribir poemas, pero el poeta sigue, el escritor sigue, mis discursos están construidos desde mi corazón y desde mi visión poética».
Más de 50 mil, 60 mil hasta, hasta 70 mil es la cifra de fallecidos que se dice ha causado la violencia en México en los últimos seis años. «Uno de los grandes crímenes del Estado es que no tiene ni siquiera una contabilidad exacta de los muertos y eso es terrible».
Tenemos una plataforma para automóviles, sabemos dónde esta cada carro en este país; sin embargo, no tenemos una plataforma para los seres humanos y menos para las víctimas, por eso necesitamos recuperar esa memoria y hacer un recuento muy profundo de los muertos. Recuperar sus nombres, sus historias, insistió.
Mientras consideró que aun los criminales que han perdido la vida también son víctimas porque «ellos no nacieron como tal, significa que hay algo que no le estamos dando al ser humano como Estado, como sociedad, como nación para producir criminales».
Sicilia reiteró su llamado a un pacto nacional, a un gobierno de unidad nacional para trabajar por el país, porque de lo contrario augura «un desastre mayor y terrible» para el sexenio 2012-2018, opinó.