Vicente comenzó manifestando la emoción que le genera el reconocimiento a tantos años de esfuerzo, a lo que a modo de agradecimiento se comprometió a hacer empanadas para compartir entre los asistentes.
«Lo hago como una forma de agradecer todo el amor que recibí hace unos meses cuando tuve una operación quirúrgica del corazón, bastante complicada y necesitaba mucha sangre y muchísima gente compartió mi necesidad, entonces quería hacer algo de mí, y otra cosa no sé hacer aparte de empanadas», dijo Zito Lema.
Después comentó que el encuentro, dirigido por su amigo Oscar Mongiano, se compuso de lecturas realizadas por el propio Vicente, su otro gran amigo, Alfredo Grande, y por distintos actores y actrices.
Invitando a todo el mundo a participar previo al evento aclaró: «Estará toda la gente que quiera ir y si alguien quiere decir algo lo dirá, y si quieren vino y empandas las tomarán, y si quieren compartir un abrazo me abrazaré con todo aquel que quiera.»
Respecto de la presencia confirmada de la Escuela de Psicología Social que lleva su nombre, Vicente confesó que le produjo dos sensaciones, «por un lado el pudor, porque algo que tenga mi nombre es impensable que eso se haya dado, que alguna gente quiera honrarme, porque para mí es un honor que figure mi nombre en una Escuela de Psicología Social, por otra parte, tengo una especie de humor negro, me gusta reírme de mí, entonces si se me permite, esa sería la única escuela a la que yo nunca iría a estudiar. Me puedo reír un poco de mí, obviamente es una risa, y estoy feliz que vaya la gente a la escuela, estoy feliz que haya gente que crea en lo que he hecho y pensado. No puedo negar que desde muy joven lo conocí a Pichon-Rivière, a mediados de la década del 60, y me produjo un impacto importante que alguien haya convertido lo que es una cosa gigantesca, la búsqueda de entender el comportamiento humano, pero especialmente el comportamiento humano en vínculo con los otros humanos, con la sociedad, y que eso sea un aporte a nuestra cultura como argentinos, como latinoamericanos, y que yo haya tenido el privilegio de ser discípulo de él, de trabajar juntos. Pichon siempre ha trabajado con un amor profundísimo por la sociedad, y especialmente por la gente que más sufre en la sociedad. Eso es una marca fuerte en mi alma y es también una gratitud que haya gente que siga fundando escuelas de Psicología Social como lo han hecho ustedes».
Sobre la visita de Daniel Scioli a IMPA
Consultado sobre su opinión respecto de la ida de Daniel Scioli a la fábrica recuperada IMPA afirmó: «me lleva otra vez a la sensación que tuve con la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo, de la que soy fundador y de la que fui su primer rector. Yo sueño siempre que los espacios de la educación tienen una trascendencia que le dan vida en la medida en que superan lo cotidiano de la política y se convierten realmente en espacios transformadores apostando a la construcción de una sociedad donde, citando a Artigas, ‘naide es más que nadie’ cosa que por supuesto, con la vigencia del capitalismo, no sucede».
«Además yo creo que realmente la Universidad de Madres, como ahora la Universidad de los Trabajadores no tiene que tener vínculos directos con los Gobiernos de turno, tienen que estar abiertas en igualdad a los debates, a las diferencias fraternales y no quedar ligadas con una sola la mirada del mundo», agregó Zito Lema.
Vicente afirmó sentir tristeza porque no fue avisado del hecho, como tampoco lo fueron su hija y su mujer, quienes trabajan en esa institución de forma gratuita desde hace muchos años.
«Deben ser respetadas esas personas que participan en el espacio, pero no fueron consultadas, se enteraron como yo después de que ocurrió, es un maltrato en lo personal, que para mí muestra que hay en lo que se hizo una conciencia de que fue un acto del mal, porque cuando las cosas se esconden es porque uno no está seguro de lo que está haciendo», declaró Vicente.
Por otro lado, Vicente Zito Lema manifestó «que las asambleas de los trabajadores son para mí un espacio sagrado, donde si me invitan hablo, si me permiten discuto, pero también espacios donde cuando las asambleas deciden, yo acepto lo que se decide ahí. Especialmente porque en IMPA hay una orden de desalojo vigente».
Sobre esto último dijo que «sucede entonces que en IMPA como en otras fábricas recuperadas, o como en el hotel Bauen, lo único que puede salvar a los trabajadores, porque judicialmente ya se terminó, es lograr que en la legislatura de la CABA, o a nivel del Parlamento nacional, salgan las leyes que garanticen a nivel de ciudad capital o a nivel nacional la vida, la persistencia de esa gigantesca y hermosa aventura de que los obreros puedan ponerse al frente de su trabajo».
Finalmente dejó claro su opinión afirmando que «si los trabajadores de IMPA consideran que conversar con Scioli, que tener las promesas de su apoyo para que salga esa ley que permitiría la seguridad laboral, si ellos piensan que ese es el camino, y lo han decidido, libremente y en mayoría me parece que ellos tienen el total derecho a sus decisiones por más que políticamente y éticamente yo no las comparta».
En relación a esta última afirmación, desde Enredando las Mañanas señalamos que muchas veces las leyes no siempre terminan siendo útiles para los sectores populares, como por ejemplo las leyes de urbanización de las villas de la ciudad de Buenos Aires. Sobre esto último Vicente afirmó: «yo desconfío de todas las leyes, especialmente en el mundo capitalista la ley expresa el poder. No sólo desconfío, llevo más de cincuenta años como abogado defendiendo los derechos humanos y sé cómo en nombre de la ley han ocurrido todo tipo de violaciones. Pero también es cierto que nosotros creemos en las decisiones de las bases. Y si cuando toman una decisión, por ejemplo, si en esa histórica Villa 31 que yo amo tanto la gente decidiera en asamblea algo que yo no comparto, lo pelearía, lo discutiría, y aceptaría luego lo que se decida. Sin perjuicio de decir que no lo comparto. Pero insisto, yo acepto las decisiones de base, no las que se hacen por arriba, pero sí lo que la gente piensa. Me sostengo en eso, con todas las contradicciones que eso nos provoca, pero es una de las pocas cosas en las que creo, en las decisiones cuando la gente se reúne en asamblea. Ahí tengo a veces momentos de alegría y otros momentos de tristeza. Con lo que pasó en IMPA tengo tristeza, pero acepto lo que decidieron».
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