El conocido dicho popular bien puede aplicarse – y dar respuestas a muchos interrogantes – al gobierno argentino, a raíz de la crisis diplomática con la hermana República de Cuba. Pero también a la figura de la doctora Hilda Molina, por la cual varios de los miembros del equipo gobernante se lanzaron a una «quijotada» […]
El conocido dicho popular bien puede aplicarse – y  dar respuestas a muchos interrogantes – al gobierno argentino, a raíz de la  crisis diplomática con la hermana República de Cuba. Pero también a la figura de  la doctora Hilda Molina, por la cual varios de los miembros del equipo  gobernante se lanzaron a una «quijotada» tan grotesca como  peligrosa.
UN POCO DE HISTORIA (RECIENTE)
A pesar de querer mostrarse en diversos ámbitos como  parte de un virtual alineamiento regional «independiente» a los dictados del  Emperador George W., el gobierno «K» no ha refrendado esos devaneos con hechos  concretos.
Para comprobar esto, baste recordar sólo algunos  hechos, como el puntual pago de los «compromisos» de la deuda externa, a pesar  de los dichos del Presidente: «…no  pagaremos la deuda con el hambre de nuestro pueblo». Ese mismo pueblo fue el  que le respondió, contundentemente, esta última semana, con una masiva  movilización de trabajadores desocupados a Plaza de Mayo, exigiendo el cese de  esos mismos pagos, pero también la libertad de más de 30 presos políticos y el  desprocesamiento judicial de 4000 militantes populares, unos y otros  «castigados» por luchar contra el hambre y la entrega de nuestro patrimonio  nacional a la avidez del imperialismo.
   
O el envío al Parlamento, con mandato a su bloque  propio, de las leyes de compensación a los bancos, largamente exigidas por el  FMI y el propio gobierno yanqui. 
Lo que aún no tuvo ese contundente rechazo popular  -a pesar de la gravedad de algunos hechos- es la línea claudicante en política  internacional desplegada por este gobierno, que lo coloca muy lejos de una  pretendida «independencia» y un sesgo «latinoamericanista».  
No puede dejar de señalarse, en este sentido, las  innumerables presiones y chantajes que los funcionarios yanquis de todo rango  han descargado contra Argentina. Desde el propio embajador Lino Gutiérrez,  eterno «lobbista» en Buenos Aires, pasando por las visitas de Otto Reich y Roger  Noriega – ambos representantes del Departamento de Estado -; y por supuesto, las  varias entrevistas en otros territorios con el jefe de la política exterior de  EE.UU., el Sr. Colin Powell.
Pero tampoco debe olvidarse que ese reclamado sesgo  latinoamericanista ameritaría otras posiciones de parte del gobierno argentino,  rechazando esas presiones y ejercitando una política exterior que no sea una  continuación de la dictada por Bush, Powell y cía.
En particular, las buenas relaciones establecidas  entre Cuba y Argentina al asumir este gobierno, y luego de largos años de  «lamebotismo consecuente», parecían indicar que ese declamado rumbo iba a ser  tomado por el gobierno «K». Pero ante las primeras «apretadas de tuerca» por  parte del morocho ex general que regenteaba el Departamento de Estado, la  Cancillería argentina y su representante, el Sr. Rafael Bielsa, se «fueron al  mazo» con cartas en la mano como para cantar «real envido…»  
Sólo así se entienden las posiciones y declaraciones  públicas del canciller argentino, sobre el tema de los supuestos «disidentes»  cubanos, que arrancaron hace ya varios meses con su ofrecimiento de «puertas  abiertas» en la embajada argentina en La Habana para los mercenarios a sueldo de  EE.UU.; y una agresiva campaña de alto contenido político (disfrazado de  «humanitario) en la que embarcó a nuestro país desde hace pocas semanas contra  el gobierno de la Revolución Cubana.
El Sr. Bielsa – que, vale recordarlo, no habla a  título personal, sino como Ministro de Relaciones Exteriores, como jefe de la  Cancillería, es decir, la herramienta de que dispone el Estado Argentino para su  política internacional – no ha dejado de subir escalones, hasta llegar esta  semana a apenas uno más abajo de la categoría de «lamebotas» ganada  legítimamente por sus antecesores en el gobierno: eligió nada menos que los  salones del propio Departamento de Estado, en Washington, luego de una  entrevista con su patrón, el Sr. Powell, para descargar una andanada de reclamos  al gobierno revolucionario cubano sobre supuestas «cuestiones humanitarias» y  exigencias inadmisibles a Fidel Castro sobre la política migratoria fijada por  las leyes cubanas. 
No es haciendo «saltar fusibles» como los  funcionarios de segundo rango de Cancillería o el propio embajador argentino en  La Habana, la manera de salir de este verdadero atolladero al que se llegó en  las relaciones con nuestros hermanos caribeños, sino emprendiendo una clara e  independiente política exterior, que deje de poner a nuestro país de rodillas  frente a los dictados imperiales. 
No es, tampoco, arrastrándose por las alfombras  norteamericanas, porque como dijera nuestro filósofo José Ingenieros,  «…si te resignas a ser  gusano pierdes el derecho de protestar cuando te pisan.»
Sr. Bielsa, «las malas compañías nunca fueron  buenas…» como dicen las viejas en  nuestro país.
Y sabiendo fehacientemente que el sujeto de sus  reclamos «humanitarios» no es sólo una «inocente abuelita» que llora por sus  nietitos, esta provocativa cruzada contra el gobierno cubano es – por lo menos –  injusta y peligrosa, y debe cesar YA.
No es creíble que los altos funcionarios  gubernamentales argentinos no sepan por quién están reclamando. Y menos, que lo  oculten deliberadamente…
De la furiosa campaña mediática que se emprendió en  estos días en nuestro país no es necesario hablar mucho, pues ya es ampliamente  conocida la «vocación por la verdad» de algunos personajes del periodismo  argentino y los medios para los que escriben y hablan. En estas verdaderas  «cloacas», las toneladas de tinta y minutos de aire gastados en el «caso Molina  llegan a cifras astronómicas.
EL «COLEGIO MÉDICO INDEPENDIENTE»
La doctora Molina, la nueva bandera que hoy agita  histéricamente toda la fauna de la derecha argentina, fue una de las fundadoras  del Colegio Médico Independiente de Cuba. 
«Independiente», es una forma de decir, porque no es  más que una de las tantas organizaciones pergeñadas desde Miami, y controladas y  financiadas por la Oficina de Intereses (SINA) de los EE.UU. en La Habana.  
Parte de la actividad de este «inocente» grupúsculo  contrarrevolucionario fue develada por Pedro Luis Véliz  Martínez y Ana Rosa  Jorna Calixto,  los agentes «Ernesto» y «Gabriela» de la  seguridad cubana, en los juicios que en el año 2003 se realizaron en la Isla  contra decenas de mercenarios, y volcados luego en testimonios para el libro «Disidentes», escrito por los  periodistas Luis Báez y Rosa Miriam Elizalde. Allí pueden corroborarse estos  datos brindados por los compañeros que penetraron estas organizaciones para  desbaratar sus siniestros planes.
A pesar de que las cifras entregadas por los  compañeros «Ernesto» y «Gabriela» a la SINA como parte del «trabajo en común»  hablaban de 800 miembros, esta organización contrarrevolucionaria nunca pasó de  los 20, en todo la Isla. Su presidencia la ocuparon sucesivamente, la  neurocirujana Hilda Molina, la doctora Iraida de León.  Luego Augusto Madrigal  (un médico sancionado por corrupción  que al salir de la cárcel contacta con los grupos contrarrevolucionarios, en  particular el Partido Liberal Democrático Cubano), y finalmente,  Pedro Luis Véliz Martínez (el agente «Ernesto»).
Madrigal delega su mandato  en Véliz al ser enviado a Chile por Timothy Brown, un agente de la CIA confeso,  con fachada de diplomático de la SINA. La misión era reunirse con  profesionales chilenos para que respaldaran a los médicos cubanos «disidentes»,  y exigieran «elecciones libres en Cuba» y «respeto a los derechos  humanos».  
Al asumir Véliz como presidente,  Manuel Alzugaray Pérez, del «Miami Medical Team Foundation», lo llama  telefónicamente desde Miami para proponerle el Proyecto  Despertando Sonrisas, un siniestro  plan, también apoyado por otra organización contrarrevolucionaria: la  «Fundación Elena Mederos».  Este  plan, emulando al famoso «Peter Pan» de los primeros años de la Revolución,  pretendía sacar a niños enfermos de la Isla para darles tratamiento quirúrgico  en el exterior. La marcha del plan (conseguir a los niños) era monitoreada desde  Miami y también por Pedro Martínez-Avial Martín, consejero de la embajada  española en esos momentos. La campaña era apoyada furiosamente por las  emisiones clandestinas de «Radio Martí», la radio gusana operada desde Miami y que emite  para toda Cuba. Imaginemos a una supuesta radio «Queen Elizabeth» emitiendo  desde las Islas Malvinas hacia territorio argentino, allá por el año  1982…
La tarea del «Colegio Médico Independiente» era  seguida muy de cerca, también, por Roger Noriega, desde el  Departamento de Estado yanqui, el que  en definitiva era quien aprobaba las partidas de dinero a enviar a Cuba para  alentar sus actividades contrarrevolucionarias. 
Todo esto, la «inocente abuelita» que los medios de  prensa pretenden vendernos, no lo debe ignorar… 
Tampoco quién es Wilfredo  Ventura, presidente de  World Health Care a quien la doctora  designó como su «vocero» ante el mundo, luego de haber sido alejada de sus  cargos en el CIREN, tras algunos manejos administrativos y financieros algo  «oscuros»; y dejar su banca de diputada en la Asamblea Nacional del Poder  Popular y su condición de militante del PCC.  
Como botón de muestra, vaya un párrafo de una carta  escrita por Ventura a un «amigo» (Tomado de: http://www.camagueyanos.com/wwwboard/messages/4499.html,  lo resaltado en «negrita» es mío) : 
«Y abundando más en el tema déjeme  decirle Mike un proyecto que  nosotros, preocupados por la salud del pueblo cubano le propusimos al gobierno de Cuba y  consistía en que nuestra organización humanitaria no lucrativa World Health Care (WHC), en español Salud Mundial, en  conjunción con la Cruz Roja Internacional, con sede en Ginebra, Suiza, se  comprometía con el gobierno cubano a suministrarle entre 300 y 500 toneladas de  medicinas, equipos y alimentos para niños y otras cosas relacionadas con la  salud cada 8 a 12 semanas, absolutamente GRATIS, con la única condición, que el cargamento tenía que ser  distribuído dentro del país, por organizaciones no gubernamentales de adentro de  Cuba como: católicos, disidentes, judíos, masones, protestantes, sindicatos de  obreros independientes como: el  Colegio Médico Independiente, Sindicatos Independientes tales como  el eléctrico, el de periodistas y otros.« 
Podría llamar a risa, pero en realidad es de un  «caradurismo» sin límites la preocupación de este personaje «por la salud del  pueblo cubano», cuando este pueblo ostenta uno los más altos índices del mundo  en la prevención y atención sanitaria de su población, en forma totalmente  gratuita. Es evidente el carácter de esa pretendida campaña y de quienes la  impulsan.
En definitiva, «dime con quién andas, y te diré quien eres…»
Pero si mis opiniones, las de un simple «ciudadano  de a pie» no son argumento suficiente para intentar desenmascarar todo este  circo mediático montado alrededor de la doctora Molina, a continuación se  reproducen las opiniones de dos prestigiosos intelectuales  argentinos.
Buenos Aires, Argentina, 26 de Diciembre de 2004
 
  
 Atilio Borón (sociólogo)
 «Hay que ‘desmolinizar’ la relación con Cuba»
Estamos en presencia de un incidente producto de un conjunto de circunstancias un poco difíciles de entender.
Primero, ¿por qué un tema como este, por importante que sea, asume hoy un carácter prioritario en la agenda de las relaciones cubano-argentinas?
La pregunta es pertinente porque si se atiende a los intereses nacionales en juego hay otros temas que son mucho más importantes para nuestro país y que, sin embargo, no suscitan tanta atención por parte de nuestras autoridades.
Por ejemplo: Cuba es un país que ha desarrollado niveles de excelencia en tecnologías asociadas con investigaciones básicas en cuestiones biológicas y en ciencias de la salud, que es un terreno donde los argentinos tenemos mucho que aprender. Existen además otras áreas de posible cooperación no convencionales que reportarían significativos beneficios para la Argentina.
Segundo: uno podría pensar que si para el gobierno argentino el interés humanitario es tan grande en la conformación de su agenda de política exterior, nuestra Cancillería tendría que ubicar en el mismo lugar prioritario la exigencia de la inmediata liberación de los cinco presos políticos cubanos detenidos en cárceles de los Estados Unidos a cuyos familiares -que no tienen menos derechos que la doctora Molina- se les impide visitarlos. O reclamar con igual energía por las atrocidades que están ocurriendo en la base militar que los Estados Unidos ocupan en Guantánamo.
 Tercero y último, a nadie se le escapa que el tema de la doctora Molina es un asunto que seguramente tiene implicaciones que por ahora no son conocidas y que, habida cuenta de ello, algunos funcionarios del Gobierno actuaron temerariamente al inmiscuirse con imprudencia en un tema que hace a la vida política interna de una nación hermana. Es por lo tanto imprescindible «desmolinizar» nuestra política hacia Cuba y avanzar resueltamente en los muchos campos de cooperación binacional que, seguramente, contribuirán a mejorar las condiciones de vida de ambos pueblos. 
 
Rodolfo Livingston (arquitecto)
 «Lo de Guantánamo sí es grave»
Creo que cada país tiene derecho a decidir quiénes pueden salir y quiénes pueden entrar a su territorio. Si uno conociera cada uno de los casos podría estar a favor o en contra, pero son miles, y existen situaciones, relacionadas con la inmigración, verdaderamente graves comparadas con «la pobre abuelita cubana» (que tiene la edad de Susana Giménez, dicho sea de paso).
Por ejemplo, la venta de mujeres al primer mundo, engañadas y convertidas en prostitutas, y el tráfico de niños. Estados Unidos prohíbe a todos los ciudadanos norteamericanos viajar a Cuba, y no otorga visa a los cubanos que quieran viajar a EE.UU.
Dentro de Cuba hay un campo de concentración, Guantánamo, donde los prisioneros ni siquiera tienen el estatus de tales. Allí cientos de personas están detenidas sin proceso e incluso hay niños. Estados Unidos condena a muerte a niños y a discapacitados, en su territorio, esto sí que es grave de verdad. ¿Se conocen estas cosas?
Existe la misma distancia entre la abuela y sus nietos que la que existe entre sus nietos y la abuela.
¿Por qué entonces los padres de los niños no aceptan una invitación tan maravillosa como viajar gratis en avión a Cuba, permitiendo a los chicos que naden en el mar y disfruten por unos días, además de su abuela, de un país sin riesgos de secuestros ni de violencia alguna y que, de paso, el doctor Quiñones se encuentre con sus amigos allí?
Realmente es un programa maravilloso para cualquier familia, todo pago por el gobierno cubano y ofrecido por el propio Presidente de la República. La excusa de que el doctor Quiñones podría ser encarcelado en cuanto aterrice, no se la cree nadie. Es más, creo que él se convertiría en uno de los tipos más protegidos en Cuba. Fidel no es afecto a los papelones internacionales, sino más bien lo contrario. ¡No va a invitar a alguien y meterlo preso!
¿A qué tanto escándalo entonces?


