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Reseña: "Cuba 2005", de Alfonso Sastre, Carlos Fernández Liria, Santiago Alba, Carlo Frabetti, John Brown y Belén Gopegui

Discutamos sobre la revolución cubana

Fuentes: Rebelión

A ustedes les toca la gran tarea de fijar las peripecias, contingencias, perfiles y triunfos de nuestra Revolución Alejo Carpentier Talleres del periódico Granma, 15 de enero de 1975 Resulta difícil hablar con sinceridad y argumentos de la revolución y del socialismo cubano sin ser acusado de cualquier cosa. Los autores de este libro lo […]



A ustedes les toca la gran tarea de fijar las peripecias,
contingencias, perfiles y triunfos de nuestra Revolución

Alejo Carpentier
Talleres del periódico Granma,
15 de enero de 1975


Resulta difícil hablar con sinceridad y argumentos de la revolución y del socialismo cubano sin ser acusado de cualquier cosa. Los autores de este libro lo saben. En la voluntad de pensar y escribir (términos que no siempre caminan juntos) sobre este hecho político trascendental del siglo XX -cuya evolución prosigue en la actualidad- se manifiesta el deseo de fijar sus puntos de vista, una mirada crítica. Lejos de la complacencia y la celebración, este compendio de ideas invita a un recorrido a través de las señas de identidad del socialismo en marcha. Alfonso Sastre, abriendo el fuego, declara que nos encontramos ante un libro insólito. Es cierto. El pensamiento dominante en Occidente, impulsado por la maquinaria ideológica de EE.UU. y sus aparatos de reproducción, ha llevado al comunismo, es decir, a la democracia, al rincón de la basura. La fuerza del capital, de la propiedad privada de los medios de producción y de la verdad única hace que este compendio sea necesario, imprescindible, para todos aquellos que alguna vez hayan pensado -por su cuenta y a fuerza de sentirse solos- que existe otra forma de acercarse a la realidad. Es más, que la realidad no es el espejo del confort y la necesaria competitividad sobre el que descansa el sistema de opresión mundial.

Casi sin querer, como si de un desliz se tratase, líneas arriba se ha afirmado que el comunismo -también en su peculiar versión cubana- es la democracia. Los autores del libro lo intuyen, lo explican, lo sienten. Los estados de neón -donde la injusticia regentea, donde la precariedad es norma, donde las desigualdades de género son palpables y los bajos salarios y los abusos del poder impiden el desarrollo de la condición humana- no son democracias. El comunismo, por tanto, en su aspiración a la igualdad, negando toda forma de explotación, es la verdadera y real democracia. Muchos -incluso los escasos socialdemócratras de buena fe- se sorprenderán con afirmaciones de esta naturaleza. La igualdad (en un sentido amplio del término) debe ser el cimiento de la sociedad democrática. El estado de derecho -una conquista burguesa frente a los poderes de la aristocracia, una forma compleja y sutil de regulación de la injusticia cotidiana- es sólo un capítulo, un paso (pequeño y, a veces, tramposo) hacia el socialismo. No es un fin, no es el destino final del tren de la historia. Es el arranque del viaje. Es la condición necesaria -hoy por hoy y teniendo en cuenta las circunstancias objetivas- para ahondar en la senda (perdida) del socialismo transformador. Los autores del libro lo saben, lo sienten, lo intuyen. En su diferentes maneras de expresión, desde un acalorado texto autobiográfico (Fernández Liria) hasta un sobria pieza (casi) brechtiana (Gopegui), pasando por las inteligentes entrevistas de Santiago Alba (y un texto de profundo recorrido histórico) o las reflexiones de Brown y Frabetti palpita el deseo de superación de la legitimidad que el estado de derecho ha concedido al capitalismo (o al revés). Es posible que Cuba no sea todavía una sociedad socialista, es posible que sus desajustes burocráticos y algunos errores cometidos desde 1959 sean graves, pero parece obvio que, teniendo enfrente a EEUU, es lo más parecido a una sociedad de iguales (con un recuerdo para Babeuf) que se puede encontrar al este (y al oeste) del edén del mercado.

No es fácil hablar del socialismo cubano. No es fácil, en ocasiones, reconocer la estela de la revolución en medio de la gigantesca maraña de mentiras difundidas por EEUU y sus empleados. Esta nota está escrita apoyándose en la obra de Fernando Ortiz, Contrapunteo cubano del tabaco y el azúcar. Quizá conocer la historia íntima de Cuba, con sus requiebros y vicisitudes, sirva para valorar los logros concretos de la revolución, su fuerza simbólica, la determinación de un pueblo sano y culto que se levanta cada día con la intención de perseverar en su ser, en su ser revolucionario. Este un libro valiente. Un libro azul, azul como una naranja, con el que se debe conversar.

«CUBA 2005».  Alfonso Sastre, Carlos Fernández Liria, Santiago Alba, Carlo Frabetti, John Brown, Belén Gopegui. Editorial Hiru http://www.hiru-ed.com . Hodarribia, 2005