La Paz, septiembre 28, 2004.- La muerte retornó hoy al Chapare boliviano, tras que efectivos del Ejército abatieran a tiros al campesino cocalero Juan Choque (37) y dejaron heridos a otros cultivadores que resisten la erradicación de sus plantaciones. «Ha sido acribillado con armas de guerra», denunció el diputado cocalero Evo Morales, que demandó en […]
La Paz, septiembre 28, 2004.- La muerte retornó hoy al Chapare boliviano, tras que efectivos del Ejército abatieran a tiros al campesino cocalero Juan Choque (37) y dejaron heridos a otros cultivadores que resisten la erradicación de sus plantaciones.
«Ha sido acribillado con armas de guerra», denunció el diputado cocalero Evo Morales, que demandó en La Paz el inmediato retiro de los efectivos militares que han intensificado las tareas de erradicación y destrucción de los cultivos de coca en las zonas tropicales del centro de Bolivia. La erradicación es una de las tareas fundamentales en la que está empeñada la administración del presidente Carlos Mesa y es el eje de su política antidrogas, que es respaldada e impulsada a fondo por la Embajada y el gobierno de los Estados Unidos.
«Este es el primer muerto del gobierno del presidente Mesa en el Chapare», dijo el parlamentario. Desde el Chapare, las autoridades militares de la región confirmaron el fallecimiento del campesino y señalaron que también habían sido heridos por lo menos dos efectivos de la militarizada Fuerza de Tareas Conjuntas.
Según los militares, unos 300 cocaleros habrían intentado tomar por la fuerza el campamento desde el que operaban las tropas, que habían sido desplegadas para destruir las plantaciones. Este extremo fue desementido, sin embargo, por los dirigentes cocaleros, que acusaron a los militares de abrir fuego «indiscriminadamente» y actuar con extrema violencia.
Los enfrentamientos en el Chapare se habían intensificado en la última semana y ya se habían producido cuatro choques entre las tropas militarizadas y los campesinos cocaleros con un saldo de más de una veintena de heridos, varios detenidos, la destrucción parcial de cultivos y fuertes golpizas y abusos violatorios de los derechos humanos.
En todo el Chapare cochabambino se han masificado las «vigilias cocaleras» en torno a los campamentos de las tropas erradicadoras. Con estas concentraciones, los campesinos productores de coca intentan evitar que las tropas salgan de sus cuarteles y allí se producen los choques y enfrentamientos. En algunos casos, la masiva presencia de campesinos impide que las tropas militarizadas cumplan con su objetivo de eliminar plantaciones. En otros casos, las tropas ejecutan su misión, dejando tras sí el llanto y dolor de las familias cocaleras.
Los reportes de la zona dan cuenta que nuevos enfrentamientos se pueden producir en cualquier momento.