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Diversidad sexual, perseguida y silenciada

Fuentes: Periodismo Social

Por primera vez, un documental muestra testimonios de personas gays, lesbianas y trans (GLT), sobrevivientes al terrorismo de Estado en la última dictadura argentina. El proyecto se gestó en un lugar emblemático de la represión, Tucumán, gracias a la iniciativa del Observatorio LGBT de esa provincia. El documento testimonial refleja la homo-lesbo-transfobia de la época, […]

Por primera vez, un documental muestra testimonios de personas gays, lesbianas y trans (GLT), sobrevivientes al terrorismo de Estado en la última dictadura argentina. El proyecto se gestó en un lugar emblemático de la represión, Tucumán, gracias a la iniciativa del Observatorio LGBT de esa provincia. El documento testimonial refleja la homo-lesbo-transfobia de la época, y visibiliza a un colectivo oculto, incluso en el informe de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP).

«La nefasta teoría de los dos demonios no sólo despojó de su ideología a las víctimas, sino que además, les negó su sexualidad e identidad de género. El informe de la CONADEP, fue inmensamente funcional a las prácticas homo-lesbo-transfóbicas de los sectores reaccionarios. Torturas, asesinatos, desapariciones, violaciones, humillaciones contra gays, lesbianas, bisexuales y trans no son mencionadas en este informe», señala Gustavo Diaz Fernandez, especialista en derechos humanos para comunicadorxs sociales y presidente de Crisálida, organización que impulsa el proyecto.

Los relatos de 15 personas que fueron víctimas de la represión en la provincia del noroeste se agrupan bajo el título «Doble h», ya que las personas lesbianas, gays o trans tenían, durante la dictadura, un documento nacional de identidad distinto, con una clave diferente: una doble ‘h’. «Una marca -dice Diaz Fernandez a Periodismo Social– que los hacía blanco de persecución. Cuando las personas que testimoniaron para el documental comienzan a hablar de su DNI, se quiebran».

La situación de personas GLT era sumamente difícil, porque siendo perseguidos por los militares y por escuadrones de «moralidad», no encontraban solidaridad «ni siquiera en los grupos de izquierda o progresistas», confirma el especialista.

Una persona trans aporta con su testimonio un dato revelador: existía, a metros de la Casa Histórica de Tucumán, una wiskeria llamada Rapapiú, donde iban militares y personas ligadas a ellos, y compartían ese espacio de ocio con gays y trans. Incluso, hay relatos «de la presencia de gays reprimidos y de otros que tenían relaciones con hombres, dentro de los escuadrones de ‘moralidad'», dice Diaz Fernandez.

El objetivo del documental «es testimoniar el accionar conjunto del terrorismo de Estado, y de algunos sectores de la sociedad, contra los derechos de las personas LGBT», comenta Sabrina Konz, quien junto a Ricardo Díaz Vilela integran el equipo del Observatorio LGBT.

«La homo-lesbo-transfobia está vigente -afirma Gustavo Diaz Fernandez-, porque ahora nos estamos preparando para participar de la marcha del 24 de marzo, y hay agrupaciones políticas que se siguen preguntando qué hacemos nosotros en ese lugar».

Las personas que protagonizan este relato fílmico tienen más de 55 años. Muchas eligieron el exilio hacia el exterior u otras provincias, otras optaron por el exilio interior: callarse, silenciarse, esconderse. Algunas cambiaron inmediatamente su DNI al retornar la democracia, pero no hubo activismo hasta los ’90, momento en el que nace el Área Queer del NOA. De allí, nace Crisálida, una biblioteca popular de Género, Diversidad Afectivo Sexual y Derechos Humanos que preside Gustavo.

Años vacíos

En 2009, el Observatorio LGBT de Tucumán, realizó una encuesta entre hombres gays y mujeres trans para conocer su situación en relación a sus derechos sociales, económicos y culturales. Esa experiencia permitió ver a los organizadores que había baches en los relatos, que coincidían con los años de la dictadura.

«El shock emocional les impedía hablar de esa época, por eso decidimos darles voz, borrar el silencio y visibilizar a quienes se exiliaron, fueron perseguidxs y torturados», dice el presidente de Crisálida.

Un adelanto del documental se verá el 23 de marzo en Tucumán, en simultáneo en El Árbol de Galeano (Rivadavia 435), y en Rayuela (Chacabuco 540), a las 21, 30, con entrada libre y gratuita. También se proyectará la película «Adopción» de David Lipszyc, con la presencia de su productor Néstor Sánchez Sotelo.

Silencio

Gustavo Diaz Fernandez considera que en el informe de la CONADEP, las personas «aparecen asexuadas. Es un informe sin ideología».

En el mismo sentido, Gabriel Oviedo firma una nota aparecida en el diario Crítica, donde agrega que el Estado argentino «no ha otorgado aún ningún resarcimiento por el daño a desaparecidos homosexuales, o a sus familiares. Según datos de varias organizaciones de derechos humanos, se estima que unos 400 homosexuales fueron detenidos durante la dictadura: muchos de ellos torturados, violados, y hasta asesinados. Sin embargo no existen archivos que confirmen esos casos».

Y recuerda que Osvaldo Bazán en su libro «Historia de la homosexualidad en Argentina», relata que «durante los primeros meses de la dictadura algunos lugares todavía permitían homosexuales. Los boliches se encontraban en la periferia de la ciudad de Buenos Aires, y muchos de los que buscaban ‘acción’ lo hacían en los baños públicos de las estaciones de trenes. Las redadas contra los homosexuales se intensificaron, y muchos optaron por la clandestinidad o por emigrar».

Agrega Oviedo que varias publicaciones «recogen las palabras de un jefe de la División Moralidad de la Policía Federal -en vísperas de celebrarse en la Argentina el Mundial de Fútbol- que ordenaba ‘espantar a los homosexuales de las calles para que no perturben a la gente decente'».

Movimientos contra la discriminación

Desde Tucumán, los militantes LGBT reconocen en el Frente de Liberación Homosexual al primer grupo orgánico, que nació en los ’70 y se autodisolvió en 1976. Surgió como una copia de los movimientos estadounidenses de la época, traído por homosexuales que habían vivido allá. Originariamente fue un grupo muy pequeño, de intelectuales. Después vino una segunda etapa, cuando comenzó el auge del peronismo de izquierda, y ahí se sumaron muchos estudiantes, sobre todo de la Facultad de Filosofía y Letras, según se relata en «¿Los homosexuales luchan para ser iguales o diferentes?», de Daniel Ulanovsky Sack.

La cuestión homosexual en nuestro país se había manifestado públicamente en 1968, mediante la publicación de una revista llamada «Nuestro Mundo», y con el posterior surgimiento, en 1971, del Frente de Liberación Homosexual (FLH), que intentó plasmar las reivindicaciones homosexuales en la sociedad de los ´70.

Las/os principales referentes del FLH tuvieron que partir al exilio. Tal fue el caso de Néstor Perlongher (exiliado en Brasil) o Blas Matamoro y Héctor Anabitarte (exiliados en España).

Gabriel Oviedo recuerda que la breve historia del FLH, y la aparición de las Brigadas de Moralidad de la Policía Federal «que purgaban las calles de gays y travestis aplicando el represivo inciso 2º H -escándalo en la vía pública- de los nefastos edictos policiales, echaron por tierra la visibilidad que el colectivo había ganado. También el macabro Plan Cóndor pretendía ‘acabar’ con los homosexuales».

«Muchos de los antiguos militantes del Frente de Liberación Homosexual (FLH), que habían irrumpido en la esfera política en un conflictivo diálogo con la izquierda revolucionaria nativa, buscan un refugio en el extranjero, donde prosperan las nuevas teorías libertarias asociadas al Mayo francés y al movimiento californiano», dice un informe de SentidoG.com de 2008.

Fuente: http://www.periodismosocial.org.ar/notacompleta.cfm?id=4036