El reclamo docente se intensificó en las últimas semanas. La escena se repite, no por inercia sino por una arquitectura persistente de desposesión que atraviesa todos los gobiernos. No se trata solo de salarios insuficientes o condiciones laborales degradadas, lo que está en juego es el sentido mismo de la educación pública como espacio de transmisión, cuidado y construcción colectiva del conocimiento.
La lucha actual condensa una resistencia ética frente a una ofensiva multisectorial que se expresa en distintos planos: vaciamiento institucional, precarización del trabajo pedagógico, fragmentación territorial y avance de lógicas empresariales en la gestión educativa. A ello se suma la tecnología como dispositivo que refuerza la racionalidad corporativa, desplazando el saber situado por simulaciones de entusiasmo algorítmico.
En este contexto, la figura docente como trabajador del conocimiento se ve desplazada por narrativas de emprendedurismo, meritocracia digital y promesas de innovación que encubren la retirada del Estado. La llamada “pedagogía del entusiasmo”, promovida desde Zoe (producto estrella de la empresa Humanversum) se instala como síntoma de una nueva etapa de privatización educativa. A ello se suma el discurso de uno de sus creadores, Chris Meniw, presentado por el mercado educativo como “visionario en tecnología y educación”, en una operación que articula marketing, filantropía empresarial y legitimación política.
Mientras docentes marchan y se movilizan en todo el territorio argentino en busca de respuestas concretas frente a una realidad acuciante en todos los niveles educativos, lo que se convierte en noticia/espectáculo es el anuncio de las clases que impartirá Zoe, la profesora creada con inteligencia artificial, el 15 de agosto en la escuela San José de Villa Cañás, provincia de Santa Fe. El evento funciona como caso piloto de integración de la IA en la escuela pública, pero también como laboratorio de reconfiguración epistemológica.
Chris Meniw aparece como ícono de las nuevas filantropías empresariales, ampliamente difundidas por organismos internacionales y naturalizadas por dirigentes políticos, funcionarios gubernamentales, líderes educativos y sectores del periodismo que, de manera acrítica, celebran el desembarco tecnológico en las aulas. Así, los espacios educativos se transforman en campos de experimentación para el capitalismo digital, en función de una estrategia de desposesión del conocimiento y producción de nuevos sujetos performativos. Una reingeniería social sobre claves epistemológicas operacionales.
Chris Meniw y el dispositivo Zoe: entusiasmo, amenaza y borramiento pedagógico
Las declaraciones de Chris Meniw en medios masivos no dejan lugar a dudas sobre el horizonte que promueve el dispositivo Zoe. En una entrevista reciente, afirmó: “Si sabés capacitarte en habilidades y no en conocimiento, vas a aumentar tu capacidad mental” (Página 12, 7 de agosto 2025). La frase condensa una lógica empresarial que convierte el saber en insumo funcional, desplazando el conocimiento como proceso crítico, situado, colectivo e indispensable para el desarrollo intelectual de lxs estudiantes. La noción de “habilidades” se impone como valor de mercado, mientras el conocimiento, como construcción histórica, política y pedagógica, es deslegitimado.
Más grave aún es su afirmación: “Si los docentes siguen enseñando como están enseñando, lo más probable es que pierdan el trabajo, pero no porque la IA los reemplace, sino porque lo que están ofreciendo sea algo totalmente obsoleto”. (“La inmensa minoría” Radio Con Vos 89.9 – 4/8/2025). Esta sentencia no solo amenaza el trabajo docente: desconoce deliberadamente que los contenidos que se enseñan en las escuelas no son definidos por los docentes, sino que están en los diseños curriculares elaborados por los ministerios de educación provinciales y de la Ciudad de Buenos Aires.
Meniw desplaza la responsabilidad institucional hacia los cuerpos docentes, construyéndolos como obstáculos hacia un futuro “promisorio” de un presente ahistórico refundado por las empresas tecnológicas, cuando en la realidad son quienes ponen el cuerpo para el sostenimiento de la educación pública pauperizada por los poderes de turno.
En este marco, Zoe no es solo una herramienta, es una figura performativa que encarna la pedagogía del entusiasmo como forma de disciplinamiento. Su presencia en escuelas, su capacidad de interacción las 24 horas y los siete días de la semana, su estética emocional y su retórica de acompañamiento configuran un dispositivo que simula afecto mientras reorganiza el vínculo pedagógico bajo lógicas algorítmicas.
La transeducación no es solo una mutación técnica, sino la reorganización del campo simbólico, donde el docente comienza a ser desplazado por dispositivos que simulan afecto, presencia y saber.
Meniw, en tanto vocero, encarna esta reorganización; humaniza la deshumanización, estetiza el ajuste y convierte la amenaza en espectáculo. Su discurso no es ingenuo, es parte de una estrategia de legitimación empresarial que se articula con las recomendaciones de los organismos internacionales, certificadoras privadas y políticas públicas que habilitan la entrada de estos dispositivos sin debate ni regulación.
Humanversum LLC, una fiduciaria en Delaware
La empresa que promueve a Zoe como “la primera profesora creada con inteligencia artificial de América Latina” no está registrada como una compañía educativa en sentido convencional. Humanversum LLC aparece en el registro público de Delaware como una compañía fiduciaria, una figura legal utilizada habitualmente para la gestión de activos, fideicomisos o transacciones financieras complejas. Esta estructura no es la habitual para una empresa que afirma dedicarse a la innovación pedagógica, la formación docente y la transformación emocional del aprendizaje.

La elección de Delaware en los Estados Unidos reconocido como paraíso fiscal corporativo no parece casual, con regulaciones que permiten opacidad financiera, beneficios tributarios y escasa exigencia de transparencia. En este marco, Humanversum se presenta como plataforma educativa, pero su naturaleza jurídica sugiere que su propósito principal podría estar más vinculado a la gestión de capitales y activos simbólicos que al desarrollo pedagógico.
En el artículo de Techla Media, se confirma que Humanversum mantiene una alianza estratégica con el Grupo Doctrina Qualitas, entidad que certifica sus programas y le otorga el “Sello de Calidad Educativa de Excelencia EQS”. Además, sus cursos son avalados por Sabal University, una universidad estadounidense del mismo grupo empresarial. Esta red de certificación privada, con alcance en Latinoamérica, EE.UU. y Europa, refuerza la hipótesis de que estamos ante una arquitectura transnacional de legitimación, donde las certificaciones “avalan” que el saber y la formación académica se conviertan en valor agregado corporativo. ¡El proceso de desposesión continúa su marcha!
La retórica de Humanversum, centrada en el entusiasmo, la personalización, el metaverso y las habilidades blandas, contrasta con su inscripción como compañía fiduciaria.
La escena educativa argentina y latinoamericana se encuentra atravesada por una ofensiva empresarial que, bajo el ropaje de la innovación, instala dispositivos de control, certificación y desposesión simbólica.
Humanversum no escapa a esta lógica. Su estructura offshore, su alianza con certificadoras privadas y su promoción de Zoe como figura de desarrollo de aprendizajes configuran un dispositivo que simula pedagogía mientras organiza la fuga del sentido educativo.
La educación, en este modelo, se convierte en interfaz: un espacio donde el saber se gamifica, se estetiza y se certifica; pero ya no se transmite ni se disputa.
Zoe en Villa Cañás, entre marketing y prompts
El próximo 15 de agosto, en el Colegio San José de Villa Cañás, se llevará a cabo la primera clase piloto de Zoe, la profesora algorítmica creada por Humanversum. El curso, dirigido a estudiantes de nivel secundario, abordará contenidos sobre marketing y prompts* para interactuar con sistemas de IA. Se trata de saberes funcionales al mercado, orientados a la instrucción por lo tanto no hay formación crítica ni desarrollo intelectual, hay entrenamiento para la performatividad económica.
Esta escena pedagógica no busca formar ciudadanos reflexivos, sino emprendedores, capaces de capitalizar su entusiasmo y convertirlo en activo. Humanversum no promueve una educación ni una formación integral, promueve una economía de subjetividades, donde cada estudiante es un portador de valor, un nodo de monetización.
El marco conceptual y operativo de Humanversum, inscripta como empresa en Delaware, permite leer esta escena como parte de un ensayo de reorganización del vínculo pedagógico.
La directora del colegio, Gabriela Farina, explicó que los docentes podrán monitorear el progreso en tiempo real, pero sin interferir en la interacción entre Zoe y los estudiantes. El docente queda así desplazado del circuito de enseñanza-aprendizaje, reducido a un rol técnico de supervisión. No hay transmisión, interpretación ni acompañamiento.
Aunque Chris Meniw insista en que Zoe “no viene a reemplazar a los docentes”, lo que se ensayará el 15 de agosto es una pedagogía sin cuerpo, donde el saber se presenta como servicio al capital. La clase es una experimentación de la imposición del futuro diseñado por el capitalismo digital, bajo la forma de educación financiera, emocionalmente optimizada y empresarialmente administrada.
En este contexto, la clase de marketing que “dará” Zoe es un ejemplo de la propia estrategia que la compañía está usando. Están enseñando marketing mientras hacen marketing. Es un bucle de autopromoción en esta transferencia hacia la transeducación empresarial. Por eso alguna vez nos preguntamos: ¿La educación necesita de la Inteligencia Artificial o a la inversa?
* Instrucciones que guían al programa de inteligencia artificial para crear contenidos.
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