Persiste una brecha entre hombres y mujeres en estas carreras profesionales en oportunidades y salario.
Un cambio en la estructura educativa para fomentar el desarrollo de las niñas en materia de ciencia, tecnología, ingenierías y matemáticas, propuso el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), luego de realizar un estudio que permite ver cosas contrastantes: mayor habilidad de las mujeres, pero nadie lo fomenta ni hay políticas educativas favorables.
Persiste una brecha entre hombres y mujeres en estas carreras profesionales en oportunidades y salario. Aunque en 2021 aumentó en 42 por ciento las mujeres estudiando ciencias, son todavía una minoría, y solo tres de cada 10 que eligieron profesiones relacionadas con ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, o STEM por sus siglas en inglés, son mujeres.
Todo empieza en la infancia y crece hasta que participan en el mercado laboral.
Así lo revela un estudio de IMCO, un centro de investigación apartidista y sin fines de lucro dedicado a enriquecer con evidencia la toma de decisiones públicas para avanzar hacia un México justo e incluyente, cree que es urgente avanzar en la igualdad.
Estudio
Las carreras STEM se asocian con habilidades que son cada vez más importantes y valiosas, como solución de problemas complejos, pensamiento analítico y crítico, y capacidad de aprendizaje.
Además, quienes egresan de carreras STEM reciben mejores salarios que en otras áreas profesionales (666 dólares promedio al mes en comparación con 619 dólares para el resto de las áreas) y la brecha de ingresos entre hombres y mujeres es menor, según los promedios nacionales, por cada 100 pesos (cinco dólares) que gana un hombre en STEM, una mujer gana 82 (4,1 dólares), a diferencia de 78 (3,9 dólares) que ganan en otras áreas.
Por ello, el IMCO analizó cuántas mujeres estudian este tipo de carreras, en cuáles se concentran, dónde se ubican, cuánto ganan y cómo se comparan con los hombres a partir de datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, (INEGI) y la Secretaría de Educación Pública (SEP).
A partir de este análisis, encontraron que las brechas de género empiezan en la infancia y aumentan con el tiempo:
Las niñas de primaria han presentado mejores resultados en las pruebas del Plan Nacional para la Evaluación de los Aprendizajes (PLANEA) de matemáticas que los niños, situación que se revierte en secundaria y se amplía al finalizar el bachillerato.
Solo seis por ciento de 10.000 alumnas de bachillerato de la Zona Metropolitana del Valle de México encuestadas por Movimiento STEM dijo estar interesada en estudiar una carrera de estas áreas de estudios.
En 2021, solo 13.5 por ciento de las mujeres profesionistas eran egresadas de carreras STEM.
Las brechas de género en el mercado laboral de STEM
Al llegar al mercado laboral, las mujeres que estudiaron carreras STEM tienden a ganar más y enfrentan una brecha salarial menor: 18 por ciento en contraste con 22 por ciento para profesionistas de otras áreas.
En parte, la brecha salarial en STEM se explica por el tipo de trabajos que elige cada sexo. Las mujeres tienen mayor probabilidad de ser oficinistas o dar clases, mientras que los hombres tienden a ocupar puestos en plantas industriales.
Al igual que el resto de las mexicanas, las científicas enfrentan el mismo tipo de barreras para entrar, permanecer y crecer en el mercado laboral.
Un síntoma de ello es una diferencia de 14 puntos porcentuales en las tasas de participación económica de profesionistas STEM sin hijos (78 por ciento) y con hijos (64 por ciento).
Para incrementar la participación de mujeres en estos sectores, es necesario intervenir desde los primeros años de escuela para que más de ellas tengan el deseo y las capacidades para optar por carreras STEM.
El IMCO propone:
Añadir enfoque de género en los contenidos de ciencia y tecnología en los programas de educación básica. Por ejemplo, hacer énfasis en la historia de científicas destacadas o pláticas con mujeres que trabajan en dichos sectores.
Implementar programas de orientación vocacional desde secundaria para que estudiantes tomen decisiones sobre su educación superior más informadas y basadas en datos. En ellos se pueden incluir mentorías y actividades que rompan con los estereotipos.
Desarrollar las capacidades de los gobiernos estatales y federal, instituciones de educación superior y centros de trabajo para recabar datos sobre STEM con perspectiva de género que sirvan para diseñar acciones más precisas.