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Milagro Sala, presa política

Dos años presa por enfrentar al poder

Fuentes: Nuestras Voces

El 16 de enero de 2016 detuvieron arbitrariamente a Milagro Sala. Hoy se cumplen dos años y sigue presa sin sentencia firme en ninguna de las causas por las que está acusada. Desde hace algunas semanas cumple prisión domiciliaria por pedido de la CIDH y la Corte Suprema y, a diferencia del genocida Etchecolatz -que […]

El 16 de enero de 2016 detuvieron arbitrariamente a Milagro Sala. Hoy se cumplen dos años y sigue presa sin sentencia firme en ninguna de las causas por las que está acusada. Desde hace algunas semanas cumple prisión domiciliaria por pedido de la CIDH y la Corte Suprema y, a diferencia del genocida Etchecolatz -que hace días fue trasladado a su propia casa y es custodiado sólo por su esposa-, tiene tobillera electrónica, control de visitas y cámaras que la vigilan. Ayer, la líder de la Tupac Amaru publicó una carta en la que afirma: «Conmigo solo empezaron una persecución feroz a todo el que piensa diferente».

El 16 de enero de 2016 apenas la detuvieron por «instigación a cometer delitos y tumultos», tras un acampe en la Plaza Belgrano del Centro de San Salvador de Jujuy, varias fueron las especulaciones sobre cuánto tiempo quedaría detenida. Los más optimistas decían que era cuestión de horas, que no podía estar mucho tiempo detenida bajo esa figura legal. Los más pesimistas auguraban un mes o dos: entendían que la foto de Milagro Sala presa, apenas a un mes de asumido el nuevo gobierno de Cambiemos, era lo que necesitaban. Otros se animaban a decir que algunas semanas, pero que el escándalo internacional sería tal que tanto Gerardo Morales como Mauricio Macri deberían frenar el asunto. Pero nadie, absolutamente nadie, se imaginó que dos años después, Milagro Sala seguiría presa.

Hace algunas semanas y por orden de la Corte Suprema de Justicia y la Corte Interamericana de Derechos Humanos, la dirigente de una de las organizaciones sociales más grandes del país cumple una prisión domiciliaria. Pero lejos de cumplir con beneficios como los que tienen los genocidas (el caso de Etchecolatz es el más emblemático, porque es custodiado únicamente por su esposa y ni siquiera tiene una tobillera electrónica), Milagro no sólo que no cumple la prisión en su propia casa-la casa en la que está ahora no es su domicilio legal-sino que tiene tobillera electrónica, control de visitas-pueden entrar en horarios restringidos algunas veces por semana y de a cuatro personas-no pueden ingresar vehículos, tiene cámaras a sus alrededores y un despliegue de gendarmería desmedido. «Un pequeño Guantánamo jujeño», caracterizan desde su entorno.

Lo cierto es que a dos años de la privación de la libertad, Milagro Ángela Amalia Sala cumple prisión preventiva y esto hay que resaltarlo, subrayarlo y volver nuevamente estamparlo con luces de neón. En ninguna de las causas por las que se la culpa tiene sentencia firme.

Hoy está presa por tres causas:

Tentativa de homicidio. Se trata de un episodio ocurrido en 2006, en un tiroteo de una interna de trabajadores del municipio, con gente que ni siquiera pertenecía a la Tupac Amaru. Por esa tentativa había dos hombres detenidos. Diez años después, en una de las tantas declaraciones que se les toman, uno de ellos nombra a Milagro Sala como autora. Los dos culpables quedan absueltos. Milagro detenida sin ninguna prueba.

Lesiones graves. En el año 2006 un grupo le propina una golpiza a un militante, Luca Arias, quien fallece seis meses después producto de una leucemia. La causa estaba prescripta hacía nueve años. Pero el Juez la volvió a abrir luego de que testigos aseguraran de que los que le propinaron la golpiza eran de la Tupac Amaru.

Fraude a la administración pública, extorsión y asociación ilícita. La Justicia investiga la desaparición de unos 60 millones de pesos -sólo en 2015- que presuntamente nunca llegaron a un programa de mejoras habitacionales.

Otras dos causas emblemáticas, la de las «bombachas» y la de los «huevazos» también fueron claves en el proceso. Por la primera, Milagro fue absuelta, por la segunda, la condenaron a tres años de manera condicional pero está en manos de la Corte Suprema de Justicia. También existen otras decenas de causas que se van desestimando a medida que pasa el tiempo, porque no tienen ni pies ni cabeza.

Lo cierto es que unas semanas antes de que se cumplieran los dos años de la prisión preventiva, el Tribunal Superior de Justicia jujeño se la prorrogó por un año más. «El fundamento central de la prórroga es que la defensa presentó innumerables recursos y nulidades, pero esto carece de sentido porque todas las presentaciones se realizaron en el marco del legítimo derecho a la defensa, que es un derecho constitucional. Ese no es un argumento válido para prolongar una medida de excepción como es la prisión preventiva», explicaron desde la defensa.

Las causas y las decisiones más importantes están manos de dos jueces jujeños, que fueron quienes se animaron a ir en contra de la propia ONU. Se trata de los magistrados Gastón Mercau y Pablo Pullen Llermanos. El primero es el ex yerno de Clara Langhe de Falcone, la presidenta del Superior Tribunal de Justicia, a quien la Legislatura jujeña pidió su juicio político porque coordinó con el gobernador y el fiscal general la preparación de testigos para la visita de la CIDH. El segundo es un hombre que llegó de la mano del ex gobernador peronista Eduardo Fellner, que muchos describen como el «Bonadio de Milagro Sala» y que, algunos se animan a afirmar que hasta le trae dolores de cabeza al propio Morales.

Dos años difíciles

En una carta que publicó ayer con motivo de cumplirse dos años de su prisión, Milagro sostuvo que «en lo personal fueron dos años muy difíciles. Pero sobre todo de mucha impotencia».

Milagro estuvo la mayor parte del tiempo en el Penal del Alto Comedero, una cárcel de máxima seguridad en donde los días parecían años. Allí pasó por todos los estados de ánimo y atravesó los lugares más oscuros. En estos dos años Milagro adelgazó más de veinte kilos, lloró interminables veces, se autoflageló, escribió un diario íntimo, y le escribió regularmente cartas de amor a su marido. Recibió visitas de su familia, de sus compañeros, de diputados, senadores, referentes sociales, barriales y religiosos. Figuras del espectáculo y la cultura, figuras internacionales de Derechos Humanos. Por Milagro se creó un Comité por la Libertad que organizó festivales, marchas, conferencias, debates, pintadas. Por Milagro pidieron presidentes y ex presidentes y el movimiento de mujeres realizó una histórica marcha en las calles jujeñas para pedir por su libertad, porque el lema «si tocan a una nos tocan a todas» fue en serio.

Milagro no tuvo una vida fácil. Criada por una familia adoptiva, quiso buscar su verdadera identidad y allí se perdió en la calle, en una Argentina arrasada por el hambre y el neoliberalismo, en donde los negros como ella eran los que peor la pasaron. Pero un día entendió que la política, que la lucha, que la militancia, el trabajo, la salud, la educación, eran la única manera de sacar a los pibes como ella de los lugares más oscuros. Y eso es lo que el poder no le perdona. Eso es lo que el bipartidismo histórico de Jujuy no le perdona. Los radicales y peronistas, históricos dueños de la provincia, aún no le perdonan que ella logró sacar a miles de hombres y mujeres de la pobreza y les dio casa, les dio trabajo, les dio educación, y les dio todas las cosas que durante décadas ninguno les pudo dar. Eso también es lo que no le perdonan los verdaderos dueños de Jujuy, los propietarios de tierras e ingenios, acusados de los delitos más aberrantes de lesa humanidad. Fue Milagro la que llevó las banderas de Memoria, Verdad y Justicia e impulsó los juicios a los Blaquier.

Ella tiene esto muy claro y así lo expresó en su carta. «La única realidad es que conmigo solo empezaron una persecución feroz a todo el que piensa diferente. A medida que pasan los días vamos perdiendo la cuenta de la cantidad de presos políticos, que ya suman más de 20. Presos por querer un mundo mejor, por defender los derechos de los que menos tienen, por enfrentar las políticas de hambre y exclusión que impulsa el gobierno de gerentes de Cambiemos».

Hoy, en las marchas y actividades que habrá por los dos años de su prisión, sonará una canción que se convirtió en el himno de quienes quieren ver a Milagro libre. Pero esta vez sonará más fuerte que nunca, porque en Argentina, después de treinta años de democracia, vuelven a haber presos políticos: «Olé Olé, Olé Olá, para Milagro, la libertad, para Morales el repudio popular».

Tali Goldman (@taligoldman). Periodista y politóloga. Escribe para Nuestras Voces y también es colaboradora en la Revista Anfibia, Crisis y Tiempo Argentino. Trabajó en la investigación para el libro El Nieto y fue columnista en la radio de las Madres. Dicta clases de periodismo en la UMET.

Fuente: http://www.nuestrasvoces.com.ar/entendiendo-las-noticias/dos-anos-presa-enfrentar-al-poder/