En una Plaza de la República «semivacía, para decirlo de manera cortés» (registra el cronista Arturo Cano en La Jornada), «militantes corporativizados» que gritaban consignas que los identificaban con sus jefes políticos (en delegaciones capitalinas, diputaciones y senadurías), mantas hechas por casas comerciales y la seguridad del acto a cargo de una empresa privada, la […]
En una Plaza de la República «semivacía, para decirlo de manera cortés» (registra el cronista Arturo Cano en La Jornada), «militantes corporativizados» que gritaban consignas que los identificaban con sus jefes políticos (en delegaciones capitalinas, diputaciones y senadurías), mantas hechas por casas comerciales y la seguridad del acto a cargo de una empresa privada, la cúpula del Partido de la Revolución Democrática se unió en torno a la figura y la iniciativa de ley energética presentada por Cuauhtémoc Cárdenas, en el Monumento a la Revolución y en el Senado.
Lo propio hizo un día antes la elite del Revolucionario Institucional, en Insurgentes y Héroes Ferrocarrileros, para «cerrar filas» en torno a la reforma energética de Enrique Peña y pedir que «la Constitución no puede ser objeto de veneración jurídica (sic), sino instrumento eficaz al servicio de los mexicanos».
Si tan sólo respetaran la ley de leyes todos los gobernantes y los capos de los poderes fácticos, este país sería otro para bien.
Fueron dos exhibiciones de debilidad de los partidos amarrillo y tricolor, porque eso de emitir un pronunciamiento a mano alzada para «cerrar filas» y jurar que la Comisión Política Permanente, de la que forma parte el primer priísta del país, «apoya total y absolutamente» la iniciativa presidencial, muestra otra cosa, que en el Revolucionario existen opiniones que resisten al viraje programático en materia energética, impuesto por el jefe político sexenal, como lo evidenciaron las recientes presentaciones de secretarios de Estado para convencer a los diputados cenecistas.
Como no convencen pretenden disciplinar con el «apoyo absoluto», como no esgrimen razones, objetivos y estrategias petroleras y eléctricas, avasallan con la abrumadora propaganda del mismo actor de la Cruzada Nacional contra el Hambre, la que por cierto agravia al más común de los sentidos. Y aparece la primera encuesta favorable al proyecto oficial a cargo de la empresa que más destacó en hacer el ridículo con sus pronósticos más que triunfalistas a favor de Peña para julio de 2012, sin que Ulises Beltrán dé todavía explicación convincente.
Pero las tres iniciativas de ley están a la vista. La del perredismo gira alrededor de la propuesta de someter el tema a consulta popular vinculante sobre la vigencia de los artículos 27 y 28 constitucionales, en julio de 2015 en forma concurrente con las elecciones federales, para lo cual se precisa de la expedición de la ley reglamentaria de aquel derecho constitucional, reunir un millón 635 mil firmas de electores y la disposición de «discutir razones, pero no negociar principios» con los otros partidos.
Veremos, porque el poderoso Miguel Ángel Osorio insiste en la postura gubernamental de discutir las reformas de los dos artículos y la invitación a la dirigencia perredista, en la que predomina Nueva Izquierda, experta en negociaciones: «Podemos poner candados y reglamentaciones que den certidumbre a unos y otros», aseguró.
Y Jesús Zambrano persiste en la ruta de agotar discusiones y acuerdos en el Pacto por México, porque allí existen coincidencias, como contar con un nuevo régimen fiscal para Pemex.
Puestos, como dice Cárdenas, en «el escenario más desfavorable de que por mayoría el Congreso apruebe, con el voto en contra de los legisladores patriotas, las reformas propuestas», la dirigencia del partido del sol azteca tiene como estrategia moderna, recuérdese que ellos no acostumbran «los gritos» y «las movilizaciones»: convocarse «para echar para atrás las reformas si se diera la desgracia de que en este periodo legislativo fueran aprobadas», en julio de 2015″.
Fuente original: www.forumenlinea.com