El movimiento mundial contra las privatizaciones y la defensa del medio ambiente, con algunos hitos, como el de la Guerra del Agua del 2000 en Cochabamba, ha desafiado a los proyectos capitalistas y les opuso resistencia hasta que limitó considerablemte sus márgenes de acción. De esta manera, la privatización del agua se convirtió para ellos […]
El movimiento mundial contra las privatizaciones y la defensa del medio ambiente, con algunos hitos, como el de la Guerra del Agua del 2000 en Cochabamba, ha desafiado a los proyectos capitalistas y les opuso resistencia hasta que limitó considerablemte sus márgenes de acción. De esta manera, la privatización del agua se convirtió para ellos en un constante y peligroso camino que siempre generó oposición social, impidiéndoles imponer ajustes en el área de manera homogénea en todos los países, sobre todo aquellos pertenecientes a la línea de la pobreza.
Por ello, tanto las transnacionales como los países que se enriquecen con la explotación mundial han ido modificando sus formas de intervención, justamente para evitarse pérdidas cuantiosas frente al movimiento mundial que los denuncia y los resiste y que los hace desistir de juicios internacionales. Valga decir que este es el caso de Bechtel contra Bolivia 1. No es extraño entonces que los organismos financieros internacionales y de «cooperación» hayan bajado el nivel de exigencias que iban casados con cada préstamo y/o donación a los países o a otros actores que los solicitaban 2.
A éste método, que se choca con la mala reputación y rechazo a nivel mundial que construyeron estos organismos, sobre todo en los países pobres, se suma el de la intervención directa en la sociedad civil bajo las formas de organismos no gubernamentales (ong) y fundaciones que promueven programas afines a estos organismos en temas sensibles. Este es el caso de la Fundación Nueva Cultura del Agua, que bajo los principios de ecoeficiencia empresarial impulsa a nivel mundial la inclusión del sector privado en la gestión pública del agua. Esta propuesta ¿es una salida a los conflictos del agua fruto del remordimiento de las transnacionales y de los grandes capitalistas que las manejan? Indaguemos un poco en el caso de la nueva cultura del agua.
La Fundación Avina, la madre de la nueva cultura del agua
La Fundación Avina, que promueve la alianza entre sociedad civil, empresas privadas y sector público, fue creada por Stephan Schmidheiny, un multimillonario empresario suizo que busca conjuncionar filantropía con ecoeficiencia empresarial, para lo cual ha promovido la creación de una gran red de líderes socios, que son miembros de la comunidad previamente identificados por Avina como «líderes de la sociedad civil y del empresariado» para pasar a ser socios de la institución y apoyar sus «proyectos». Sus empresas en América Latina principalmente producen en relación al agua y a la explotación forestal.
…Esta fundación [Avina] maneja y gestiona fondos que surgen de la actividad empresarial de Schmidheiny, cuya tracción económica es el Grupo Nueva, que nuclea en América Latina empresas de dos rubros principales: forestales-Masisa Terranova-, y de tuberías para transporte de fluidos, AMANCO 3.
La gran red de Avina contempla entre sus «líderes socios» al español Pedro Arrojo, fundador de la Fundación Nueva Cultura del Agua, que ha logrado incluir su «propuesta» en varios países del mundo a través de seminarios, encuentros, como el de 2005 en Brasil, denominado «Encuentro por un Nueva Cultura del Agua en América Latina», o conferencias como la de Montevideo de 2007, bautizada como «El reto ético de la nueva cultura del agua», por citar algunos ejemplos, aunque otras formas en las que incluyen sus propuesta es a través de financiar eventos relacionados a la temática del agua por medio de redes nacionales ligadas a la nueva cultura del agua 4.
La propuesta de la nueva cultura del agua se encuentra en el marco del desarrollo sostenible, donde el tema de la privatización no es claro. Así por ejemplo, entre sus declaraciones sobre sus frentes de trabajo indican lo siguiente:
«Desarrollar redes y medios de comunicación y debate científico-técnico de carácter interdisciplinar en materia de gestión de aguas, con especial atención a dinamizar la relación entre los ámbitos universitarios, empresariales y de la Administración.»
Para esto, la nueva cultura del agua, desde la lógica aristotélica, parte de la necesidad de desarrollar la economía, entendida como la ciencia de administrar eficientemente los recursos, para conseguir el desarrollo sostenible, de ahí la necesidad de una empresa privada ecológica y responsable
Dicha propuesta, muy cercana a la del Banco Mundial (BM) en cuanto relacionar al sector público con el privado como único camino para mejorar las gestiones del saneamiento básico, se ve más clara en la perspectiva de la Fundación Avina que declara como su misión:
Contribuir al desarrollo sostenible de América Latina fomentando la construcción de vínculos de confianza y alianzas fructíferas entre líderes sociales y empresariales, y articulando agendas de acción consensuadas.
El BM no juega un rol imparcial dentro del sector de los servicios básicos (ni en ninguna de sus áreas de intervención), un caso concreto es el de Bolivia, en donde sus políticas de imposición a través de sus préstamos fueron las directas responsables del conflicto que se vivió en Cochabamba el año 2000. Por ello, el punto de coincidencia de participación del sector privado en la gestión del agua no debe verse como un incidente aislado, tampoco el hecho de que los eventos mundiales sobre el agua son financiados por la Coca Cola y/o indirectamente por el propio Banco Mundial 5. Ahora bien, ¿son éstas propuestas innovadoras?
Propuestas privatizadoras no tan nuevas
La tesis de que la empresa privada pueda promover el mejoramiento de los servicios, sobre todo relacionados al saneamiento básico, es vieja, por lo que sus consecuencias nefastas son verificables objetivamente 6. Lo que resulta «novedoso» es la propuesta empresa privada-sector público-sociedad civil, que en todo caso emula lo público-privado, que también ya ha demostrado representar otra forma de privatización, como lo denunciaron en Ecuador ya desde el año 2003, cuando la empresa pública de Quito se convertía en mixta (público-privada).
Es inobjetable que la empresa privada está erigida sobre la base de la búsqueda de lucro, ninguna empresa privada existe si no es por los márgenes de ganancia que busca siempre ampliar, es decir, rangos más altos de rentabilidad. La propuesta que se promueve desde la Fundación Avina, la Fundación Nueva Cultura del Agua y las instituciones ligadas, de negocios inclusivos y de responsabilidad empresarial, no son más que la cara amable de negocios, sobre todo en el caso de los bienes comunes, que afectan a muchas personas y por lo que ellos requieren «mejores relaciones» con las comunidades locales para llevarlos adelante.
En Bolivia, por ejemplo, en la línea descrita anteriormente, no es extraño que los socios líderes de Avina impulsen actividades con el Banco Mundial o USAID, quienes han promovido directamente la privatización de los servicios básicos. ¿Buscan sus propuestas solucionar el conflicto del agua, pese a que buscan lucrar con ella?
La «gestión comunitaria» de la empresa privada
Las luchas mundiales contra las privatizaciones, como señalamos anteriormente, han obligado a los voceros de la privatización a bajar el tono de sus propuestas. No es extraño entonces que ahora aquellos que promovían las privatizaciones tilden de demagogia el rechazo a la privatización, así como el argumento de la irrefutable perspectiva del lucro del sector privado, y que traten de seducir una y otra vez a la gente a sumarse a sus propuestas bajo el argumento de la eficiencia y la eficacia que el sector privado es capaz de cumplir 7. Incluso, no es en vano el hecho de que los nuevos privatizadores se declaren apolíticos, como en el caso de la nueva cultura del agua.
Lo que realmente asombra son todos los esfuerzos por parte de las transnacionales, los organismos financieros internacionales, sus ong y fundaciones, y sus funcionarios en todos los países, logrando desplegar grandes banderas en defensa de la ecología y de los recursos naturales a través de foros mundiales, de exposiciones del agua, de proyectos de educación, de apoyos para infraestructuras, de créditos y otras artimañas.
Así, podemos afirmar con Daniel Versseñazzi:
Las amenazas para nuestras aguas en el futuro, no son nuestros despilfarros y vicios; tampoco el caminar a través de la imposición cultural del derroche que a cada segundo promueve el consumismo o la lógica instalada; copia embriagada de fastuosidades ajenas… que, por otro lado, deberemos modificar y rápidamente. La amenaza mayor es el índice de crecimiento industrial que saludamos y festejamos; son los récords de cosechas sojeras, anunciadas con entusiasmo (causantes de la desaparición de millones de hectáreas de bosques, selvas y montes) son las escalas de producción industrial y agro industrial que se instalan.
Las resistencias y los retos
La resistencia global ha permitido que los instrumentos de las grandes potencias económicas se sientan obligados a cambiar sus políticas que buscan convertir todo en mercancía, políticas para imponer la lógica del capital como rectora de la vida. De esta manera, la resistencia también tiene que cambiar, profundizando sus victorias y manteniéndose alerta frente a las nuevas formas de privatización.
No existe una receta, o por lo menos no una aplicable exactamente de manera universal, lo que existe es un mismo enemigo, este es el capital, la cultura de la muerte y destrucción del mundo, de todos los mundos.
El reto de muchos países de la región sudamericana es el poder hacer de la gestión pública y comunitaria del agua un instrumento efectivo para superar definitivamente a la privatización.
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NOTAS
1. El año 2006 el movimiento mundial contra la privatización del agua consiguió que la transnacional Bechtel retire el proceso legal en contra de Bolivia, interpuesto en el CIADI por 25 millones de dólares, tras varios años de protestas callejeras, acciones de protesta, recolección de firmas para cartas de apoyo a Bolivia y boicots pacíficos.
2. No en vano sus esfuerzos por mostrar una cara más agradable en la región se dan incluso con mentiras. Al respecto se puede revisar el artículo El Banco Mundial es bueno: cuando el mundo está al revés
3. Ver: Verzeñassi, Sergio Daniel, Amanco, Avina y el Agua en América Latina. «Cuando la limosna es grande…»
4. En el caso boliviano existe una llamada red tejedores
5. Como fue el caso de la Expo Zaragoza
6. La empresa privada que ha gestionado sistemas de agua ha demostrado elevar las tarifas e invertir capitales mínimos, entre la ampulosa gama de trabajos al respecto se puede revisar de José Esteban Castro, La privatización de los servicios de agua y saneamiento en América Latina.
7. Entre los cientos de documentos y artículos de los defensores de la privatización citamos uno del Banco Mundial como ejemplo.