Un año después que la presidenta CFK enunciara su intención de llegar tranquila al 2015 no hay indicios de que este deseo pueda cumplirse. La transición, tanto en lo económico como en lo político, ha entrado en zona de turbulencias. Los ciclos tienen principio e inevitablemente fin. El económico ya dio todo lo que […]
Un año después que la presidenta CFK enunciara su intención de llegar tranquila al 2015 no hay indicios de que este deseo pueda cumplirse. La transición, tanto en lo económico como en lo político, ha entrado en zona de turbulencias.
Los ciclos tienen principio e inevitablemente fin. El económico ya dio todo lo que podía dar, mientras que el político ha ingresado en su tramo final, lo que no implica que el kirchnerismo no pueda mantenerse en el futuro como corriente política, dentro o fuera del PJ.
En este tercer período de la administración kirchnerista -2003/2007 y 2008/2011 los dos anteriores- han reaparecido los desequilibrios estructurales del capitalismo dependiente argentino -inflación sostenida, déficit fiscal primario, restricción externa, problemas de financiamiento- y el retorno de la deuda, cuestión que se decía resuelta, que explican la caída en la actividad económica y su impacto sobre el empleo, el deterioro del poder adquisitivo de los salarios e ingresos fijos y las renovadas presiones devaluatorias.
Todo indica que esta crisis, a diferencia de la del 2009 -rápida caída y rápida recuperación- se desenvuelve más lentamente pero será más duradera, la crisis mundial y la caída de los precios internacionales de nuestros productos exportables acentúan la baja de la actividad económica. La ofensiva imperialista, de la cual el juez Griesa y los fondos buitres son solo la avanzada, agrega incertidumbre y condiciona toda perspectiva.
Los gurúes de la city discuten si la caída del PBI sería del 1.5 o del 3%; para el FMI será del 1.7; por el contrario para el gobierno (según el proyecto de Presupuesto 2015) se crecerá un 0.5%. Si todo sigue igual el año próximo sería más complejo todavía, hay que hacer frente a pagos de deuda por unos 13.000 millones de dólares, a lo que hay que sumarle lo necesario para importaciones ineludibles.
Los resultados electorales del 2011 sepultaron toda posibilidad de re-reelección de CFK e hicieron aflorar alternativas políticas por derecha, mientras en el oficialismo florecen múltiples candidatos presidenciables sin que ninguno aparezca con un liderazgo claro
Son estas cuestiones que interrelacionan economía y política las que hegemonizan el debate cuando falta menos de un año para ese ensayo electoral general que son las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO), fijadas oficialmente para el 9 de agosto del año próximo.
Cambio de paradigma
El reconocimiento del fracaso de apoyarse en una fracción de capitales nacionales impulsada desde el Estado -al estilo de Corea del Sur de fines de los años ’50 y principios de los ’60 del siglo pasado- llevó al kirchnerismo a una variante de acción en su perspectiva neodesarrollista.
Pasó de un «Modelo de matriz diversificada con inclusión social» a un «Proyecto político que toma decisiones económicas». Esta variante no es menor, explica la ausencia de un programa definido y su reemplazo por una sucesión de medidas focalizadas, que surgen según las necesidades del momento.
Frente a la agudización de la restricción externa -falta de dólares para los servicios de la deuda y necesidades de importación- el gobierno se dispuso a volver al endeudamiento externo, lo que en su momento llamamos el «nuevo curso». Para eso pagó lo que nunca se iba a pagar y más de lo que correspondía según los registros oficiales: juicios en el CIADI; indemnización a REPSOL por la expropiación del 51% del paquete accionario de YPF; cuentas pendientes con el Club de París.
La ratificación del fallo Griesa por la corte suprema de EEUU en el caso de los houldouts puso un freno a este nuevo curso por regresar a los mercados de crédito internacional, con lo que se agudizaron las tendencias a la crisis. Argentina entró en una suerte de default «sui géneris», porque está, como siempre, dispuesta a «honrar» sus compromisos y efectúa los depósitos ante cada vencimiento, pero la justicia americana impide a los acreedores cobrarlos. Al mismo tiempo que el juez Griesa no puede embargar los fondos depositados y pagar a los buitres. Así el dinero está en un verdadero limbo. «Queremos pagar y no nos dejan» es la consigna oficial
Retomando la iniciati va
Con Marx sabemos que la economía es decisiva, pero solo en última instancia, por lo que la acción política aunque se referencie en el terreno de la economía y sus relaciones siempre mantiene cierto grado de autonomía. Es lo que parece se está verificando ahora en que l uego de un primer momento de incertidumbre frente al acoso de los fondos buitre el gobierno se ha colocado en el centro de la escena política, provocando el desconcierto de la oposición derechista.
A nivel mundial ha desplegado una intensa actividad de denuncia (Mercosur, Unasur, Celac, BRICS, G77+China, Asamblea y Consejo de Seguridad de Naciones Unidas) que ha logrado un fuerte apoyo internacional -aunque declarativo- y ha instalado la necesidad de cambios profundos en la actual arquitectura financiera internacional. Claro está que los cambios que proponen son regulatorios. De aplicarse solo perfeccionarían el régimen actual de endeudamiento y pagos, evitando que fondos especulativos pongan en riesgo todo el sistema, algo que indudablemente preocupa al FMI.
Reafirmó su política de relaciones internacionales, ya no solo en América latina, sino también con China y Rusia, en tanto mantiene sus posiciones en relación a Irán y al conflicto Palestino en medio oriente.
Logró que el Congreso sancionara la Ley de «Pago soberano local de la deuda externa» que propone el cambio voluntario de jurisdicción y del agente de pago, junto con un nuevo canje de bonos y la reapertura para los que no ingresaron en 2005 y 2010, su efectividad dependerá de la aceptación de los bonistas. Complementariamente la ley sanciona la formación de una Comisión Investigadora bicameral, pero esta investigación se llevará adelante sin suspender los pagos y sus conclusiones no interferirán en los pagos futuros.
En esa lógica el gobierno no ha acatado el fallo Griesa, ya que de cumplirlo abriría un nivel de deuda insostenible. Por lo tanto todo consiste en esperar a enero del 2015 cuando venza la cláusula RUFO, que obliga a tratar a todos los deudores por igual, y entonces sentarse a negociar, no solo con los buitres que han ganado el juicio sino con el total de los bonistas que no ingresaron a los canjes. Pero esto no es seguro ocurra y puede que el default se prolongue. Lo que reina entonces es la incertidumbre que repercute en el conjunto de la economía.
Así como en la devaluación de enero pasado el gobierno dispuso medidas compensatorias ahora, frente a la caída de la actividad, instrumentó diversas medidas anticíclicas para estimular el mercado interno, que amortiguan pero no contienen la caída. La contrapartida es que se incrementan el gasto público, por lo tanto mayor emisión monetaria que impacta sobre los precios.
El gobierno parece haber identificado la disputa intercapitalista por la apropiación del excedente económico -que se da a través del tipo de cambio y de los precios de productos y servicios- como una de las principales, no la única, fuentes de la inflación. Ha reflotado entonces la ley de Abastecimiento bajo la denominación de ley de Defensa del Consumidor. La clave es que otorga al Estado -a través de la Secretaría de Comercio- capacidad de intervención técnica en los procesos de formación de precios al interior de las cadenas productivas y de circulación. Conviene recordar que leyes similares hubo ya bajo los gobiernos radical en 1964 y peronista en 1974. Nnunca se aplicaron.
Esta retomada de la iniciativa se completa con la sanción del nuevo Código Civil, que tiene avances y también cuestionamientos en asuntos de familia pero que es regresivo en lo socio ambiental y las relaciones laborales, ya que a partir del criterio del libre acuerdo voluntario en los contratos de trabajo se pone por encima de la Ley de contratos de Trabajo (LCT).
Rearmando el discurso
Este es el marco en el cual el kirchnerismo ha comenzado a transitar el último tramo de su administración. Por ahora la estrategia a seguir parece cada día más alejada del discurso de cambios estructurales, de la profundización y del vamos por todo. El tiempo político para discutir reformas sustantivas (la nacionalización del comercio de granos, el control de la banca o una política tributaria progresiva entre otras) ya parece haber pasado, por el contrario el ritmo y las medidas los van imponiendo la realidad. Por lo tanto se trata de administrar con el menor costo político la complejidad actual y crear un discurso apto para un sujeto social justificador del giro económico-político, que al mismo tiempo permita sostener hasta el final el liderazgo de CFK. Pero justamente la fuerte centralidad de ese liderazgo, como antes lo fue el de NK, está en la base de las dificultades para constituir un equipo de recambio y definir un heredero fiel que garantice la sucesión.
Tiempo de elecciones
En los términos en que se va definiendo el escenario electoral 2015, y en el supuesto que de la ecuación en curso se despeje toda posibilidad de la centroderecha republicana (FA-UNEN), una vez más sería de la disputa entre fracciones del peronismo de donde emerjan la figura presidenciable y el próximo gobierno.
Puede se trate de un neo-kirchnerismo encarnado en la figura de Daniel Scioli y sostenido por el Frente para la Victoria (FpV) o de un pos-kirchnerismo del Frente Renovador (FR) encabezado por Sergio Masa. Se trata de dos expresiones de un mismo proceso que se definen en relación al otro en términos inversos: «Continuidad con Cambios» el primero vs. «Cambios con Continuidad» el segundo. Como es notorio no muestran grandes diferencias.
Claro está que la novedad del momento es el crecimiento de la derecha empresarial del PRO de Mauricio Macri, cuyo ascenso comprende la alianza con sectores del radicalismo. La UCR por su parte parece privilegiar las alianzas regionales que le permitirían ganar en unas 10 provincias y reconstruir el partido que la candidatura presidencial, más allá de apetencias personales de Julio Cobos o Sanz.
Para diversos analistas el kirchnerismo retiene un 25% de los votos. Después de doce años de ejercicio del poder político y de administrar los asuntos del Estado no es un piso desdeñable, es por otra parte la base para no abandonar la disputa política y dar batalla hasta último momento y desde allí proyectarse al futuro. Sin embargo es necesario tener en cuenta que la capacidad de arbitraje del gobierno respecto de las contradicciones y desequilibrios estructurales se ha achicado.
Nada está definido, pero si es claro que los intereses obreros y populares quedarán postergados en cualquier variante. Ninguna de estas fracciones políticas está en condiciones de superar los límites estructurales del capitalismo argentino, sea por sus compromisos con el poder económico concentrado, por sus limitaciones ideológicas o por ambas.
Antiimperialismo e izquierda
Las diversas intervenciones de la presidenta CFK permiten identificar a los buitres y la justicia americana como la avanzada de un sistema mucho más global que responde a los intereses imperialistas. La situación planteada abre la posibilidad para que la izquierda, sectores del kirchnerismo crítico y los grupos del peronismo combativo que aún subsisten desplieguen una amplia campaña antiimperialista, sin que esto implique apoyo o subordinación al gobierno.
Argentina tiene suficientes recursos y genera excedentes económicos de magnitud como para poder autofinanciarse. Un programa transformador requiere apoyarse en estas condiciones, afectar seriamente intereses capitalistas, suspender los pagos de la deuda e investigarla y poner freno efectivo a la fuga de capitales.
Con una política de alianzas que diera cuenta del espacio que se le abre, la izquierda -tanto la organizada en partidos como en los movimientos socio-político culturales- puede en las presidenciales del 2015 acrecentar su presencia política y tener peso propio a nivel nacional.
*integrante del colectivo EDI-Economistas de Izquierda.