I La esperanza instaurada en el proyecto de reformas que encabeza Andrés Manuel López Obrador, dio muestra de fuerza con un triunfo histórico en números y forma, la mayoría del electorado salió el pasado primero de julio para hacer realidad sus deseos de poner fin a un régimen basado en la corrupción, el cinismo y […]
La esperanza instaurada en el proyecto de reformas que encabeza Andrés Manuel López Obrador, dio muestra de fuerza con un triunfo histórico en números y forma, la mayoría del electorado salió el pasado primero de julio para hacer realidad sus deseos de poner fin a un régimen basado en la corrupción, el cinismo y la impunidad. La caída del PRI en todos los sentidos, es muestra del cansancio de un pueblo que retoma la ilusión de mejores condiciones de vida, La coyuntura es de suma relevancia, el voto mayoritario a favor de AMLO y de Morena fue respetado como no había sucedido en las elecciones anteriores, la voluntad popular en este sentido ha vencido, eso significa un avance, no hubo caída del sistema a nivel federal, pero el camino hacia una verdadera democracia aún es muy largo. La esperanza es motor de un nuevo periodo en la historia de México.
II
La profundidad de los cambios que se anuncian por AMLO y que se esperan por el pueblo, tendrán su base en el mismo pueblo; la movilización popular, el ejercicio de la crítica y el permanente interés en los actos de gobierno deberán acompañar el proceso iniciado, esperar que desde arriba suceda la transformación del país es un grave error, y la mejor muestra, es justamente la histórica elección pasada, pues fue hasta que el pueblo unido decidió votar por una nueva perspectiva que se logró la derrota del viejo régimen.
La toma de conciencia del pueblo sobre su papel en la historia es fundamental para conseguir llevar a cabo las necesarias reformas, los trabajadores, el campesinado, todos los sectores oprimidos tienen en sus manos su organización, pugnando por una perspectiva de clase, vigilando sus intereses y dejando de ser carne de cañón para el servicio de los intereses privados. El pueblo debe tomar conciencia de sí mismo, para consumar la transformación de nuestro país. Los límites de la democracia representativa han sido siempre el hecho de que después de la elección, el pueblo elector delega toda responsabilidad en los políticos, siendo el pueblo, el agente motor de la historia.
III
El triunfo de AMLO ha reabierto un debate que según muchos intelectuales acomodados al régimen había finalizado, el debate entre la izquierda y la derecha, con sus respectivas definiciones y propuestas ideológicas y políticas, irónicamente, son justamente los sectores de la ultraderecha los que han puesto de nueva cuenta el tema en la mesa, pues sus ataques a MORENA para desprestigiar se basan en una serie de reiterados enunciados que vinculan las peores condiciones de vida con proyectos de izquierda. Pero la realidad es que las peores condiciones de vida las han generado a lo largo de la histórica los gobiernos de ultraderecha, como lo fueran las dictaduras latinoamericanas, o, en el caso mexicano, la agudización de la pobreza y la explotación con la llegada del la fase neoliberal a nuestro capitalismo desde 1982 con los gobiernos del PRI y del PAN.
El retorno del debate entre izquierda y derecha abre una plataforma para la toma de posición de los intelectuales, obliga, en muchos sentidos, a dejar la acostumbrada simulación usada por un importante sector, en la que se presentan como críticos y terminan siendo los más feroces defensores del status quo . Las críticas durante la campaña a las propuestas de AMLO por parte de los orgánicos intelectuales del régimen se mostraron como vulgares quejidos de una vieja forma de actuar, ahora, con el triunfo de MORENA, unos buscan acomodarse y otros se hacen pasar por los más fieles amigos del pueblo. La realidad es que la polarización intelectual deja a cada uno en su verdadero lugar, mientras los acostumbrados a servir se mueven para ocupar un hueso. La batalla de ideas se ha abierto, quienes queremos un mejor México debemos hacer uso de la crítica para proponer y a su vez, dar lugar al anhelo esperanzado de nuestro pueblo que sueña con una sociedad justa, igualitaria y equitativa, como primer paso para OTRO MÉXICO.
IV
La resistencia del pueblo entra también a una nueva coyuntura, poner fin al neoliberalismo como propone el proyecto de ALMO, no significa poner fin al capitalismo, significa reformular a este sistema regresando en cierta forma a estado de bienestar, reorientando algunas de sus expresiones, parando de manera inmediata las principales afectaciones, como los aumentos a la gasolina, la venta descarada de la riqueza natural del país y su privatización, así como, un llamado saneamiento moral contra la corrupción, pero todo ello, si bien es en un sentido posible, encuentra sus límites en la misma lógica del capitalismo, que puede ser reformado, pero sus principios básicos de explotación, discriminación y exclusión seguirán latentes buscando las formas de resurgir constantemente.
La llama de esperanza que hoy alienta a millones de mexicanos, sólo podrá mantenerse encendida con la extensión de la conciencia social y la organización del pueblo para defender sus derechos, conquistas y anhelos. La voz del pueblo ha hablado, toca ahora, al pueblo hacer que esa voz sea escuchada de manera profunda y permanente.
Cristóbal León Campos es integrante del Colectivo Disyuntivas
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